32.- Todo bajo control.
—¿Por qué te estás arreglando?
Detengo mis movimientos al escuchar la voz de la rubia llenar mi habitación. Termino de bajar la blusa que tenía a medio poner para encararla, encontrándola recargada contra el marco de la puerta de mi cuarto con una sonrisa burlona y la ceja derecha alzada.
—¿Lo deduces porque me estoy vistiendo? —Evito su pregunta con otra, buscando unos pantalones para ponerme entre el bulto de ropa que tenía esparcido por la habitación y cama.
Summer entra y hace espacio en mi cama para sentarse en ella, mirándome con fijeza.
Intento ignorarla, buscando entre mi ropa algo que pueda combinar con la blusa que tenía puesta. Encuentro dos posibles opciones y las alzo para que Summer pudiera verlas y me ayudara a escoger una; apunta un pantaloncillo corto.
—No, lo deduzco por toda la ropa que tienes abultada en la cama, mas la que se encuentra tirada en el suelo —apunta—. Así que lo pregunto de nuevo...¿por qué te estás arreglando?
—La pregunta correcta es: ¿por qué tú no lo haces? —termino de vestirme y le regalo una sonrisa inocente, acercándome al espejo que tenía colgado en una pared, observando el resultado. Sonrío.
La rubia se levanta y toma un par de zapatillas mientras se acercaba a mí y me las tendía, colocándose a un lado del espejo.
—Saldrás con Corey, ¿cierto? —se cruza de brazos y sonríe victoriosa al ver que suspiro, rendida. Asiento lentamente mientras me calzaba las zapatillas— No me habías dicho...
—Bueno, apenas hace una hora me invitó, y bueno, comencé a buscar algo decente que usar —me río con nerviosismo, tomando mi pelo y amarrándolo en una coleta alta—. ¿Te gusta recogido? —Summer asiente.
—Entonces deja que te ayude a terminar de arreglarte.
La siguiente hora, entre Summer y yo intentamos obtener un resultado vagamente bueno en el maquillaje, pero cada vez que intentábamos crear un look decente, terminaba pareciendo la prima perdida del guasón.
En algún punto de la tarde, cuando nos rendimos de intentar, decidimos llamar a la caballería pesada, o sea Claire.
Usualmente siempre me maquillaba, pero era algo muy natural, pero ahora que saldría con Corey, quería dar un toque extra pero al no poder lograr el resultado que tenía en mente, decido dejar mi rostro en manos de la castaña, amante de la moda.
Claire estudia eso, sabe coser ropa y siempre sabe cuáles son las tendencias en todo, y en verdad, cuando decía todo, era en serio.
Me desmaquillé una vez más y dejé mi rostro descansar ya que se encontraba un poco irritado de tanto lavarlo y tallarlo. Alrededor de veinte minutos después fue cuando llegó la castaña, con todo y maletín lleno de cosméticos, lista para hacer un milagro para mí.
Cuando posó sus ojos sobre mí, no pudo ocultar la sorpresa en su rostro. Intentó ocultarlo con una sonrisa tranquilizante en sus labios.
—¿Tan mal me veo?
—No te preocupes linda, quedarás hermosa. Todavía hay esperanza —dijo con una mueca en su cara, sacando cosméticos del maletín—. Por cierto, bonito atuendo.
Summer y yo reímos.
Esto será divertido.
***
No sé cuánto tiempo pasó, pero los chicos decidieron, de pronto, llegar al apartamento, mientras tanto Summer, Claire y yo todavía estábamos terminando de arreglarme.
Con la pinza en mano, la castaña estaba creando unos rizos suaves en la coleta para darle un toque extra. Cuando al fin Claire decidió que era suficiente y que había terminado conmigo fue cuando decidimos salir de mi habitación, encontrándome primero con Dan.
—Corey sí que es un suertudo bastardo...—dice al verme mientras depositaba un beso en mi mejilla. Las tres nos reímos.
—Es buena señal que Dan notó que te arreglaste, así el trabajo de Claire sería en vano...—se burla Summer, dando unos pasos para saludar al moreno, seguido por la castaña.
—No se lo digan a Soli, pero siempre la noto, es decir, tengo que complementarla todo el tiempo, ¿saben? —se acerca a las dos, creando un pequeño círculo— Debo ganarme todos esos postres...
Aclaro mi garganta, dando a entender que todavía me encontraba presente y que había oído con claridad su declaración. Niego con la cabeza repetidas veces con una pequeña sonrisa en mis labios, llevando ambas manos a mi cintura. Dan no cambiaría nunca.
—Pero dejando a un lado tu comida, siempre estás bonita, mi amor —se acerca a mí, rodeándome por los hombros. Claire y Summer se cruzan de brazos, alzando una ceja. Dan lo nota y abre los ojos con sorpresa—. Pero ustedes no se quedan atrás, linduras...¿hermosas? —al ver que sus elogios no funcionaban, se alejó de nosotras con lentitud, buscando con la mirada a Drew— ¡Drew, hermano! ¿A que no tenemos las amigas más bonitas?
Dan se apresura a sentarse a un lado de él, con nerviosismo por las miradas que mis amigas le daban al pobre. Pareciera como si estuvieran a punto de matarlo con la mirada. Drew simplemente nos echó una mirada a las tres y después le dio una al chico que tenía a su lado, regresando su vista al móvil.
—Oh, sí. Las más lindas de todo Chicago...alabado sea el cielo. ¡Urrah!
Al final de cuentas, no pudimos contener nuestras risas y dejamos que salieran de nuestras gargantas. No mucho después fue que Corey llegó, encontrándonos a todos comiendo unas papas fritas. Tal parece que el aliento se le fue cuando me vio, y admito que me sonrojé por la mirada que me dio.
Me acerqué para darle un corto beso en los labios, el cual prosiguió con otro elogio que se escuchó por toda la sala. Y nuevamente, las otras dos le regalaron la misma mirada a Corey, la cual primeramente le habían dado a Dan.
—¿Cómo olvidarme de ustedes dos? Si son las chicas más hermosas de la ciudad...—se ríe con nerviosismo—. Somos la envidia de toda la raza masculina.
***
Corey me toma de la mano, guiándome al pequeño restaurant al donde cenaríamos.
Aún así ya llevemos un par de semanas juntos, siempre se me acelera el corazón cuando estoy a su lado, como si fuera la primera vez. Es difícil describir todo lo que siento, pero lo más importante es que después de tanto tiempo, me siento feliz.
Genuinamente feliz.
—¿Sabes que te quiero, verdad? —le pregunto de repente, haciendo que detenga su paso y se gire para verme. Su característica sonrisa abraza sus facciones como siempre y siento que me desmayo al verla.
—Repítelo una vez más...
Corto el contacto de nuestras manos y me acerco unos pasos para tomar su rostro entre las mías. Lo miro a los ojos y él a mí; le regalo una sonrisa sincera, la más bonita que pude dibujar en mis labios. Él todavía esperaba las palabras salir de mi boca.
—Te quiero, Corey. —y sin más, me acerco a besarlo, con intensidad. Rodea mi cintura y me abraza con fuerza para segundos después separarnos.
Estuve a punto de reclamarme, pero me detuve al realizar que nos encontrábamos en la calle, con las personas siendo testigo de nuestro espectáculo.
—Yo también.
Al entrar al pequeño restaurant, veo la poca gente que se encuentra dentro de éste mismo. Nos adentramos, en busca de una mesa en donde sentarnos y al encontrar una de nuestro agrado, nos dirigimos hacia ella.
Minutos después la mesera llega y nos da la bienvenida, regalándole una sonrisa coqueta a Corey, mientras que a mí me daba una no tan cordial.
Sí, Lucía, él es mi novio, no el tuyo, já.
Nos tiende el menú para después marcharse y atender la siguiente mesa. Veo lo que hay para ofrecer mientras que él hacía lo mismo.
Cuando decido lo que quiero, alzo mi vista y la enfoco en lo que tengo frente a mí. Ahora que me ponía a pensarlo, esta era nuestra primera cita oficial, y aunque sea dentro de la relación, no importaba porque esta pudo haber sido igual o más especial que una antes de convertirnos en algo.
La mesera, para mi mala fortuna, tuvo que regresar para saber qué sería lo que ordenaríamos, pero antes que tuviéramos la oportunidad de decirle algo, una voz familiar nos ganó.
—¿Sería posible sentarnos con ustedes? Parecen buena compañía...—Corey y yo alzamos la vista, encontrándonos con los chicos parados frente a nuestra mesa, todos con sonrisas y rostros inocentes.
—¿Cómo sabían que cenaríamos aquí? —pregunto, desconcertada.
Todos se miran entre sí, soltando risas nerviosas.
—Bueno, no lo sabíamos —Claire aclara—, pero por la misma razón pensamos en seguirlos hasta acá. No había nada de comer en ninguna de nuestras casas y teníamos hambre, asi que...¿nos aceptan?
Yo oculto la sonrisa que se formaba poco a poco en mi rostro, tapándola con mi mano derecha mientras veía a Corey tomar el puente de su nariz con sus dedos. Momentos después terminó aceptando, al parecer no se resistió a las caras de perrito que todos le estaban dando.
Sí, incluso Drew.
Nos cambiamos de mesa, a una en donde cupiéramos todos y la chica que nos atendía tuvo que esperar de nuevo a que los demás tomaran su pedido.
—Saben que acaban de invadir nuestra cita, ¿verdad? —Corey los mira a todos, con una sonrisa en los labios— La primera.
—Bueno, entonces esta será la mejor de todas. Toma nuestra presencia como un regalo para ti. —y ese era Dan, porque bueno, nadie se expresaba como él.
Y tal y como dijo Dan, la cena estuvo excelente, la cita también. Debía admitir que sí, esta pudo haber sido la mejor de todas, porque estaba con casi todas las personas a las que amaba, pasando el mejor tiempo de todos.
Tal vez los chicos hayan interrumpido nuestra salida, pero eso no importaba, al menos nos quedó la foto del recuerdo, una a la que dentro de muchos años nos estaríamos riendo al recordar esto.
Todo iba perfectamente bien, la noche era perfecta, el ambiente aún mejor pero había llegado el momento de retirarnos del restaurant.
Tuvimos que regresarnos a nuestras casas, pero esta vez, Drew manejó el coche de Corey mientras que los demás se iban en la camioneta de Claire, en donde se habían venido desde un principio. El castaño había dicho que se sentía un poco mareado, que le dolía la cabeza, pero no le tomé mucha importancia porque se había tomado una pastilla para calmar el dolor.
Al llegar a mi apartamento, todos nos bajamos y nos adentramos en él, pero no fue que me preocupé hasta cuando a Corey le comenzó a sangrar la nariz.
—¿Cariño, estás bien? —me acerco a él a paso apresurado, porque ahora sí que me había consternado. Lo ayudé para que se sentara en el sillón y se recostara para que reposara un poco.
Drew se había quedado parado en su lugar, tenso por lo que estaba presenciado. El castaño llevó su mano derecha a su nariz para limpiar la sangre que salía de ella, cuando en eso la puerta del apartamento se abrió, dejándonos escuchar las risas que provenían de los chicos.
Los di una mirada rápida, pidiéndole a uno de ellos que me pasara un poco de papel higiénico para limpiar la sangre. Las risas cesaron y el ambiente se tornó tenso.
—Estoy bien, cariño no te preocupes. No es nada, todo está bajo control. —me dijo mirándome a los ojos, con una sonrisa tranquilizadora.
Tenía tiempo sabiendo de esto, pero no había dicho nada al respecto porque querían que ellos fueran los que me contaran qué era lo que pasaba y porqué sangraba tanto, pero ahora no podía hacer eso.
Drew me ofreció el papel y lo tomé, llevándolo de inmediato a la nariz de mi chico.
—No sé lo que pasa, pero quiero una explicación sobre esto...—dije, parándome y encarando a todos. La preocupación me carcomía—. No es normal que sangre tanto por la nariz, ¿o si?
Nadie me contestó y eso hizo que me exaltara más de lo que estaba. No estaba consciente del tiempo que estaba pasando, pero me sobresalto cuando siento unas manos en mi cintura guiándome hacia la puerta de entrada. No ocupaba voltear mi rostro para saber quién era, pero no protesté, sino que me apresuré en salir.
Cuando ya estuvimos fuera, él se acercó y me abrazó, depositando un beso en mi coronilla.
—Cariño, no quiero que te preocupes. En realidad, cuando te digo que esto no es nada, lo decía en serio —me aparta de él para que lo mirara—. No es la gran cosa, pero sé que debí habértelo dicho antes...
Me alarmo aún más.
—¿Qué cosa?
Se queda callado unos momentos, tomando valor.
—Desde pequeño he sufrido de anemia —confiesa—, hemos ido con doctores y todos me habían dicho lo mismo, por eso es que me sangra la nariz, es un síntoma que conlleva, pero hasta ahora han sido más constantes.
Me quedo seria, analizando sus palabras y me doy el derecho de la duda. La verdad es que ahora que me lo contaba, me sentía un poco avergonzada de haber reaccionado de una manera tan exagerada, pero lo hacía porque veía los rostros serios y preocupados de los demás.
—¿Y por qué hasta ahora han sido más frecuentes?
—Bueno, eso es en parte mi culpa...—se lleva la mano izquierda a la parte trasera de su cabeza—. Se supone que debo tomar vitaminas todos los días para controlar la anemia, pero ya no las he estado tomando como debería —me da un beso rápido—. Todo tiene una explicación, cariño. No te preocupes más...
—¿De verdad?
—De verdad.
—¿Entonces todo está bien contigo? —asiente como respuesta y siento que el alma me regresa al cuerpo.
No sé porque, pero pensé de lo peor, solo para venir a enterarme de esto, pero aun así, para que Corey sea anémico, las reacciones de los chicos eran iguales a las mías.
—Ahora solo queda una cosa más que confesar, y realmente espero que no te asustes por lo que estaré a punto de decirte, bonita...
Y de nuevo, eso logra asustarme.
—¿Será bueno o malo? —lo miro fijamente.
—Eso dependerá de ti —se acerca y toma mis mejillas. Ahora el corazón se me aceleró cuando me dio un beso lento, tierno. Con los ojos cerrados esperé sus palabras—. Soli Sanders, mi gran confesión es que te amo, como nunca he amado a alguien más.
Sus palabras hacen que abra los ojos con sorpresa. No soy capaz de moverme, tampoco parpadeo, pero sí que siento mi estómago revolverse al escuchar esas dos palabras.
—¿Que tú qué? —pregunto, incrédula.
Querer es muy diferente a amar. Él me había confesado que me quería y no supe cómo reaccionar cuando me lo dijo, y cuando yo lo había dicho que también lo quería, no había realizado que decir esas palabras fue más difícil para mí de lo que creí. Pero luego viene él y me dice que me ama, y por milésima vez, no sabía que contestar o reaccionar, pero esta vez no huiría.
Él me amaba, pero solo lo quería comprobar de nuevo, en caso que hubiera escuchado mal.
—Que te amo, cariño —se ríe al ver mi expresión aún de sorpresa—. Ahora la pregunta es: ¿tú también me amas?
***
Por fin se ha aclarado eso de los sangrados de Corey, así que ya no hay por que preocuparse...¿o sí?
Nah, mentira, pueden dormir en paz jaja
Espero les haya gustado el capítulo y más aún el final. Pero díganme, ¿qué creen que hará o dirá Soli?
Nos leemos después, un beso.
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