¡Señor, no pudimos hacer mucho en la cirugía, tiene una semana y quedará ciego!

De pronto la lluvia ceso, tras el infierno tormento, llegó la angustia, después de insistir en recuperar gran parte de su visión, la había pasado mal. Una diligencia amenazaba la vida de Mauricio. Muchos divagan en las paredes de la casa. Sus hijos y su exesposa se habían ido. Lleno de culpa, la gravilla azulada y raspada lo trajo de regreso. ¡Mis ojos!¡El secreto de mis ojos será revelado!. Por lo tanto llegó al asilo de felicidad inclinada, su corazón se partía poco a poco. Sintió el nudo en la garganta, creyó que por arte de magia desaparecía. ¡Mi vista!. Rencoroso e infeliz se notó cuando su exesposa le regaló un gran bastón. En cuanto su vista se tornará negra, el ya debía de tener la suficiente experiencia de manejarlo por completo.

—¡Samantha lo eligió para ti!

—No sabes lo mucho que te debo Olivia.

—No quiero verte mal, me culparía por ello. Solo cuídate. Come bien y duerme

Se acercó infragantemente por la espalda y la abraso, sus mejillas tornaron a un rojo pálido. El color de las orejas era un color muy naranja. Repetidas veces sonrieron cuando esté le entrego la demanda.

—¿Que es esto?

—Demande a las dos por alimentos.

—...¿Cómo?...te hemos ayudado en lo que tú necesitas, estamos al pendiente de ti. Sin pensar las cosas malas que nos hiciste, te veo como un amigo. Y ...ahora vienes a demandarme, yo estoy pendiente para ti. Te cocino sin ser tu esposa, tuve tus hijos que ni siquiera respondes por ellos. Hago tanto que no recibo nada.

—Necesito dinero.

—Tu siempre creyendo que el dinero lo es todo. No sabes lo mucho que me molesta de ti.

—Todos nos guardamos cosas del otro. Yo me llevo diferentes obsequios. Me gusta guardar cosas que se que me servirán después.

—Mañana es la cirugía. Tu hijo te necesita.

—Yo también los necesite cuando me parti la rodilla. Y ninguno me visito, yo estaba trabajando como mula para sostenerlos y tú ni siquiera me hablaste. Y ahora que te pedí el divorcio, una pensión y demanda te molestas.

—haces todo esto porque necesitas alimentar a tus demás hijos. Y si, lo admito tú me perdiste cuando tuviste el mínimo valor de arreglar nuestras diferencias. Pero no, te fuiste con la primera que te dijo amarte.

—Tu no me amabas a mi, yo la elegí porque es trabajadora, me apoyó cuando estaba en el médico. Me llevaba comida y me dió un techo, además tuvo a mi hijo.

—...Y yo...¿23 años conociéndote y ella 2 ?¿Valoraste lo material que te dió?mientras tú andabas buscando mujeres. Yo estuve esperando que volvieras, yo te espere más. Y al final me doy de cuenta que cuando la mujer se va, siempre habrá un reemplazo.

—Yo tuve paciencia en esta relación. Yo si quería que todo funcionará, pero no me dabas razones.

—Ahora que se la verdad, ya no debemos recordar el pasado. Tu lo dijiste¡Solo ve vive una vez!

—Si, solo faltabas tu por saber esto, ya Samantha sabe.

—¿Cómo se lo tomó?

—Estaba feliz, supongo que le llamo la atención el hermanastro

—...Tu ni conoces a tus hijos, en el futuro te darás cuenta que no tendrán empatía por ti. Traicionaste la familia, nuestros votos matrimoniales. Y sabes que me pidieron ellos, divorciarme de ti, e irnos a otro lado. Y dado a las circunstancias, me iré con mis hijos y obtendre la custodia de los dos. Porque tú, no mereciste  la familia que elegiste. Tu falta de responsabilidad y afecto termino por disolver el amor que te tuvieron.

—Quiero apoyar a todos. Pero ya acabe con Samantha.

—...Al menos puedo entender que no te arrepientes de lo que hiciste. Venías una vez al año a ver a tus hijos y a tu amante la veías todos los días. No me sorprende la verdad, al final te atrae lo que te hace débil.

—Cuando estaba embarazada debía de estar con ella.

—...Yo te necesite cuando ellos nacieron. Ni llegaste, tu no recibiste a mis hijos. Estuve con dolores en casa, sola. Si no hubiera Sido por mi hermano la hubiera perdido. Soporte todo, no me dejo estudiar, tampoco trabajar. Siempre quisiste una mujer de casa. ¡Una sirvienta!. Pero a tu mosa no le impides nada, entiendo lo que haces. Y si, reitero que en vez de ser un mal hijo procura por ser un buen padre.

—Algún día tendrán que verse a la cara los hermanos.

—Pues el impacto será el mismo, a unos hijos les dan más y a los otros menos. Desgraciadamente tuve que ser yo. El segundo plato siempre perdura.

—Ya que te irás de la casa debemos venderla para obtener ganancias por ambas partes.

—No me importa, ya me hecho de la casa.

—Sara quiere la casa, yo la compraría

—¿Cuál Sara?

—Mi prometida.

—Al menos Sara no siente ese peso al arruinar una familia.

—Para nada. Ella me apoya mucho, lo que nunca ví que hicieras.

—¡Puta!¡Deja de halagarla!

Espero que seas feliz. Y tranquilo estaré bien con mis hijos. Tu cuídate mucho, y te veré cuando seamos ancianos. Quizás hallas entendido que nunca amaste como yo lo hice. Al menos yo espere, tu te fuiste al mes y ya estaba embarazada. Y lo peor es que sigo sola.

—Buscate a un hombre que te mantenga. Así no sufrirás por uno como yo.

—Jajaja no soy de las mujeres que le gusta arruinar familias, yo si me doy mi lugar. El día que encuentre a alguien con quién envejecer entonces tendré algo de esperanza en el amor, por lo tanto aún no creo en el.

—Ya te darás cuenta. Yo lo veré, al final seremos un recuerdo bonito, y podré ser honesto como tú amigo.

El nudo en la garganta apachurraba las cuerdas vocales. Rio invadió los ojos de Olivia, retornada por las acciones y palabras se dejó vencer por el sueño y entonces se perdió en ellos.

Continuará...