35.- El hombre más suertudo.
¡Sorpresa!
Tenía este capítulo terminado desde hace unos días y solo porque soy buena persona y porque no me resistí se los dejo aquí.
Espero les guste ❤
Soli
—¿Qué?
Me quedo estupefacta por lo que ha dicho. No puede ser posible que yo...esté embarazada, ¿o sí? No tenía la menor idea.
Tuvimos cuidado...
Arrugo mi entrecejo, viéndolo con fijeza, intentando captar alguna chispa de burla en sus ojos, para ver si lo que me decía no era alguna broma pesada que se traía entre manos. Pero lo único que pude encontrar en ellos fue nada más y nada menos que ilusión en sus orbes azules, mirándome con intensidad.
Si alguien debería estar dando la noticia de algún embarazo, debería ser la mujer, no el hombre, puesto que yo sabía —o debería saber— lo que sucedía con mi cuerpo.
—Yo no puedo estar embarazada, Corey...—le miro, asustada, porque de un momento a otro, todos los síntomas que he tenido las pasadas semanas concordaban a la perfección con el diagnóstico que él me había dado.
Tomo unos pasos atrás, alejándome de él, rompiendo el contacto que teníamos previamente. Niego repetidas veces, porque esto no podía ser cierto.
Los papeles se habían invertido entre ambos. ¿Qué tan loco es eso? El que debería estar entrando en pánico era él, Corey, pero no, era quien estaba intentando tranquilizarme porque yo era la que estaba volviéndome loca.
Tomo asiento en el borde de mi cama y me quedo mirando hacia la nada, en algún lugar del suelo. Encorvo mis hombros e intento respirar profundo para calmarme un poco. Lo que él decía, debía ser una suposición porque, ¿cómo él podría saber tal cosa como esa? Era algo casi imposible. Llevo mis manos hacia mi cabello y las paso por los mechones que cubrían mi rostro, exasperada.
Corey se hinca frente a mí y me sonríe. Toma mis manos y suspira, posando sus ojos en mi vientre. Eso logra que entre en otro ataque de pánico, y cuando él lo nota, toma mi rostro y lo acuna entre sus palmas, pero mi mirada seguía perdida y mi respiración se aceleraba más y más.
—Eh, cariño, mírame —me pide con suavidad. Me toma segundos hacerlo—. Tal vez yo esté equivocado, pero siempre puedes hacerte la prueba —me sonríe, tranquilizándome un poco—. No te querré menos si no estás embarazada, cariño...—deposita un suave beso en mis labios.
—¿Y si lo estoy?
Su sonrisa se ensancha.
—Entonces serás una excelente madre —me dice con los ojos vidriosos—. Y yo seré el hombre con más suerte en todo el jodido planeta.
Corey tenía razón. No debería enloquecer por algo de lo que ni siquiera estábamos seguros, es por eso que hoy iría a la clínica para hacerme la prueba de embarazo, solo que me aterraba ir sola.
No quería que él fuera conmigo, no podía descifrar bien el porqué, pero de lo que sí estaba segura era que estando con compañía femenina tal vez me sentiría un poco mejor.
Conforme como yogurt del vaso que tengo entre mis manos y medito las cosas sentada desde el colchón de mi habitación, caigo en cuenta que tal vez todo esto esté pasando por algo, como siempre suelo pensar que todo tiene una razón del porqué sucede.
Sé que esto será un cambio si realmente estoy embarazada, pero si no lo estoy, creo que estaré un poco más tranquila. No me sentía preparada para ser madre a punto de cumplir mis veintiún años de edad.
¿Pero qué pasaría si lo estoy? ¿Qué sucederá con Corey y conmigo? Tengo por seguro que él se haría cargo, pero la expresión de sus ojos, tan conmocionados por la idea de él esperando un hijo me descolocó.
También sé que Corey no es como ninguno de los otros hombres con los que me he topado en mi vida y ninguno tendrá comparación con él, jamás. Me sentía afortunada de saber que él estaría más que feliz de formar una familia conmigo, solo que ahora no se sentía el momento correcto.
Aprovecho el hecho que me encontraba sola en la habitación para posar frente al espejo. Me acerco a él con pasos lentos y cuando logro ver de lleno mi reflejo a través de él, alzo con delicadeza mi camiseta y la admiro. El estómago se me revuelve de solo pensar que hay una mínima posibilidad de alguien creciendo dentro de mí. Los ojos se me llenan de lágrimas mientras llevaba mi mano derecha a mi abdomen, el cual aún se encontraba plano. Si en verdad era expectante, no debería tener más del mes de gestación.
Lo acaricio con suavidad y una lágrima se escapa de mi mejilla.
No siento cuando Corey entra de nuevo a la habitación, solo que ésta vez se queda una distancia prudente, viéndome con los ojos destellando ilusión. Cuando lo noto más cerca, bajo mi camiseta y me volteo, quedando frente a él.
Esboza una pequeña sonrisa, una diferente a las demás, una a la cual yo describiría como nostálgica, ¿por qué la veía así? A pesar de que yo estuviera actuando raro, él también lo hacía desde hace ya un tiempo.
Pasa sus manos alrededor de mi espalda y me pega hacia él, dejando un beso en mi frente; yo enredo mis manos en su torso.
—Todo estará bien, cariño, siempre lo estará.
Tomo una respiración profunda y me aferré a sus palabras.
***
—¿Cuándo fue la última vez que tuviste tu periodo? —inquiere Summer, con expresión de sorpresa, mientras que por otra parte, Claire estaba chillando de la emoción.
Me muerdo la uña y hago un conteo mental de cuándo había sido la última vez desde mi periodo. Podría desmayarme aquí mismo cuando realizo que llevaba más de una semana de retraso.
—Llevo más de la semana del retraso...—parece que me quedo sin aliento cuando lo digo.
Ambas se quedan calladas y se miran entre ellas. Summer está seria, Claire feliz.
—Oh, cielos, ¡seré tía! —Salta en su lugar— ¿Qué crees que sea? Yo pienso que será niña. No puedo esperar a comenzar a hacerlo pequeños vestido y calcetines que vayan en conjunto, ¿no sería una bebé preciosa? Vamos a la clínica ya para que te den los resultados porque no soportaría ilusionarme y quedarme con todos los vestidos que le haría...
Summer y yo la miramos con la boca abierta. En verdad nuestra amiga castaña era la más efusiva del todo el grupo, con una energía que al parecer nunca se le acababa. La rubia rió al verla tan emocionada y no pasó mucho para que las dos comenzarán a discutir sobre lo que creían que sería, la rubia pensando que sería niño. Admito que ver esa escena entre las dos logró sacarme una sonrisa, pero no sabíamos si en verdad yo estaba...bueno, ya saben a lo que me refiero.
—Chicas, no estoy embarazada. —trato de hacerme la idea que si lo decía en voz alta, tal vez esto se haría realidad.
Mi comentario hace que las dos dejaran de discutir para posar su mirada en mí.
—Soli, estás embarazada. —dijeron las dos al unísono, chocando sus palmas al realizar lo coordinadas que estuvieron por momentos.
Al llegar a la clínica, pasamos directo con el hombre que estaba atendiendo en el pequeño escritorio, con una computadora de frente.
Como yo no podía hablar, las chicas lo hicieron por mí, pidiendo hacer una prueba de embarazo de sangre a mi nombre. Minutos después me llamaron y me hicieron pasar a un cuarto en donde me quedé esperando otros pocos para ser atendida. Con el corazón latiendo a mil por hora y moviendo mis manos sin cesar escucho la puerta de la habitación abrirse, dejando ver a un hombre de alrededor de cuarenta años.
—¿Soli Sanders? —pregunta viéndome a través de sus lentes.
Trago saliva y asiento.
Él puede notar qué tan nerviosa estaba, porque comenzó a charlar conmigo para tranquilizarme un poco mientras amarraba en mi antebrazo una liga elástica. No quise mirar cuando enterró la aguja en mi piel, sacando así la sangre.
—No fue tan malo, nena, ¿lo ves? —dice agitando la muestra del líquido rojo frente a mis ojos. Río, un poco nerviosa aún— En una hora tendremos los resultados. Si gustas quedarte en la sala de espera por ellos.
—Bien. Gracias.
Vuelvo a encontrarme con las chicas que me esperaban sentadas en la sala de espera. Tomo asiento en el lugar que estaba en medio mientras les decía que pronto estarían los resultados. Ambas asintieron y siguieron charlando, pero me era imposible prestar atención a sus palabras. Solo asentía o fingía una risa cuando lo creía necesario pero nunca abrí mi boca para formular palabra alguna.
Parecía como si el mundo se estuviera acabando, pero solo el mío, porque el de ellas era de color de rosa, y el de los demás también.
Muerdo mis uñas, esperando ansiosa a que volvieran a llamar mi nombre y es justo cuando lo hacen. Limpio el sudor de mis manos en mi blusa y me levanto, junto a las chicas para recoger el sobre que me tendían. Le pagué al hombre que me dijo el total, para después, con una mano temblorosa, coger el sobre que tenía al frente.
—Vamos a casa, que no puedo abrirlo aquí.
—Bien, a casa iremos entonces.
La música llenaba el auto de Claire mientras que ella y Summer cantaban a todo pulmón la canción que se estaba reproduciendo. Sonreí porque para ellas no parecía que esto fuera una mala noticia, sino todo lo contrario, porque cuando la canción terminó, continuaron su charla sobre bebés.
Oh, bebés.
A pesar de tener experiencia con niños, la idea de tener una experiencia propia con un bebé de mis entrañas era otra cosa absolutamente diferente.
Traté con todo lo que tenía formar una sonrisa si el papel decía "positivo", pero mientras ensayaba frente al espejo del baño, en lugar de una sonrisa, más bien parecía una mueca de malestar.
Intenté distraer a las chicas con otras cosas, como preparar algo de comer y sentarnos a ver una película en el televisor, logrando ganarme un poco más de tiempo en ver los resultados.
Cobarde.
Mi plan estaba funcionando a la perfección, porque ya habían pasado horas desde que habíamos llegado a la casa de Claire. No podía dejar de pensar en ello.
—Vamos, Soli. Ya te concedimos unas horas para que te armaras de valor, pero al ver que tal vez tú no lo harás pronto, yo me ofrezco voluntaria de hacerlo. —dice Summer, descubriendo mi objetivo.
—No creíste que no nos daríamos cuenta que intentabas ganar tiempo, ¿verdad? —inquiere Claire llevándose la bebida a la boca, tomando un sorbo.
—Eso esperaba, sí.
Las dos rodaron sus ojos y la rubia se levantó, haciéndose camino a la mesa, donde el sobre que amenazaba con infartarme estaba. En cuestión de segundos las manos me volvieron a sudar, y no de manera sutil. Me paré y comencé a caminar de un lado a otro, como león enjaulado esperando que Summer regresara, mientras que Claire, a mi lado, me consolaba dándome un abrazo y sosteniendo mi brazo.
Summer se paró frente a nosotras y decidí tomar asiento de nuevo cuando trozó la parte superior del sobre y sacaba la hoja adentro, con los resultados. Se mantuvo seria al leer la página que dictaba mi futuro y los pelos se me pusieron de punta porque su silencio me estaba carcomiendo con una lentitud torturante.
Díganme dramática, no me importa. Por hoy me daba el derecho de ser la reina del drama.
—Llamen a los chicos, tenemos una noticia. —sentenció.
***
Los chicos tardaron otros veinte minutos en llegar, pero yo ya sabía el resultado, sabía lo que me esperaba.
Estaba en calma, pero la adrenalina todavía seguía en mi sistema por tanta frustración que había pasado este día.
Preparo la cena, porque era lo único que lograba distraerme, además que era seguro que todos deberían tener hambre ya.
Excusas.
—Algo huele bien —dice Dan cuando entra por la puerta—. Sea la noticia que nos quieran dar, puede esperar a que termine de comer, porque estoy que muero de hambre. Solo he comido dos veces...
—Pobre, no te vayas a desnutrir, Dan —dice Drew renegando con la cabeza. Ambos se acercan para saludarme—. Hola chica, ¿qué tal todo? Estás nerviosa...
No le contesto, sino que solo sonrío y me encogía de hombros porque Drew siempre ha sido muy perspicaz, desde que lo conocí.
—Pronto se enterarán —les sonrío—. ¿Dónde está Corey?
—Aquí, cariño. —se acerca y deposita un beso en mi mejilla. Le doy una sonrisa tímida la cual el responde frunciendo sus labios.
Llamo a todos, dando a entender que la comida estaba lista. La cena pasó más rápido de lo que yo hubiera querido y deseado.
Poco a poco, cuando cada quien puso su plato en el fregadero, fue directamente a la sala, en donde Claire les había dicho que fuera para por fin, recibir la noticia que los chicos faltaban por saber.
La que faltaba era yo. Tomo una respiración profunda y reúno todo el valor que puedo encontrar en mi cuerpo para poder avanzar y enfrentarlos a todos, o mejor dicho, a Corey. Todos están hablando y no dejan de hacerlo cuando me ubico en frente, recibiendo miradas animosas de parte de las chicas. Sonríen con entusiasmo y alzan los dedos pulgares de las manos.
—Estoy embarazada. —digo sin rodeos, causando que los chicos dejaran su charla de lado.
Los tres me miran con los ojos tan abiertos que podrían salirse con facilidad si los moviesen un poco. Drew tiene los labios entreabiertos, mirándome fijo al igual que Dan y Corey. El segundo se queda quieto en su lugar, con una expresión demasiado graciosa como para no reírse, causando que lo hiciera, más que nada por el nerviosismo del qué dirán.
Sin embargo, Corey era el que tenía los ojos tan iluminados como nunca los había tenido antes. Su sonrisa era inmensa y no podía dejar de ver mi vientre. Me estremezco.
—¡Seré tío! —grita Dan, levantándose de su asiento y rodeándome son sus brazos mientras me alzaba en el aire y nos daba una vuelta— ¡No lo puedo creer! ¡Soli, Corey, serán padres! —me coloca de nuevo en el suelo y me mira con más entusiasmo, riéndose y pasando sus manos por su cabello.
Drew se levanta, y por primera vez, puedo ver una sonrisa tan abierta y natural que se dibuja en sus labios mientras se acercaba a mí para recibirme en un abrazo reconfortante.
Deposita un sonoro beso en mi mejilla y me rodea, con su agarre siendo firme alrededor de mi cuerpo. Me estremezco porque no sabía como reaccionar.
Solo quería llorar, y no sabía si era de felicidad o el miedo que me causaba saber que sería madre. Creo que un poco de ambas.
—Felicidades, chica. —cuando me mira, me da otra pequeña sonrisa mientras se separaba con lentitud.
Barro mi vista por todos, quienes miraban a Corey con un brillo demasiado raro en sus ojos, todos con el mismo destello en ellos. El ambiente se sentía raro, feliz pero con un toque vago de tristeza. No lo entendía.
Corey no expresaba con palabras lo que pensaba mientras recibía los abrazos de los demás, felicitándonos por la noticia. Cuando llegó el turno de Drew, alcancé a escuchar una parte de lo que le dijo en voz baja: "tendrá algo tuyo". No quise preguntar a qué se refería con eso, puesto que ese comentario no iba dirigido hacia mí, pero me dejó pensando y dando vueltas mi cabeza tratando de averiguar qué podría significar eso.
Cuando todos terminaron, solo quedó que él, al fin, dijera algo, nos diera una expresión que nos dijera cómo se sentía al respecto. Y lo hizo.
Posó su mirada en mí, con sus ojos húmedos y con su sonrisa en los labios. En una zancada ya había llegado hacia mí. Me tomó el rostro, alzándolo y depositando un beso que me hizo sentir todo lo que él. Nos separamos y yo mantuve mis ojos cerrados un segundo extra.
Abrí mis ojos, encontrándome con su gesto emocionado.
Le dije con la mirada que estaba aterrada, y él la captó. Formuló con sus labios tres palabras. "No lo tengas".
—Entonces...¿sí tendremos un bebé?
Con voz apacible le respondí que sí.
—¡Chicos, seré un padre!
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