Mauricio.

Sus ojos estaban totalmente rojos, aún no paraba de llorar, después de largas horas en discutir, que nos peleariamos por la custodia del niño. Ella no lo había pensado, tendríamos que presentarnos al jurado durante pocos días. No sabía ni entendía a tal magnitud dónde se reconoce que  ya no hay amor, ni respeto. Dónde no se puede llegar a un acuerdo sin antes arruinarse más las vidas.

Ella se levantó del sillón, estaba ebria justo lo discutimos cuando ella estaba apunto de pedirme que volviéramos a intentar, pero cuando una persona se cansa, ya no hay nada más que exigirle.

Me acerque a ella para abrazarla, pero entre más lo hacia más me maldecia. Intente disculparme por el infierno que vivió a mi lado. Pero ella solo seguía llorando.

Ella siempre había Sido muy responsable y cariñosa. Las cosas cambiaron cuando Samantha enfermo, yo me volví mujeriego y ella una alcohólica.

—No te daré la custodia de Matias.

Ella subió a su habitación, cuando bajo a la sala. Me mostró las fotos de nuestro matrimonio. Sabía que las rompería o incluso las quemaría frente a mi. Pero ella no hizo eso, me las tiro en mi cara.

—¿Porque estás haciendo esto?—frunci el ceño

—Durante mucho tiempo intente mejorar, querías que cambiará y lo hice, fui a terapia y tú ¿Que hiciste?. Comerte a tus alumnas. ¡Que buena terapia tomaste!—dijo ella

—Lo nuestro ya estaba acabado hace mucho. Tu ni siquieras querías tener hijos. Tampoco un esposo. Te di eso y ahora me maldices. ¡Ya madura!

—Jaja...los tuve porque tú querías hijos. Lo hice por ti y ni siquiera valoraste eso. No tuviste que pasar por lo que yo pasé. El embarazo, junto los vomitos que por cierto se me acabaron a los tres meses, el parto, ni siquiera fuiste a verme, el postparto, la depresión tan fuerte que me dió. Y nunca estuviste para mí. Tu no me amaste, porque nunca hiciste sacrificios. En cambio yo si. Y eso pago ahora yo.

—¿Me estás reprochando las cosas?—dijo levantándose de la silla

—Adelante...¡Pégame!—dije

—No seas dramatica. Las cosas se dieron a si. ¡Aceptalas!

—Y tu acepta que no te quedarás con Matías.

—Ya lo veremos —dijo este lanzandole las fotos al piso.

—¿Es enserio Mauricio?

—¿Que?—dijo en las escaleras, ese (que) se oyó como ecos.

—Tuvimos tres hijos y el primero lo mataste de un golpe, todo porque lloraba tanto. Y nunca dije nada. Ahora me dices que quieres a mi hijo si no puedes ni soportar que un bebé llore.

—El es diferente —dijo bajando las escaleras

—¿Porque es hombre?

—Tu sabías claramente que si te casabas conmigo debías de tener un niño. Mi padrastro lo requería y no cumpliste con ello. Hasta ahora que nos divorciaremos.

—¡Eres un enfermo!—dijo

—Hay diferentes tipos de tradiciones familiares. El hombre en la familia significaba lealtad y sabiduría. Las niñas significaban basura.

Mauricio subió a su habitación para encerrarse. La señora había resistido tanto tiempo en ese matrimonio. Incluso ella al mirar esas fotos no se reconocía. Aún sabía que podía ser una buena madre, pero Mauricio le había dado mala reputación a la familia y a sus propios hijos y más a ella quedando la como la villana de la historia.

La madre de Samantha tomo las fotos y las boto a la basura. Llevaba tanto tiempo sin contar con alguien. Después de que su esposo la hubiera amenazado con matarla a ella y sus hijos si le decía a alguien de sus problemas. Desesperada por la misma situación decide llamar a Samantha para escuchar una opinión de la joven.

Su teléfono seguía diciendo lo mismo.

—Sistema correo de voz, tendrá costo apartir de este momento...

Ella había recordado que su hija estaba en la boda de la tía de Julián. Así que se dirigió en búsqueda de encontrarla aya.

Instantes transcurrieron cuando la señora la encontró, espero que terminara de bailar para acercarse a ella.

—¡Samantha!—grito fuerte.

La música estaba muy fuerte. Los invitados se hacían señales para comer o beber. Absolutamente nadie oía allí.

—¡Hija!

Samantha la miro sorprendida, tampoco había entendido como había logrado tener la dirección.
Julián estaba al lado de ella, claramente la señora estaba muy molesta.

...

—¿Porque me sacaste de la fiesta?—dijo ella

—¿Que hacías con ese chico?

—Tu responde primero—dijo

—Es muy peligroso para ustedes. Por eso te saque.

—¿Ahora te preocupa mi bien?—dijo

—Ahora cuéntame

—Es un amigo—dijo bajando el rostro

—No puedes verte con el. Es un mal chico, siempre te humillaba y rechazaba y sigues ahí

—¡Mamá!—¡Es mi único amigo!

Las manos de ella no paraban de temblar. Samantha noto que ella lo conocía, pero era diferente. Porque a él lo abrazo y a Samantha nunca la abrazaba.

—¿Julián?¿Verdad?—dijo ella

—¿Olivia?

—Me alegra volver a verte—dijo ella

A pesar de haber conocido amigos de su hija. No pudo sentirse bien después de los problemas que debía enfrentar ahora que su hija podía volver a enamorarse de alguien que no le convenía aliarse. Su padre había hecho un trato con el, pero poco le había contado a Julián del pasado de sus padres.

—Hace tanto sin verte—dijo Alberto

—...¡Hola!—dijo nerviosa

—Te vez igual de hermosa

—No...ya estoy vieja—dijo ella

—De hecho no. Se ve que te cuidas más ahora que antes.

—Y tu te ves que te hace falta estar con una mujer—dijo

—nunca quisiste conmigo. ¿Quieres?

—No quiero enredarme con nadie. Lo sabes

—¿Entonces porque te casaste con Mauricio?

—La presión de mi familia.

—Bueno. Ya no estás presionada, debes vivir y dejar vivir.

—Tu siempre dándome tan buenos consejos—dijo sonriendo

Antes de que ella se fuera a tomar el bus este le murmura.

—Cuando no tengas tanto trabajo que hacer. Podríamos, vernos en una cafetería. Yo invitaría.

—Lo pensare—dijo la dama mientras se quedaba a esperar el bus.

Alberto noto que pronto lloveria, así que este salió con su paraguas del auto para cubrir a Olivia.

—No debiste hacerlo—dijo

—...Y tu no debiste dejarme por Mauricio. Siempre te Vi como mi primer amor. Y aún te sigo viendo tan hermosa como aquel día en el que preferiste casarte con el y no conmigo.

Continuará...