Capítulo 26
Lia Blake
Desde que mi madre murió llevo todo este tiempo tratando de entender el por qué de mi vida, por que era tan complicada. No entendía porque todo lo malo me pasaba a mi y que era lo que había hecho yo para merecer tal cosa, y me he dado cuenta de que lo único que hacía era perder el tiempo buscando cuales eran esas razones porque la vida muchas veces no tiene sentido. No todo lo que ocurre tiene una lógica. Hay tantas injusticias que pasan a diario en el mundo que no tienen explicación alguna, y muchos de nosotros nos toca vivirlas, aunque no nos las merezcamos, sufrirlas y lo más importante afrontarlas para intentar superarlas.
Y es que así es la vida, no hay que tratar de entenderla sino de aceptarla con sus buenos y malos momentos. Hay que aceptarla y ser conscientes de que nada es para siempre. Todo lo malo que te sucede al cabo de un tiempo se marcha, todo eso pasa y hasta deja de doler.
También he descubierto que hasta en ese mal que vives puedes sacar alguna cosa positiva de ella. Seguramente no todas las situaciones sean las mismas, pero dentro de mi historia he podido sacar una, un chico castaño con los ojos azules más hermosos que he podido ver en mi corta vida.
Y esa es la razón por la que he decidido volver. He vuelto a River Lake mayoritariamente por él, y por Amalia. Ya los días pasaban en aquel pequeño pueblo y sentía que ese ya no era mi lugar, mi hogar. Desde que se marchó Eric mi cabeza no ha parado de pensar. No paraba de darle vueltas a lo que me dijo sobre volver con él, mi interior quería irse pero no estaba completamente segura y preferí quedarme para despejar las dudas de mi mente.
Además, la relación con Matt como os imaginareis ya no era la misma, apenas hablábamos, cada uno en su habitación y aunque el intentaba poner de su parte, no salía por la mía.
Todo cambió desde que apareció de nuevo el castaño, y siendo sincera me alegro de que me haya buscado y encontrado porque gracias a eso hemos llegado a crear un algo entre nosotros, algo especial que nose como definirlo o etiquetarlo. Y si os preguntáis si siento algo por él, la respuesta es sí, siento algo por este chico que jamás había sentido, y no quiero alejarme porque necesito su presencia, necesito estar cerca de él y seguir avanzando con lo nuestro.
Hoy es un nuevo día, ayer llegué y aunque no tuve el mejor recibimiento puesto que fui apuntada con una pistola por uno de los hombres de Eric, estoy muy feliz de haber regresado aquí, y de volver a estar con él. Le echaba de menos.
Unos toques en la puerta de la habitación me hacen levantar de la cama después de un rato centrada en mis pensamientos. Camino hasta la puerta y al abrirla veo la mirada del castaño que me observa de arriba abajo. ¡Mierda! Recién despertada mi mente se ha olvidado de que aparte de mi ropa interior solo llevo puesta una camiseta de tirantes. Mis mejillas están rojas, me estoy muriendo de la vergüenza y cierro la puerta rápidamente.
-¡Espera un momento! –le grito desde el otro lado muy avergonzada. Corro hacia el armario a buscar unos pantalones y una vez puestos abro de nuevo la puerta.
-Siento lo de antes –mi voz tímida le dice mientras intento mantener mi vista en él sin que se note que mi interior está envuelto de nervios y muerta de vergüenza. Él me lanza una sonrisa pícara y entra en la habitación cerrando la puerta.
-No tienes que pedirme perdón por eso –empieza a decirme con su dulce voz ronca a la vez que se acerca a mí y me coge de la cintura. Siento su respiración tan cerca que mi corazón no puede evitar acelerarse –pero no vuelvas abrir así. Imagina que no soy yo –me susurra y un escalofrío recorre mi cuerpo erizándome la piel.
-¿Te molestaría?
-Molestar eso se queda corto pequeña, me pondría muy celoso –susurra cerca de mis labios.
-¿Y eso por qué?
-Por esto –de inmediato junta sus labios con los míos, su boca se mueve junto con la mía de manera feroz, con deseo y pasión haciendo que me vuelva loca. Sus manos comienzan a deslizarse hacia arriba de mi cintura introduciéndose debajo de mi camiseta. El tacto de su piel en mi abdomen hace que mi cuerpo se estremezca. Cada vello de mi cuerpo se eriza y varios jadeos salen de mi boca. Acto seguido me sube en su cintura y me dirige hacia la cama. Me tumba y se acomoda entre mis piernas, el peso de su cuerpo lo recarga en sus manos y vuelve a besarme con la misma intensidad que antes.
Después de besarme deja mi boca y ataca mi cuello. Un gemido se me escapa. Joder... que bien me hace sentir, como me besa, la sensación de estos momentos es tan placentera que hace que mi cuerpo empiece a subir su temperatura. No se qué va a pasar si sigue así, estoy bastante nerviosa nunca he hecho tal cosa y tampoco sé si estoy preparada para ello.
-Eric... -lo aparto suavemente –Y-o... yo nunca –intento decir para que me entienda. Me da mucha vergüenza decírselo.
-Tranquila, no voy hacer nada que tú no quieras –su voz hace que me relaje ante sus palabras. Aun no estoy preparada para avanzar más. Él capta la situación y deja un beso casto en mis labios para luego levantarse y acomodarse.
-Lo siento... -hablo en voz baja.
-Eh eh no tienes que disculparte por nada –se acerca a mi agarrando mi rostro para que le mire –Cuando te sientas preparada avanzaremos, ya te he dicho que no voy hacer nada que tú no quieras –asiento dedicándole una media sonrisa –Venía a darte esto –saca de su bolsillo una tarjeta de color negra –Quiero que te compres un móvil y todo lo que quieras, esta tarjeta a partir de ahora es tuya.
-¡¿Qué?! No no no puedo aceptar eso Eric, no te preocupes, buscaré un trabajo y conseguiré dinero –de ninguna manera voy a dejar que me preste dinero. Puedo ganármelo por mí misma, solo necesito tiempo para encontrar algo.
-No seas cabezota. Tengo dinero suficiente no tienes que trabajar.
-¿Y qué voy a ser una mantenida? Ni lo sueñes –suelto molesta por su comentario –Buscare un trabajo.
-No voy a poder convencerte ¿verdad? –creo que me va conociendo ya.
-No –mi voz segura dice.
-Bueno mientras encuentras el trabajo puedes hacer el favor de utilizar esta tarjeta? Es lo único que te pido, por favor –sus ojos azules brillantes me miran y aunque no esté convencida de aceptar lo hago solo para que deje de tratar de convencerme. No pienso comprar nada con su tarjeta.
-Está bien –digo y me la ofrece para que la coja.
-Escúchame bien, quiero el móvil comprado hoy. A mí no me vas a engañar porque sé lo que estás pensando preciosa –¿acaso me lee la mente? –si no lo compras lo hare yo que lo sepas –me advierte mientras que la expresión de mi cara se puede percibir que ha pillado mis intenciones –Tengo una reunión y debo irme, tu arréglate y abajo te va a esperar Alex, uno de mis hombres, él te llevará y te acompañará al centro comercial o donde quieras ir a comprarlo.
-Puedo ir sola, no me hace falta un guardaespaldas.
-No vas a ir sola, él te acompañará, no hay discusión –ruedo los ojos porque no me va a quedar más remedio que hacer caso a sus órdenes. –Me voy, luego te veo –se despide dándome un beso.
Bueno pues como no tengo más opciones tendré que ir que hacer caso a lo que me dice asique me arreglo para ir a comprar el dichoso móvil. Al bajar las escaleras no veo a nadie ni en la cocina ni el salón.
-¿Lia? –una voz procedente de atrás de mi espaldas habla haciéndome sobresaltar del susto. Me giro y veo a un tipo bastante guapo de unos 25 años. Sus ojos son de color miel y tiene el cabello oscuro.
-Tú debes ser Alex –mi voz alterada por el susto le habla.
-Correcto, es un placer conocerte, ¿estás lista?
-No hace falta que me acompañes puedo ir sola.
-Sé que puedes ir sola, ¿pero de verdad quieres ver a un Eric enfadado? No te lo recomiendo eh –tiene razón si Eric se entera no quiero imaginar cómo se pondría.
-Mejor no hacerle enfadar, da un poco de miedo cuando lo hace –afirmo y veo como este suelta unas carcajadas.
El viaje hasta el centro comercial se hizo corto. Alex y yo estuvimos hablando todo el camino. Es un tipo agradable, se puede hablar de cualquier cosa con él y además de que es muy bromista y gracioso, asique se hizo bastante entretenido por lo que no me puedo quejar. Al llegar fuimos directos a una tienda a comprar un móvil y cuando ya lo pagamos con la tarjeta que me dio Eric, Alex se encargó de ponerlo en funcionamiento y me grabo el número de teléfono del castaño junto con el suyo.
-Listo, aquí lo tienes ¿quieres que te guarde algún número más?
-Ehh... no de momento no, no me acuerdo de los números que estaban en mi otro móvil.
-Igual podría recuperarlos si me dejas tu tarjeta antigua –me sugiere.
-Eso estaría genial gracias, está en casa de Eric, cuando lleguemos te la doy.
-Estupendo, ¿quieres ir algún otro sitio?
-No, ya tengo todo lo que necesito, vámonos, pero antes de irnos voy a ir al baño.
-Vale, te espero en el aparcamiento ¿de acuerdo?
-Perfecto, no tardaré –finalizo y me voy en dirección a los aseos del centro comercial.
Al salir la vibración de mi móvil me sorprende. Agarro el teléfono y veo que es un mensaje de un número desconocido. No entiendo nada. ¿Quién me escribe? Si acabo de comprar el móvil, es imposible que alguien tenga mi número. Es muy extraño esto. Desbloqueo la pantalla y leo el mensaje que contiene.
>>¿De verdad pensabas que podías escapar de mí?<<
Mi cuerpo se congela tras leer ese mensaje. No... No puede ser, esto debe ser una alucinación. Estoy paralizada, mi cuerpo está temblando ¡No puede ser real, no puede ser que haya vuelto! No puede ser que sea quién creo que es y si es así ¿qué voy hacer ahora? ¡Tengo que largarme de aquí! Si estoy en lo cierto no puedo dejar que me encuentre. Otra vibración se escucha, otro mensaje, lo abro y mi cara entra en pánico puesto que no se trata de un mensaje, es una foto... una foto de mí sacada justo en donde me encuentro ahora mismo. Aterrorizada miro en todas las direcciones para ver si lo veo, pero no logró ver nada, solo gente pasar con bolsas de compras.
Tengo que irme, tengo que salir de aquí asique eso hago salgo corriendo a toda prisa a los aparcamientos para encontrarme con Alex. Al llegar al aparcamiento donde se supone que había dejado el coche no hay rastro de él, no lo veo y cada vez estoy más asustada. Oigo un ruido cerca de mí, creo que viene detrás del coche, me aproximo y mis ojos empiezan a derramar lágrimas mientras que el pánico se apodera por completo de mí.
-¡Alex! ¿Dios mío quien te ha hecho esto? –mi voz aterrada habla puesto que hay sangre por todo su abdomen. Le han dado una apuñalada.
-Lia... tienes que irte ahora mismo ¡Vete! –me grita mientras que puedo notar en su voz dolor. Aprieto con mis manos en la herida para intentar detener la hemorragia.
-¡No... No no pienso dejarte aquí! –digo con mi voz rota –Te pondrás bien ¿vale? No pienso dejarte, aguanta por favor –le suplico mientras que saco mi móvil con rapidez y llamo a toda prisa a Eric. Los sonidos del tono de llamada se hacen eternos.
-Vamos Eric cógelo por favor- susurro en voz baja.
-¿Quién es? –al fin la voz del castaño puedo escuchar al otro lado de la llamada.
-¡Eric Eric! –grito entre lágrimas.
-¿Lia eres tú? ¡¿Qué pasa?! ¡¿Dónde estás?! –su voz chilla con desesperación y atemorizado.
-Han... han apuñalado a Alex estoy en los aparcamientos del centro comercial, ven pronto por favor –suplico llorando.
-¡Pequeña estaré ahí enseguida! –me dice y cuelgo la llamada para seguir atendiendo a Alex. Lo miro y veo que sus ojos están cerrados.
-Eh Alex –le hablo a la vez que le doy unos golpes con la palma de mis manos en su rostro. ¡No reacciona joder no reacciona! -¡Alex no por favor no me hagas esto despierta! –sigue sin reaccionar y ya no es pánico es terror lo que siento ahora mismo porque no respira. No está respirando y su pulso se ha parado. Esto quiere decir que está muerto. Acaba de morir entre mis brazos y empiezo a llorar, lloro sin parar con dolor, con mucha rabia porque creo que todo esto ha sido por mi culpa. Soy la responsable de su muerte debido a que el ser más despreciable del planeta, el hombre que tanto odio, el que tanto me ha hecho daño ha vuelto. Mi padrastro ha regresado y viene a por mí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro