El rocío llegó junto al amanecer, la lluvia y sol se habían sincronizado. Ambos querían llorar y florecer al mismo tiempo. Mi cuerpo percibió cansancio, había caminado horas para llegar a casa. Pero valió la pena mojarse, me relajé, me sentí sola y al mismo tiempo acompañada...Llegaron los atardeceres sin fines, un día que otro me asomaba para percibir los. Me gustaría ser ese atardecer, que emerge tranquilidad para los adultos y diversión para los niños.

—¡No te mojes!

Las novelas románticas e históricas nos hacen creer en el amor a primera vista. Las casualidades, el destino. Aunque me hubiera gustado que Julián llegase por arte de magia. No era posible. El ya se había ido, debía aceptar las cosas de la vida.

Temblé en cuanto ví vacas detrás de mi. Empecé a correr como loca. La lluvia retumbó contra mi cuerpo. No era solos gotas, era alta gama de energía que obtenía el mundo de los seres humanos.

—¡Señorita! —¡Está embarazada no corra! —Dijo el hombre.

—¡No me importa!¡Quiero correr!

Lastima.

Lástima es dejar de ser un niño. Lástima crecer y darnos cuenta de que no existe un príncipe azul, estamos solos, nadie nos salvará. Crecer implica renunciar a nuestras creencias, implica dejar de vivir, y vivir por otros. Por nuestras responsabilidades. El crecer implica abandonarnos, es dejar de existir.

—¡Quiero un pan francés!—me encantaban los panes con queso. Siempre me llamo la atención la panadería. Cómo decía mi madre , nunca te quedes con una sola profesión, recuerda que las cosas no son duraderas, ni tu empleo en la mejor compañía o universidad.

—¡Me gustaría aplicar como mesera!

—Si estás embarazada no te aceptamos.

—Por favor. Necesito el dinero, no puedo vivir de las ayudas del gobierno.

—Entonces...dile a tu esposo que trabaje y no te mandé aquí.

—¡Mire!—Soy muy buena haciendo las cosas.

—Ya le dije que no. —contesto el hombre gruñón

—Mañana vendré hasta que me acepte en su tienda.

Me estrese, mis abuelos necesitaban dinero. No podía quedarme quieta esperando algo. Debía trabajar...aunque nunca supe el manejo de un trabajo, era conciente que el dinero me cambiaría. Sin dinero no tienes valor, para este mundo material y consumista.

—¡Sigues molesta con Olivia?

—Si, estoy asimilando muchas cosas abuela. Me siento tan mal.

—Tu madre a Sido dura contigo, pero eso vale la pena. Yo fui igual, y creo que faltó más.

—¿No crees que a los hombres deben exigirles más?

—¡No lo creo!

—Yo si lo creo, ellos suelen nacer con tanta confianza de hacer las cosas, no les impiden nada. Por eso van por ahí dejando hijos.

—De ambas partes hay que exigir. Pero concuerdo contigo. Los hombres suelen marcharse de la casa sin explicaciones. Ellos se pierden más rápido en las drogas. La educación debería ser más estricta en los hombres.

—¡Conseguí suspiré

—Mija...usted debe entender que Julián fue su hermano.

—¡Hermanastro!

—Eso...yo hasta hace poco me enteré. Y me pongo en el lugar de Olivia.

—Al menos agradezco que nunca me hayan dejado casarme con el.

—Los errores te harán más consciente de tus decisiones. Así sabrás que no debe repetir las cosas.

—¡Gracias abuela!

Era luna menguante, el dolor apareció sin ser la luna de los dolores. Ella estaba sufriendo en silencio, y todos lo entendieron muy tarde. El dibujar de los cristales rompiéndose eran más fáciles que dibujar vidas alegres.

—¡Quiero decirte muchas cosas!¡Y no sé por cuál de todas comenzar!

Finalmente, los niños habían crecido, el divorcio estaba frente a ellos, una firma era simple. Un olvido no lo era. No para ella. Ella era frágil y débil ante los ojos de su esposo. Pero ante otros era una tormenta escalofriante.

—¡Gracias por aguantar tantos años!

—Los niños...¿Saben de esto?

—Lo sabrán en cuanto salgas de la casa con tus maletas.

—¡Me llevaré a Julián!—dijo ella

—No

—Firmamos un acuerdo. El ya no pertenece a ese hogar. Desde que nos divorciamos acordamos que ya no debemos estar juntos. Por eso es mejor no casarse. Al final es solo un papel, que nadie entiende lo que dice ese manuscrito.

—¡Adiós!

Alberto estaba tratando de consolar a sus hijos. Era difícil para un hombre criar a sus dos hijos. Generalmente los hijos prefieren a su madre, que a sus padres. Quizás por eso hay más mujeres tomando el papel del hombre en la familia.

—¡Espero que después de esto no nos volvamos a ver!—dijo el.

Curiosidades del planeta tierra, era el único con posibilidad de poder vivir. Si todos los planetas tuvieran vida humana. Muchos desapareceriamos para encontrar nuestra propia felicidad.

Tiempo transcurrió cuando una llamada desconocida tumbo a la familia de Alberto. Si ex esposa había fallecido de un infarto fulminante. Y ahora Julián estaba en un bienestar familiar, hogar para los niños abandonados o que algunos padres no pudieron hacerse cargo por razones desconocidas.

—¡¿En dónde está?!

Se asombró al ver al joven tan adulto, no tuvo mucho tiempo para saber de el. Ya le habían informado en el centro de refugiados para menores que el necesitaba transplantes urgentes o podría morir.

—¡Soy Alberto!

—¡Lo sé!—Mi madre me contó todo, no tiene que repetirlo

—¿Te conto de tu padre?

—¡Me dijo que mi padre es usted!

—¡No me refiero a eso. Sino a tu padre biológico, no adoptivo.

—¡Señor!—independientemente de quién es mi verdadero padre. Para mí, usted lo es.

—¿Cómo sabías todo esto?—le pregunté a Olivia.

—Yo viví con la amante de tu padre en la misma casa. Ella me conto todo de ella. Y cosas que no sabía de Mauricio.

—Pero...estoy confundida

—Pregunte—me acaricio la espalda

—¿Tú porque le permitiste que ella viviera en la misma casa de nosotros?

—Porque ella no tenía donde ir.

—Pero tu ayudaste a criar a su hijo. Tú fuiste la que respondió por el. No mi padre.

—Eso pasa por ser muy amables.

—A veces es horrible ser muy bueno con la gente.

—¿Porque?

—Se aprovechan de la nobleza.

—Quiero que sepas...que Julián

—¡Si!

—El es tu...

—¿Mi que?

Continuará...