Capítulo 23
Eric Morgan
En este momento me considero que soy el tío más imbécil que pueda existir en la tierra. No puede ser que lo esté echando todo a perder de nuevo. Mi cuerpo entra en un estado de nerviosismo y me noto que estoy horrorizado al ver a mi pequeña en la puerta de mi habitación. Mi mundo se me está empezando a venir abajo, se derrumba al ver como su cara muestra tristeza, decepción y sus ojos se llenan de lágrimas al contemplar que hay alguien más conmigo.
Ella sale corriendo sin decir ni una palabra. Yo reacciono gritando su nombre para ver si se detiene, pero es inútil. Tengo que ir tras ella y explicarle la situación porque, aunque estéis pensando mal de mí os juro que esto no es lo que parece. No lo es y tengo que hacérselo entender.
-¡¿Conoces a esa chica?! –me pregunta Jennifer molesta.
-¡Y a ti que te importa! ¡Todo esto es por tu culpa! Te quiero fuera de esta habitación ¡YA! Cuando venga no quiero verte aquí ¿¡Entendiste!? –le digo clavándole mi mirada furiosa.
-¿¡QUIÉN ES ELLA?! ¡CONTÉSTAME ERIC!
No respondo a su pregunta. Cojo sin perder más el tiempo mi camiseta y salgo por la puerta con rapidez precipitándome hacia el ascensor. Este tarda segundos en subir y acto seguido presiono el botón. Al llegar a recepción pregunto si han visto a una chica salir corriendo de aquí y la mujer que se encuentra detrás del mostrador me afirma que sí que la ha visto y que tomó hacia la izquierda al salir del hotel. Son casi las tres de la mañana y el pueblo está invadido en una profunda oscuridad dejando solo ver las pocas luces procedentes de las farolas. Corro por toda la calle en busca de ella, miro con desesperación por todos lados, pero no la veo.
<<¡Maldita sea! ¿Y si ha tomado otra calle?>> Joder, necesito encontrarla urgentemente. Este día era perfecto para ambos, era nuestro día y ahora parece que se ha convertido en un desastre. Tengo que arreglarlo para que no deje de ser perfecto.
Sigo buscando cada calle, cada esquina. Me paro en seco unos segundos para tomar una bocanada de aire y al hacerlo oigo un pequeño ruido en la lejanía de uno de los callejones. A toda prisa me dirijo hacia el origen de ese sonido y al acercarme los oídos se me aclaran y puedo escuchar que se trata de un llanto. Tiene que ser ella. Me adentro más en la callejuela y no puedo evitar sentirme la peor persona al verla en ese estado.
-Eh eh pequeña mírame –corro hacia ella y agarro su rostro para intentar que me escuche y poder tranquilizarla.
-¡Vete! ¡Vete por favor! –me grita entre sollozos.
-No, no me voy a ir tienes que escucharme, Lia escúchame –mi voz es suave con ella.
-¿Por qué me has hecho esto? ¿Por qué Eric? –reclama de una manera titubeante y dolorosa mientras que sus ojos siguen cristalizados por las lágrimas -Soy una estúpida ¿Cómo puedo ser tan tonta? Pensé que había algo bueno en todo esto, pero me equivoqué –se lamenta y no puedo dejar que piense de esa forma. No es ninguna tonta –Fui una ilusa en creer que podíamos... -deja la frase en el aire y no la termina.
-¿De qué pequeña? –ella me mira como si tuviera miedo de decírmelo.
-Tú y yo –esas palabras hacen que llenen de felicidad y a la vez me entristezcan por verla así.
-Cálmate por favor Lia. No quiero que pienses eso porque no es cierto. No eres ninguna estúpida. Todo lo que ha pasado hoy, todo ha sido de verdad. Lo que has visto no es lo que parece ¿vale? No es lo que piensas. Te juro que tiene una explicación, pero necesito que te calmes.
Ella intenta retener con gran esfuerzo sus lágrimas mientras que le sigo pidiendo que se tranquilice. Sus respiraciones agitadas y llenas de la ansiedad cada vez van a un ritmo más lento.
-Eso es Lia sigue así. Ya estás más relajada –le susurro mientras uno nuestras frentes.
-Yo... yo solo vine por qué te necesitaba –me confiesa a través de sus ojos que ahora han tomado color rojizo.
-Estoy aquí, no me voy a ir a ningún lado. Ahora por favor escúchame lo que te tengo que decir. Esa chica se llama Jennifer, la conozco desde la adolescencia y es parte de mi organización. No se cómo me ha encontrado aquí, pero se ha presentado y no me ha quedado más opción que dejarla que se quede en el hotel. No ha pasado nada de lo que estás imaginando.
-¿Nada? –la inseguridad de su tono de voz me pregunta.
-Nada de nada –le confirmo de nuevo deseando que mis palabras hagan efecto en ella y deje de dudar.
-Pero has tenido algo con ella anteriormente ¿verdad?
-Si, bueno no ha sido nada serio, pero si. Lia esa chica no me importa, la que me importas eres tú –quiero que no dude de mí, quiero que confié en mí. –Venga vamos es muy tarde te llevare a casa y si quieres mañana hablamos con más calma –le propongo puesto que creo que lo mejor es que descanse ahora después de verla tan mal como la he visto.
-¡No! No quiero ir a casa –responde de inmediato y noto algo de sorpresa por lo que ha dicho.
-¿Por qué? –ella se levanta al momento y empieza a caminar como si evitara mi pregunta. ¿Qué pasa? ¿Por qué no quiere ir a casa? Frunzo el ceño porque presiento que algo no anda bien y no es solo por lo que ha pasado conmigo. Camino detrás de ella hasta llegar a su alcance y la detengo posicionándome enfrente. -¿Qué pasa Lia? ¿Por qué no quieres ir a casa? –insisto.
-Nada –dice evitando mi mirada y eso ya me confirma que sí que pasa algo.
<<Solo vine porque te necesitaba>> son las palabras que recuerdo en mi mente que me había mencionado antes. Vino porque sucedió algo y recurrió a mí.
-Dímelo –le ruego.
-No, no quiero verte enfurecido –ella habla con cierta dificultad debido a que teme por mi reacción.
-Precisamente ahora por eso tengo más ganas de saberlo y lo necesito. Has venido a mí porque ha ocurrido algo ¿cierto? –ella asiente con la cabeza mientras sus ojos vuelven a mostrarse brillantes y presiento que va a volver a llorar otra vez. Vuelvo a suplicarle que me lo cuente y al fin acepta.
-Matt... -comienza a hablar y siento como mi estómago comienza a revolverse tan solo con oír pronunciar ese nombre –llegó borracho a casa y... -no termina la frase ya que necesita retener sus lágrimas –no sé qué le paso, se puso un poco agresivo, su agarre era muy fuerte y me hacía daño. Le dije que me soltará, pero no lo hizo y luego...luego intento besarme –suelta todo y se abraza a mí. La envuelvo entre mis brazos mientras que yo en lo único que pienso ahora mismo es en que voy a partirle la cara a ese maldito hijo de puta y luego lo mataré por haber puesto sus sucias manos encima de mi pequeña.
-Quiero matarle. Voy a matarle –mascullo a la misma vez que la ira me consume por completo.
-No, no Eric. No lo hagas por favor –me suplica soltándose de mis brazos. No estoy ahora mismo para pensar mucho quiero ir a por él y darle su merecido asique eso es lo que voy hacer. Voy a por él. Me giro para encaminarme hacia su casa, pero ella se interpone en mi camino.
-Eric, no, contrólate. Te lo pido por favor –me ruega de nuevo. Evito mirarla. No lo hago porque sino me ablando y no quiero hacerlo.
-¿QUÉ ME CONTROLE? ¡NO PUEDO HACER ESO! TENGO...
-¿Tienes que matarlo? ¡¿ASÍ LO SOLUCIONAS TÚ TODO?! ¡¿CON LA MUERTE?! –me cuestiona un tanto molesta.
-¡TE HA LASTIMADO LIA!
-Tú también me has lastimado –me confiesa con timidez y lo peor de todo es que tiene razón. Es cierto. Yo también la he lastimado y eso me hace ser otro hijo de puta.
Su mirada es desesperada, llena de espanto. No deja de rogar que me este quieto y no haga nada. También me pide que nos vayamos a mi hotel para dormir. Joder que difícil se me hace esto con ella presente. No quiero que sufra más. Puede que si hago caso a mis malos pensamientos que me dicen que lo mate no me perdone por ello, igual la pierdo y no quiero eso. No quiero perderla. Intento mantener el control sobre mí y sé que no es lo típico, pero voy hacer algo que nunca he hecho y es dar una segunda oportunidad, pero solo por ella, lo voy hacer únicamente por ella.
-Está bien, pero que te quede claro que si vuelve a ponerte una mano encima, si me entero que te toca sin tu consentimiento o te hace daño no habrá más oportunidades para él.
Después de mi advertencia, nos fuimos hacia al hotel para descansar de este día que ha estado lleno de demasiadas emociones. Al llegar me sentí aliviado al ver que la pelirroja se había ido porque si no llega a irse os juro que la habría echado y no me iba a importar de qué manera lo hubiese hecho.
Le ofrecí a Lia una de mis camisetas para que pudiera así estar más cómoda. Además, le informé que yo dormiría en el sofá al igual que eso mismo había pasado cuando Jennifer estaba antes, pero ella me respondió que la cama era grande y que no le importaba que yo durmiera a su lado. Asiqué eso hice me tumbé junto con ella y la verdad que no podía estar más encantado.
No hablamos más del tema acerca de lo que había sucedido hoy. Dejamos a un lado todo eso, apartamos todos los problemas que nos habían envuelto y solo nos centramos en nosotros. Hablamos sobre nuestras vidas, de cómo nos había ido en estos tres meses. Ella me contó cómo llegó a este pueblo y de cómo es su vida aquí. Se veía feliz por cada palabra que hablaba en referente a ello ya que ha conseguido vivir con normalidad.
Es una chica que ha sufrido mucho, perdió a su madre que era lo único que tenía y tuvo la mala suerte de acabar viviendo con una persona que no se merece ni estar en este mundo. Sobre su padrastro no he investigado más nada puesto que mi prioridad en este último tiempo ha sido en encontrarla. Mi mundo se centró y está centrado solo en ella. Y ahora pensándolo en frío, me resulta un tanto extraño que este tipo no haya aparecido ni haya dado señales de vida en tres meses, y me hace dudar de si cabe la posibilidad de que este muerto. Es confuso porque he tratado con gente del estilo, mal nacidos y las maneras de actuar que llevan a cabo no son esas.
Ella no quiere saber acerca de este tema, quiere olvidarlo y es entendible, pero yo no puedo dejarlo pasar, quiero ver si aún sigue vivo para poder ir a tras él y darle el castigo que tanto se merece por todo el daño que le ha causado, por la paliza que le dio y por tantas cosas que todavía no se y que seguro que le han hecho sufrir.
En este momento la estoy observando, se ha quedado dormida y es que no me cabe en la cabeza como alguien puede tener el pensamiento de tan siquiera hacerle un rasguño. Es preciosa. Dormida parece como si fuera un ángel, un hermoso y pequeño ángel. Joder no sé cómo es posible que este diciendo tantas cursilerías. Este no soy yo, no me reconozco, pero es que no puedo hacer otra cosa, no puedo evitarlo porque me sale solo.
<<¿Me está cambiando?>> me pregunto a mí mismo. Yo creo que sí que lo está haciendo porque no es normal. Como que tampoco ha sido normal todo lo que he hecho para encontrarla porque ha parecido de una persona obsesiva y acosadora. No quiero que penséis eso de mí porque no soy para nada ese tipo de personas, pero debéis entender que necesitaba buscarla y verla, aunque hubiera sido una vez más.
Después de lo que ha pasado, esa vez más ahora ha cambiado porque no quiero dejar de verla ni un día. Quiero seguir conociéndola y protegerla. No voy a dejar que nada ni nadie le vuelva hacer daño, incluyéndome a mí mismo.
Es que todo en la vida tiene un por qué, un sentido el cual nos explica la razón de cada cosa que nos sucede. Y es el tiempo el único responsable de darte esas razones porque cuando pasa te das cuenta de todo. Por eso es por lo que ahora estoy comprendiendo que tenías que cruzarte en mi camino porque no solo fuiste una simple casualidad. Tenía que conocerte, saber de tu existencia para demostrarme que eres diferente al resto y es eso lo que te hace ser especial para mí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro