—¡Ya no puedes verlo!.

—Pero...si el me gusta, porque me obligas hacer eso.—sollose

—Mauricio...El estuvo con otras mujeres

—Eso lo sé, aquí trae a sus alumnas.

—Tu no conoces ni quienes son tus padres. Tú hermano, no es tu hermano de sangre.

—...

—¡Hija!—¡Alejate de el!

—El ya está casado. Pero aún me busca

—El se aprovecha de ti. Por eso es que lo detesto.

—¡Mamá!—Estoy esperando que se divorcie.

—¿Y que harás cuando pase?. Crees que correrá hacia ti. Los hombres buscan un equilibrio en su vida. Ellos les enseñaron a ser más libres, más machistas, por eso no creas que nunca se irán con otra mujer. Ellos lo hacen más seguido. Es su rutina.

—¿Y eso que?—Yo se que soy su hobbit. Pero el está arrepentido. ¿Al caso de joven nunca te arrepentiste de vivir con Mauricio?

—No es lo mismo ahora—temo que debas combatir sola tu embarazo. Alberto te pidió no decirle a sus hermanos y tíos.

—¡Yo puedo con esto!¡Las mujeres somos Titanes.

—¿Cuando te vas?

—pronto...me aleje de ella un poco, pero cuando uno tiene cosas por decir no las soporta.

—Recuerdo cuando yo era niña. Tú me decías «si sales embarazada te parto las piernas»"si sales embarazada te hecho de la casa". —respondeme algo —¿Cuando quedaste embarazada de mi...¿Mi abuela te dijo eso?

—No necesariamente...pero si.

—¿Tú querías ser madre?

—No—responde Olivia

—La diferencia entre tus decisiones y las mías. Es que yo si quiero ser madre.

El semáforo tardo 5 minutos en pasar a otro color...iba con mis auriculares, escuchaba a la famosa Adele. Sus canciones eran conmovedoras...tristes.

—¡Hola!—dijo una antigua amiga de la colegiatura

Mi panza se pronunciaba cada día, con el pasar de los meses ya no me ajustaba el brazier...Las bragas que usaba eran para mujeres de tallas grandes. Mis tobillos se inflamaban y mis senos expulsaban agua. Estaba lista, sabía que al dar del pecho mis senos botaran sangre. El ardor de que pronto me tocaría me provoco un escalofrío.

—¿Estás embarazada?

—Si—dije

—Quien pensaría, la más callada del colegio y fue la primera en salir preñada

—Seguramente usted sea la segunda, así que no se meta dónde nadie la llama

—Pues yo no quiero hijos.

—Bueno, tarde o temprano todos tendrán su propio hogar. La gente no soporta una habitación sola, llora, se desespera. Así que por estos motivos es que buscamos apegos innecesarios. Todos deberían salir con si mismos, así no dependerán de nadie. Pero este pasaje de la vida se hace cuando estamos viejos, no jóvenes. Por eso terminamos divorciados.

—¿Y el padre?

—Seguramrnte está haciendo más hijos

—Tal vez—contesto.

El autobús se puso en marcha nuevamente, mi trasero ya estaba dormido... Me levanté un poco y sin darme cuenta un niño se había sentado

—¡Dale la silla a la señora!

—No, tranquila. Igual ya me bajo pronto

Agradecí por estar en las sillas traseras, al menos si me encontraba a alguien, no me vería. Mi estómago empezó a doler, el peso que ejercían los bebés, precionaban mi pelvis. Una punzada apareció en mi vagina. Junto al dolor y las náuseas, me baje del bus.

—¡Vengo por una cita médica!

—Le toca por la puerta trasera. Aquí es para urgencias

—¿Y es mucho para la otra puerta?

—Si señorita

—¿No tienen alguna camilla?.—Es que no me siento bien

—No, además eso le pasa por embarazarse. Eso le quedará de elección a no abrir más las piernas

No sé si soy la única que cuando va a un hospital las enfermeras lo tratan a uno inhumano. Como si fuéramos animales. Seguramente en un tiempo la gente no las olvidará.

—¿Es como una citología?

—Es para ver bien a los fetos.

—Por favor, pasito. Ahí doctores muy animales. Lo lastiman a uno de mujer, como si solo tuviéramos huecos de metal.

—Tranquila, le aplicaré lubricante. Solo relájese

Me acomode en la camilla, estaba totalmente desnuda. No nos dejaban ni entrar a la sala con vellos púbicos. Todo era un asco.

—Hay los puede ver.

Ya se acercaba el día, mi estómago mando sensaciones anormales a mi columna. Me sentía feliz, estaba agradecida. No soporte. La alegría me había producido tristeza. Y solo llore.

—¡¿Necesita algo?!

—No—negué con la cabeza.

—Sus padres deben de estar muy contentos en especial el padre.

—Mis padres están enfadados. Y Julián se fue al cielo. Y mi hermano vive con mis tíos.

—¿Y el nunca lo supo?

—No...aunque muchas veces pienso en eso. Y me arrepiento. Quizás fui terca en creer que el se divorciaría antes...y ahora su esposa está embarazada de otro hombre. Supongo que es el costo de crecer.

—Sin importar lo que halla pasado antes. Usted debe estar agradecida. No es mucho lo que tiene, pero a muchos les gustaría tenerlo.

—Si señor.

Me levanté de la camilla y horas más tarde recibí la ecografía. Mi corazón latio aún más fuerte al saber su sexo. Era hora de hacer el babyshower.

Al otro día de imprevisto había recibido la visita de mi madre y Alberto. Mis abuelos estaban preparando la cena...yo estaba tratando de levantarme...ya no podía ni conmigo misma.

—¿Que vas hacer sola?

—¿Irás a mi babyshower?

—No tienes ni dinero. Y no te voy a prestar. ¿Cuando empezarás a trabajar?

—En cuánto nazcan. Al menos ponte feliz por tus nietos.

—Nunca me haces caso. Vives cagándola. Por eso te pasa lo que te pasa.

—¡Deja de reírte de mis fracasos!—frunci el ceño

—Lo hago, porque tú vida esta llena de miseria. Después de Julián ya ni te arreglas, pareces una indigente. Y tus abuelos no te exigen nada.

—Es mi vida...así que déjame vivirla a mi modo—dije

—Esta bien.

—¿A qué viniste?

—Ayer encontré estos papeles en el apartamento.

—¿Y eso para que es?

—Dime...¿Los leerás?

—No me interesa nada tuyo.

—Sabia que ibas a decir eso...para quitarte el suspenso. Son papeles de Julián.

—¿Y porque ahora me los entrega?

—Estaba esperando el momento correcto para hacerlo. —Un día te lo dije, no te metas con el. Y nunca me escuchaste .

—Pero...no entiendo lo que dicen. Son solo pruebas de sangre.

—¡El es tu hermano!—Te lo ocultamos porque no vimos la necesidad de contarte, pensamos que si nunca lo sabías, las cosas seguirían bien en la familia.  Yo solo quería que estuviéramos en paz.

Continuará...