33.- ¿Qué te gusta de mí?
No podía asimilarlo aún.
Sé que quiero a Corey y que él siente lo mismo por mí, y me atrevo a decir que tal vez él más a mi por el simple hecho que me ha perseguido y esperado por tanto tiempo que siento que él es el único que ha sido el que realmente ha aportado en nuestra relación. Pero ahora que lo había aceptado, sentía que todo iba marchando con tanta rapidez que me asustaba.
Era como si él estuviera corriendo y yo apenas estaba comenzando a trotar.
No sé por cuánto tiempo he estado callada, evitando lo que me había confesado, pero él, una vez más sigue esperando pacientemente por mi respuesta. Podría decir que hace ya días pasaron desde que me dijo que me amaba, pero fue tanta la sorpresa que solo atiné a besarlo y abrazarlo con fuerza.
Apenas hoy estábamos cumpliendo el mes estando juntos. No es mucho, lo sé, pero el tiempo que teníamos juntos no importaba, siempre y cuando nos tuviéramos. Cuando yo lo tuviera a mi lado.
Ya hasta estoy pensando en cursilerías.
Corey lo entendió a la perfección. No es que no lo amara, pero solo no estaba preparada para decirlo aún. No me era tan fácil expresar mis sentimientos, no como él lo hacía con tanta naturalidad. Lo envidiaba y agradecía por eso, realmente.
-Vamos, come algo, cariño. No has comido en todo el día. -me insiste Corey, mirándome con preocupación.
-No tengo hambre, eso es todo. Me siento un poco enferma.
Frunce el ceño, parando lo que estaba haciendo.
-¿Irás con el médico?
-No, todo está bien. Se me pasará, ya verás.
Darle mucha importancia al asunto era innecesario, porque todos se preocuparían por algo que posiblemente sea nada. Unos simples mareos y náuseas no han matado a nadie.
Que yo sepa.
Cuando logro convencer a Corey que no había nada por lo cual preocuparse, reanuda lo que estaba haciendo, lo cual era comer una gran hamburguesa que había comprado de regreso de la universidad; nos había comprado una a cada quien.
Por alguna razón aparente, los chicos no habían llegado, y era un poco raro. Bueno, era Dan el que no se había presentado aún porque cuando de comida se trataba, era el primero en presentarse.
Más si esta era gratis.
-Corey, ¿tienes alguna idea de por qué no han lle-...? -y de repente, mis palabras son interrumpidas por un portazo que se escucha por toda la sala- Olvídalo, ya obtuve mi respuesta.
-¡Ya llegó por quien llorabas!
Estaba demás mencionar el que había dicho eso. Era más que evidente que solo una persona hablaría tanto como él.
A continuación, veo como los demás entran a casa, todos con caras sospechosas y sonrientes. Achico mis ojos cuando los veo a todos formar una fila con sus cuerpos, moviéndose un poco inquietos. Alzo una ceja mientras intercalaba mi mirada entre todos, tratando de averiguar qué era lo que se traían entre manos, literalmente, porque algo estaban escondiendo detrás de su espalda.
Segundos después es cuando Corey se pone de pie y sale por la puerta principal en busca de quién sabe qué. Lo único que se me venía a la mente era por la fecha que marcaba hoy el calendario.
-Supongo que esto es por...
-¡Feliz cumple mes! -gritan todos al unísono, interrumpiendo mis palabras de nuevo.
¿Es que acaso el día de hoy no me dejarían terminar de hablar? Creo que sí.
Todos me echan el confeti que tenían en sus manos, las cuales estaban escondidas detrás de su espalda, acompañados por serpentinas y algunas cosas más que yo terminaría por limpiar porque claro estaba que nadie más lo haría.
A paso lento, uno por uno se acerca y me da un abrazo, felicitándome por la relación que ahora mantenía con su amigo de toda la vida. Y ahora que pensaba en él, me preguntaba dónde estaba, a dónde había ido.
No pasó mucho tiempo para que mi incógnita fuera respondida. Al siguiente momento entró Corey con las cosas más cursis que se le pudo haber ocurrido, siendo estas unos globos con helio, un peluche afelpado, una caja de chocolates, y con el último detalle -está demás decir que mi favorito- siendo la singular rosa roja.
Siento el calor subir a mis mejillas, cuando usualmente casi nunca me ruborizaba.
-¿No pudiste haber elegido algo más cursi para regalarme? -me río, aceptando las cosas. Le doy un beso corto en los labios- Gracias. -le susurro solo para que él lo escuchara.
-Bueno, esto es todo lo que las parejas normales se regalan, ¿que no?
Y como si estuviéramos programados, los chicos y yo nos reímos al unísono.
-Corey, lindo, ¿desde cuándo ustedes son una pareja normal? -Pregunta Claire, aun riéndose- Las parejas normales ya estuvieran cumpliendo un año juntos, no un mes. La chica te salió testaruda.
Todos asienten, dándole la razón.
-Y ha sido uno maravilloso, mi amor -Dan nos abraza de los hombros, recargando su cabeza en mi hombro. Ruedo los ojos con una sonrisa-. A que sí, ¿verdad, chicos? Hoy cumplimos un excelente mes. A celebrar.
-¿Desde cuándo la relación era de seis, en lugar de dos? -pregunta Corey, escéptico. Abrió los ojos con sorpresa.
-Desde que todos nosotros tuvimos que soportar sus lloriqueos por no estar juntos, y ahora lidiar con sus actitudes acarameladas todo el tiempo, ahora por estar en una relación. -argumenta Drew.
Bueno, en eso no había discusión. Era totalmente cierto. Mientras que Corey se lamentaba con Dan y Drew, yo lo hacía con Summer y Claire. Ahora no podía dejar de hablarle a las chicas sobre todo lo que sé del ojiazul, cosas que, dentro de lo seguro, ellas ya sabían de memoria.
Corey y yo nos miramos, encogiéndonos de hombros, a modo de rendición. No podíamos negarnos.
-Buen argumento.
***
-¿Qué tienes planeado para hoy? -le pregunto, mirándolo con ojos curiosos.
No me mira de vuelta, sino que solo sonríe, con la mirada puesta al frente. Arruga los labios, creando un gesto pensativo.
-No sé, ¿qué quieres que hagamos hoy? -Me abraza- Estoy abierto a sugerencias. -alza las cejas y me mira con sugerencia. Le doy un golpe en el brazo. Me río y niego.
Me acerco a él, rodeando su cuello con mis brazos; el me abraza de la cintura. Enfoco mi vista en sus ojos. De manera inconsciente sonrío cuando escucho que un suspiro sale de sus labios, uno que se generó gracias a que él también me miraba.
No esperé que algún chico, sobre todo el que tengo frente a mi, suspire como loco enamorado con tan solo verme. El estómago se me revuelve con diferentes emociones. De manera lenta y concisa, junto nuestros labios en un tierno beso, uno el cual él corresponde gustoso.
Cuando estaba pequeña, me hice la idea de que el beso perfecto era cuando el chico al que besabas, sonreía en medio del movimiento de labios. No sé por qué, pero me hice la idea que el chico que hiciera eso conmigo, sería el hombre al que más amaría, el amor de mi vida. Creo que simbolicé una sonrisa en medio de un beso, como uno sincero, que decía con acciones "estoy enamorado de ti".
Con el paso del tiempo, descarté esa idea porque aunque no haya besado a mil chicos, a los pocos que sí lo hice y que creí estar fervientemente enamorada, nunca ninguno de ellos hizo nada como eso. Aunque lo intentara evitar, siempre ese pensamiento venía y abrumaba mi cabeza, pero por alguna extraña razón, no lo había recordado con Corey. Era como si nunca me hubiera hecho aquella idea.
Y es que, con el pasar del tiempo, al fin me había convencido que ningún hombre tendría un detalle como ese, y es que era uno que no se podía forzar, era uno que salía del alma, del corazón.
Ahora, el que me había recordado ese símbolo de amor, el cual creé de pequeña, había sido él, porque en medio de nuestro beso, él había sonreído.
Cuando el beso se acabó, los ojos de inmediato se me llenaron de lágrimas. Después de todo, uno de mis anhelos más profundos de príncipe azul se había hecho realidad, pero entonces realicé otra cosa.
Si Corey fue el primero que hizo aquello, solo quedaba una cosa por decir, o aceptar.
Él, Corey, era el amor de mi vida. El más sincero y puro. El único, el primero y el último. Porque no creo que en esta vida, ni en otra podría querer de esta manera.
-¿Qué pasa, corazón? -Me mira consternado, limpiando una lágrima que no sabía que había dejado caer- ¿En qué piensas?
Tampoco había realizado que lo veía con tanta intensidad, haciendo un intento de guardar este momento por siempre en mi cabeza. Y ahora que habían pasado unos intensos minutos, me juré a mi misma nunca olvidarlo.
-En nada, solo...estoy un poco sentimental -me río, tallando mi rostro para despejarme un poco del momento ya que tampoco estaba segura porque había llorado. Enredé mis brazos alrededor de su torso y recosté mi cabeza en su pecho. Escuché con fervor el sonido de su corazón latir y ahora fui yo quien suspiró-. Pero gracias, cariño.
-¿Por qué me das las gracias?
Me río, aun escuchando el ritmo de su corazón. Cierro los ojos e inspiro su olor, relajándome en el proceso.
-Por amarme.
El corazón de pronto se le acelera y me abraza con más fuerza. Niega repetidas veces con la cabeza, dándome a entender que no debería darle las gracias por aquello, pero él no entendía, y creo que no podría hacerlo, porque de verdad estaba agradecida por habérmelo encontrado, y por haberme enamorado de él.
Profundamente.
***
-Ya sé que podemos hacer hoy por la tarde.
-¿Y qué es eso?
-Ordenar algo para comer y charlar, eso y nada más. Solo nosotros dos -lo miro, esperando su respuesta-. ¿Qué dices? La comida corre por mi cuenta. -alzo mis cejas de arriba hacia abajo.
-Solo si también intercambiamos uno que otro beso. Si no, no quiero. -hace un puchero con los labios.
-Bien -me río, aceptando su propuesta-. Ordena lo que quieras, me da igual.
Y como le había dicho, eso exactamente hizo. Se levantó para tomar su teléfono.
Observaba con concentración éste mismo, buscando algo que nos pueda gustar a ambos.
Aunque me gustara cocinar, hoy no me sentía con muchos ánimos de hacerlo. Prefería, por hoy, pagar para que alguien cocinara por mí. Me levanto del sillón y me dirijo al baño, porque tenía un dolor de cabeza inquietante. Me mentalicé que ese dolor se debía a que no había comido nada desde que me desperté.
Me mojo la cara con agua helada, sintiendo la temperatura de esta agradable. De solo pensar que la comida tardaría alrededor de una hora en llegar, podría volverme loca. Ahora sí que estaba dispuesta a comer algo.
Movilizo mis pies hasta la cocina en busca de algo que pueda comer para saciar un poco el hambre que de pronto me había llegado. Con ojos de halcón analizo el refrigerador, viendo algo que se me antojara, pero en cuanto visualicé un pote de yogurt, la boca se me hizo agua. Sin pensarlo dos veces lo tomo como si mi vida dependiera de ello y lo abro, cogiendo después una cuchara. Me sirvo un poco en un vaso y comienzo a comerlo.
Nunca había sido amante del yogurt, no lo comía mucho, pero al sentir su sabor en mi boca me reprendí por no haberlo consumido más seguido.
Me sabía a gloria y más.
Cuando menos pienso, ya me había acabado todo el que me había servido, así que echo un poco más en mi vaso. Increíblemente, el dolor de cabeza se estaba esfumando, ya no dolía como antes.
-Cariño, ¿qué te parece la comida it-...? -Entra Corey a la cocina, pero se calla cuando me ve comiendo y bailando a la vez- ¿Qué haces? -Le es inevitable reír por el ridículo que estaba haciendo, pero no me importaba en absoluto.
-Estoy comiendo yogurt.
-Eso lo puedo ver, pero...¿por qué bailas? No hay música. -se acerca a mí, queriendo robar un poco de mi manjar. Le alejo el vaso para que no lo alcanzara. Alza las manos, rindiéndose.
-Bailo porque estoy comiendo, y comer me hace feliz. Más esta tan cosa deliciosa. -le explico, siguiendo mis movimientos de izquierda a derecha.
Se queda perplejo por lo que le había dicho, pero entonces se lleva una mano a la cara, tallándosela. Yo, mientras tanto, me llevo la última cucharada de yogurt a la boca, sonriéndole en el proceso.
-Bueno, no preguntaré más, porque no creo que lo comprenda -ríe mientras habla-. Pero si tú eres feliz, yo también -deposita un beso en mi frente. Toma el pote de yogurt y lo observa-. Te lo has acabado, cariño.
-No te preocupes, cuando compres el mandado, yo te recordaré para que compres más.
Media hora después, la comida italiana había llegado, y como le había propuesto y prometido, yo pagué la cena, porque las mujeres también debemos dejar descansar la billetera de los hombres de vez en cuando.
Le doy las gracias al chico que había hecho la entrega antes de cerrar la puerta. Como puedo, con cuidado de no dejar caer la comida me hago camino al sillón, encontrando a Corey en su teléfono. Sonrió al ver que estaba luchando con las bolsas que tenía entre mis manos.
Con cuidado las deposito en la mesa de noche que había frente al sillón y tomo asiento a su lado.
Segundos fue lo que le tomó al castaño encender unas velas y apagar las luces, muy romántico él. Río por su esfuerzo de tratar de enfatizar el romance en el ambiente, mas no digo nada. Sacamos la comida de las bolsas y él suspira al oler la comida.
Hago lo mismo que él, porque al parecer, por su gesto, debía oler espectacular pero cuando mi nariz detecta el queso en la comida inmediatamente la alejo de mí.
Qué asco.
Intento comer un poco de lo demás, dejando de lado el queso, el cual olía a podrido, de lado.
Las horas pasaron tan rápidas, entre charlas de lo más común a lo más complejas. No medimos el tiempo, no hacía falta hacerlo porque estábamos donde queríamos.
Pero lo que sí logra captar mi atención, es una incógnita que no había pensado hasta este momento.
-¿Qué es lo que más te gusta de mí? -le pregunto, causando que me mirara sorprendido. No se esperaba la pregunta, asi que yo decido responder con lo que más me gustaba de él- Porque a mi me encantan tus ojos, tus labios y sonrisa, pero más me gusta tu cabello rizado.
Mientras decía las cualidades que me gustaban de él, iba acariciando cada una. Sus hermosos orbes azules, la piel carnosa de su boca, la cual terminó estirándose en una sonrisa, para después pasar mis dedos por sus mechones rizados. Él mantenía sus ojos cerrados mientras sentía mi tacto en él. Los abrió cuando localicé mis dedos en sus orejas, acariciándolas.
-¿Entonces? ¿Qué es lo que más te gusta de mí?
Él sonrió con ternura y yo hice lo mismo, viéndolo embobada. Depositó un suave beso en mi boca.
-Quiero que eso solo quede guardado para mí -acaricia mi mejilla-. Mientras esté vivo nunca te lo diré -sonríe con picardía, tocando la punta de mi nariz con su dedo-. Lo único que sí confesaré es una cosa.
-¿Y eso qué es?
-Que amo que me ames, porque sé que lo haces.
Y sonrió.
***
¿Alguna vez se han imaginado cómo es Corey y la bella sonrisa que describa Soli? Díganme si hay alguien, algún actor o modelo que coincida con el personaje de su cabezita.
Pero en multimedia está al Corey de mi imaginación, sonriendo, como siempre...¿a que tiene una sonrisa para derretirse?
Espero les haya gustado el capítulo, que por cierto cada vez estamos más cerca del final. Un beso.
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