Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

30.- Un sabio consejo y una pieza de baile.

Domingo

Hoy sería nuestro último día aquí, en esta bonita casa en Shutterville.

Suspiro con tristeza, recordando y analizando lo que pasó anoche, puesto que después de eso, lo menos que pude hacer fue dormir. Estuve por horas revolcándome en la cama, que un día antes se sentía de lo más cómoda, pero que ahora parecía de lo más molesta. La consciencia no me dejaba en paz y lo único que quería hacer era estrellarme con algo para caer en la inconsciencia y no despertar por largos días.

El plan de hoy era llevarme a conocer un poco la extensa ciudad, pero a decir verdad, no tenía muchas ganas de hacerlo, sino prefería la idea de quedarme aquí, tal vez durmiendo o encontrar un buen lugar en el que podría estar tranquila, pero la otra parte de mí quería salir a explorar un poco y estar más tiempo con los chicos aquí.

Y teniendo en el pensamiento a todos ellos, me es imposible no notar que todos estaban fingiendo entusiasmo o felicidad, puesto que en sus ojos podía notar el mismo sentimiento, uno que aún no lograba descifrar.

—Soli, ¿ya estás lista? —me llama Claire desde la puerta, terminando de abotonar su pantalón.

—¿Eh? —me sobresalto— Oh, sí, claro. Vamos. —dibujo una sonrisa forzada en mis labios. Ella sonríe de vuelta.

—Genial —me jala del brazo—. Verás, primero quiero que vayamos a comer a este restaurant, la comida es deliciosa y...—comienza a parlotear, pero dejo de prestarle atención cuando diviso a los demás.

Aún enganchada del brazo de Claire, llegamos hacia los chicos, que al parecer nos estaban esperando. Frunzo mi ceño al ver a Corey, el cual no estaba sonriendo, sino que estaba con la mirada perdida.

La voz de la castaña llama la atención de todos y de inmediato veo cómo este me regala una sonrisa. Así me gustaba más.

Tal y como dijo Claire, se hizo todo lo que ella había dicho, y en todo el trayecto no me soltó ni un segundo. Ella estaba más entusiasmada que yo, y que todos los demás, en realidad.

Y cuando menos pensé, ya estábamos de vuelta en la casa de lago, guardando todo nuestro equipaje, preparándonos para despedirnos de este bonito lugar. Nos veremos el año que viene. Claro, si todavía estaba viva para ese entonces. Já.

Las horas que pasamos en el coche en el trayecto de vuelta a Chicago pasaron más largas. La razón es que en este viaje casi no había dormido. Esta vez, Corey se sentó de nuevo junto a mí, pero desde el principio. No esperó a que durmiera para acompañarme en el trayecto.

Yo no me quejé, sino que sonreí internamente.

Eran alrededor de las dos de la mañana y todos los demás ya habían caído profundamente en un sueño, a excepción de Drew y yo.

—¿Qué opinas de la casa del lago? —Pregunta viéndome a través del retrovisor— A que es genial, ¿no? —sonríe. Enfoca su vista de nuevo en la carretera.

—Sí, me ha encantado —le devuelvo la sonrisa—. Lástima que solo vengamos una vez al año. Esperaré con ansias el que viene para que todos volvamos. —digo con entusiasmo.

La sonrisa de él tiembla un segundo con lo que dije, pero después de eso no se dijo nada más. Tampoco tentó el tema con el chico que tenía dormido a mi lado, con la cabeza reclinada en mi brazo derecho.

Espero unos minutos para que la atención de Drew esté completamente en la carretera de nuevo para enfocarme en Corey.

Sonrío disimuladamente al verlo tan sereno, con la respiración controlada. El corazón se me acelera con tan solo hecho de tenerlo tan cerca, y lo que por días estaba tratando de negarme a mi misma pero que ahora no podía hacerlo más. Lo extrañaba, con locura. Estúpidamente pensé que si no lo aceptaba, no se hacía verdad, pero eso solo hacía que el sentimiento se hiciera más fuerte cada vez con cada día que pasaba.

Con delicadeza, busco su mano con la mía, a tientas. No quería enfocar mucho mi vista en él, con el miedo de poder ser descubierta por Drew y gracias a eso, me impedía localizarla de inmediato, pero cuando la encontré no pude evitar que mi mirada se dirigiera a nuestras manos.

La poca luz que había dentro del coche me daba la oportunidad de apreciar la diferencia de tamaños que había entre las dos. Las manos de Corey eran grandes, con dedos largos, bonitas. En cambio las mías, a pesar de no ser pequeñas, también mis dedos eran razonablemente largos.

Extendí su mano y puse la mía en su palma, viendo que las manos de él le sacaban unos centímetros a las mías. Me asusté cuando él se removió un poco, causando que cortara contacto en un movimiento brusco. Tal vez mi movimiento fue tan repentino y torpe, que logró despertarlo y aún recargado sobre mi hombro, alzó su cabeza, mirándome con fijeza y dándome una sonrisa que podría derretir a cualquiera.

Yo solo atiné a abrir mis ojos por la sorpresa y dirigir mi mirada hacia la ventana solo por unos segundos antes de concentrar mi vista sobre nuestras manos otra vez. Ahora él las había entrelazado, cosa que yo no me había atrevido a hacer. Momentos después las alza, llevándolas hacia su boca, depositando un suave beso sobre la mía.

—Así mejor —habla con voz ronca. Al parecer me habían atrapado—. Ahora duerme un poco, cariño. Nos queda un largo camino por recorrer. —dice para acomodarse de nuevo sobre mí.

Esta vez sí sonrío. Por instinto, veo por el retrovisor, encontrándome con la mirada de Drew puesta sobre nosotras y con una sonrisa tan grande que me sorprendió verla en él.

Doblemente atrapada.

***

Hace algunas horas ya que habíamos llegado a casa, pero aun así estaba más que inquieta.

De pronto, casi pude ver cómo me iluminaba.

Tenía tiempo sin ir a darle una visita al sr. Charlie, y qué mejor tiempo que ir ahora a tener una agradable charla con él junto a una buena taza de café. Tomo mi teléfono y unas galletas que tenía guardadas en el refrigerador para no llegar con las manos vacías a su casa. Con entusiasmo le aviso a una adormilada Summer que al rato regresaría, que no me esperara despierta.

Cierro la puerta detrás y comienzo mi caminata a su casa. Un par de minutos después ya estaba frente a su puerta, tocando la puerta; no pasaron más de dos minutos para que él abriera. Sin pensarlo dos veces, lo abrazo con fuerza, depositando un beso en su mejilla.

—Has vuelto, niña. Ya hasta había pensado que te habías olvidado de este viejo hombre...—escucho un poco de tristeza en su voz al decir esto último.

Mi corazón dolió un poco.

—Yo nunca podría olvidarme de usted.

Me da una sonrisa antes de dejarme entrar a su hogar. Le muestro las galletas que traigo conmigo y las toma con rapidez, dándome unas palmaditas en el brazo. Al entrar, me sorprendo al ver que su casa está más ordenada y limpia. No es que antes no lo estuviera, pero claramente alguien había hecho su trabajo aquí.

La única persona en la que pude pensar fue en su hija, madre de Corey. Sonrío ante el hecho de imaginarme que ella había estado pasando tiempo con su padre.

No me quedo con la duda y le pregunto sobre ella. Su rostro no podría derrochar más felicidad al hablar de su hija y eso hace que agrande mi sonrisa aún más.

Con una rica taza de café y con las galletas que había preparado, escucho con atención lo que me cuenta sobre todo el tiempo que ha estado pasando con Lily, y sobre qué tan feliz se siente sobre ese hecho, confesando que él en un principio pensaba que no la vería tan seguido como lo hace ahora. Admito que siento menos culpa al saber que todo este tiempo él no ha estado tan solo como creí.

—Unos minutos antes que tú llegaras, mi hija se había ido junto con mi nieto. —comenta y me ahogo con el café que tenía en mi boca.

Toso y él me da unas palmaditas en la espalda preguntando si todo se encontraba bien.

—¿Corey viene a visitarlo? —le pregunto incrédula.

—Más de lo que yo alguna vez esperé...

Y de ahí, continuó su charla, pero ahora sobre su nieto, pero esta vez no presto tanta atención sobre como lo había estado haciendo con su hija. Los recuerdos sobre él me invaden, logrando que me enfoque en algún punto de la alfombra que yacía sobre el suelo.

—¿Pasa algo, niña? —detiene su plática, mirándome con preocupación. Carraspeo, preparándome para lo que estaba a punto de preguntarle.

—¿Puedo hacerle una pregunta? —le miro con fijeza. Asiente— Usted cuando estaba joven y estaba comenzando a enamorarse...¿nunca sintió terror de hacerlo, de amar a alguien con fuerzas?

Él ríe, posando su mirada en mí y viéndome con ternura.

—Oh, el tema del amor...—suspira con anhelo—. Pues claro que sí, niña. Cuando no estaba arrugado, era un sin vergüenza y cuando comencé a enamorarme de Jess, me asusté como no tienes una idea. —vuelve a reír roncamente.

—¿Y qué hizo? ¿Huyó, la rechazó, lo negó, la lastimó? Y sobre todo, ¿usted salió lastimado? —sin darme cuenta, estaba preguntando todo lo que yo había hecho y sentido.

Eso logró acaparar su atención y en cuestión de segundos su expresión era una totalmente diferente. Solo esperaba que no se diera cuenta que yo estaba pasando por una situación similar.

—Lo negué tres días, la evité cuatro, la lastimé por cinco y yo sufrí el doble por haberla herido. Pero al final cedí y acepté que la amaba mucho, muchísimo —dice contando con los dedos de su mano. Trago duro—. Pero tú en realidad quieres saber sobre ti y lo que sientes, ¿o me equivoco, cariño? —alza las cejas— Estás enamorada y te da miedo amarlo...

La respiración se me corta, pero termino asintiendo, con la mirada fija en mis manos.

—Yo...no sé qué hacer. Él me ha dicho que me quería, pero hizo algo que me lastimó y aunque no haya sido su culpa me dolió —confieso—. Lo he negado, lo he rechazado incontables veces, lo he lastimado e inconscientemente me he herido a mí en el proceso. He tenido el corazón roto tantas veces que me aterra el hecho de que alguien lo haga de nuevo...—alzo la mirada, encontrándome con la de él, profunda.

Se inclina hacia mí, tomando mi mano antes de hablar—: ¿Pero tú lo quieres? —me la pienso unos segundos. Asiento varias veces y una lágrima roda por mis mejillas.

Desde que conocí a Corey, no ha hecho más que hacerme llorar...más de lo que cualquier otra persona ha logrado. Limpio la lágrima con mi mano libre.

—Mi niña...no deberías tenerle miedo a algo tan bonito —continúa—. Entiendo que estés asustada, pero no puedes cerrar tu corazón por siempre porque eso solo logrará que se lastime aún más. Ábrete a la posibilidad que él, en lugar de quebrarte más, haga que todo tu dolor se vaya y por fin dejen de sufrir por el hecho de estar separados.

>> En tus ojitos puedo ver esa chispa de tristeza y me duele verte así. Eres una de las muchachitas más hermosas, tanto por dentro y por fuera que he podido conocer hasta ahora. Disfruta del amor, deja ir tus miedos, que el amor verdadero solo lo encontrarás una vez en la vida y si lo dejas ir, te arrepentirás toda tu vida. Pero si lo tomas y no resulta, al menos sabrás que lo intentaste, corazón.

—¿Usted en realidad lo cree? —le contesto sorbiendo mi nariz.

—¡Pues claro! Lo que no te mata, te hace más fuerte, mi niña —suelta una carcajada alta, contagiándome en el proceso—. Y nada me haría más feliz que algún día tú también me llamaras abuelo.

Estaba riendo, pero al escuchar lo último, no puedo hacer otra cosa que callarme de golpe. ¿Acaso él sabía que era Corey...?

—Él he ha hablado de ti, y veo cómo se le iluminan sus ojos cuando lo hace, niña —revela—. Corey es un buen chico, se puede ver, y noto que en realidad te quiere, Soli —sonríe una vez más—. Los dos son guapos, apuesto que me darían unos bisnietos de los que me sentiría orgulloso.

Abro la boca, sorprendida por lo que dijo y eso logra que ría un poco avergonzada, pero sus palabras calientan mi corazón.

—Gracias, sr. Charlie. De verdad.

***

Me despido del sr. Charlie con un abrazo apretado, él respondiendo con unas palmaditas en mi mejilla, mostrando su aprecio. Después de la pequeña charla que tuvimos pasamos otra hora charlando junto a nuestra tercera taza de café.

—Ve con cuidado, niña —toma mis manos y les da un pequeño apretón—. ¿Vendrás a visitarme pronto de nuevo?

—Por supuesto —asiento—. Más pronto de lo que espera. —le guiño un ojo y le digo adiós con la mano.

Escucho la puerta cerrarse segundos después, cuando ya iba a unos cuantos metros lejos de su hogar. El reloj marcaba las nueve con cuarenta y ocho de la noche.

No era tan tarde como yo pensaba, así que decido caminar un poco, encontrando un buen lugar para sentarme un rato, dejando que el fresco viento diera contra mi cuerpo. Cierro mis ojos, sintiéndome un poco más liberada.

Mi teléfono vibra, anunciando la llegada de un mensaje.

"De: Corey

¿Estás despierta? Quiero verte...si decides venir, esperaré por ti en mi alcoba. Tengo algo para ti..."

Al leer el mensaje, una gran sonrisa se dibuja en mi rostro. Yo también quería verlo, y sin pensar mucho sobre si ir o no comencé mi camino hacia su casa. Me encontraba cerca, y cuando menos pensaba, ya estaba frente a su casa, abriendo la puerta con la llave que tenía.

La casa estaba con las luces prendidas y eso hace que pueda ver con mayor facilidad. Recordando el camino de la vez pasada, ubico las escaleras y las subo. Con pasos lentos me dirijo a su habitación, abriendo la puerta tratando de hacer el menor ruido posible.

Y ahí estaba, parado, dándome la espalda y fumando un cigarrillo.

Removía las manos, notoriamente nerviosa por tenerlo en frente, pero trago mis nervios y cuando estoy a unos cuantos centímetros de él, tomo con delicadeza la orilla de su camiseta, llamando su atención y sacándolo de sus pensamientos. Se gira y me acapara con sus ojos y una hermosa sonrisa.

Deja caer el cigarrillo y lo aplasta con la suela de su zapato, apagándolo.

—Has venido...—susurra. No me da tiempo de contestar cuando sus brazos ya estaban alrededor de mi cintura.

Me abraza con fuerza y desesperación, como si hubieran pasado semanas desde la última vez que nos vimos. Enredo mis brazos alrededor de su cuello mientras sentía como inspiraba mi olor. Me estremezco.

No cuento el tiempo en que estamos así, abrazados, pero parece no ser suficiente para ninguno de los dos, pero llega un momento en que él pone distancia, mirándome con fijeza. Posa sus palmas en mis mejillas, retirando en el camino los mechones que cubrían mi rostro. Acerca nuestros rostros, pegando nuestras narices, acariciando la suya con la mía.

De manera inconsciente cierro mis ojos y acerco mis labios a los suyos, torturándome por el hecho que éstos se toquen pero que no colisionen en un beso. He extrañado tanto a este hombre que ahora busco su toque en lugar de rehuirlo, pero cuando estoy a punto de besarle, él me gana, depositando un pequeño beso en mi frente. Suspiro solo por no soltar un quejido y al parecer él lo nota. Sonríe abiertamente.

—Esto es para ti, cariño. —dice extendiendo una rosa. Sonrío al verla y la tomo. Él estornuda.

—Salud —río—...y gracias.

Nos quedamos viendo unos momentos, sin decir nada, porque sentía que en ese momento las palabras sobraban. Me invita con la mirada a tomar asiento en una pequeña banca que tenía en la alcoba y yo acepto sentándome a su lado, recargando mi cabeza en él, abrazando su brazo; él suspira. De repente Corey se remueve un poco y causa que yo levante mi cabeza del lugar donde estaba. Al siguiente segundo escucho unas voces hablando y caigo en cuenta que él había encendido una vieja radio que tenía acá afuera.

—¿Por qué fumas? —La pregunta sale disparada de mis labios.

Sonríe.

—Es una manera para calmar mis nervios, para desestrezarme cuando estoy frustrado o preocupado. —contesta con voz baja. Frunzo el ceño.

—¿Y sobre qué estabas preocupado hace rato cuando fumabas? —esa pregunta lo toma desprevenido, pero no responde porque una canción lenta comienza a sonar por la radio.

Una sonrisa grande abraza sus facciones y se levanta, subiendo el volumen de ésta. Se inclina y me extiende su mano y entiendo de inmediato que quiere que baile con él. Le devuelvo la sonrisa y me paro mientras tomaba su mano y me jalaba, comenzando a movernos al ritmo de la canción.

La melodía era lenta, y la letra era perfecta.

Corey me apega más a él, tomando mi cintura con su mano derecha, mientras que con la izquierda tomaba mi diestra.

Reclino mi cabeza en el hueco de su cuello, inspirando su olor, dejándome llevar por el momento. Cuando llega el coro, él comienza a cantar la letra.

That I love you I have loved you all along and I miss you...been far away for far too long...—me canta al oído.

Me separo unos centímetros, mirando sus ojos azules. Podría volverme loca en este instante.

Nos separa, dándome una voltereta y me jala, juntando mi espalda con su pecho, abrazándome y meciéndonos de un lado a otro.

La canción prosigue, y él sigue dirigiendo el baile. Yo me dejo guiar por sus movimientos, enloqueciendo con cada segundo que pasamos bailando.

Era curioso que esa canción tuviera que sonar por la radio, porque la letra podría muy bien describir nuestra relación. Y cuando por fin esta acaba, para mi mala suerte, me veo en la obligación de tomar distancia entre ambos aún cuando yo no quería eso.

Y no lo hago, sino que vuelvo a tomar unos pasos, quedando frente a él.

—Hemos encontrado nuestra canción.

—La hemos encontrado, cariño. —me abraza de nuevo.

El contacto no dura mucho, porque ahora la que se separa soy yo, a punto de pedirle algo que estaba aguantando ya por un tiempo.

—Bésame. —le pido mirándolo con fijeza. Me mira asombrado.

—¿Qué? —se queda estático. No se lo esperaba. Río al verlo así por primera vez en mi vida, sin nada que decir.

Espero unos minutos a que lo hiciera, pero seguía quieto y con los ojos grandes. No parpadeaba, no respondía. Reí.

—Como no lo haces tú, tendré que hacerlo yo.

Tomo su rostro con ambas manos, parándome de puntitas para poder alcanzarlo y jalando su rostro para acercarlo al mío. No espero un segundo más y junto nuestros labios en el esperado beso que anhelaba desde que lo vi cuando recién llegue. Por unos segundos él se había quedado quieto mientras yo movía mis labios pero no tardó mucho en corresponderme.

Movió su boca alrededor de la mía, posando una mano en mi nuca, acercándonos aún mas mientras que la otra descansaba en mi mejilla. Rodeo su cuello con mis brazos, acariciando los rulos de su cabeza. El beso que compartíamos decía mucho más que palabras, todas aquellas que no podíamos expresar, sino que decía todas esas que solo se podían entender por medio de acciones.

Mueve una de sus manos a mi cintura conforme seguía el beso. Desesperado, lento, tierno y emocional. Seguimos así unos segundos, hasta que tuvimos que separarnos para tomar aire.

Con la respiración agitada, juntamos nuestras frentes, esperando poder controlar nuestros pechos acelerados.

—Te quiero, cariño. Tanto que duele. —me mira a los ojos, y esta vez no siento miedo, sino todo lo contrario.

Le sonrío y él me la devuelve. Le doy un beso corto, ganando unos segundos para armarme de valor para lo que diría después.

—Yo también te quiero. Muchísimo.

Mis palabras hacen que su sonrisa sea tan grande que cualquiera podría pensar que se trataba del gato Cheshire. Sus ojos brillan de felicidad y suelta una carcajada ante ese hecho.

Enreda sus brazos en mi cintura, alzándome en el proceso. Río al verlo tan feliz, y la verdad era que yo también no podría estar más contenta. Con su mano derecha acerca su rostro al mío, dándome otro beso al cual yo no me resistí.

Me da una vuelta en el aire antes de colocarme en el suelo de nuevo.

—¿De verdad? —pregunta aún no terminando de creerme.

—Locamente. —digo aquella palabra que él sabía el significado a la perfección.

Y en ese momento, terminé de enloquecer con la sonrisa que me había dado.

Y lo mejor es que era solo para mí.

*** 

¡Y por fin el momento ha llegado! Ya pensaba que Soli nunca aceptaría al guapo Corey, pero como soy la escritora sabía que pasaría xd

¿Piensan que se ha tardado mucho para confesar sus sentimientos o creen que debió hacer que esperara más para hacerlo?

Hace unos capítulos dije que habría veces en las que actualizara más de una vez a la semana, para terminar más rápido la historia, pero esta vez quise actualizar porque...¡hemos llegado a los 2k! En serio, muchísimas gracias por darle una oportunidad a esta obra, significa mucho para mí.

Sé que tal vez no sean muchas, pero a mi me pone feliz, así que muchas gracias a todos, aunque no hagan acto de presencia la mayoría. 

Este capítulo va dedicado a una chica especial, que me ha estado apoyando muchísimo, quiero agradecerte personalmente linda.  Los chicos y yo te mandamos amor ♥

 Espero les guste la novela como va hasta ahora, porque a mi me está gustando muchísimo escribir la historia de estos dos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro