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13.- Razones.

Soli

Solo ponte a pensar: ¿por qué razón pasan las cosas?

Es una pregunta interesante en la cual nadie tiene una respuesta concreta y sensata...o eso creo yo. Aparte del "son juegos del destino" no creo que haya otra cosa que explique la razón del por qué detrás de todo, y ahora que me tomo el tiempo de analizarlo, ni yo he llegado a generar una respuesta con sentido. Y creo que nunca nadie lo hará, pero espero que con el paso del tiempo pueda obtener la respuesta que siempre he buscado en todo.

Pero es que era imposible sacarme las preguntas constantes que repetía una y otra vez en mi cabeza.

¿Por qué mi familia me despreció? ¿Por qué me involucraron en tantas mentiras? ¿Por qué decidí mudarme a Chicago? ¿Por qué él se cruzó en mi vida? ¿Por qué, por qué, por qué?

Me agobiaba no tener respuestas.

-Señor Charlie, ¿usted sabe por qué pasan las cosas? -Despego mis labios de la taza humeante con café- Usted sabe, la razón detrás de todo.

-Niña, ¿no estás muy joven todavía para encontrarle una respuesta a eso aún? -me responde mientras se levanta del sofá y se encamina hacia la cocina. Frunzo mi ceño por tal respuesta.

¿Es que acaso lo era? No, no lo era.

-No. Ocupo respuestas a preguntas que no dejan de agobiarme...-suelto, de repente.

El sr. Charlie suspira mientras se da la vuelta y me enfrenta, dándome una mirada de curiosidad con un destello pícaro. Sé lo que está pensando, y no, no es eso, ¿o sí?

-¿Acaso tienes algo por contarme, niña? -Alza sus cejas mientras una sonrisa se forma en sus labios- ¿Es sobre un chico, tal vez?

-No, para nada. -contesto segura, y es entonces cuando mis paredes empiezan a quebrantarse frente a alguien. Siento mi expresión cambiar, y veo la de él hacer lo mismo. Él se acerca a mí, tomando mi mano, mirándome atento.

-Dime qué pasa, cariño.

Suelto un suspiro mientras reafirmo mis paredes una vez más.

-No, no es nada. Solo son dudas estúpidas, ya sabe, cosas de jóvenes -le guiño el ojo en forma de broma mientras él abre los ojos con sorpresa mientras suelta una risa y niega al mismo tiempo.

Se ha dado cuenta de que pasaba algo más pero lo ha dejado pasar.

Yo no acompaño su risa, sino al contrario, pego la taza a mis labios una vez más mientras me quedo quieta, pensando en que tal vez yo no lo tenga tan duro como el sr. Charlie, que él había sido abandonado por su familia, sin tener a absolutamente nadie. Pero sin embargo, yo sí tenía a dos personas, él no. Y entonces otra ola de preguntas vuelve a golpearme, pero ahora no controlo mis palabras, simplemente pregunto sin pensar.

-¿Acaso usted no ha encontrado una razón para justificar la ausencia de sus hijos, de su familia? -dejo de respirar cuando me he dado cuenta que he abierto la boca demás. Él solo se queda en su lugar unos momentos antes de darme la cara de nuevo y sentarse donde previamente estaba- Lo siento, yo no debí preguntar eso. No es de mi incumbencia. Lo siento, una vez más.

Hago el ademán de irme, parándome y dejando la taza en la mesa mientras veo los ojos tristes del sr. Charlie perdidos. Siento mi corazón partirse en dos de solo verlo así, porque yo sé lo que se siente saber no tener a nadie. Apresuro mi paso, pensando en que tal vez ya no me quiera en su casa, pero habla, haciendo que me detenga.

-Eso es algo que yo me pregunto todos los días desde que Jess se fue -detengo mis pasos al escuchar su ronca voz y me volteo lentamente mientras siento mis ojos llenarse de lágrimas al escucharlo tan vulnerable-. Ella era la que mantenía a la familia unida, porque yo nunca pude desarrollar una buena relación con mis hijos y desde que ella se fue...-traga duro-...desde que ella se fue todo cambió en mi vida.

Siento como una lágrima resbala sobre mi mejilla mientras me acerco un poco hacia él, tomándolo de la mano para que tome asiento.

-No tiene por qué hablar del tema si es muy doloroso para usted -susurro.

Él solo se queda viendo a la nada, tal vez recordando los buenos tiempos. Al parecer no escuchó lo que le dije porque sigue hablando.

-Estar solo no es algo fácil, y menos para alguien de mi edad que no sabe cómo comunicarse ya con los demás. Tengo un teléfono y espero todos los días a que suene, esperanzado de que sea uno de mis hijos, pero nunca lo hace, nunca suena. Sigo pagándolo porque todavía no se muere la esperanza, aún después de dos míseros años, pero, ¿sabes querida? -toma mis manos entre las suyas, acariciándolas con cariño, haciéndome sentir el calor paternal de su parte-Hace unos meses, mi vida volvió a cambiar, para bien.

Ladeo la cabeza, tal vez pensando que su familia por fin se haya acordado de él. Lo miro con curiosidad, ansiosa, una vez más por saber la razón detrás de lo que dice.

-¿Y cómo es eso?

El sr. Charlie me sonríe, antes de responder-: Desde que has llegado niña, yo supe que eras algo especial, y vaya que no me equivoqué. Uno aprende muchas cosas con la edad, pero me sorprendió el hecho de que para que ser tan joven, has logrado hacerme dejar de sentir solo. -termina mientras le da palmaditas a mis manos en muestra de afecto.

Para cuando él termina, yo ya soy un mar de lágrimas por todos los sentimientos encontrados del momento, tristeza, felicidad. Tristeza porque puedo identificarme con él y a la vez felicidad porque después de tanto tiempo, comienzo a sentirme querida de nuevo. No solo por él, sino también por los demás.

La palabra "gracias" apenas sale de mi boca en un pequeño murmuro que se va desvaneciendo conforme algo logra captar mi atención.

Una caja de madera un poco vieja y maltratada por el tiempo, cubierta por el polvo que ha adquirido. Me acerco a ella y la tomo entre mis manos mientras la llevo hacia la mesa y tomo un trapo que humedezco para limpiar la superficie de madera de ésta. El sr. Charlie solo me sigue con la mirada, no dice nada pero su mirada me logra decir lo que su boca no.

-¿Qué hay adentro? -inquiero.

El aliento se le va mientras sus ojos toman un brillo peculiar y triste. Se queda callado por largos minutos antes de abrir su boca y contestarme-: Es de Jess....e-ella me la entregó hace años. Ha estado ahí desde que tengo memoria; me hizo prometer que no la abriría hasta que ella muriera, y heme aquí, no he tenido el valor de abrirla aun así haya pasado tanto tiempo-. Es lo único que me queda de ella, además de su dulce recuerdo en mi vaga memoria.

Me quedo viendo a la caja que tengo frente a mí, con el corazón acelerado y con la garganta hecho un nudo.

-¿Puedo? -pregunto lo más delicadamente que puedo, tratando de no romperle aún más de lo que ya está.

-Supongo que si no lo haces tú, yo nunca tendré el valor de hacerlo.

Con mis manos nerviosas abro la pequeña cerradura y veo solo tres cosas dentro:

Un sobre, una fotografía y un pedazo de papel con un número telefónico y una dirección un tanto corrida por la tinta vieja de ésta misma. Extrañada por las cosas dentro frunzo mi ceño, para primero tomar la fotografía entre mis manos y observar a una mujer con un niño, asumiendo que era su hijo. Miro al sr. Charlie que está atento a todo lo que yo saco; volteó la fotografía y veo que hay unas cuantas palabras escritas en letra cursiva.

"Mary y su hija el veinticinco de mayo en su cumpleaños número diez".

Le paso la foto y él la toma con manos temblorosas mientras veo cómo su rostro triste se transforma en uno lleno de mera sorpresa. A continuación tomo el sobre en mis manos y lo abro con delicadeza, saco el contenido y lo desdoblo. Era una carta, con la fecha de hace 5 años.

-Esto es para usted. Es una carta que Jess escribió hace cinco años. -se la extiendo pero él no la toma. Sigue hundido en la foto frente a él, como si ésta fuera un completo fantasma. Tengo que repetir lo dicho para lograr captar su atención.

-Soli, léela tú, porfavor. Porque si yo lo hago, me termino de despedazar. -su corazón está tan frágil que no tiene las fuerzas para leer esa carta.

Carraspeo mi garganta y empiezo la lectura unos segundos después.

"Para mi querido y amado esposo.

Ahora mismo, sentada con una pluma y papel en mis manos, con los resultados de unos exámenes que he tomado hace unas semanas a mi lado y acabando una llamada con una vieja amiga escribo esto con la esperanza que puedas encontrar respuestas y ser feliz de nuevo. Por la respuesta de éstos mismos, yo sé que no tengo mucho tiempo restante aquí en la tierra contigo, mi amor. También sé que nunca pudiste llevar una relación buena con nuestros hijos, y he aquí la razón de éstos tres objetos que te he dejado en esta caja de madera, con la esperanza que algún día puedas leer estas palabras que tanto me ha costado escribir.

No te diré cómo lo he descubierto, eso no importa. Tampoco me dolió, pero sí me alegró que al menos tendrás a dos personas más por las cuales vivir.

¿Recuerdas a Mary? Tú la conociste a los veintitrés y a los veinticuatro, a unos meses de cumplir los veinticinco ella quedó embarazada. Por ti.

Ella lo mantuvo en secreto, nunca te lo mencionó porque supo que estabas enamorado de mí y yo de ti. Ella te amó con el corazón, de verdad lo hizo y me alegro por eso. Pero la única razón por la cual fue que no te dijo que serías padre pronto, era porque te amaba y sabía que tú no la amaste tanto como ella a ti. Cuando por fin reunió el valor para decírtelo, ya era demasiado tarde, se enteró que estábamos juntos, pero decidió quedarse con el bebé, porque era lo único que le quedaría de ti.

Quiero que vayas y la busques. Que conozcas a la hija que nunca pudiste conocer. Quiero que seas feliz de nuevo, verte sonreír desde el cielo.

Y finalizando esto, lo único que queda por decirte es que lo siento. Lo siento con toda mi alma por no habértelo dicho en cuanto me enteré, o antes de morir. Fui una cobarde, pero más que nada fui egoísta porque tenía miedo de que fueras con ella, con Mary y me dejaras. Perdóname, por favor por esto que te oculto, que yo no sé si podré hacerlo.

Te amo con el corazón, mi querido Charlie. Nunca lo olvides, ¿de acuerdo? Nunca.

Con amor, tu amada Jess."

Para cuando termino de leer las palabras escritas en voz alta, escucho el pequeño llanto de aquel hombre al que creía que no le quedaba nada más. Lo miro abrazando aquella vieja foto, de la primera mujer que le amó junto a la hija que nunca supo de su existencia.

-Te perdono, Jess, te perdono, amor mío -susurra mientras lágrimas caen por su rostro-. Y gracias, Soli. Has liberado una carga sobre mis hombros que no sabía que tenía.

-Tiene una hija, Charlie -repito inconscientemente.

Al final, creo que él ha encontrado un motivo para sonreír de nuevo.

***

Primero que nada, quier disculparme por la larga espera, pero aparte de no tener tiempo, no tuve la inspiración suficiente para terminar este capítulo.

Espero les guste porque al fin se van a descubrir unas cuantas cosas de éste personaje.

¡Díganme qué piensan!

Un beso, hasta el próximo capítulo (con el cual espero no tardarme tanto xd) :*

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