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21.- Algo inesperado.

El corazón se me estruja al escuchar las palabras salir de su boca, como si él mismo lo estuviera apretando, y me aterra. Me suelto de su agarre.

Desvío mi mirada de la suya y empiezo a respirar con dificultad. La vista se me nubla y siento mis pulmones cerrarse. No me esperé sus palabras en absoluto. Poso mi palma derecha en mi pecho, tratando de calmar mi respirar, dejando mi brazo izquierdo descansando sobre la sábana.

La cabeza me da vueltas, y me siento frustrada. Pienso en todo y nada a la vez, pero nunca en algo claro.

¿Por qué dice cosas así? ¿Qué es lo que pretende aparte de lo ya dicho? ¿Acaso en realidad lo dice con sinceridad? ¿Puedo confiarle mi corazón? ¿Qué pasa conmigo? ¿Por qué no puedo respirar?

Entre todas las preguntas que me hago a mi misma en esos momentos, todo se detiene por un momento, cuando siento cómo toma mi mano. Lo miro con la vista aún un poco borrosa, y veo cómo él tiene una expresión preocupada en su lindo rostro. Intento abrir mi boca para expresar algo, pero mi mente no conecta con ésta.

Respiro profundamente y aparto mi mano de la suya, una vez más. Sentí cómo la dejó ir cuando la sacudí varias veces, él no queriendo hacerlo pero viéndose obligado a hacerlo, sosteniendo su agarre en mis llemas un segundo más, al final rindiéndose. Me siento en mi lugar y paso mis manos por mi cabello, alborotándolo en el proceso. Corey hace lo mismo. Intenta alcanzar mi barbilla con la punta de sus dedos, pero me volteo hacia otro lado, dándole a entender que no quería su toque sobre mi piel.

Ahora era dolor el que se cernía sobre sus facciones. Admito que me dolió verlo así, saber que yo era la causante de su sufrimiento en aquel preciso segundo. Se me olvidó todo lo demás; la noche estrellada, el silencio cómodo, sus dedos enredados con los míos, pero sobre todo, se me había olvidado lo más importante de aquella noche: nuestros deseos...mí deseo.

Al parecer mi cerebro bloqueó todo lo demás, y solo actuaba por instinto, como siempre lo hacía cuando sentía que ya había dejado caer mis muros lo suficiente como para que alguien pudiera atravesarlos, justo como él. Pero muy en el fondo sabía que yo no los había derrumbado, sino que él solo se había abierto paso por algo que creí que era impenetrable, derrumbándolos por mí.

Me levanto y empiezo a caminar de un lado a otro, sumida por completo en mis pensamientos. No sé cuánto tiempo pasa para por fin conseguir un poco de calma y respirar con profundidad. Corey también está parado, viéndome fijamente, con la misma expresión de antes, solo que ahora todo se concentraba en sus ojos azules.

—¿Qué sucede, cariño? —inquiere dando unos pasos, acercándose, con su brazo derecho extendido, pero por segunda vez, rehúyo su toque.

Y ahí fue cuando exploté.

—¡No me digas así! Por favor —le supliqué con la mirada, pero ahora fui yo la que me acerqué. Él se sorprendió ante mi reacción tan repentina, pero no se movió un centímetro. Se quedó esperando a que yo fuera a él, y así lo hice—. Todo iba tan bien, ¿sabes? Pero vienes conmigo, haciendo cosas que no entiendo para nada el motivo detrás de ellas y diciendo todas éstas cosas que yo no estoy acostumbrada a escuchar. No puedo hacer esto, no así, no ahora —confieso con derrota, con la voz quebrada—. Por favor, te lo pido. No me persigas toda tu vida. Déjame en paz.

Y con eso, dejándolo con los ojos llenos de sentir, me doy media vuelta, respiro hondo y comienzo a alejarme, pero su voz me detiene.

—¿¡Y qué hay de mí?! —Espeta, frustrado— ¿Qué pasa si yo no te quiero dejar ir? ¿Simplemente te irás, así, sin más, si yo no acepto? —aumenta el tono de su voz. Sus ojos brillan— ¿Es que acaso no has visto todo lo que he hecho por ti? Justo cuando creí que estaba llegando a un lugar contigo, cuando pensé que habría una posibilidad para lo nuestro, cortas mis alas con tus filosas palabras. —la voz se le corta y se acerca a mí, ahora yo manteniéndome en mi lugar sin moverme en absoluto y mirándolo con los ojos llenos de lágrimas.

Posa ambas manos a los laterales de mi rostro, mirándome con intensidad. Cierro los ojos cuando siento sus palmas sobre mis mejillas. Me besa con desesperación, pero yo no le correspondo, y eso causa que empuje mi nuca con su mano, para acercarme más sin lograr que yo le siga el paso. Lucho con todas mis fuerzas para no hacerlo, para no corresponderle. Después de unos segundos lo empujo para que se separe de mí, aún sin abrir mis ojos. Temía hacerlo.

—Yo no te pedí que me persiguieras. Nunca quise que lo hicieras y no quiero que lo hagas ahora...—susurro. Cuando abro los ojos, sé por completo que ahora la persona lastimada era él.

Todo lo que había temido que me hicieran a mí, todo lo que quise prevenir que me dijeran, se lo estaba haciendo y diciendo a Corey en este preciso momento.

Abrió sus ojos grandes, dejó caer sus brazos a sus costados, dejando frío en donde antes estaba su cálido toque en mis mejillas. Retrocedió un par de pasos, sin apartar su vista de la mía. Respiró hondo y asintió una vez antes de hablar.

—Ya veo las cosas claras. —se dio media vuelta, dándome la espalda, avanzando unos metros lejos de mí. Inmediatamente sentí culpa y arrepentimiento al darme cuenta de las palabras que acababa de recitar.

Llevé mis manos a mi boca, tratando de ahogar un sollozo que estaba terco por salir.

—Corey...—me acerco a él con pasos rápidos— yo no quise decir eso. Y-yo...—las palabras se me quedan atoradas en la garganta, puesto que escucho su profunda voz resonar en mis oídos.

—No. Es exactamente lo que quisiste decir —dice con voz intranquila. Veo cómo su pecho sube y baja con rapidez. En ningún momento me dirige la mirada, y observo su semblante serio—. Ya sabes por dónde es la salida. Puedes cerrar con llave cuando salgas. —su voz transmite frialdad y dolor. Todo lo contrario a cómo él generalmente suena.

No intento acercarme más. Entiendo su actitud, la verdad es que yo hubiera hecho lo mismo. Y así, con el corazón en la boca, decido marcharme, con una única lágrima rodando por mi mejilla derecha. Obligo a mis piernas a dirigirse hacia la puerta principal, primero bajando la pequeña escalera, atravesando la habitación y haciendo camino abajo para encontrarme con la puerta principal. Hago como él me dice y cierro con llave al salir con las manos temblorosas.

Detengo mis pasos y lo busco con la mirada, encontrándolo parado sobre el techo de su casa. Su mirada se encuentra perdida y aunque él sea demasiado alto, se ve pequeño en su lugar, con las manos metidas en los bolsillos y mirando a la nada. Al parecer siente mi mirada sobre él, porque gira su cabeza, mirándome desde arriba. Se mantiene así unos segundos, antes de darse media vuelta y caminar, perdiéndose de mi vista.

***

La alarma suena, y la apago deslizando mi dedo sobre la pantalla de mi celular.

Son las siete y cuarto de la mañana.

Había llegado al apartamento casi a las cuatro de la madrugada; Summer estaba esperándome, lista para preguntar cómo había ido todo, pero justo cuando me iba a dar las gracias por darle la oportunidad a su amigo, observó mi rostro y supo de inmediato que algo malo había ocurrido. Quiso preguntar lo sucedido, pero supo que ese no era el momento. Pasé de largo, ignorándola y encerrándome en mi habitación.

Logré conciliar el sueño un poco, pero no dormí más de una hora. Tomo mi móvil y llamo al trabajo, avisando que no podría ir hoy, dando la excusa que me sentía mal.

Y es que en verdad lo hacía. No físicamente, como cuando te da un resfriado, sino emocionalmente, cuando tus sentimientos están heridos y tu mente y corazón confundidos. Justo así me sentía. Y era horrible.

Ahora me pregunto si conocerlo fue en realidad beneficiario o no.

Me levanto de la cama y arrastro mis pies hasta el baño. Cuando llego, observo mi reflejo en el espejo, y lo que más resalta en él son las grandes ojeras bajo mis hinchados ojos. Esta vez, no pude controlar mis lágrimas. Me cansé de contar después de veinte. Había rompido mi récord.

Él había sido la razón detrás de ello.

Lavo mi rostro con agua fría y escucho revoloteo en la cocina. Me encamino hacia donde proviene todo el ruido solo para encontrarme a los chicos preparando el desayuno entre todos, cada quien haciendo algo diferente. Barro mi vista sobre todos, buscando al castaño sin poder encontrarlo. No había venido.

—Buenos días, mi amor. —me saluda Dan dejando un sonoro beso en mi mejilla izquierda. Intento con todas mis fuerzas para que mi rostro se componga para poder decir con éste que todo se encontraba bien. Le sonreí de vuelta y le devolví el beso en su mejilla, al igual. Al parecer él notó que algo andaba mal, porque su sonrisa desapareció y sus ojos escudriñaron mi rostro— ¿Algo ha pasado, Soli? —Toma mi mano entre las suyas, pero niego todo— Entiendo que no quieras hablar por la expresión que me acabas de dar, pero quiero que sepas que puedes confiar en mí, bonita.

Y con eso, deposita un beso en mi frente para después regresar a su actitud boba de siempre. Sus palabras logran reconfortarme un poco. Me jala hacia la cocina, pidiéndome que le ayudara a las chicas, que no sabían lo que estaban haciendo, quitándolas con un empujón, diciéndome qué quería de desayuno.

Las chicas me sonrieron con timidez, sabiendo que algo había pasado con relación a lo de anoche, pero lo disimularon, pretendiendo hacer otra cosa más. Mientras manejaba el sartén, preparando el omelet que Dan me había pedido, siento la mirada de Drew sobre mí. Le devuelvo la mirada y le sonrío, acercándome para saludarlo.

—Hola, Drew. ¿Tú también quieres un omelet o quieres algo más? —pregunto tratando que aunque sea él se tragara mi acto, pero la verdad era que si Dan lo había notado, era imposible que Drew no lo hiciera. Como había dicho, él era el más observador del grupo, y también el más intuitivo.

—Buenos días, chica —me saluda. No dice nada sobre las ojeras debajo de mis ojos, ni sobre nada en especial, en realidad. Él entendió que no debía preguntar nada, además de Summer y Claire haciéndole señas a mis espaldas para que no dijera nada al respecto. Aprecié eso—. Unos huevos revueltos no estarían nada mal.

—Bien. Ahora los preparo. —digo mientras él pasa por mi lado revolviéndome el pelo como muestra de afecto y agradecimiento. No era muy bueno expresando sus sentimientos; a veces me siento identificada con él por estos pequeños detalles. Río ante su acción.

Le pregunto a las chicas qué es lo que quieren mientras Dan bota lo que sea que las chicas habían hecho, puesto que estaba quemado y me es inevitable soltar una carcajada junto con ellos al ver su intento de desayuno sobre los platos.

—Estoy agradecido con Dios por haberme mandado a Soli porque ella no me matará de un envenenamiento. No como dos personas que conozco por aquí...—bromea Dan mientras las risas se escuchan por el apartamento.

—Bueno, si hubieras muerto de envenenamiento, hubiera sido tu culpa por engullir lo que cocinábamos —se defiende la rubia. Rodo los ojos.

Cuando termino de hacer el desayuno, se los sirvo a cada quién y nos sentamos en la mesa, listos para comer.

Pero justamente cuando estaba por llevarme a la boca el tercer bocado de huevo, mi teléfono comienza a sonar.

Me levanto para tomarlo de la barra, llevando conmigo el jugo de naranja que me había servido. El móvil deja de sonar; habían colgado, pero al segundo comienza a sonar una vez más. Apresuro mis pasos para alcanzar a contestar la llamada, sin fijarme quién estaba marcando.

—¿Hola? —contesto tomando un sorbo del jugo.

—Soli... —me impacto al escuchar la voz de mi hermano mayor al otro lado del teléfono. Por un momento una sonrisa de alegría ilumina mi rostro al pensar que mi familia se había acordado de mí.

—¿Sean? ¿En verdad eres tú? —pregunto con felicidad, logrando captar la atención de los demás. Mi hermano solo contesta con un tímido "sí". Tapo la bocina colocándolo sobre mi pecho, ignorando las palabras de Sean al otro lado de la línea. Estaba muy emocionada —Chicos, es mi hermano —digo, con la emoción emanando en mi voz. Regreso el teléfono a mi oído—. Perdón, Sean. No te escuché. Repite lo que dijiste, por favor...

Las sonrisas estaban plasmadas sobre los rostros de mis acompañantes, incluso en la de Drew al verme tan feliz, pero las palabras que escucho salir por la boca de mi hermano, hacen que quede en shock, ahora borrando mi sonrisa y logrando que suelte el vaso y que éste se estrelle contra el suelo, quebrándose en pequeños pedazos y derramando el jugo sobre el suelo.

La sonrisas de los demás se borran, mientras se acercan a mi con rapidez, tomándome de lo hombros y ayudándome a sentarme sobre una de las sillas del comedor, preguntando qué pasaba, pero no logro responder.

Todo mi cuerpo estaba temblando y un nudo se instala en mi garganta.

Lo que escuché al otro lado de la línea fue tan jodidamente sorprendente y doloroso.

Y eso solo logra que mi mundo se derrumbe en pedazos.

***
¡

SORPRESA! ¡TENEMOS UN BOOKTRAILER! Le doy un gracias especial a _happydallas_ por haberlo hecho. Lo amé mucho

Bueno, ahora volviendo al capítulo: Ya hacía falta un poco de drama, ¿no creen? Veremos qué pasa después:)

Sé que había tardado en actualizar, lo siento por eso. TAL VEZ suba un capítulo pronto como compensación. Pero por mientras, nos leemos la semana que viene ;* 

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