27.- Tiempo.
Soli
Silencio.
Dolor.
Soledad.
Decepción.
Últimamente había estado disfrutando mi soledad en silencio, sintiendo nada más que decepción y dolor.
No quería escuchar a nadie, no quería pensar en nada más, pero para mi desgracia, no estaba entre mis opciones la posibilidad de hacer eso y olvidar lo que había pasado, puesto que mi cerebro me lo recordaba cada día y mi corazón lo resentía cada noche.
Probablemente había exagerado mi reacción al ver aquel beso entre Corey y mi hermana, tal vez estaba siendo insegura al respecto, pero no puedo fingir cuánto me afectó ver esa acción pasar frente a mis ojos.
Estaba feliz de que Corey me haya confesado aquella tarde que me quería, tanto que hasta yo pude decirle lo mismo, pero ver el beso de aquel par logró destrozar lo poco que había reconstruido, y de eso se había encargado él. Observé con detalle cómo ambos estaban sumidos en el momento, cómo él la tomaba de la cintura y la acercaba más hacia su persona, también cómo disfrutaban de los labios del otros y hasta cómo Beatriz sonreía en medio del beso.
Sentí que esa sonrisa era especialmente para mí, sabía que se estaba burlando y ella quiso que lo supiera.
Simplemente no pude hacer algo para interrumpir el momento, sino que me quedé a verme a mí misma cómo me retorcía en dolor con cada tortuoso segundo que pasaba, hasta que por fin, ellos se despegaron. Recuerdo haber cerrado los ojos para ver si había sido solo una alucinación, pero al abrirlos, lamentablemente me di cuenta que no había sido así.
Y ahora, que ya habían pasado un poco más de dos semanas, creí tontamente que el dolor disminuiría, pero hizo todo lo contrario a eso.
De las veces en que los chicos venían de visita al departamento, o cuando nosotros íbamos a la casa de cualquier otro, lo más difícil era no hablarle, mucho menos mirarle. Los chicos ya se habían dado cuenta que algo entre nosotros estaba mal, pero nadie se atrevía a decir nada sobre el tema, sino que lo pasaban por alto, como si nada sucediera. Summer y Claire habían intentado acercarse a mí, con claras intenciones de hablar sobre lo sucedido entre Corey y yo, pero no las dejaba hacerlo; les decía con la mirada que no quería...que no podía, porque solo dolía más.
Mientras tanto, Corey se veía igual o peor que yo, pero en realidad no entendía por qué se veía tan demacrado por algo que él quiso, sin embargo, no ha pasado un día en que no recibiera una rosa. Me daba rabia de solo pensar que él no haya tenido la decencia de parar de mandarlas para dejarme descansar y hacer más fácil el trabajo de olvidarlo -dentro de lo que cabía-, pero se empeñaba en torturarme más y más con cada una que me regalaba. La mayoría de las veces era Summer quien las recibía, pero le había dejado en claro que no quería siquiera verlas, así que opté por botarlas.
Todas. Tanto las viejas como las nuevas.
Y justamente estaba haciendo lo mismo con la que había recibido hoy, solo que el único problema fue que en mi arranque, no me importó tomarla con brusquedad y sujetarla con fuerza mientras me dirigía al cesto de basura, olvidándome por completo que todos los chicos nos encontrábamos reunidos en la casa de Drew, incluyendo al encargado de haberme regalado otra rosa.
Cuando la tomé, por mero instinto quise sonreír, pero me retuve de hacerlo, pero cuando vi de reojo a los demás pude darme cuenta como todos tenían su mirada posada en mí, la de Corey siendo la más penetrante y con una sonrisa triste abrazando sus facciones; en cuanto me di cuenta de eso, fue cuando hui con ella lista para botarla.
La sala se quedó en un silencio incómodo en el que me sentí culpable por haberme dejado llevar por mis instintos.
Barro la vista por todos, encontrándome con las miradas de cada uno en mí nuevamente. Las de Summer y Claire expresaban preocupación, Dan estaba sorprendido por mi acción, en la de Drew pude ver un destello que no pude lograr leer y finalmente, aunque me haya dolido verlo de esa manera, no me retracté. En la mirada del castaño se podía ver claramente la tristeza que lo llenó cuando entendió que yo no quería nada de él.
***
La tarde transcurrió un poco más tranquila después que Dan se encargó de aligerar el ambiente después de mi impulsivo momento.
Pero la verdad era que aunque todos hayan pretendido haber olvidado lo que sucedió, además de poder notar y sentir la tensión entre nosotros dos, yo no presté mucho atención a lo que pasó después de eso. Estaba muy ocupada intentando retener las lágrimas que luchaban fervientemente por salir. Solo hablaba cuando era necesario o me reía cuando los demás lo hacían, pero mayormente mantenía mi vista en mi regazo o en algún otro punto de la casa.
Estuve así hasta que no pude soportarlo más. Pretendí como si hubiera recibido una llamada de mi trabajo diciendo que tenía que estar ahí con urgencia, para después despedirme rápidamente de todos y salir por la puerta.
No podía estar en la misma habitación o lugar que él, porque pareciera como si mil agujas se me clavaran en el pecho, haciendo difícil la tarea de respirar, pero en cuanto sentí como el aire fresco daba contra mí, sentí alivio al no estar más ahí.
Aún pasadas las dos semanas desde que lo vi besarse con mi hermana, no había podido desahogarme con nadie. Me sentía atrapada. Si se lo contaba a cualquiera de las chicas, tal vez se pondrían de su lado o no serían capaces de entender lo que yo sentía en este momento o simplemente intentarían disculpar a Corey porque era su amigo. Y comprendía totalmente que quisieran hacerlo, pero yo no podía, pero sabía que en cualquier momento explotaría por estarlo reteniendo tanto tiempo dentro.
No veía el tiempo en cuando este corazón roto sanara, porque en cuanto éste comienza a hacerlo, llega otra persona para quebrarlo un poco más.
Tomo asiento en la banqueta que se encuentra justo delante de una casa a la cual yo no reconozco. Estaba lo suficientemente lejos de la casa de Drew para que no me encontraran con facilidad, pero sin embargo tenía la mirada perdida, pensando en todo y nada a la vez.
¿Acaso hay más opciones para mí? ¿Y si me mudo una vez más o me quedo a afrontar la situación? Demasiadas eran las incógnitas que surcaban mi mente como para recitarlas todas.
-Soli, linda, debes contarnos lo que pasó...-dice Claire con su rostro preocupado mientras se ponía de cuclillas para verme mejor. Evito su mirada, volteando mi rostro a otra parte.
Estaba tan preocupada por lo que pasaría después que su voz no logró asustarme cuando me encontraron sentada.
-Por favor. A nosotras también nos duele verte así -continúa Summer-...verlos así. Se ven miserables.
Asiento mientras las lágrimas se acumulaban en mis ojos.
-De acuerdo. -acepté porque en realidad lo necesitaba.
No quise entrar de nuevo a la casa de Drew para hablar, porque si lo hacíamos eso significaba tener que verlo por segunda vez en el día, por más cuartos que tuviera su hogar.
Las chicas esperaron pacientemente mientras controlaba mi respiración, aprovechando el momento para sentarse frente a mí, sin importarles cuánto se pudieran ensuciar sus pantalones.
Con un nudo en la garganta demasiado grande como para intentar pasar con saliva, poco a poco les relato lo que sucedió en nuestro último día en mi ciudad natal.
Cuando me confesó que me quería, para después romperme con una simple acción minutos después.
Sentía los ojos aguados, pero ninguna lágrima salía, las tenía atoradas, al igual que el sollozo que ahora quería que saliera para poder sentirme un poco mejor. Conforme pasaban los segundos yo intentaba sacar lo que tenía dentro, pero parecía imposible. Ni Summer ni Claire se atrevieron a decir palabra alguna. Pienso que no tenían las agallas para hacerlo, puesto que si tan solo abrían su boca, temían terminar de derrumbarme y no poder levantarme.
-¿En realidad no la apartó? -preguntó la rubia.
-Hasta la acercó más a él -niego mientras hablaba con dificultad-. ¿Debería sentirme así por un solo beso? ¿Debería de dolerme como lo hace justo ahora? Porque si yo estoy mal...díganme para encontrar una forma de que ya no lo haga. Y si estoy en lo correcto, por favor, ayúdenme a olvidarlo.
Ese fue el momento en que la primera gota de agua salada rodó por mi mejilla.
-Si eso es lo que quieres, te ayudaremos a olvidarlo completamente -Claire limpió mi lágrima-. Pero solamente tengo una última duda, Soli...¿ya escuchaste su versión? -Me mira con cautela. Sabía que intentarían defenderlo en algún punto.
Una risa seca se escapa de mi garganta.
-No necesito escuchar su versión para saber lo que realmente sucedió -me paro de un salto-. Sé que es su amigo, y lo respeto, pero no deben disculparlo siempre. -trato de controlar mis palabras, no quería lastimarlas con ellas.
-No lo hacemos, es solo que...
-¿Solo qué? ¿Eh? -Vocifero- ¿Tengo que escuchar su versión para solo darle una oportunidad de torcer la verdad? No, gracias.
Me levanto de mi lugar y avanzo a paso rápido, porque de pronto la ira me inundó y ya no quería escuchar más sus palabras, pero entonces me detienen. Reconocía la textura de su piel, pero no me di media vuelta para comprobar que era él.
Jalo mi brazo con fuerza para zafarme de su agarre, y comienzo a correr sin rumbo, solo alcanzando a correr unos cuantos metros para después sentir como me rodeaba con sus brazos y me abrazaba por detrás.
-Suéltame. -digo, sin fuerzas.
-Nunca -susurra-. Por favor, solo escúchame. No pasó cómo lo viste en realidad.
Me estremezco y tiemblo. Tomo sus manos y las aparto con delicadeza. Con lentitud doy media vuelta para confrontarlo.
-¿Qué quieres que piense? ¿Quieres que te detalle cómo es que disfrutaste del beso y qué tanto la estrechaste contra ti? -le reprocho- Yo sé lo que ví...y dolió como un demonio. No puedo simplemente olvidarlo, ¿sabes?
-Hablemos, por favor -ruega con la mirada-. Ella lo hizo sin que yo me diera cuenta, en verdad pensé que eras tú. Ella llegó por detrás y me tapó los ojos impidiendo que yo supiera quién era -explica con rapidez-. Por favor, tienes que creerme, cariño.
Lo que dice logra poner en duda lo que vi aquella noche, porque conocía de lo que era capaz de hacer mi hermana por una vendetta.
¿Pero en realidad ella era capaz de hacer eso solo para probar algún estúpido punto? No estaba segura, no podía pensar con claridad.
Si lo que decía era verdad, ¿qué se suponía lo que debía hacer ahora? Necesitaba tiempo para asimilarlo, pero en realidad yo necesitaba más que eso.
-Esto es lo que estamos haciendo y ya no quiero escuchar nada más. -me giro y logro divisar la casa de Drew.
Prosigo con mi camino hacia allá, pero al parecer él no entiende lo que yo quería, sino lo que él quiere. Veo a Dan y Drew viéndonos desde lejos, ambos con rostro preocupado por lo que pueda pasar. Camino con más determinación, pero una vez más Corey me detiene.
-¡Déjame en paz de una maldita vez, Corey! -No controlo el volumen de mi voz cuando siento su tacto sobre mi piel, causando que los chicos se acerquen a paso rápido- Ya no quiero sentirte, ya no quiero saber nada más de ti, quiero que me olvides, quiero olvidarte, ¿entiendes? ¿O cuántas veces más quieres que lo repita?
Su respiración se acelera y pasa las manos por su cabello rizado.
-¡No puedo, Soli! ¿Es que acaso no lo entiendes tú? -Se acerca más a mí- No puedo, no quiero...-susurra.
De un segundo a otro toma mis mejillas y me besa con desespero, tomándome por sorpresa. Reacciono unos momentos después, empujándolo con las fuerzas que me quedan. Cuando él abre sus ojos, éstos se ven rojos y aguados, mas no me tiento el corazón cuando le doy una bofetada. Su rostro se voltea ante el impacto e intenta besarme de nuevo, pero me niego.
-Hombre, déjala en paz. -interviene Drew, poniendo una mano sobre su pecho.
Corey forcejea contra él y empuja su mano lejos de su cuerpo, mientras que Dan por otro lado, me abraza por los hombros. Pero antes que avancemos, le dirijo la palabra de nuevo.
-Espero que hayas disfrutado ese beso -todos me miran con seriedad-, porque será el último que conseguirás de mi parte.
Con el dolor de mi corazón expreso lo dicho, para seguido de eso pedirle a Dan que me llevara a casa. Él asintió y me indicó que me dirigiera a su auto. Al llegar pude darme cuenta que éste estaba abierto, asi que abro la puerta del copiloto y me adentro mientras esperaba por mi amigo.
No sé cuánto tiempo transcurre para que él por fin tome asiento junto a mí para prender el auto y comenzar a conducir. Él no dice nada, menos yo, sino que solo me limito a mirar por la ventana y ver la carretera y demás autos que pasamos. El silencio es tenso, pero se mantiene en eso. No estaba de humor para seguir hablando del tema, y Dan a veces podía ser serio cuando se requería y sabía que este era uno de estos momentos.
Al llegar a mi apartamento se detiene y estaciona.
-Gracias por traerme. -le agradezco pero sigue sin contestar. Sigo sin mirarlo porque sé que de tan solo hacerlo romperé en llanto.
Cuando quiero alcanzar la puerta para abrirla, el seguro de las puertas se pone y desconcertada, volteo a ver a mi amigo para preguntar el motivo de lo que ha hecho, pero solo me encuentro con sus ojos azules de nuevo.
De nuevo las lágrimas se acumulan en mis ojos de tan solo verlo, y esta vez caen como cascada.
-No quiero discutir más, cariño -dice él con una mueca de dolor-. Pero no llores, no me gusta verte así.
-Tú eres la razón de mi llorar.
Se quita el cinturón de seguridad y corta la distancia entre nosotros, juntando nuestras frentes. No me retiro porque me sentía débil de tanto rehuir su toque. Cierro los ojos cuando siento su palma en mi mejilla.
-Cariño, nunca intentaría lastimarte -susurra y su aliento golpea mis labios-. Te quiero demasiado como para hacerlo y perderte ¿entiendes?
Niego repetidas veces y más lágrimas mojan mis mejillas, terminando su camino cuando llegan hasta su mano.
-¿Recuerdas esa noche, cuando me salvaste de aquellos hombres? -me estremezco ante el recuerdo, él asiente pausadamente- La mañana en que te observé, acaricié y besé me hice prohibí a mi misma una sola cosa contigo...y no pude cumplirla.
Esta vez es él quien nos separa levemente, solo lo suficiente para vernos fijamente a los ojos. Me mira con confusión, puesto que él no sabe lo que me había prohibido con él, pero que al final de cuentas, me resultó imposible no hacer.
-Ese día me prohibí quererte, Corey -la voz se me quiebra-. Pero algunas promesas están hechas para romperse, así como algunas personas no están hechas para permanecer juntos. Te quería...
-¿Querías? -Sus ojos se tornan rojos conforme acumulaban lágrimas en ellos- ¿Por qué hablas en pasado?
El aire me hace falta y el pecho se me encoge al verlo hablar con tanto sentimiento y decepción en sus palabras. Por primera vez, veo cómo una lágrima se desliza por su mejilla y retengo mi impulso de limpiarla, porque si le hacía, estaría propensa a aceptarlo de nuevo.
Tampoco le digo que aún lo quiero, porque eso sería darle esperanza, y no me podía permitir eso.
-Eres la primera mujer que me ha hecho llorar con tan solo unas pocas palabras -se limpia la lágrima con el dorso de la mano mientras se le escapaba una risa amarga-. Pero no te creo en lo absoluto. Eres mala mintiendo, ¿lo sabías?
Los segundos pasan y los siento como una tortura. No nos decíamos nada, no había nada más que decir, pero yo no lo sentía así. Todavía tenía una cosa por preguntarle.
-¿En realidad no sabías que era Beatriz a la que besabas? -el negó como respuesta.
Sentí una punzada en el corazón. Por algún motivo sentía que debía creerle y muy en el fondo lo hacía, pero no por eso cedería. El dolor es real, mucho, pero como había dicho antes ocupaba tiempo, y se lo hice saber.
-Con eso no tengo problema, bonita, tú lo sabes.
Y por primera vez, dentro de casi tres semanas, me permití admirar su hermosa sonrisa de nuevo. Una que no duraría mucho con lo que diría después.
-Pero en ese tiempo, tampoco quiero que me dirijas la palabra. Tampoco quiero recibir más rosas de tu parte. No quiero nada más de ti. Me has lastimado, me has roto un poco el corazón...más de lo que ya estaba. Y te pido con lo que queda de éste, que me dejes en paz.
No me equivoqué con lo que predije que pasaría. Su sonrisa se borró de golpe, y otra lágrima silenciosa se resbaló por sus mejillas. Yo derramé otro par por eso.
Puso distancia entre nosotros y se acomodó en su asiento. Esta vez no se tomó el tiempo de secar sus mejillas humedecidas, sino dejó que las lágrimas corrieran libremente por éstas.
Bajé del auto en silencio y cerré la puerta en cuanto estuve fuera por completo del coche. No se dijo nada más, no hubo otro beso de despedida, ni un abrazo, ni una última mirada.
Nada.
Pero sonreí levemente con tristeza cuando vi el auto de Dan desaparecer de mi vista.
***
¿Qué piensan sobre la reacción de Soli? ¿Exagera o tiene razón al sentirse así?
¿Y sobre Corey?
Espero les haya gustado el capítulo.
Nos leemos la otra semana, ¡chao!😗
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