Capítulo 29
Eric Morgan
Todo terminará. Eso es lo que le prometí a Lia. Desde que la investigué y descubrimos que no había nada acerca de su padrastro hace tres meses ya era algo sospechoso, que obviamente era muy extraño y que debíamos seguir indagando. Pero jamás podíamos creer que la razón de todo ello fuera esta. Que su padrastro es el mismo tipo al que tantas ganas tengo de matar. ¿Qué casualidad no creéis? Si antes tenía ganas imaginaros ahora que sé que ha hecho daño a alguien que me importa.
Mi prioridad a partir de ya es centrarme en encontrarlo, no voy a perder más tiempo, no voy a seguir esperando en que vaya más lejos ni mucho menos dejar que vuelva a tener la oportunidad de intentar hacerle más daño. A mí no puede causarme más dolor del que ya ha hecho, pero a ella sí y no se lo voy a permitir. Ha intentado jodernos con sus malditos mensajes anónimos. ¿Eso pretende? ¿Mandar mensajes para que ella se aleje y desconfié de mí? Ni en sus sueños. Ni él ni nadie nos va alejar que quede bien claro.
El sonido del timbre de la casa de Aiden suena. He venido para hablar con él puesto que este tema quería que lo lleváramos los dos en secreto, pero ya hay mucho peligro de por medio y tengo que informar a todos. Por eso, esta tarde he organizado una reunión para contar sobre el asunto ya que sabemos lo que está pasando y necesito a todo el mundo trabajando inmediatamente.
-Hola hermano –me saluda mi amigo al abrir la puerta -¿Cómo estás?
-¿Tú que crees? –contesto con desánimo.
-Lo sé, todo esto está siendo una locura.
Le seguí hasta el jardín de su casa y allí nos sentamos en unas de sus butacas. Necesitaba estar un rato tranquilo, relajarme para poder continuar con todo el trabajo que se nos iba a venir encima. Encendimos un par de cigarrillos y Aiden me ofreció beber unos tragos. Acepté y mientras disfrutábamos de un momento de paz hablamos de toda la situación con calma y analizamos todos los detalles.
-Oye tio... sé que le prometí no contarte nada, pero estoy preocupado por ella y tienes que saberlo –suelta en un momento que habíamos dejado en silencio. Le miré con una expresión de no entender nada. ¿A qué se refiere? –Ayer vino aquí Lia -¿qué? Me dijo que iba a casa de Amalia. Me mintió.
-¿A qué vino? –pregunto como si no me molestase que me lo ocultara.
-Quería que le enseñara a pelear, defenderse para poder enfrentarse a él –está loca si piensa que va a poder hacer eso, es lo primero que se me pasa por la mente –intente convencerla de que se quitase esa idea de la cabeza, pero no estoy seguro de que se le haya ido. Por eso te lo digo para que vigiles que no haga ninguna locura.
Creo que no me lo dijo porque evidentemente no iba a dejarla que hiciese nada y por eso recurrió a él. Hablaré muy seriamente con ella y le quitaré todos esos pensamientos y ocurrencias que tiene.
-Esta situación es muy difícil para ella. Está desesperada. Se echa la culpa de la muerte de Alex y eso creo que la ha dejado bastante tocada –suelto un suspiro y me levanto para marcharme - Gracias por decírmelo. La tendré muy vigilada. Luego nos vemos.
-Eric... -dice cuando ya estoy a punto de irme. Me giro para mirarle y me pregunta –¿estás enamorado de ella? –la sorpresa en mi cara es inevitable. ¿Enamorado? ¿Yo? No me había replanteado nunca esa pregunta en todo este tiempo. Nunca lo he estado.
Este sigue mirándome esperando una respuesta por mi parte.
-Nunca he estado enamorado –esa es finalmente mi contestación.
-¿Y qué es lo que sientes por ella? –vuelve hacerme otra pregunta comprometida.
-¿Me estás haciendo un interrogatorio? –intento evitar seguir contestando. Es muy complicado darle una respuesta clara. Este se levanta y camina hasta mí, se queda parado observándome unos segundos para luego mostrarme una sonrisa de diversión y decirme:
-Uno no elige de quién se enamora, simplemente sucede y déjame decirte hermano que tú lo estás. Deberías decírselo, tómalo como un consejo –este se da la vuelta y se va de nuevo a sentarse. Yo sigo con mi camino con muchos pensamientos en mi cabeza mientras me dirijo de nuevo a casa.
Estuve el resto del tiempo pasándolo con Lia, disfrutando de ella e intentando animarla. Me gustaría salir de casa, llevarla a comer, dar una vuelta o lo que sea, pero sabiendo el peligro que corre no puedo. Tampoco ella quiere salir no quiere que alguien más muera asique hasta que no se acabe todo esto no podemos hacer gran cosa. También pronto será su cumpleaños y quiero hacer algo especial por ella. Aún tengo que pensar que hacer porque no tengo ni idea, pediré consejo a su amiga que por cierto aún no ha ido a verla, pero hoy le daré una sorpresa y hablé con esta para que viniese esta tarde y que pasarán la tarde juntas.
Me encuentro junto con mi pequeña ahora mismo. Estamos tumbados en una de las hamacas, bastante cómoda por cierto, del jardín trasero mientras que notamos como los rayos de luz y del sol se sienten en nuestra piel. Hace un día maravilloso y estar con ella así es una de las mejores sensaciones del mundo.
Puede que sea un aguafiestas por estropear el momento de tranquilidad que estamos teniendo, pero tengo la necesidad de hablar con ella muy seriamente. No estoy nada relajado sabiendo que tiene esa idea en su cabeza.
-Pequeña... -comienzo a llamar su atención y ella ladea su cabeza que está apoyada en mi pecho para mirarme –tenemos que hablar –nota en mi voz que es algo serio y se recompone del sitio sentándose enfrente de mí.
-¿Pasa algo?
-Eso es lo que quiero saber, ¿qué es lo que estás pensando hacer? –mi mirada es penetrante y noto como sus nervios salen a la vista.
-No entiendo a qué te refieres –responde. Sí sabe a lo que me refiero, pero está intentando ocultarlo.
-Lia, Aiden me lo ha contado. Sé que fuiste ayer a su casa –le suelto la verdad.
-Me prometió que no te lo diría –suelta enojada.
-Sabes que una de las cosas que más odio es que me oculten las cosas y que me mientan –decir estas palabras hacen que su cara sea de arrepentimiento y tristeza –No vuelvas hacerlo, ya no es el hecho de que me lo ocultes sino de las intenciones que tienes. Eso me preocupa mucho más –Lia hace le intento de hablar, pero le corto diciéndole que me escuche primero –Solo voy a decírtelo una vez. Espero y confió en que me hagas caso. Quédate al margen, yo me ocupo de todo. Si recibes un mensaje o lo que sea me lo dices. Si algo te pasa hablas conmigo. Cualquier cosa acudes a mí de inmediato ¿de acuerdo?
-Pero...
-Nada de peros Lia. ¿Qué es lo que quieres? ¿Quieres acabar muerta? ¿De verdad quieres eso? –ya esto lo digo en un tono más alterado y furioso. Parece que no entiende la gravedad del asunto -¡¿Es que no lo entiendes?!
-¡Si lo entiendo! Pero entiéndeme tú a mi Eric. No puedo quedarme aquí quieta esperando a que me salves. ¡Quiero hacer algo! Ser útil. Saber defenderme ¡Quiero acabar yo también con él!
-No puedo dejar que te pase algo –niego a todo lo que dice. No voy a permitir eso.
-¡¿Y si te pasa a ti algo?! ¡¿Eh?! –no respondo -¡Dime! –vuelve a reclamar respuesta.
-No me va a pasar nada –digo para tranquilizarla.
-¡Eso no lo sabes! –grita histérica - ¡Mira Alex! ¡Está muerto joder! ¡Muerto! No voy a quedarme parada viendo como mueren más personas.
-Te encerraré en el sótano como sigas así –le advierto.
-No serías capaz –¿qué no? Pequeña si no vas a estarte quieta no me dejas muchas opciones.
-Créeme que si. Me conoces de sobra para saber que soy capaz de eso y más. Asique más te vale hacerme caso, no te lo voy a repetir.
-Te odio en estos momentos –contesta de brazos cruzados enfadada.
-¿Me odias? –pregunto acercándome y dejando escasos milímetros de espacio entre ella y yo. Escucho como su corazón late y eso me hace saber que le he puesto nerviosa y me encanta.
-Mucho –su respuesta me hace bastante gracia y eso hace que se me escape una sonrisa de diversión.
-Eres incapaz de odiarme pequeña –le digo en un tono pícaro.
-¿Ah no? ¿Cómo estás tan seguro? –intenta provocarme. A decir verdad, se me está viendo a la mente la conversación que hemos tenido Aiden y yo antes, bueno más bien lo que me dijo. Que estoy enamorado de ella. No lo sé. Tampoco sé que es lo que siente ella hacia a mí. Nunca me lo he preguntado y ahora tengo curiosidad. Puede que sea buen momento para quitarme la duda o a lo mejor es muy precipitado aún, pero voy arriesgarme.
-Porque sientes algo por mí, ¿no es verdad? –no recibo respuesta. Sus ojos marrones no se despegan de los míos, ni los míos de los suyos.
-¿Y tú sientes algo por mí? –buena táctica responder con otra pregunta pero no te vas a librar de no responder.
-He preguntado primero. ¿Qué sientes por mí Lia? –vuelvo hacerle la pregunta.
-Yo... no lo se muy bien –esa es su respuesta y algo dentro de mí es como si doliese. Creo que esperaba otra contestación y no esta. Supongo que me he precipitado y me he decepcionado un poco. Intento mantener la compostura y al instante la vibración de mi móvil suena. Un mensaje. Es de Aiden informándome que está todo listo para la reunión.
-Tengo una reunión. Estaré en casa de Aiden –no digo nada acerca del tema. La situación es algo incómoda y mejor que me marche asique eso hago. Me voy a casa de Aiden dejándola sola en el jardín, pero antes de irme le avise que iba a tener la visita de su amiga.
La reunión se alargó más de la cuenta. Había muchos problemas que resolver y trabajo que hacer. Aiden y yo informamos a todos del importante tema que iba a ser nuestro principal objetivo a partir de ahora y cuando di por finalizadas todas las órdenes a cada uno de ellos volví de nuevo a casa para descansar por fin.
Llegué a la puerta de mi habitación y cuando la abrí me di cuenta de que alguien estaba durmiendo encima de mi cama. La oscuridad no me dejaba ver con claridad, pero suponía de quien se trataba. Y efectivamente no podía ser otra persona que solo ella.
Me quede mirándola por segundos. No sabía si despertarla, llevarla de vuelta a su habitación o la opción más correcta era irme a la suya y dormir yo en ella. Cogí mis pantalones del armario puesto que es lo único que utilizo a modo de pijama, y cuando estaba ya cerca de la puerta oigo como su voz me llama.
-No te vayas –es lo segundo que escucho que me dice. Estoy de espaldas casi en el pomo de la puerta. No sé si es buena idea quedarme después de lo de esta tarde. Tampoco tengo muchas ganas ahora de hablar. Oigo como se levanta de la cama y sus pasos se aproximan.
-Eric... -dice detrás de mí y me giro lentamente para contemplarla –Te estaba esperando.
-¿Por qué me esperabas?
-Quería decirte una cosa.
-Dímela mañana - ahora mismo no me apetece mucho hablar. No estoy con ánimo -Ya es tarde, es mejor...
-¡No! Llevo esperándote horas asique me vas a escuchar.
-Lia no es buen momento. Hablamos mañana –le repito. Abro la puerta para salir, pero lo que me dice a continuación me impresiona tanto que me hace detenerme por completo.
-Te quiero Eric.
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