Capítulo 7
Eric Morgan
La rubia al escuchar mi voz se sobresalta y se gira lentamente alzando su vista hacia arriba para mirarme. Sus ojos marrones se clavan en los míos y puedo notar como estos solo transmiten una única cosa, pánico. Está asustada, cada músculo de su cuerpo tiembla y es normal porque ver este tipo de cosas no es la cosa más agradable de ver que digamos.
Nuestras miradas siguen clavadas durante unos segundos más y sé que ella se encuentra paralizada.
<< ¿Qué estará pensando? ¿Qué se le estará pasando por esa cabeza? ¿Pensará que le voy hacer daño a ella también? >> me pregunto a mí mismo. Siento curiosidad en ella.
La chica sigue mantenida inmóvil de pie, pero enseguida veo como algo en ella empieza a reaccionar. Uno de sus pies lo coloca hacia atrás y comienza alejarse de mí. Considerando que antes la tenía tan cerca no podía observarla al completo como lo estoy haciendo ahora mismo. Ella también lo hace, me mira de arriba abajo al igual yo lo hago.
A decir verdad, no parece una chica de nuestra edad, probablemente ni sea mayor de edad por lo que aparenta. Nunca la había visto en ninguna de las fiestas que solemos hacer a menudo porque si fuera así ya me habría fijado en ella. Su belleza resalta a simple vista, es hermosa, su piel es blanca como si fuera de porcelana, sus labios son carnosos y tiene buen cuerpo, aunque sea de complexión delgada.
-¿No te enseñaron a que no se debe husmear en casas ajenas? – pregunto rompiendo el silencio y la tensión que hay en el ambiente. Ella sigue sin decir ni una sola palabra, no es capaz de hacerlo por el gran temor que tiene en su interior. A pesar de eso no me quita la vista de encima.
-Te estoy hablando, ¿o es que también eres sorda? –bufo esta vez para ver si así consigo que me responda.
Unos segundos más tarde por fin abre su boca.
-Eh... yo... estaba buscando el baño –confiesa temblando en su voz. Acto seguido doy un paso hacia adelante para estar más próximo a ella hasta que quedo a pocos milímetros.
-Ya has visto que este no es el baño –informo en un tono serio y frío.
-Lo... siento..., ya me voy –tartamudea de lo nerviosa que está e intenta largarse, pero yo se lo impido agarrando con fuerza su brazo.
-¿Crees que puedes irte así de fácil? –inquiero irónico.
¿Enserio piensa de verdad que puede irse sin más? ¿Cómo si no hubiera visto nada?
No puedo dejarla marchar, seguramente llamará a la policía y nos delataría. La única solución que se me pasa por la cabeza es matarla y así mi problema estaría resuelto. Es lo que siempre hago en estas situaciones, pero ahora es diferente. Es una chica, y nunca he matado a una. No me veo capaz de hacerlo a no ser que siente odio hacia ella con lo cual no me importaría.
Sin embargo, viéndola parece ser tan inocente y es demasiado hermosa, que... ¡Joder! ¡No sé qué diablos voy hacer con ella!
En el tiempo que la ha estado mirado y estaba sumido en mis pensamientos, me ha pillado tan desprevenido que no me he dado cuenta de que ha agarrado un vaso en un rápido movimiento sin darme tiempo a nada y me lo ha estampado en un lado de mi cabeza.
¡Maldita sea!
Por esta corre hilos de sangre del testarazo que he recibido, estoy un poco aturdido, pero me recupero al momento puesto que en lo que llevo de vida ya me he acostumbrado a recibir incluso golpes peores que el de una simple cría. En verdad ha sido lista y lo bastante valiente para lograr su huida de modo que me ha sorprendido. Pero sintiéndolo mucho, esto no se va a quedar así. Nadie huye de mí, y mucho menos nadie se atreve a golpearme, asique pequeña prepárate porque vas a pagar por lo que acabas de hacer.
En un suspiro agarro el móvil de mi bolsillo y llamo a unos de mis más responsables amigos, Ethan.
-¿Que pasa jefe? ¿Ya has acabado con la misión? –contesta de momento con su típica voz neutral y seria.
-Sí, esta todo terminado, pero aún queda un problema por resolver –le informo.
-¿Qué problema?
-Una chica nos ha descubierto y ha escapado. Necesito que avises a todos y que la encontréis inmediatamente. Puede que esté saliendo ahora mismo de la fiesta. Quiero a todo el mundo buscándola –espeto irritado -Es rubia, de estatura baja, camiseta blanco y jeans negros ¡Que no escape!
-No puede ser... -oigo que dice al otro lado mi amigo con sorpresa.
-¿Qué coño pasa Ethan? –pregunto alarmado.
-Creo que se quién es esa chica, no saldrá de esta fiesta te lo aseguro -declara colgando la llamada.
¿Sabe quién es? ¿De qué conoce a esa chica? ¿La ha traído él?
Conociendo a Ethan me resulta raro. Este es un tipo bastante serio, frío, no es nada mujeriego por lo cual no suelo verlo con chicas. O sea si la conoce es por alguna razón especial. Necesito que está pasando. Sin tardar más salgo en busca de esa rubia yo también. Tengo que encontrarla y saber quién es. Lo más probable es que haya salido hacia el jardín por la salida, asique allí es donde me dirijo. Al bajar las escaleras me topo con Aiden.
-Hermano, ¿ya has disfrutado de tu fiesta? –me pregunta soltando una carcajada. Enseguida se da cuenta al fijar su vista en mi cabeza y dice:
-¿Qué te ha pasado?
-Tenemos un problema, hay que encontrar a una chica, vamos sígueme –ordeno sin contarle detalles.
-¿Una chica? ¿Qué ha pasado tío? ¿Esta buena? –esto último con una media sonrisa pícara.
-Mueve tu culo ahora –mando de mal humor. Tenemos problemas y solo piensa en si esta buena o no. Es increíble. Ignoro su comentario y salimos por el jardín. Cuando llevamos unos metros andando, nos separamos para buscarla. Esta oscuro y apenas hay luz para lograr visualizar algo. A lo lejos escucho un ruido, es como una voz, camino hacia donde proviene el sonido y consigo ver a dos chicas paradas, una de ellas es la rubia.
Por fin te encuentro pequeña, ahora sí que no vas a escapar de mí.
Se encuentra de espaldas, parece que está contándole lo sucedido a la que supongo que es su amiga. Doy unos pasos más para acercarme y cuando la rubia se gira para seguir su supuesta huida, se detiene en seco, se queda helada, petrificada porque me ha podido reconocerme. Mi cara muestra una pequeña sonrisa victoriosa para luego decir:
-La noche aún no ha acabado para vosotras.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro