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6.-Amigos.

Es increíble lo rápido que me estoy acostumbrando a todo esto. Apenas llevo unas semanas y no podría estar más feliz. Lo noto en mi cuerpo, mi cara, mi humor, en completamente todo.

Sonrío más, eso es lo que me hizo darme cuenta de todo. No eran sonrisas como las que me regalaba Summer, o incluso Corey; las de ellos eran menos forzadas y naturales que las mías, pero por algo se empezaba. En realidad, envidio al castaño, porque él, de todos los que había conocido hasta ahora era el más entusiasta y alegre. A veces me caía mal que él fuera tan feliz, mientras que yo no lo era tanto como quisiera...¿cómo lo hacía? Algún día le preguntaría.

Me he acoplado, por así decirlo con el grupo de amigos que tiene Summer. En total eran cinco...seis, contándome a mí: Summer, Corey, Dan, Claire, Drew y yo. Todos éramos de la misma edad más o menos, el más grande tiene veintitrés años, no recuerdo quien era, pero eso no importa.

Justo ahora, todos nos encontrábamos en un lugar de comida rápida, pasando el rato. Me sentía bien estando con ellos, solo que a veces un poco intimidada puesto que no los conocía bien aún, pero ellos trataban de incluirme en todas sus pláticas y eso lo apreciaba aunque no dijera más de tres palabras, pero al parecer todos se pusieron de acuerdo sin que yo me diera cuenta para interrogarme.

—Soli —me llama Drew, que se encontraba justo frente a mí. Al escuchar su llamado todos reaccionan y posan sus ojos en mí. Me remuevo incómoda, aunque tener varias miradas sobre mí ya no debería ser incomodante para mí, pero las que ellos me daban en estos momentos eran de curiosidad, simple y mera curiosidad.

Tenía tres pares de ojos frente a mí y otros dos pares a mi costado izquierdo. Estábamos sentados en una mesa que se encontraba en la esquina del local. Tiene tres sillas por un lado y tres por el otro.

—¿Sí? —tomo un sorbo de mi bebida, ya que no tenía algo más a mi alcance; nuestros pedidos no llegaban aún.

Los siguientes minutos estuvieron llenos de preguntas acerca de mí. Me preguntaban acerca de lo que me gustaba hacer, cual era mi color favorito, si me gustaba la estadía hasta ahora, si me gustaba el helado o la soda...cosas así y muchas otras más. Trataba de contestar todas las preguntas que me lanzaban pero era casi imposible porque todos hablaban al mismo tiempo, y no fue que tuve un respiro hasta que se escuchó por un altavoz nuestros números de pedidos.

Al fin. Era demasiada atención puesta sobre mí; atención a la cual yo no estaba acostumbrada —de la buena, me refiero. ¿Así se sentía formar nuevas amistades?

Hubo un momento en el que legué a sentirme incómoda por un par de preguntas que involucraban las razones por las cual decidí mudarme hasta acá, pero logré esquivarlas con un "quise tener más oportunidades". Cuando todos ya teníamos nuestra comida —que todo era hamburguesa y papas fritas— volvimos a sentarnos en la mesa donde principalmente nos habíamos situado.

Me dijeron que su grupo de amigos se había formado desde que eran pequeños y me impresioné al saber que todavía seguían en contacto. Todos eran muy unidos y su confianza era muy alta. La única intrusa aquí era yo, pero eso no parecía importarles en lo absoluto, sino que me dijeron que yo vine a completarlos. Ahora somos tres mujeres y tres hombres.

Veo detenidamente a Claire, Corey y Drew, que son los que se están al lado opuesto de mi lado de la mesa. La chica se encuentra en medio de los dos chicos mientras que Drew le acaricia el cabello y Corey le roba papitas a Claire, que al parecer a ella no le importa. Sonrío al verles así. Después volteo hacia mi izquierda y observo a Dan y Summer que se están dando empujones, peleándose por una bebida. Todos están interactuando y yo lo único que atino a hacer es mirarlos como boba mientras ellos no se dan cuenta y hablar de vez en cuando incluyéndome en las conversaciones, o eso trato de hacer.

—Quiero ir a la playa —dice Claire—. Deberíamos planear un viaje a la playa. Hace mucho que no vamos y estoy que muero por ir.

—¿Estás loca? Te recuerdo que todavía estamos en invierno, demente—contesta Dan mientras se echa a la boca una de sus papas. Quiere coger otra cuando se da cuenta que se le han acabado, asi que mira hacia mi compañera de piso con una sonrisa maliciosa dando a entender que le quitará de su comida.

—¿Y? Sería una aventura. Nunca me he metido al mar en invierno y no estaría mal hacerlo ahora—Claire se queda pensando, tal vez imaginando como sería.

—¡No! —Exclama Summer alejando su bandeja con comida fuera del alcance de su amigo— ¡Quítaselo a alguien más! Mira, que ellos tienen más que yo.

Dan posa su mirada sobre los platos de sus amigos y estos rápidamente lo alejan de él. Al final me mira con curiosidad al ver que se le han acabado los amigos. Yo me como la restante de mi hamburguesa en una mordida y Dan me da una sonrisa inocente.

—¿Puedo? —asiento y él toma las papas fritas que me quedaban en la bolsa. Río al verlo feliz.

—¿Cómo a ella si le pides permiso?

—Te recuerdo que es la nueva y todavía existe vergüenza.

—Dan, tú no tienes vergüenza.

—Cierto.

Al final quedamos, o más bien quedaron en ir el fin de semana a un parque de diversiones, ya que hacía mucho frío para ir a la playa todavía. Me dijeron que tenía que ir sí o sí ya que comenzaba a formar parte de su grupo y yo no opuse resistencia. Cada vez que salían, lo hacían todos juntos. Si uno no podía, nadie podía, esa era su única regla.

Los ruegos de Claire no dieron resultado a final de cuentas, pero sí se salió con la suya al proponer lo otro.

***

Camino por los pasillos de la librería tratando de encontrar un libro sobre repostería. Quería hacer algo nuevo, pero primero ocupaba encontrar un libro con recetas sobre postres diferentes.

Diviso una sección que dice "Cocina" y me dirijo rápidamente hacia ella pasando mis manos sobre la superficie de los estantes que sostienen a los libros. Siempre me he imaginado cuánto tiempo pasarán los trabajadores catalogando los libros en su género o cuánto más tardarán en acomodarlos en orden alfabético. Solo pensarlo me causa estrés, porque yo no tendría, ni tengo la paciencia suficiente como para hacer tal cosa. Tal vez si fueran unos cien o doscientos libros lo haría, pero este lugar tenía alrededor de diez mil libros o más. Estaba encantada porque era un lugar grande y relajante. Podría pasar el resto de mi vida aquí y no me molestaría en absoluto; era silencioso y a mí me gustaba el silencio, de hecho, me encantaba.

Pasar tanto tiempo aislada de los demás —o tal vez no tanto— hizo que me gustara estar sola y tranquila. Aprendí a amar la soledad, y ahora era mi mejor amiga. Íbamos tomadas de la mano y rara vez la soltaba.

—¿Te puedo ayudar con algo? —me sobresalto al escuchar a alguien hablando a mi espalda. Estaba tan sumida en mis pensamientos que no sentí a la persona cerca de mí.

—Ah, no ya estoy en la sección que necesi....—me volteo— ¿Corey? ¿Qué haces aquí? —ladeo mi cabeza con curiosidad.

—Bueno, —señala su vestimenta y poso mi mirada en su camiseta que trae el logo de la librería en la que me encuentro ahora mismo— trabajo aquí. —ríe.

—Oh....—digo apenada—. De todos los trabajos que existen, nunca pensé que escogerías este. —digo, buscando un recetario que se adhiera a mis necesidades mientras él me sigue.

—Es tranquilo aquí. Me gusta...—explica—...¿qué buscas? —le digo lo que necesito y enseguida se pone a buscar junto a mí. Yo encuentro uno y me doy la vuelta solo para encontrarme a Corey con dos recetarios en cada mano. Pongo los ojos en blanco al ver qué tan rápido ha encontrado lo que yo le había dicho, pero al fin de cuentas ese era su trabajo.

Tomo los libros que el castaño tiene entre sus manos y me encamino a las mesas para ver cuál me llevaré mientras él me sigue y se sienta conmigo. Cojo el primer recetario y lo empiezo a hojear, al terminarlo tomo otro. Cuando termino uno, Corey lo toma y lo hojea al igual que yo, pero cuando termino de revisar los recetarios, me doy cuenta que el chico hace ademanes de estar jugando con su cabello, pero no toma mucho de él porque es muy corto.

—Te has cortado el cabello hace poco, ¿verdad? —se sorprende ante mi observación.

—¿Cómo llegaste a esa concusión?

—Bueno, porque inconscientemente tratas de jugar con él, como si fuera una costumbre. —sonríe.

—Sí. Me lo he cortado por necesidad.

—¿Cuál? —curioseo, pero parece ponerse tenso unos segundos para después relajarse, tratando que no lo notara, pero lo hice.

—Los chicos me jugaron una broma hace poco y me pegaron un chicle en el cabello, por eso lo corté.

—Ya veo...—digo no muy convencida.

Cuando por fin pude decidirme por un recetario, dejé los otros en su lugar para después ir a la caja y pagarlo. Estaba a punto de salir cuando me interrumpe la voz del chico.

—¿Nos vemos el fin de semana?

¿A qué se refiere?

Suelta una pequeña risa al ver mi confusión.

—En el parque de diversiones, ¿lo recuerdas? —explica.

—Ah, sí, sí, claro. Nos vemos en el fin de semana.

De regreso a casa no pude sacarme la explicación que Corey me dio por la cual se había cortado el cabello. Me mintió a la cara y no sabía el motivo.

Tal vez solo eran figuraciones mías, pero en realidad se vio tenso al tocar ese tema, ¿pero por qué?...Agité mi cabeza eliminando esos pensamientos de mi mente. Estaba tan acostumbrada a que la gente me mintiera que a lo mejor yo misma veía cosas que no eran.

Tenía que aprender a confiar un poco más, y esta era mi oportunidad de hacerlo, porque ninguno sabe de mi pasado.

¿Qué podía pasar mal si decidía confiar? Espero que nada malo.

***

¡Hola! Solo quería anunciar que los jueves estaré actualizando, y si tengo oportunidad, los lunes.

Bueno, eso...me daría mucho gusto si veo sus votos y comentarios para saber si les gusta la historia. 

Me despido ;)

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