Lia Blake

Esto es una pesadilla. Tenía la esperanza de que Amalia hubiera escapado, pero como siempre la suerte no está a mi favor. No ha logrado hacerlo y ahora está aquí muerta de miedo llorando conmigo. Me arrepiento de haber venido, no deberíamos haber pisado esta fiesta. Me jugué mucho por venir para nada, ah bueno si... solo para más desgracias.

¿Qué nos pasará? ¿Qué nos irá hacer? Porque no creo que salgamos ilesas de este sitio. También me pregunto si Adam formará parte de esto ya que fue él quien nos presentó a sus amigos que dan la casualidad de que son ¿asesinos?

Por mi mente pasan demasiadas preguntas y necesito respuestas. En este momento, la puerta se abre de golpe y una de las preguntas que me cuestionaba acaba de ser resuelta al ver entrar a Adam por la puerta junto con Aiden y James.

-Déjalas en paz Eric –dice Adam furioso.

-¿Qué las deje? Eso no puedo hacerlo amigo, lo sabes. Además, todo esto es culpa tuya. Tu eres el culpable de lo que ha ocurrido–responde Eric.

Puede que sea el culpable de que hayamos asistido a la fiesta, pero no es el culpable de que yo haya metido las narices en sus asquerosos asuntos. Adam iba a responder, pero antes de que pudiera hacerlo le interrumpo:

-Él no tiene la culpa –suelto y todos dirigen sus miradas hacia a mí –Es mía, toda la culpa es mía –digo clavando mis ojos en Eric y este me mira con una expresión seria arrugando su ceño mientras está de brazos cruzados.

-No es tu culpa Lia, yo os traje a esta fiesta –me responde Adam y puedo ver en sus ojos como está arrepentido de ello.

-¿Lia que está pasando? –pregunta mi amiga sin dejar de llorar.

-¿Qué está pasando? Que tu amiga se ha metido en un lio por husmear donde no debía y ahora tú también lo estas –Eric le habla arrogante.

-Ella no sabe nada, no le he contado nada, asique ¡déjala en paz de una maldita vez! –le grito con rabia a lo que este me mira con furia como si fuera a echar fuego por los ojos.

-Hermano, una de ellas no sabe nada y ella no creo que diga nada de lo que ha visto ¿verdad? –me mira Aiden para que asienta y yo lo hago -No será un problema –dice intentando convencerlo.

Miro a Eric y puedo ver en su mirada que no le convence, no se fía de mí. James y Ethan no dicen nada al respecto, están de pie como espectadores observando la situación.

-Dejadnos solos –es lo único que finalmente dice refiriéndose a él y a mí –Y tu llévate a tu noviecita. Asegúrate de que no diga nada –le ordena a Adam.

-¡No! No pienso dejarla sola -grita mi amiga.

-Amalia no te preocupes, vete con Adam, no pasará nada ¿vale?

-Lia lo siento –me dice Adam arrepentido.

-No es tu culpa Adam de verdad no te sientas culpable –le digo para luego acercarme a él y susurrarle -Por favor, prométeme que no le pasará nada.

-Te lo prometo.

-¿Qué vas hacer con ella? –pregunta Aiden preocupado por mí. –Yo puedo encargarme de ella Eric, no dirá nada te lo aseguro –insiste de nuevo Aiden.

-Aiden, te lo dije y te lo vuelvo a repetir, aquí el único que se va encargar de ella, soy yo –le dice y vuelvo a notar que se crea una tensión entre ellos con un duro duelo de miradas.

¿Qué le pasa a este chico? ¿Por qué hay tensión entre ellos? Siguen mirándose fijamente y veo que sus puños están apretados.

-Aiden, no pasa nada estaré bien–digo para aliviar el ambiente.

Este quita la mirada de Eric para posarla en mí y me dice:

-Está bien preciosa –suspira rendido y se marcha junto con todos los demás. La puerta se cierra y nos volvemos a quedar en silencio. Eric se pasea de un lado a otro de la sala del sótano como si estuviera pensando que hacer conmigo.

-¿Por qué mataste a ese hombre? –rompo el silencio incómodo creado.

La verdad quiero saber porque lo hizo. No entiendo como alguien puede matar así a sangre fría.

¿Por qué es así?

¿Por qué hay tanta maldad y oscuridad en él?

Algo ha tenido que llevarlo a ser como es. El castaño detiene sus pasos y se gira para observarme a la vez que se acerca a mí.

-Aquí el que hace las preguntas soy yo –dice mirándome de una manera un tanto psicópata. Sinceramente en estos momentos igual no os lo creéis, pero ya no le temo, si no me ha matado ya no creo que lo haga ¿no? Bueno a decir verdad tengo mis dudas por la forma en que me mira en estos instantes.

-Pues no veo que me hagas alguna –contesto con un poco de sarcasmo y veo su mandíbula tensarse.

<<Lia no empores la situación. Quédate callada>>

-¿Quieres saber por qué lo mate? –me susurra cerca notando su aliento a escasos milímetros de mi. Su voz es ronca y varonil pero con toque de maldad y arrogancia haciendo que mi piel se erice. Yo solo asiento con la cabeza a su pregunta –Porque así es como pagan los que me traicionan, nadie me la juega, nadie me engaña porque si me entero de que alguien lo hace, lo buscaré y lo mataré –dice como si fuera una amenaza de una forma indirecta hacia a mí. Mi corazón empieza a latir con más intensidad.

Joder... ¿Por qué un chico tan guapo puede tener tanta maldad encima?

Entiendo que no le gusten que le engañen y le traicionen, es obvio que a nadie le gusta que le hagan eso, pero llegar a matar por ello, eso ya es otro nivel, es un asesino.

-¿Qué va a pasar conmigo? –le pregunto aunque me haya advertido hace unos minutos que él es quien hace las preguntas. Es que no puedo estar callada, necesito saber que me va a pasar, que me va hacer, estoy desesperada.

-Parece que al final sí que vas a ser sorda, ¿no escuchaste lo que te dije antes?

-Te escuche perfectamente –le suelto sin pensar en lo que me había dicho a mí misma sobre estar callada, pero no puedo hacerlo, es inevitable.

-No me toques más las narices de lo que ya lo has hecho esta noche.

-Pues respóndeme a mi pregunta –le reclamo puesto que estoy harta ya.

Él se aleja de mí caminando de espaldas mientras que yo sigo en el mismo sitio esperando su dichosa respuesta.

-¿Cómo puedo estar seguro de que no dirás nada? –se gira para volver a observarme. Me quedo callada, la verdad no sé qué decirle. No voy a decir nada sobre lo que he visto, pero que digo para que suene creíble y confíe en mi palabra.

<<Vamos Lia, piensa no es tan difícil>>

-Confiando en mí, no voy a decir nada te lo prometo –respondo tratando de que mi voz suene muy segura y que haga efecto en él.

-¿Confiar? ¿Te crees que soy idiota y con que tan solo decirme que confíe en ti ya basta? La confianza hay que ganársela

-¿Y cómo me la gano?

-Tienes que hacer algo por mí, así me demostrarás que puedo confiar en ti –dice con una sonrisa malévola.

¿Demostrarle? ¿Cómo voy hacer eso? ¿Qué está tramando?

Esa sonrisa no me gusta nada y creo que estoy empezando otra vez a sentir miedo.

-Mañana participaras en una de mis misiones, será algo sencillo. Si lo haces confiaré en ti, te quiero en esta casa mañana a las 7, si no vienes te arrepentirás mucho de ello ¿queda claro? –mi cara se pone pálida ante sus palabras.

¿Una misión? ¿Qué clase de misión? No no no... no puedo hacerlo. Es un criminal, un asesino, que voy a tener que hacer, ¿matar a alguien?, no por favor, esto es una pesadilla. Ahora sí que estoy aterrorizada, no me esperaba para nada que me dijera esto. Encima de todo ¿mañana a las 7? ¿Qué voy hacer con David? No puedo salir de casa ¿Cómo lo voy hacer?

Todo son problemas.

¿Cómo es posible que mi vida vaya de mal en peor? Por si no fuera suficiente con tener un padrastro haciéndome la vida imposible ahora tengo a un presunto asesino amenazándome.

¿Cómo voy a poder sobrevivir a mañana?