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Capítulo 34

Lia Blake

-¿Fuiste tú?

-Sorpresa –responde. Una leve sonrisa como si fuera un lunático se marca en su boca. En este preciso momento no lo reconozco en absoluto. No parece el chico con el que conviví meses ¿Cómo es posible? Mierda. La pistola. No la tengo ¿Qué voy hacer ahora?

-¿Por qué..? –mi jadeante voz pregunta. Una mezcla de sensaciones me invade. Por un lado, siento ira, rabia por lo que le hizo a mi castaño, y por otra parte tengo confusión, desconcierto porque nada de esto le encuentro alguna lógica ¿No ha sido David?

-Lia, Lia, Lia –habla caminando de un lado a otro –No sabes cuánto deseaba que llegará este momento. De que supieras toda la verdad.

¿La verdad? ¿De qué habla? ¿Cuál verdad?

-No entiendo nada.

-Lo entenderás en un rato –deja de moverse para mirarme de una manera siniestra. Todo sucede tan rápido que no me da tiempo de asimilarlo al sentir un fuerte dolor en mi cabeza que me hace caer al suelo al segundo nublándose todo dejándome completamente inconsciente.

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Siento que todo me da vueltas. Toda mi cabeza duele. Me siento aturdida. Llevo una de mis manos hacia el lado derecho de mi cabeza y noto como un líquido sale de ella. Miro mis dedos manchados y veo la sangre recorrer en ellos.

Me incorporo poco a poco del suelo para observar donde me he despertado. Toda la sala es de un color oscuro de madera vieja. No hay apenas muebles, una pequeña mesita junto con una sola silla y trapos sucios tirados por distintas partes de la habitación. Una bombilla cuelga del techo. Creo que se trata de una especie de cabaña o algo por el estilo. La única ventana que hay esta sellada con dos grandes palos de madera.

Después de revisar al detalle la sala recuerdo mi móvil, rebusco entre mis bolsillos, pero no está. Me lo habrá quitado mientras estaba inconsciente ¿Qué demonios voy hacer ahora? ¿Cómo voy a escapar de este sitio y de él? El crujido de la puerta se escucha y eso hace tensar mi cuerpo. La puerta se abre por completo apareciendo Matt por ella.

-Al fin despertaste –habla caminando con las manos en los bolsillos. Lleva la camisa remangada y varios de los botones de arriba están desabrochados. Se para justo donde se sitúa la silla que hay en la habitación y la arrastra con una de sus manos posicionándola frente a mí. A continuación, se sienta y su mirada se fija en mí. Mis ojos están llenos de odio y él se da cuenta de ello. Ante mi mirada él parece como si eso le diera igual, es más es como si disfrutase.

Dios está loco ¿Cómo no pude darme cuenta de ello? Recuerdo lo que paso entre nosotros, lo que hizo que mi comportamiento cambiara hacia él. Ahí debí darme cuenta de que su personalidad real estaba saliendo a la luz. Ahora esa acción puede que me encaje.

-Me engañaste –le suelto. El imbécil suelta una pequeña carcajada provocándome furor.

-Tu inocencia junto con tu estupidez lo hizo todo más fácil –más odio me invade por como habla. Lo único que ahora siento es rabia, ira, irritación, coraje y unas ganas de abofetearle esa cara que alguna vez pensé que era hermosa. En una cosa sí que tiene razón, y es que fui una estúpida por poder confiar en él en aquel tiempo.

-¿Por qué? Habla de una maldita vez –bufo para que cuente de una vez la verdad de todo esto. Este se levanta del asiento y se aproxima para luego agacharse. Se queda unos segundos observándome y levanta su mano para acariciar mi rostro, ladeo mi cara hacia un lado para evitar que me toque y esa acción sí que hace enfurecerlo.

-Debí matarte en cuanto te vi –dice demasiado cerca de mí -¿Pero sabes por qué no lo hice? –agarra mi rostro con fuerza obligándome a mirarle -¿Sabes por qué? –vuelve a repetir –Me enamoré de ti Lia –susurra cerca de mi boca para luego dejar un beso casto en mis labios –eso hace que me provoque asco, repugnancia –Pero no, tú te tuviste que ir con él –altera la voz con rabia. Rápidamente me levanta del suelo y me estampa contra la pared agarrándome del cuello –Eres tan hermosa, que ya entendí porque mi padre te elegía siempre a ti.

-¿Tu padre? –sorpresa me invade en todo mi cuerpo.

-Sí, mi padre el cual conoces tan bien, Dominic o mejor dicho David –ahora cosas empiezan a cobrar sentido en mi cabeza –Que pena que este muerto –informa quedándome congelada, fría por lo que acaba de decir ¿Está muerto? No puedo creerlo –Gracias a ti.

-¿Qué? –pregunto pasmada, ¿yo?

-Bueno digamos que yo terminé lo que tu empezaste ese día, ¿no te acuerdas? –recuerdo ese día a la perfección como para olvidarlo –El muy imbécil recurrió a mí, me llamó para que fuera ayudarlo. Cuando llegué vi la oportunidad que tanto deseé, de matarlo por abandonarnos a mí y a mi madre, y lo hice –sus ojos transmiten resentimiento, odio, rencor.

-¿Y qué tengo que ver yo en esto? –pregunto con la voz entrecortada debido a que este sigue agarrándome del cuello.

-Todo tiene que ver contigo–afloja su agarre para luego separarse –Nos abandonó hace dos años. Un día me desperté y ya no estaba, se fue sin darnos una jodida explicación –empieza a contarme –Su ida dejó a mi madre completamente destrozada, se pasaba los días llorando, apenas comía, no tenía ganas de nada. Yo intenté ayudarla, animarla, hice todo lo que pude, pero nada funcionaba, nada bastó y una mañana... -hace una pausa negando con las manos en la cabeza- una mañana se... suicidó, se quitó la vida –decir eso hace que una parte de mí entienda su dolor. No merecía eso su madre. Matt que se encontraba de espaldas a mí, se gira y siento como su voz después de estar rota cambia de nuevo a odio.

-Hasta que un día os vi, a los tres. Tan felices y eso me quemó, me mató por dentro. Un día me presenté ante sus ojos. Le conté lo que había pasado y se disculpó –suelta una carcajada –Unas disculpas de mierda como si pensase que lo iba a perdonar. A partir de ahí me dio un lugar en su organización y fue en ese momento en que comprendí el motivo de su abandono. Tu madre y especialmente tú. Se obsesionó contigo y ese día cuando lo vi herido vi la oportunidad de vengarme de él. La organización paso a ser mía por ser su hijo. Luego sentí curiosidad por ti, porque eras tan especial para mi padre asique te busqué y te encontré en aquel pueblo, pero lo que no esperaba era... -en ese momento saca un cuchillo de lo más afilado. De momento pánico me envuelve cuando veo que da pasos hacia a mí –lo que no esperaba era enamorarme de ti–llega hasta a mí y pega su cuerpo junto al mío. No sé qué hacer. Estoy asustada ahora mismo. Siento como el filo de la hoja del cuchillo la pega a un lado de mi cuello y la va bajando como si estuviera acariciándolo.

-¿PERO TÚ QUE HICISTE? - da un fuerte grito asustándome y clava el cuchillo en la pared –ME ABANDONASTE TAMBIÉN, TE MARCHASTE CON ESE IMBECIL CUANDO YO TE LO DI TODO! ¡TODO! –lágrimas salen de mis ojos -¡MÍRAME! –vuelve a gritarme y de mí solo sale sollozos. Su mano quita el cuchillo de la pared.

-Matt... por favor –suplico porque no haga ninguna locura.

-¿Por favor qué Lia?

-No lo hagas –ruego llorando.

-¿El qué? ¿Esto? –un grito de dolor suelto al sentir la hoja del cuchillo clavarse en mi abdomen haciéndolo atravesar. Intento caer el suelo, pero su agarre me lo impide. Siento como hilos de sangre salen de mí. Duele, aunque no tanto como pudiera imaginar. –Sabes hay algo que tengo en común con mi padre y es que odio ser el segundo porque Lia si yo no puedo tenerte, nadie lo hará.

De repente un fuerte sonido, como si fuera una pequeña explosión se escucha afuera haciendo que este se separe de mí y al segundo mi cuerpo cae inmediatamente al suelo. Llevo mi mano a la herida y presiono para evitar desangrarme. Siento un ligero mareo. Otro fuerte sonido se escucha. No sé qué lo que está pasando.

Intento que mi cabeza deje de dar vueltas y veo que la sala está vacía, Matt se ha ido. Como puedo me levantó y camino hasta la puerta. Un recorrido de sangre voy dejando por todo en el suelo. Cuando estoy a punto de salir alguien me agarra del pelo.

-¿A dónde vas? No hemos acabado –es Matt de nuevo pero una segunda voz reconocida interrumpe.

-Suéltala –es... es la voz de Ethan ¿Cómo nos ha encontrado? La cabeza me da vueltas, empiezo a marearme más que creo que estoy a punto de desmayarme. Matt con un movimiento me posiciona enfrente de él poniendo el cuchillo en mi cuello mientras que mi abdomen no para de sangrar.

-Baja el cuchillo –le amenaza Ethan apuntando a Matt con una pistola.

-Baja tú el arma o la mato –veo que Ethan no lo queda más remedio que rendirse y baja la pistola dejándola en el suelo –Atrás –le dice para poder acercarse para recogerla. Cuando este se agacha conmigo para ello, Ethan ve la oportunidad y se abalanza sobre él. Yo termino de caer al suelo sin fuerzas. Mi cuerpo de lado ve que se están peleando. Ethan está encima de Matt intentando arrebatarle el cuchillo, pero en un movimiento rápido Matt le da un golpe haciéndole cambiar la posición y ahora este queda encima de Ethan tomando el control.

<<Lia haz algo>> mi mente me susurra. No puedo moverme, siento que estoy cansada, mareada y que me va faltando la respiración. Giro mi cabeza al otro lado y observo que la pistola está a unos metros de mí. Con todas las últimas fuerzas que me quedan me voy arrastrando hasta ella. Cuando siento su frío tacto, me giro nuevamente para observarles y mi corazón se paraliza al ver que el cuchillo que sujeta Matt está a escasos centímetros de la piel de Ethan.

Intento apuntar, pero la vista me juega una mala pasada debido al mareo.

<<Vamos Lia, tú puedes hacerlo>> me digo a mi misma. Tengo que hacerlo. Es ahora o nunca. Vuelvo apuntar desde el suelo y cuando ya creo que es la ocasión, mis dedos aprietan el gatillo. El sonido de la detonación se escucha. Mis ojos se cierran por el estallido. Pasan dos segundos y vuelvo abrirlos. Los dos cuerpos están tirados en el suelo.

¡No! ¡Ethan!

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