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Eres mi debilidad

Inmemorables recuerdos entraron por la soleada habitación, retumbando mansiones y todo lo que se acercaba a ella. Puhh sonó el tejado, mi gato se había encaramado quizás, el olor a mierda me provocó náuseas. Al caso el retumbar de las paredes provenían del mismo infierno. Mis ojos se apretaban esperando que la migraña se detuviera, feroz me convierto cuando estoy estresada. Rio minutos después, no sabía porque reía. Ya andaba loca.

Sentí unas manos suaves en mi cuello, eran pequeñas, los dedos hacían juego en mi cabello despeinado. Este reía sin parar. Seres envidiosos somos todos, no me dejan ni siquiera tomarme un descanso. Me incline para taparme más, no lo logré.

—Hermana—dijiste que hoy iríamos a la playa

—En Bogotá no hay playas ¡Tonto!

Arrojar una piedra al mar era más fácil que calmar a un niño para que no llore más.

—¡Eres una mentirosa!

Mis ojos aún no querían ver esa luz, aún estaban cerrados. Solo quería dormir, después de tantos días estudiando, sin poder dormir y muchas veces no comer. Temiblemente estaba descansando hoy. Mañana la rutina volvería a su sitio.

«¿Que le hiciste a tu hermano?»

¡No quiero salir!

—iremos al salitre mágico

—Bueno...me traes algo y yo te paso el dinero

—¡No!...un silencio se escucho, pude bostezar en cuanto salió. Mi hermano reía, en cuanto atraparon mis cobijas, quedé totalmente friolenta.

—¡Iremos todos!

—Las cobijas¿Porque me las quitaste?

—Van hacer las 12 de la tarde. Vístete que ya nos vamos.

Viento cubrió mis mejillas, encantada por la luz que  retumbaba mi habitación me ocasionó felicidad. Las plumas que caían en la ventana, el sonar de la olla express mientras me bañaba era una linda melodía.

—¡Samantha!

Había olvidado que por mi culpa los cables de la luz se habían quemado 8 veces. Tardaba mucho, pero el calor de la lluvia, solo eso me hacía orinar como loca. Suspire en cuanto el agua se detuvo.

—¡Olivia!

Mi cuerpo comenzó arrugarse como abuela, estaba desnuda sin ni siquiera poder salir así. Miles de gritos nunca fueron escuchados. Me arriesgue a salir así, en la casa solo estábamos las dos

—¡Samantha!—Olivia había acabado de cerrar la puerta principal

—Julian te está esperando en tu habitación.

Mis pasos se detuvieron el estaba aqui, yo no podía entrar a mi habitación. Me vería desnuda y el hecho de pensar en eso me dió miedo. Sobre todo inseguridad de que no le gustará algo de mi. Sencillamente, cuando me pedían decir 32 cosas de mi, solo llegaba a 9.

—¡Yo no ví nada!

Cubrió sus ojos y doblándose en posición de feto, solo se disculpo. Me había acabado de poner la ropa interior que obviamente eran de mi mamá y todo lo de ella, era de mamá.

—¿Porque viniste?

—Necesito un consejo tuyo.

—Te desapareces semanas, desde la piñata de tu hermano no supe más de ti.

—Ultimamente he estado ocupado.

—¿Y cuando saldremos?

—No puedo—sus ojos estaban fijos en mis senos. Eran algo grandes, pero sin sujetador quedaba todo escurrido.

—¿No quieres salir conmigo?

—Me gust... Ella lo interrumpió contándole sobre la salida que harían. El joven impactado por sus discursos poco poéticos del amor. Lo ánimo a que ambos fueran al parque de atracciones.

Impregnado por el deseo de verla desnuda, malditos celos de quién pueda tocar tu cuerpo, de quién recorra tu cuerpo a besos. Malditos celos sentiré cuando llegues al altar vestida de novia, iresistibles celos sentiré cuando ese cuerpo ya no sea mío. Porque nunca lo fue.

—¿Oye...¿Vendrás al centro de atracciones?

La mirada perdida en aquel suéter que el le había regalado, no lo dejaba pensar. «Aun lo conservas» Ella asintió alegremente, podía tener ese espíritu aventurero pero en el fondo Samantha era la niña que no pudo ser. ¡Si, iré!...Amable fue cuando la ayudo a subirse al autobús, y más interesante se puso lo demás cuando este se puso detras de ella para que nadie la morboseara, imperfectamente que fuera la funcionalidad de la relación que existía en ellos, el seguia cuidandola.

—«¿Que me ibas a contar?»

—Ya olvídalo, no era importante.

—¿Necesitas dinero?

—No.

—Entonces...su voz cambio cuando llegaron al parque.

Olivia sonriendo intento evadir a Julián para evitarse problemas. Aún no le había dicho a el que tendría otro hermano. Alberto y Mauricio aún se hablaban, aunque ambos lo hacían por el contrato firmado

—¡Yo iré a con tu hermano!¡Vallan juntos!

Julián sintió escalofríos el hecho de que estarían solos, intento evitar la presencia de Samantha pero entre más lo hacia. Más estaban juntos.

—¿A la casa del terror?

—Me da mucho miedo, no

Julián giro los ojos molesto. Le gustaba ser, él quien dirijiera las riendas de su vida. Eso me dejaba en una situación en la que debía decirle ¡Si! A todo lo que el quisiera, pero muchas veces sirve decir ¡No!.

—Ire a la montaña rusa.

No le pedí permiso, solo me acerque hacer la fila. Por cierto no había mucha, comparada a otras. La lluvia empezó a caer, pronto cancelarían algunas atracciones, normalmente no salía de mi casa y cuando lo hacia eso recibía yo.

—¿Que haces?

—Subire contigo

El fue un poco seductor en la fila. No sé en qué momento el me estaba abrazando. En estos tiempos ya es malo besarte frente a muchas personas, te ven sucia y repugnante.

—¿Ahora que tienes?

—Solo quiero abrazarte fuerte

—¡A cuántas chicas has abrasado y besado al mismo tiempo!

—¡Eso importa!¡Amo...

—Claro que importa, porque al menos sabré a lo que me enfrento, te pediré exámenes de Ets (enfermedades de transmisión sexual). Te pediré muchas cosas, porque quiero saber todo de ti. Y no hablo de tus defectos, porque claramente ya los conozco. Pero si quiero saber de tus rarezas, tus miedos, tu tristeza, tu debilidad.

—¡Eres mi debilidad, en todos los sentidos!

Sus manos estaban muy frías, intente calentarlas, todos mis intentos fracasaron.

—Tus manos están muy frias—dije

—¡Calienta las!—susurro en mi oído.

En cuanto alguien se retiró el me empujó. Nuevamente había cambiado conmigo.

—¿Estabas actuando?

—Si, ese chico no dejaba de mirarte

El enojo me invadio si era capaz de actuar también era capaz de mentir.

—¡Eres mi hermanita!

— ...nunca me has dicho ¿Cuál es tu sueño?

—No puedo decir que solo tengo un sueño porque dentro de este mismo sueño estan muchos.

—Claro, son sueños. Pero no puedes llegar a decirme muchas cosas para luego fingir que no pasó nada. Tus sueños son cosas que deseas lograr, yo no soy tu sueño, soy tu realidad y si piensas que puedes burlarte de mi te veo mal. Tu te metes en mi vida, yo me metí en tus sueños, si te gusta vivir de los sueños no me incluyas en tus deseos sino vas a demostrar algo de interés y solo tratas de burlarte de mi. Porque siempre te burlas y eso no me molesta, lo que me molesta es que sueles fingir.

Continuará...

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