Capítulo 33
Lia Blake
Estoy sentada en una de las bancas azules de la sala de espera del hospital. Mi cabeza está apoyada en el hombro de Aiden mientras que su mano está entrelaza junto con la mía. Llevamos esperando horas desde que llegamos aquí. Eric fue metido en quirófano nada más pisar el hospital. Adam ha tenido algo más de suerte ya que sus heridas no eran tan graves como las de mi castaño. Le han curado y ahora se encuentra en una habitación todavía inconsciente esperando a que despierte. Amalia en cuanto se enteró vino lo más rápido que pudo y está junto a él.
Ethan y James también han venido de momento y se encuentran con nosotros esperando en la sala. Lo que no contaba ha sido con la presencia de una persona que no me cae precisamente bien, Jennifer. Aunque ahora mismo me da igual si esta como que no porque lo único que me importa es Eric.
Liam trabaja en este hospital y le suplique con todas mis fuerzas que le salvará mientras que yo no paraba de llorar. No podía y la ansiedad que me consumía era tan espantosa que no podía ni respirar. Este me dijo que haría todo lo posible y que intentará calmarme porque no podía estar así o iba a darme un tranquilizante. Intente hacerlo, pero no podía, no podía dejar de gritar de dolor y ya me estaba quemando por dentro de pensar que podía perderlo, de no verlo nunca más.
Aiden fue quien me tranquilizó, me calmó como pudo con sus palabras y después de horas he conseguido calmarme. Tengo que pensar que saldrá de esta, que él es fuerte y que aún no puede dejarme porque nos quedan muchas cosas que vivir juntos puesto que esto solo ha sido el comienzo de nuestra historia. Liam va a salvarlo y me lo traerá de vuelta. Tengo que confiar en eso.
Después de media hora más, las puertas se deslizan apareciendo Liam aún vestido con el traje azul que se usa para el quirófano. En ese momento mi cuerpo se levanta con rapidez mientras que el corazón se me encoge por lo que pueda decirnos. Mi cara le ruega, le suplica que me diga que esta fuera de peligro, que se va a poner bien, pero siento miedo al ver la expresión de su rostro.
-No traigo muy buenas noticias –son las primeras palabras que salen de su boca y no puedo evitar derrumbarme –Esta grave, he hecho todo lo que está en mis manos –su vista se clava en mí. Mi mano aprieta con fuerza a la de Aiden como si fuera mi apoyo emocional –pero... -detiene la frase.
-¿Pero qué? –pregunto angustiada.
-Lia... -me mira como diciendo que va hacerme daño, que voy a sufrir por lo que va decir.
-Dímelo –suplico sollozando.
-El impacto de su cabeza contra el suelo ha ocasionado un fuerte traumatismo y... lo siento, ha entrado en un estado de coma –al decir eso siento como mi cuerpo empieza a perder el equilibrio, que se desvanece en cuestión de segundos. Esta situación está siendo demasiado para mí, me está superando y mi visión empieza a perder su nitidez volviéndose borrosa. Siento unas manos que me sujetan, voces que hablan, pero no puedo más. Mi cuerpo no puede más y todo se inunda en una absoluta oscuridad.
---
Me despierto encima de una camilla escuchando pitidos procedentes de una de las máquinas que hay en la habitación. Siento un dolor de cabeza, intento incorporarme del colchón y veo que esta me da vueltas sintiéndome mareada.
-Eyy... -una voz conocida oigo. Es la de Aiden que está al lado de la camilla sentado en una silla -¿Cómo te encuentras?
De momento recuerdo lo último que mi memoria conserva.
Una explosión.
Eric herido.
El hospital.
Liam informándome de que Eric está... está en coma.
-¡¿Dónde está?! ¡Quiero verlo! –le grito enseguida a Aiden.
-Lia tienes que descansar.
-¡No! ¡Necesito verlo! –digo levantándome de la camilla.
-Está bien, espera que te ayude estas muy débil –dice agarrándome de la cintura y pasando mi mano por encima de su cuello para que me apoye.
Una vez que me dirigió hacia donde estaba la habitación donde se encontraba Eric, Aiden me aviso que había alguien dentro con él.
-¿Quién?
-Es Jennifer –su nombre me provocó algo de furia en mi interior.
-Dile que se marche. Yo me quedo con él –pido y este hace caso entrando en la habitación para informarla mientras yo me quedo apoyada en el marco de la puerta a espera de que salga ella de allí. Veo cómo sale echándome una mirada no muy amistosa.
Cuando por fin se marcha, Aiden me lleva hasta la silla que hay al lado de la cama para que me asiente y le pido que me deje a solas y eso hace desapareciendo y cerrando la puerta quedándome completamente sola con mi castaño.
Su cabeza esta vendada al igual que uno de sus brazos y otra de sus piernas. Cables conectan uno de sus brazos con una máquina de la misma forma que había cuando me desperté en la otra habitación. Veo su rostro, su precioso rostro cubierto con algunas heridas y arañazos. Con mi mano acaricio la suya y la agarro sin hacerle mucha presión.
-Vuelve conmigo...
Lágrimas caen de mis ojos llenando las sábanas de ellas. Duele. Duele mucho verlo así, de esta manera la cual no se merece. Mientras me derrumbo de nuevo escucho la puerta abrirse. Es Liam.
-Lia... deberías descansar –me sugiere al verme de esta forma.
-No quiero separarme de él, ¿cuándo despertará?
-No se sabe, puede que días, semanas, meses... o puede que no lo haga –informa bastante apenado. Mi mente no quiere aceptar eso último que ha dicho. Se va a despertar, lo hará y volverá conmigo.
-Volverá –le digo segura de mi misma.
---
Tres semanas han pasado y me encuentro en el mismo lugar sentada en la silla al lado de la cama de Eric. Apenas me he despegado de él en todo este tiempo. Me he traído todas mis cosas necesarias para poder estar aquí con él. No quiero separarme mucho ni tampoco quiero hacerlo.
Los demás han venido a ratos para visitarle y además de hacerme algo de compañía. También la pelirroja ha aparecido varias veces, pero, aunque no me guste su presencia la he dejado quedarse.
Estar aquí me ha hecho meditar, pensar detalladamente todo el asunto. Siento que en parte lo que ha pasado ha sido por mi culpa. Ese tío quiere destruirme y busca las maneras más sucias y crueles haciendo daño a la gente de mi alrededor. Mientras me hallaba en el hospital estas semanas, he recibido prácticamente cada día mensajes procedentes de ese maldito preguntándome si había sobrevivido Eric y cosas por el estilo ¿Cómo alguien puede tener tanta maldad encima?
Estoy harta, cansada, exhausta de que mientras nuestras vidas están siendo destruidas, él está por ahí divirtiéndose a costa de nosotros. Eso ya se acabó, la risa que pueda tener se le va a borrar porque ahora me toca a mí. Sí, me toca a mí. Es mi turno de hacer justicia, de vengarme de él con todas mis ganas porque es lo que más deseo en estos momentos. Después de dañar a la persona que quiero mi mente ha dado un giro para tomar las riendas del asunto porque si yo no acabo con esto nadie va a poder conseguirlo.
Cada día me he escapado una hora sin que nadie se diese cuenta a clases de defensa personal. Gracias a esto y en el poco tiempo que he ido he aprendido mucho a defenderme. El profesor dice que tengo mucha agilidad, cosa que no sabía, y que si soy lista es un punto que tengo a favor.
Por otra parte, busqué por la casa de Eric algún arma que tuviese por ahí. Para mi suerte la encontré y me la he guardado. Nunca he usado una. No tenía idea de cómo se usaba hasta que me fui sola al bosque a practicar por mi cuenta. La primera vez que disparé me hice algo de daño en la mano y hasta mis oídos fueron sensibles al ruido que por un momento creí que iba a perder mi audición. Poco a poco fui practicando y mejorando mis tiros con latas que fui encontrando para usarlas de objetivo.
Sé que aún no estoy preparada, que aún soy débil para luchar porque una cosa es entrenar, practicar y otra es poner en práctica lo aprendido en una situación real cosa que no he tenido oportunidad de hacerlo todavía. Pero lo que si sé es que en estos momentos me encuentro más fuerte que nunca, más capacitada y menos insegura e indefensa de lo que era antes. Todo lo que he vivido, presenciado me ha hecho cambiar. La vida te hace cambiar debido a las circunstancias que se te presentan.
Ahora mismo me encuentro en uno de los bosques que tiene River Lake a punto de irme de vuelta al hospital. Vengo en bici algunas veces ya que no tengo el carnet para conducir. En la profundidad del bosque hay un pequeño lago que no creo que mucha gente sepa de su existencia ya que casi nadie viene a esta parte del bosque. Antes de irme me siento cinco minutos para contemplar el paisaje y la verdad que este sitio me da mucha paz interior.
Mientras me encuentro sentada en la orilla del lago tomándome mi tiempo de tranquilidad escucho a mis espaldas el ruido de una rama romperse e inmediatamente mi cuerpo se pone en alerta sacando el arma que traigo conmigo. Oigo como otra rama es pisada a pocos metros de mí y cuando creo que es el momento justo en un movimiento rápido me giro apuntando a la persona con la pistola. Nunca creí que pudiera agarrar un arma como en la manera en que lo estoy haciendo ahora mismo.
Al girarme y ver a la persona de quien se trataba me quede bastante atónita. Sin palabras. Estaba demasiado confusa, desconcertada a la vez que asombrada por su presencia.
-¿Matt? –pregunto demasiado confundida. Mi mano baja dejando de apuntarle con la pistola.
-Hola Lia –saluda al mismo tiempo que camina para acercarse más a mí. Mi mente está completamente bloqueada. No logra entender lo que está pasando en este momento. Lo observo detalladamente y tiene mejor aspecto de lo que recordaba. Cuando queda frente a mí lleva una de sus manos al arma que estoy sujetando. Inconscientemente dejo que la coja y este la observa con detenimiento -¿Sabes usarla? –me pregunta.
-Más o menos –es lo que le contesto -¿Qué.. qué haces aquí? –mi voz suena un poco temerosa. El rubio sigue con los ojos centrados en el arma y no me da una respuesta ante mi pregunta -¿Matt? –vuelvo a llamar su atención para que conteste.
A continuación, da un fuerte suspiro y clava su mirada en mis ojos.
-¿Sabes Lia? –su voz comienza hablarme -Creo que eres muy estúpida al venir aquí tu sola sin protección–dice sonriendo de lado con una forma un tanto malévola. En ese instante mi cuerpo se queda congelado, siente miedo ¿Cómo? ¿Por qué dice eso? ¿Qué está pasando? Mi mente intenta buscar alguna conexión a todo esto, pero no la encuentra.
-Por cierto –dice volviendo a mostrar esa sonrisa -¿Cómo está tu novio? ¿Sigue vivo?
¡¿Qué?! No estoy entendiendo nada ¿Cómo sabe..?
Espera.
Oh no.
No, no, no.
Es... es imposible.
¿Fue él?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro