9.- Primera rosa.
Esta tarde comencé a acomodar mis cosas en mi habitación, colgando mi ropa en el clóset, y otra poca en cajones. No sé por qué no había desempacado aún, las últimas semanas he estado tomando las cosas directo de mi maleta, lo que ocupaba, lo sacaba y lo que lavaba, lo volvía a acomodar en ella.
Creo que muy en el fondo sentía que no iba a encajar aquí, sentía que no sería aceptada. Summer me había dicho un par de veces que desempacara mis cosas y las acomodara en mi habitación, pero no le había tomado la palabra hasta ahora.
Por fin sentía que era bien recibida. Por fin sentía que mi vida se estaba acomodando y asentando. Por fin comenzaba a sentirme feliz.
Tomo una foto entre mis manos y la miro fijamente con una sonrisa triste; éramos Grace, Scotty y yo; los tres sonriendo directamente a la cámara. Tomo otra foto en donde yo soy pequeña, junto a toda mi familia. Quiero y deseo recordarlos de aquel tiempo y me niego a recordarlos a como son ahora. Las acomodo en uno de los marcos que compré y las coloco sobre mi mesa de noche. Había comprado alrededor de diez marcos para colocar mis fotos, pero la cosa es que no tenía tantas fotos para enmarcar. Me vinieron sobrando de éstos asi que los guardé en un cajón del tocador, con el pensamiento de que pronto tendré más fotos para enmarcar, y así llenar todo mi cuarto de éstas.
Siempre he sentido que las fotos son muy especiales, ya que éstas guardan memorias, ya sean felices o tristes. Cada foto tiene su historia y para mí son algo muy preciado e interesante.
Cuando veo una foto, intento imaginarme cuál habrá sido la historia detrás de ella; si veo a una pareja, me imagino cómo se habrán conocido y enamorado, si son un par de amigas imagino todas las cosas que pudieron haber hecho y desecho juntas, si veo una foto sobre la naturaleza intento imaginar cómo sería estar en ese lugar, explorarlo, olerlo y paparlo.
Ya que por fin termino de acomodar todas mis pertenencias en el cuarto, me paro en medio de este y coloco mis manos sobre mi cintura. Veo todo y suspiro con una sonrisa de satisfacción en mi rostro porque ha quedado bien.
Me dirijo a la cocina y me sirvo un vaso con agua. Lo tomo con rapidez y siento el líquido recorrer mi garganta. Saco de la nevera la leche y tomo de la alacena el cereal mientras me sirvo estos en un plato hondo, y cuando estoy a punto de llevarme una cucharada a la boca, escucho una voz desde la puerta principal.
-¡Soli! ¿Estás ahí? ¡Ábreme que me estoy congelando! -grita Dan desde fuera apurándome a que le abra. Si tiene llave, ¿por qué no abre él? Me dirijo a la puerta y la abro, encontrándome con éste cargando bolsas del supermercado entre sus manos. Fácil tiene como cuatro en cada una.
Entra sin pedir permiso y deja todo sobre la mesa y mirándome fijo con una sonrisa.
-Dan, ¿qué es todo esto? -mi voz detona confusión.
-Bueno, te he traído los ingredientes para que me hagas galletas...-dice haciendo obvio su punto.
Oh...
Resulta que cuando Dan se enteró que además de cocinar bien, era repostera, se volvió loco. Me estuvo insistiendo alrededor de tres días para que le hiciera algún postre, hasta que por fin cedí. Le dije que si tanto quería que le horneara algún postre, que él mismo me trajera los ingredientes necesarios para hacérselos. Pensé que al decirle eso, dejaría de insistir, porque se fue a no sé dónde con la cara seria. Ahora sé a dónde había ido: al supermercado a comprar los ingredientes para sus galletas.
Suelto una risa por el comportamiento de Dan. Es lindo y bobo a la vez, pero es buena persona, y qué decir de impredecible.
-Pensé que no te lo tomarías en serio.
-Por unas galletas, o dulces en general, me tomo todo en serio. -dice risueño mientras toma asiento.
-Bueno, manos a la obra -digo frotando mis manos.
Me pongo mi delantal y veo lo que ha traído, que es muchísimo. Tomo las cosas necesarias y saco mis utensilios para hacer las mezclas.
El tiempo se pasa rápido cada vez que horneo. Me relaja, es como una terapia. Dan se fija en cada movimiento que hago, como asegurándose de que hago todo bien o tal vez para aprender él mismo. Cuando llega la hora de meter la masa al horno, es cuando Dan se emociona y se remueve incómodo en la silla. Le digo cuánto tardarán las galletas en estar y él responde con un "esperaré lo necesario".
Mientras las galletas están listas, decido dirigirme a mi cuarto, tomando ropa limpia para tomarme una ducha caliente. Siento el agua relajar mis músculos y es agradable. Al terminar, me cambio, salgo del baño y me dirigo a mi cuarto solo para encontrarme a Dan recostado en mi cama mirando una foto mía con mi hermano. Me tenso porque tal vez pregunte sobre él. No, sé que lo hará.
-¿Es tu hermano? -Asiento- Vaya, sí que se parecen mucho -comenta. Suelto una risa nerviosa y me acero a él para quitarle el cuadro de sus manos, tratando de ser lo más discreta posible. Lo acomodo en el mueble en que estaba y siento su mirada atravesarme-. Comprendo, punto sensible...
Pongo los ojos en blanco al saber que se ha dado cuenta de que no quiero hablar de eso. Tal vez mi comportamiento me delató pero fue un impulso. Noto que su carácter se tornó algo serio, completamente opuesto a como suele ser siempre, pero ahora mismo lo agradezco.
-Todos los tenemos, Soli. No hay porqué avergonzarse de ello. -sus palabras llegan a mí y siento mis ojos aguarse, porque es como si me recalcara una herida que yo no recordaba que estuviera ahí.
-Bueno, en parte por eso estoy aquí. -confieso sin darme cuenta de mis palabras. Dan alza las cejas un poco sorprendido por lo revelado, pero no dice nada, sino que solo esboza una sonrisa reconfortante y posa su mano en mi hombro, como signo de re confortación para después volver a su actitud risueña y boca de siempre antes de dirigirse a la cocina una vez más dejándome sola en mi cuarto pensando sobre sus palabras.
***
-¿Cómo lo hace? Es tan bueno -digo saboreando el café que el sr. Charlie hizo para mí.
Después de la pequeña plática que tuve con Dan, nos quedamos un rato viendo una película que estaban dando en la tele para matar el tiempo restante y una vez que estuvieron las galletas, le ayudé a éste a acomodarlas en un recipiente de plástico, listas para llevar. Como agradecimiento, Dan me dio un beso en la mejilla para después decirme lo increíble que era por hacer galletas para él.
Me dio unas pocas y las traje aquí, a la casa del sr. Charlie, para comerlas con el café tan delicioso que hace.
-Solo pongo agua en la máquina y café para colar en su compartimento. Lo demás lo hace el aparato ese moderno -apunta la cafetera para hacer énfasis en lo que dice y yo solo río al ver cómo se expresa de ella mientras le doy una mordida a la galleta-. En mis tiempos no había nada de esas cosas, ni la mitad de lo que hay ahora, niña, pero esa máquina sí que sirve.
-Bueno, pues usted tiene un don para hacer café en la "máquina" esa. -digo juguetona.
-Bah, tonterías.
Nuevamente nos quedamos platicando, mayormente él contando anécdotas y yo escuchando atentamente a todo lo que dice y recita. Siento una conexión con el sr. Charlie, tal vez por eso mi sentimiento de comodidad con él.
No me refiero a una conexión "amorosa", sino como una paternal.
-¿Y qué pasó después? -pregunto.
-Me desmayé, -ríe él- y de ahí todo se tornó negro hasta cuando sentí como alguien me daba unas pequeñas palmaditas en la cara para despertarme.
-Ay, ¿en serio? -no puedo contener mi risa cuando me cuenta cómo vio a su primer hijo venir a la vida.
-Cuando recobré el conocimiento, mi niño ya estaba en los brazos de Jess, mientras ella lloraba. Yo también lo hice y le pedí perdón por desmayarme, pero creo que yo estaba hasta más nerviosa que ella, querida.
Río aún más fuerte y él acompaña mis risas con las suyas un poco más bajas y roncas. Después de un rato recibo una llamada de Summer diciendo que estaba preocupada por mí y que era noche.
Me despido del sr. Charlie diciéndole que volveré pronto a lo que él solo me da unas palmaditas en las mejillas, como si esa fuera su manera de demostrar su aprecio hacia mi para después darme un pequeño beso en la mano mientras la sostenía entre las suyas. Últimamente he estado pasando bastante tiempo con él por las tardes, regresando a casa por las noches, o ya oscurecido.
Caminando de regreso al apartamento, froto mis manos y me abrazo tratando de entrar en calor puesto que ahora la noche estaba más helada que días anteriores, pero gracias al café logro resistirlo un poco más. Comienzo a tararear una canción en el camino y cuando llego a la puerta del apartamento, encuentro una rosa a los pies de ésta.
***
¡Holaaaaaaa! Creo que estaré publicando capítulos los viernes ahora, porque estoy muy ocupada los jueves. He empezado a trabajar y aparte tomo cursos así que el cambio será para los viernes (aunque prácticamente ya sea sábado, pero bueno).
Ahora sí, en tema al capítulo, ¿quién piensan que fue el que dejó la rosa? ¿será para Soli o Summer? Déjenmelo saber con un comentario, a ver si ahora me vuelven a ignorar jajajaja
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