Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 17

Eric Morgan

Los días pasan desde que me marche de la ciudad y no consigo quitármela de la cabeza. No hay día que no deje de pensar en ella. Tampoco dejo de pensar en todas aquellas palabras que me soltó Liam. ¿Por qué ella? ¿Por qué no puedo deshacerme de ella? Todo es tan confuso que estoy empezando a pensar en una posibilidad que jamás pensaría en la vida, algo que nunca creí que podría pasarme y es sentir algo por alguien. Aunque pensándolo mejor creo que eso es imposible, eso no puede pasar, será un capricho o algo parecido y lo de que me importa solo fue un impulso del momento.

-Tu qué opinas Eric? –dice Ethan sacándome de mis pensamientos.

-¿Qué? –digo porque no estaba prestando atención a lo que decían.

-Hermano, ¿en qué estás pensando que te tiene tan distraído? –pregunta James curioso.

Hoy, reuní a todos los de la organización para despejar las dudas sobre el plan que llevaríamos acabo mañana y de asegurarnos de no cometer ningún error que pueda perjudicar al grupo. Todo tenía que estar bien planeado y que todo el mundo tuviese claro que tenían que hacer en cada momento.

-No estoy pensando en nada, solo en la misión –respondo serio para que no sospechen la verdad de mis pensamientos.

-Ya claro, si tú lo dices –vuelve hablar James.

-Estábamos diciendo que es mejor esperar hasta medianoche para atacar –repite Ethan.

-Estoy de acuerdo, es buena idea. Los pillaremos más desprevenidos y será un poco más fácil –digo y todos asienten al estar de acuerdo. - ¿Alguno tiene alguna pregunta? –pregunto y nadie contesta. –Bien, pues si todos tienen muy claro su trabajo podéis iros a descansar. Mañana será un día duro y os quiero a todos en forma, no quiero ningún error por vuestra parte –finalizo y veo cómo se van despejando la sala.

-¿Estás pensando en ella, verdad?–me dice Aiden cuando la sala está completamente vacía y nos quedamos él y yo a solas.

-No –le respondo frío y cortante mientras recojo unos papeles de la mesa para evitar su mirada.

-A mí no me engañas hermano. Desde que ella ha aparecido en tu vida estás diferente, te comportas diferente.

-No digas estupideces, estoy como siempre.

-No lo estás y lo sabes de sobra, no intentes engañarte a ti mismo–me dice y cuando está a punto de irse detiene sus pasos para volver hablar:

-Solo te voy a decir una cosa –empieza a decir -No dejaré que le hagas daño, ya ha sufrido bastante –me advierte y desaparece finalmente por la puerta.

Me quedé un rato más en la sala contemplando unos informes y después de eso me fui a la habitación para descansar. Todos estos días han sido bastantes estresantes, mi cabeza no para dar vueltas a las cosas y necesito despejarme de todo, no pensar en nada ahora mismo. Iba a darme una ducha para relajarme, pero alguien me interrumpió tocando a la puerta.

-¿A qué vienes? Estaba a punto de darme una ducha.

-Podríamos ducharnos juntos –responde Jennifer pasando su mano por mi abdomen. La verdad que en estos momentos necesito desahogarme, quitarme el estrés que llevo encima y sacarme a la rubia de mi cabeza. Necesito dejar de pensar en ella y creo que esta puede ser una buena forma para hacerlo.

Sin decirle nada la tomo por la cintura y comienzo a besarla de una manera brusca y salvaje que sé que a ella le gusta. Sus piernas se enrollan en mis caderas y mientras sigo besando sus labios me dirijo hacia la cama. Dejo caer su cuerpo encima y abro sus piernas posicionándome encima de ella.

-Te echaba de menos –me dice con la respiración entrecortada.

No le doy ninguna respuesta y le quito el vestido que lleva puesto dejándola en ropa interior. Inmediatamente vuelvo a besarla y voy bajando los besos hasta llegar a su cuello. Jennifer lleva su mano hasta el broche de mi pantalón, lo desabrocha e introduce su mano dentro. Noto como todo mi interior comienza a calentarse y en ese momento, mi mente deja a un lado todos los problemas, deja que todos mis pensamientos que llevan días rondando por mi cabeza se esfumen por segundos y que solo haya espacio para una única cosa, disfrutar de este momento de placer.

Al día siguiente, me levanté bastante más relajado, me tomé una ducha y me preparé para la dura misión que íbamos a tener que afrontarnos hoy. Las horas pasaron hasta que se acercó el momento de ejecutar el plan acordado.

Todos mis hombres tomaron sus puestos. Acordonamos toda la zona donde se encontraban los imbéciles que se atrevieron a robar mi cargamento. El sitio se encontraba en un viejo almacén en las afueras de la ciudad. Fue un poco difícil de localizarlos puesto que estaba adentrado entre los árboles de un oscuro bosque, pero aun así mis hombres y yo somos más listos y mejores que ellos y pudimos dar con su escondite.

Finalmente, cuando llegó la medianoche di orden de dar comienzo a esta guerra. Adam y James, debido a su buena puntería como francotiradores, se encargaron de disparar a algunos de los hombres que se encontraban vigilando la zona. Una vez hecho esto, como supuse salieron varios hombres armados y empezaron a dispararnos. Un grupo de los míos contraatacaron ante su respuesta, y mientras estos estaban envueltos en disparos, los demás aprovechamos ese momento de distracción para entrar en el almacén por una de las puertas que se encontraba despejada.

Una vez dentro escuchamos ruidos y vimos como venían corriendo más hombres en busca nuestra. Disparamos todas las balas que llevábamos con nosotros. Muchos de ellos cayeron, pero otros seguían vivos todavía por lo que no nos quedó más remedio que seguir luchando contra ellos. Me asomo para localizar los objetivos e ir hacia ellos y veo como Ethan y Adam están luchando contra cuatro hombres fortachones. Corro hacia ellos para ayudarles y cuando llego doy un fuerte puñetazo a uno de ellos haciéndole caer y acto seguido le clavo uno de los cuchillos que siempre llevo conmigo.

Seguimos luchando contra todos los que se nos venían encima y en un momento determinado consigo localizar al jefe de su banda. Está peleando con Aiden, corro en su dirección, pero cuando estoy a punto de llegar uno de sus hombres se interpone en mi camino y me da una patada en el abdomen haciéndome caer, me obligo a recuperar el aliento al segundo y cuando voy a fijar mi vista en este tipo, detengo mis ojos en Aiden que está siendo apuntado con un arma.

<< ¡NO! >>

Rápidamente reacciono quitándome del medio al que me ha golpeado y le arrebato el arma que llevaba consigo y seguidamente apunto al cabrón que está a punto de disparar a mi amigo.

-¡Suelta el arma! –le grito con una dura voz. Este me mira con una pequeña sonrisa psicópata como si pensara que tiene el control de la situación.

-Si disparas, yo te dispararé asique no te lo voy a repetir una vez más, suelta el arma si no quieres morir hoy –vuelvo a decir lleno de odio. El idiota suelta una carcajada ante lo que he dicho y me responde:

-Yo ya estoy muerto –dice sonriendo de lado con arrogancia y con toda la furia de mi interior aprieto el gatillo, pero mi mundo se paraliza al no oír ningún sonido, no escucho ningún disparo, ningún ruido procedente de la pistola. El terror se apodera de mí en estos momentos puesto que el arma no ha disparado debido a que no le quedaban balas.

En ese instante, el sonido de la detonación de otra arma se escucha. Sangre salpica mi rostro y veo como su cuerpo sin vida cae enfrente de mí. Me encuentro de pie, inmóvil, no puedo reaccionar debido a lo impactado que estoy por lo que acababa de suceder. Pasan unos segundos y escucho detrás de mí como una voz grita:

-Podríais darme las gracias al menos, ¿no? –grita la voz de Adam que se encuentra a lo lejos agarrando el francotirador.

Aiden y yo nos miramos perplejos por la situación. Mi corazón había dejado de funcionar por unos minutos, sentía una presión tan fuerte en el pecho que casi no podía respirar debido a que estaba a punto de presenciar la muerte de uno de mis mejores amigos.

-Joder hermano he visto mi vida pasar delante de mis ojos –suelta Aiden muy angustiado.

-Yo también –le digo sintiéndome de la misma forma. Le doy la mano para ayudarlo a levantarse y nos abrazamos.

-Oye que el que te ha salvado la vida soy yo –dice Adam acercándose a nosotros. Aiden me suelta y se abalanza sobre este agradeciéndole por haberle salvado la vida.

Minutos más tarde, los pocos hombres que quedan con vida se dan por vencidos al ver como su líder esta muerto y comienzan a retirarse y por fin se da por finalizada esta batalla. Hemos ganado.

Una vez que nuestro trabajo ya ha concluido, nos disponemos abandonar el sitio para regresar a nuestros alojamientos para descansar de este duro día que casi acababa en tragedia.

Al regresar, me fui directo a la habitación para tomar una ducha y al salir tomé mi móvil que lo olvidé encima de mi mesita y mi cara se descompuso un poco al ver que tenía muchas llamadas perdidas del mismo número. Todas eran de Oliver, uno de los tantos hombres que deje en River Lake vigilando a Lia. Devolví la llamada sin demora.

-Señor por fin contesta al teléfono, tengo que informarle de algo, algo grave –me informa. Y al decir esto mi corazón se encoge, no puedo evitar pensar que algo malo le ha podido pasar a la rubia.

-¡¿QUE HA PASADO OLIVER?! HABLA DE UNA VEZ–grito histérico.

-Señor la chica no está, ha desaparecido.

- ¿QUÈ? ¿COMO QUE HA DESAPARECIDO? –no puedo creer lo que me está diciendo. No puede ser real, me niego a que sea verdad.

-La hemos buscado por todas partes, no está en la casa, ni el jardín, no hay rastro de ella por ningún lado. Lo siento.

-¿QUÉ LO SIENTES? ¿PERO QUE CLASE DE HOMBRES TENGO YO EN ESTA PUTA ORGANIZACIÓN QUE NO SON CAPACES NI DE CUIDAR A UNA CHICA? SOIS TODOS UNOS PUTOS INÚTILES.

-Se...ñor... lo si..ento.. no se como ha podido pasar –se lamenta y yo estoy a un paso de volverme loco. Cojo aire para intentar tranquilizar este ataque de histeria que tengo y le digo:

-Que sepas que, si le llega a pasar algo a esa chica, pagareis todos vosotros las consecuencias –digo y cuelgo la llamada.

Esto no puede estar pasándome. Es surrealista. ¿Cómo que ha desaparecido? ¿A dónde te has ido pequeña? ¿Por qué te has marchado? Igual este es mi castigo, quería sacármela de la cabeza, quería dejar de pensar en ella incluso olvidarla, y parece que la vida me ha hecho caso a esos pensamientos. Sin embargo, ahora mismo me odio por haber pensado eso, me odio porque he sido un completo capullo todo este tiempo, me odio por ser tan cobarde y negar que no siento nada por ella, porque sí que siento, en este mismo momento estoy sintiendo y siento que tengo que encontrarte porque no soporto la idea de no volver a verte.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro