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Capítulo 31

Eric Morgan

En estos 20 años he experimentado de todo, he conocido muchas chicas las cuales solo las he usado para un rato de disfrute, incluso intente buscar en algunas de ellas algo más. Aunque creáis que no, sí hubo momentos en los que quería saber que era sentir algo por una persona como todo el mundo hacía. Tener una relación con alguien, pero jamás con ninguna chica he llegado a conocer esa parte y por eso siempre he sido así todo este tiempo porque pensé que era imposible que alguna encajara conmigo hasta que la conocí a ella. Sin buscarla apareció en mi vida de repente, y gracias a eso ahora estoy empezando a descubrir lo que es querer a una persona.

Os puedo asegurar que no hay nada mejor que tenerla aquí entre mis brazos. La noche de ayer fue perfecta. Que me confesará sus sentimientos por mí me llenó de pura felicidad, y lo que pasó después de eso nunca lo voy a olvidar. Fue la mejor noche que me han podido dar en la vida. Fui el primero y esa es la mejor parte porque la hice mía, completamente mía. Anoche no solo disfrute del sexo. Hacerlo con ella, hacerlo con una persona con la que tienes sentimientos es totalmente diferente a lo que había probado. Es el mayor placer al que puedes someterte.

¿Quién hubiera pensado que iba a encontrar a la persona correcta aquella noche? Una noche que parecía ser la peor, al final se ha convertido con el tiempo en todo lo contrario. Ahora lo recuerdo y pienso, ¿cómo pude ser tan cabrón con ella? Fui tan estúpido y míranos ahora, aquí juntos en la cama después de una noche espectacular.

Está dormida, su cabeza esta encima de mi pecho y mis manos acarician sus brazos. Noto como se empieza a mover y sus ojos a parpadear. Se está despertando.

-Buenos días –su dulce voz un poco ronca me habla mientras que alza su cabeza hacia arriba para observarme.

-Buenos días, ¿cómo has dormido? –le pregunto apartando a un lado un trozo de su cabello que le estaba tapando su hermoso rostro ¿Cómo es tan preciosa?

-Muy bien –contesta con una pequeña sonrisa posicionándose a la misma altura de mis ojos -¿Y tú?

-También, a tu lado se duerme mejor –digo y veo como su cara se sonroja. Sé que es tímida, y me gusta ver como su cara muestra esa expresión cuando le digo una cosa de ese estilo. Estiro mi brazo para agarrarla de la cintura y acercarla más a mí. Ninguno de los dos llevamos puesto algo de ropa encima, solo nos cubre una fina sábana blanca. Cuando ya le tengo a escasos milímetros de mí -¿Cómo te sientes? –le pregunto en susurro refiriéndome por lo de anoche a la vez que mis dedos se desplazan para acariciar su espalda.

-Me siento genial. Lo de anoche fue... -me mira con vergüenza – fue perfecto –confiesa. No aguanto más las ganas de besarla y me lanzo a sus labios. No me cansaría nunca de esto.

-Eric...

-Dime pequeña.

-A ti... -vuelve a mirarme, pero esta vez la noto con mucha más vergüenza.

-A mi qué? –no se qué quiere preguntarme.

-A ti... te gustó? –suelta muerta de vergüenza y no puedo evitar soltar una sonrisa. ¿Qué si me gustó? Pequeña fue la mejor noche de mi vida.

-No me gustó, me encantó. Fue increíble pequeña –le aseguro.

Comienzo a besarla de nuevo de manera lenta y suave con besos llenos de pasión. Su cuerpo está en contacto con el mío. Sentir su piel en la mía me produce una sensación espectacular. Tengo ganas de ella de otra vez. Muchas ganas y creo que ella también tiene las mismas que yo. Estar sin ropa hace que me provoque aún más. El ritmo de nuestros besos aumentan su intensidad y siento que todo en mí sube su temperatura. En un movimiento rápido la coloco debajo y beso cada parte su cuerpo haciendo que ella suelte gemidos cada vez que mi boca roza su piel. Escuchar como disfruta gracias a mí, es una bonita melodía para mis oídos.

Le pido permiso para me deje seguir y ella me consiente. En ese momento me coloco el envoltorio porque mis ganas de sentirla no aguantan ni un segundo más. Cuando finalmente esta puesto, no espero más y un grito sale de su boca al momento de estar dentro de ella. Me encanta. ¡Joder, me puto encanta! ¡Es la mejor sensación del mundo! Mis caderas se mueven con lentitud al principio, pero no tardo mucho en incrementar la velocidad. Sus gritos son cada vez más fuertes y eso hace que me caliente más gimiendo yo también del placer que siento. Esto es gloria. Sus ojos están cerrados disfrutando de las sensaciones tan placenteras que producen nuestros cuerpos al estar unidos.

-Lia, mírame –digo con la voz entrecortada. Ella abre sus ojos y hacen conexión con los míos –No dejes de mirarme –le pido.

Hace caso a mi petición, aunque le cuesta un poco ya que de manera involuntaria los ojos se les cierra solos para poder sentir más la satisfacción. Aguanta como puede la mirada mientras que yo no dejo de moverme. Siento que estamos a punto de explotar. Lo siento porque sus gemidos se profundizan al igual que los míos. Continuo sin parar hasta que después de unos cuantos minutos más:

-¡Ahh Eric! –oigo como grita mi nombre cuando explota a la misma vez que yo. Ha sido maravilloso. Espero unos segundos a que se recupere sin salir aún de ella y después la beso de manera suave. Quiero esto todos los días. Estar así con ella siempre.

Después de recibir los mejores buenos días y desayunar juntos, estoy de camino hacia la casa de Aiden puesto que descubrimos una pista del malnacido que estamos buscando, y quedé allí con todos los del equipo. Lia se quedó en casa bajo vigilancia de muchos de mis hombres. Espero no tardar mucho en volver, aunque si es sobre este tipo quiero tardar lo que haga falta si así es posible dar con él cuanto antes y terminar de una vez para poder ser felices.

También tengo que ir a recoger unos encargos para el gran día de mañana. No os lo he contado, pero mañana es el cumpleaños de mi pequeña. Ella no me ha dicho nada sobre el tema, no quiere decirme que es su cumpleaños, aunque yo si lo sé. Se todo sobre ella cuando la investigué asique no se va a librar y haré lo que este en mis manos para que pase un magnífico día. Quiero verla feliz.

-Y bien que novedades hay? –pregunta James cuando aparece puesto que le estábamos esperando al ser el último en llegar.

-Las cámaras de seguridad captaron al hombre del coche, pero no parece que sea él –informa Aiden.

-Seguramente sea uno de sus hombres –respondo –Se ve que no le gusta salir de su escondite al imbécil.

-Hay otra novedad –suelta de repente Adam provocando cierta cara de sorpresa en mí y en los demás que estamos presentes. Todos ponemos nuestra atención en él a la espera de que hable –Tengo la dirección donde fue después del centro comercial.

-¡¿Cómo?! –salta Aiden asombrado –¿A que estamos esperando? Tenemos que ir ya.

Yo también estoy atónito con lo que acaba de decir, ninguno de los cuatro lo esperábamos. Pero no podemos ir así de pronto. Es muy arriesgado sin saber la zona ni nada. Tenemos que prepararnos antes de actuar.

-Aún no –hablo con seriedad en la voz –Primero hay que organizarlo bien, no podemos actuar sin saber que vamos a encontrarnos. Adam, me vas a llevar al lugar ahora para detallar la zona, y luego ya informaré de lo que haremos.

Dada la orden Adam y yo nos vamos hacia el sitio que ha localizado, pero antes de irnos hablé con Aiden para que fuese a recoger las cosas que había encargado de Lia para mañana. Quiero que sea un día especial para ella. Por eso con ayuda de su amiga, le compré un vestido para que se lo ponga para la ocasión. Aparte encargué todo tipo de comida y su pastel de cumpleaños. Y por último, le he hecho un regalo que hasta estoy nervioso cuando llegue el momento de dárselo. Le he regalado un anillo que yo mismo elegí. No esperéis que sea para pedirle matrimonio. De momento. Lo que voy hacer es pedirle que sea mi novia. No quiero estar así con ella sin saber lo que somos, porque no lo sé. Quiero que lo sea, quiero estar con ella y deseo y espero que me diga que sí.

-¿Vendrás mañana verdad? –pregunto a Adam en el coche mientras nos dirigimos a la dirección.

-No lo sé tío, estará ella –se refiere a Amalia. Mi amigo sigue pillado por esa chica. Han quedado un par de veces cuando se desapareció Lia, pero luego dejaron de verse. Al principio ella no quería verlo después de lo que paso con su amiga, pero Adam no dejo de insistir en que lo perdonase y que le diera una oportunidad. Todo lo cuento según lo que me ha comentado él. Después dejaron de verse. ¿El motivo? No tengo idea. Cuando le he preguntado en varias ocasiones ha evitado el tema asique no le insistí más no quería agobiarlo. Solo ellos saben su historia y lo que ha pasado.

-Es el cumple de Lia, quiero que estés allí. No puedes dejarme plantado. Además, hace tiempo que no os veis. Igual es buena ocasión para un reencuentro y posible reconciliación.

-Eso no va a pasar –suelta mi amigo con desilusión –Está saliendo con alguien.

-Joder... lo siento... -eso si que es una putada –Puedo hablar con Lia para que intente...

-No, no tío déjalo. Cambiemos de tema mejor, ¿qué tal tú con Lia?

-Pues me siento como si me hubiera tocado la lotería. Ella es todo lo que necesito –es la primera vez que le confieso esto a alguno de ellos.

-Se nota que te hace feliz hermano. Eso es porque es la indicada.

<<Sí lo es>>

-Pero no te quiero ver desanimado a ti eh. Sé que no quieres escucharlo, pero estoy seguro de que Amalia es para ti. Solo dale tiempo ya verás.

-¿Tiempo al tiempo?

-Tiempo al tiempo hermano, confía.

Tras nuestra pequeña conversación y después de cinco minutos más conduciendo llegamos al supuesto destino. Un almacén que se encuentra en una explanada que parece que estar abandonada. Parece un desierto esto. No hay ningún coche a simple vista ni a un kilómetro de distancia.

-Creo que no hay nadie aquí –dice Adam.

-Vamos a dar un rodeo, no nos acercaremos más por si acaso.

Parece que está despejado. No hemos visto a nadie ni nada raro a los alrededores ni movimientos en el interior del almacén. No se esto me huele un poco raro. Me da mala espina este sitio.

-¿Qué hacemos hermano? ¿Entramos? –me pregunta.

-¿Has traído tu arma?

-Siempre la llevo conmigo –dice sacándosela detrás de su camiseta.

Saco también la mía y con el mayor silencio posible caminamos hacia una de las puertas. Antes de entrar miré por la ventana que había al lado para inspeccionar su interior. No vi nada. Todo parecía en orden. Le hice una señal para adentrarnos y cuando estábamos dentro, con nuestras armas apuntando exploramos todo el interior, pero no había rastro de absolutamente nada. Bajamos las armas una vez que acabamos y Adam me hablo:

-Pues no hemos hecho nada, seguramente se encontró con él aquí, pero nada más.

Nos quedamos unos segundos en silencio echando un último vistazo y en seguida mis oídos comenzaron a escuchar como si fuera un pitido.

-¿Escuchas eso? –le pregunto un poco desconcertado. Volvemos a quedarnos en silencio y Adam me confirma que también lo oye. Nos aproximamos hacia donde se origina ese sonido y vemos una caja de cartón cerrada en el suelo. Me aproximo más hasta llegar y con una de mis manos abro cuidadosamente la caja. Al abrirla mi cara entra en pánico, se me corta la respiración al instante y me quedo horrorizado ante lo que veo.

-Oh mierda. ¡CORRE! –grito cogiendo a Adam del brazo para salir huir inmediatamente. ¡No no puede ser ! ¡Esto ha sido una jodida trampa! ¡Maldito hijo de puta! Los dos intentamos escapar de este infierno corriendo con todas nuestras fuerzas sacando nuestros últimos alientos porque esta vez nuestra vida está en juego. Si no salimos de aquí, moriremos. Logramos salir del almacén y cuando vamos corriendo fuera de la explanada:

¡BOOM!

El sonido de la explosión se escucha. Siento como mi cuerpo sale disparado por los aires. Un fuerte dolor noto como si esto fuera el fin. En ese momento pienso en mi pequeña. Imágenes de ella se me vienen a la cabeza. La primera vez que la vi, cuando corrí detrás de ella por el jardín al intentar escapar de mí, nuestro reencuentro después de tres meses junto con nuestro primer beso, la noche de ayer, como la vi despertar tan hermosa esta mañana en mi cama y su última sonrisa cuando me despedí al salir de casa. Mi mente solo piensa en ella, quiere tenerla presente ahora mismo porque si este va a ser el fin de mi vida, si voy a morir hoy, quiero que mi último pensamiento sea de la mujer a la que quiero.

<<Si, te quiero Lia Blake y espero que puedas perdonarme por esto, por no haber sido capaz de decírtelo en todo este tiempo y por no cumplir con mi palabra de que no me iba a pasar nada>>

<<Lo siento pequeña>> es mi último pensamiento antes de impactar contra el suelo volviéndose todo oscuro.

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