Mi cuerpo se retrocedió en cuanto vi esos dulces besos carmesí. El primer beso suele ser el más importante en nuestras vidas. Los demás suelen ser menos apasionados. Solo hay nostalgia.

—¿No sabes besar?

—¡No!—retrocedió más.

—¡Yo te enseño!—pronuncio con voz de demandante.

—¡¿Pero como?!

—Las personas aprenden viendo, y sintiendo al mismo tiempo.

—¿Y que debo sentir?

—¡Te debes sentir a gusto, conmigo!

Mis manos sudaban...fue la primera vez que me sentí deseada. Eso no era amor...esto no era...me sentía infeliz...Creo que cuando obtengo algo, me deja de gustar. Ahora entendía el desapego, el querer está sola...Lo entendía...esto no era para mí. El era muy bueno para mí.

—¡¿Y no dices nada del beso?!

—Besas bien...dije

Sus manos me incomodaron, ya no quería esto...eso pasa cuando anhelamos algo y lo obtenemos tan deprisa que no trae nada de gracia.

—¿Que te molesta?

Separo sus manos de las mías. Incluso fingiendo las personas lo notan...ya no podía mentir más. El ya no atraía.

—¡No me gusta que entrelacemos las manos!¡No me gusta!

—¡Bien!¡Entonces ¿Que debo hacer?¿Cómo demuestro mi afecto hacia a ti?

—¡Solo quiero apoyo!—¡Contarte sobre mi!

—Si, eso puedo hacer. Pero...no sé cómo quieres que estemos bien si te molesta que te abrase y bese.

—El afecto no me gusta. No soy cariñosa. No pretendas que mi confianza estará al 100% en una persona que apenas me besa.

—Sam...¿Que soy para ti?

—...¡No quiero pelear!

—Pero está sucediendo. Dime lo que te disgusta de mi. No me apruebes todas mis acciones. No te quedes callada. A mí me molesta que seas mentirosa con esto.

—No quiero ganarme enemigos

—Yo no soy tu enemigo. Quiero que esto funcione. Porque me gustas.

—Lo se.

—¿Eso es todo?

—Si

—Ni siquiera eres capaz de decirme lo que sientes. Eso me molesta, que te guardes las cosas solo para ti...Tu no estás lista para una relación.

—¿Y tú está preparado para un noviazgo?

—Si...porque cuando me enamoro, me motivan hacer muchas cosas que solo no las hago con tanto entusiasmo. Y tú me motivas. Desde que te conocí hago cosas con más energía. No sé si eso sea amor. Pero quiero verme bien, perfumado.

—...

—Dime algo Samantha.

—¡No sé sobre ¡No quiero que me lastimen ni lastimar a nadie, es por eso que me quedo en silencio!

—Solo por no decir las cosas...también te arriesgas a que te lastimen...Te daré tiempo. Piensa bien sobre esto.

—Esta bien.

—te voy a pedir un favor. Y espero que lo hagas

—¿Que favor?

—No le comentes estas cosas a tus amigas..Este tema es nuestro. Las cosas que pasen entre nosotros, se arreglan entre los dos. Sin que nadie se meta.

—No le diré nada a nadie.

—¡Bueno, me voy!—dijo el

Estaba pensando en tantas cosas que el estaba esperando algo, no sé si era un beso. El estaba frente a mi, evite verlo, no me gustaba ver a la gente a los ojos.

—¿Puedo besarte?—dijo el

Me quedé inmóvil en cuanto sus labios se acercaron a los míos. Solo recuerdo que mi cintura estaba fuertemente en sus brazos. Me había sentido segura.

—¡Te quiero!—Sonrio

Al llegar a casa mi madre estaba fumando, no lo había hecho desde que mi padre le había pedido el divorcio. Sus ojos estaban rojos, había pasado toda la noche llorando.

—¡Tu amiga te vio con Julián!

—¿Y ahora que?

—Se besaron.

—Si...tranquila no pasará nada.

—El es tu hermano

—Tu no sabes que inventar—dije molesta.

—El es tu hermanastro...y yo le limpiaba el culo a ese mal agradecido.

—¡Nunca voy a creer lo que sale de tu boca!

Ahora viendo las cosas de otra perspectiva. Mi madre al final tenía toda la razón, yo solo era una ingenua más en el mundo. El siempre había Sido mi hermanastro, siempre fuimos huérfanos, con padres traumados. Y sintiéndose solos. Supongo que por eso los adultos buscan un lugar en donde refugiarse. Por eso lo aprendí.

—¡Julián fue mi hermanastro!

—¡Los papeles que te di, dicen todo lo necesario!

—¡Al final todo el mundo tiene razón!¡Me merezco esto!

Mi madre se acercó, no tanto para no estripar mi panza. Odiaba tanto ser frágil, la gente se aprovecha cuando nos ven vulnerables, indefensos. Creo que por eso a los jóvenes nos influencian las drogas, el licor. Los adultos nos influencian, pero hoy que salí con mi madre, me detuve y me di cuenta, que la gente decide si hacer las cosas o no. Vivimos en tanta libertad, que exageramos con ella. Dicho de otra manera, los adultos también son fáciles de convencer. No importa la edad, sino la educación.

—¡¿Que vas a comer?!

—Estoy antojada de brownies—suspire al sentarme, no podía con los dolores de espalda, a veces quisiera que me hicieran masajes, pero mi familia era de un corazón frío que las acciones buenas no se les notaba.

—Es muy curioso—dijo ella tomando un trozó de liberal.

—¿Que?—dije tomando gaseosa.

—Cuando me embarace de ti, me daban ganas de comer tierra, y batidos. Un día me comí frijoles con yogurt. Me sabía tan rico.

—¡Mamá!—¡Pobre de mí!—¡Por eso como frijoles y me dan diarrea! —dije burlándome

—Eso es  lo que pasa cuando estamos embarazadas, no paramos de comer.

—¡Me gustaría que me contarás lo que se siente al parir!

—¡Hija!—No todas tenemos los mismo síntomas.

—No me importa. —Cuéntame

—Bueno...Me dieron muchos dolores en la columna, provocándome mareos y vómitos abundantes, todo el día, sentí mucha calor. No quise ir en taxi, nos fuimos caminando.

—¿Tú y mi. Papá?

—Obvio que no. ¡Tú y yo!—me corrigió señalándome.

—¿Y papá que hizo al verme?

—Se veía nervioso. El nunca cambio pañales, siempre me tocó a mí. Ahora sabes que ser mujer no es fácil, nosotras deberíamos romper el esquema de la mujer de la casa y de la familia. Yo quiero ser revolucionaria.

Continuará...