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Capítulo 9

Collins

¡Maldición, Amanda!

¿En qué momento se me ocurrió darle una copia de la llave del departamento?

Siendo sincero la única razón es que estaba harto de su manera de tocar la puerta estrepitosamente, y lo más factible en aquel momento fue eso.

No me molestaba que se apareciera así, lo que si lo hacía era que yo aún no le hablaba a Issia de ella y tampoco quería hacerlo ahora. Me asustaba la idea de cómo fuera a reaccionar Issia ante ello, porque de cualquier forma, Amanda aunque no fuera mala, no dejaba de ser hermana de Tayler, el hombre que la destruyó por completo.

Me aclaré la garganta en cuanto vi a mi muñeca arrugar su rostro, era claro que la presencia de aquella niña en mi departamento no le agradaba en absoluto, y me sorprendía un poco.

Tomé a Issia de la cintura en cuanto la vi intentar alejarse y luego me giré hacía Amanda.

—No sabía que tenías visitas —insinuó la chica frente a ambos sin borrar esa sonrisa divertida de su rostro—. Hola, soy Amanda —dijo esta vez refiriéndose a Issia, mientras elevaba su mano como saludo.

Agradecí internamente que no mencionara su apellido.

—Ella es Issia —respondí luego de algunos segundos de silencio en que mi muñeca tan sólo observaba a Amanda con detenimiento y está se mostraba indiferente, al menos hasta el momento en que mencioné de quien se trataba y su boca formó una "o" para luego sonreír con más efusividad.

—¡No lo puedo creer! ¡Collins me ha hablado tanto de ti! —expresó dando grandes pasos hasta llegar a nuestro lado para tomar a Issia de los hombros y abrazarla—. Me alegra tanto que ya estés bien y que hayas vuelto con Jay. Él en verdad te ha extrañado, y no espero que me agradezcas pero te lo he cuidado bien; he estado a su lado casi a diario para evitar que siga en sus malos pasos.

La soltó un poco para verla a los ojos al decirle aquello.

Quisiera decir que me alegraba ver lo bien que Amanda se estaba comportando, sin embargo la reacción de Issia no me convencía por completo, ella le sonreía, pero sus ojos no brillaban como siempre solía hacerlo, era como si no se fiara de lo que le decía, como si algo en ella le impidiera confiar.

—Eres mas linda de lo que Jay-Jay dijo —agregó, antes de dar un paso atrás y alejar sus manos de Issia.

—Gracias —dijo Issia al fin—. Me gustaría decirte algo, pero Collins no me había comentado nada de ti.

—¡Qué desconsiderado de tu parte, Jay! —Gruñó en broma— Pero no lo culpo, yo era lo de menos ahora que se han reencontrado.

Issia volvió a sonreírle, antes de girar hacia mí esperando porque dijera algo. Se que estaba incómoda ante la situación, pero yo también lo estaba. Amanda podía llegar a ser muy lengua larga cuando quería y que se le saliera algo sobre Tayler o su familia me ponía los pelos de punta.

Observé a Amanda de reojo, pidiéndole que mantuviera el pudor, antes de girar hacia mi muñeca, quien parecía un tanto desorientada.

—¿Comemos? —sugerí, pero tan pronto como esa palabra salió de mis labios, el ambiente se tornó aún más tenso.

Issia observó la mesa y luego a mí con acusación. Había tan sólo dos platos con comida que se veía bastante bien, y hasta ese momento caí en la cuenta de lo mucho que la chica de ojos ambarinos a mi lado se había esmerado porque la mesa se viera combinada e impecable; como si fuera la fotografía de una revista.

Amanda sin ninguna clase de culpa se sentó en la mesa. Trate de mantener la calma, pero eso era lo menos importante.

—Voy por otro plato —comentó Issia luego de algunos segundos, pasando de mí para llegar a la cocina. La seguí luego de rogar porque las cosas no se arruinaran.

—Muñeca —susurré una vez entramos a la cocina.

—No. No te disculpes por haberla invitado a comer —expresó con el plato en su mano—. De cualquier manera había comida de más, por si teníamos más hambre, o por si deseábamos un poco para la cena...

—¿Planeabas quedarte? —pregunté esperanzado y ella de inmediato me observo como cayendo en cuenta de lo que acababa de decir.

—No... no lo sé, supongo que sí. Pero ese no es el punto —intenté omitir la sonrisa que poco a poco se formó en mis labios ante tal cosa, pero aquello me llenaba de tanta alegría que incluso me hacía olvidar cualquier otra cosa—. Sólo quiero saber con que derecho ella entra a tu departamento de esa forma, ¿por qué tiene una llave? ¿Quién es? ¿Y cómo por qué sabe de mí pasado?

Las palabras salieron demandantes y fuertes a pesar de lo calmada que quería verse. Cerré los ojos y me pasé las manos por el rostro buscando la respuesta a sus interrogantes.

—Es la ahijada de mi madre. Somos amigos y como ya podrás haberlo notado es un tanto imprudente respecto a algunas situaciones. Me han pedido que la vigile mientras estudia aquí, así que para estar un poco más seguro le he dado una llave. Llegó el día que Eleonor me dio tu carta, estaba muy triste y luego de algunos días de insistencia suya, terminé por contarle nuestra historia.

—Entiendo eso, pero mi pasado y mi vida no son algo que a ella debería de importarle. Es mi privacidad, Collins —para querer seguir pareciendo serena, Issia comenzaba a escucharse bastante fastidiada, mientras servía la comida en el plato con más fuerza de la que debía—. Ni siquiera comprendo como es posible que estés rodeado de tantas mujeres... entrometidas. Primero Luisa, pero entiendo que sea tu prima. Luego Dakota, pero sé que es tu ex prometida loca que tan sólo quería molestarte, pero ella, ella no tiene ningún derecho sobre ti.

Dejó el plato sobre la encimera, antes de colocar sus manos sobre la misma, mientras agachaba su cabeza y parecía tratar de respirar con tranquilidad.

Cerré los ojos antes de acercarme a ella y colocar mis manos sobre las suyas mientras recostaba mi cabeza en su nuca.

—Lo siento, sé que no debí decirle nada de eso —exclamé con verdadero arrepentimiento—, necesitaba desahogarme y de tanta desesperación e insistencia suya terminé abriendo la boca.

Mis dedos masajeaban los suyos con dulzura, y sentía como intentaba recobrar su respiración normal.

No iba a disculparme de nada más, ni mucho menos iba a agregar algo con respecto a lo indispensable que me era tener de cerca a Amanda. No quería que Issia intentara entrar en detalles con respecto a eso. Si se había puesto así tan sólo por la actitud infantil e irrespetuosa de Mandy, no me quería ni imaginar la clase de infierno que se desataría con descubrir con quien compartía sangre la pobre pelinegra.

—Ya —musitó luego de algunos segundos—. Se va a enfriar la comida —anunció, al tiempo que intentaba recomponerse y de paso me alejaba del calor de su cuerpo.

Tomó el plato entre sus manos y sin más salió de la cocina. Respiré hondo antes de caminar tras ella y rezar muchísimo porque a Amanda no se le saliera nada más.

Cuando llegué ambas comían en silencio, una frente a la otra. Me senté al lado de Issia, y de inmediato me di a la tarea de deleitarme con lo bien que le había quedado la comida.

Lo mencioné incluso entre bocados, y ella tan sólo sonrió. No sabía si lo hacía porque no se quería vanagloriar de sus dotes culinarias, o lo hacía porque seguía enfadada por la presencia de Amanda. Mi corazón lanzaba más por la segunda opción.

Pero fue descartada en cuanto Mandy alabó su comida y ella sonrió con más furor que conmigo mientras le agradecía y de inmediato ambas comenzaron a preguntarse varias cosas de temas insignificantes y el silencio poco a poco se disipó por completo de su parte.

¿Me había perdido de algo?

—Oh. Antes de que lo olvide, más te vale venir a mi exposición, Jay-Jay —Elevé una ceja ante tal mención, había olvidado por completo aquello—. Tú también estás más que invitada, Issia.

Colocó su mano sobre la de mi muñeca y ella asintió.

—¿De qué se trata?

—Fotografías artísticas.

—Mandy es muy buena —aclaré sin pensarlo mucho. La mencionada elevó los hombros ante tal mención.

—Te aseguro que van a encantarte —exclamó hacía Issia—, claro si no te molesta ver cuerpos desnudos.

La forma en que el rostro de Issia cambió por completo, demostró a la perfección las interrogantes que habían comenzado a volarle por la cabeza.

—No te asustes, que nunca se ve nada exuberante ni son echas con fines morbosos. Tan sólo reflejan una serie de sentimientos vivos y plasmados en cuerpos al descubierto.

Mi muñeca me observó a mí y luego volvió su vista a Mandy. Intentó sonreír como si intentara convencerse por dentro que lo que ella había dicho tenía sentido. Sonreí ante su reacción, y no sabía si lo hacía por ternura o con burla... quizás con un poco de ambas.

Otra cosa que caracterizaba a Amanda, era el poco pudor con que había nacido.

Terminamos de comer luego de aquella conversación, y yo aproveché que ambas seguían hablando de la exposición para levantar los platos y llevarlos a la cocina. Una vez allí, los junté todos y me di a la tarea de lavarlos, necesitaba distraerme con algo para olvidar que mi novia estaba sentada conversando con la hermana de nuestro peor enemigo.

Estaba aterrado ante lo fuerte que sería para ella descubrir que la había tenido tan cerca de mí todo este tiempo, y peor aún, averiguar aquel asqueroso secreto que deseaba no fuera verdad.

El miedo me carcomía vivo, y ansiaba con mi vida que la verdad se mantuviera alejada por mucho tiempo, o al menos el suficiente, en lo que las cosas con Issia se arreglaban por completo, y mientras tanto yo buscaba un poco de valentía, porque siendo sincero, me estaba haciendo mucha falta.

Estaba actuando como un cobarde y me enojaba, pero tampoco encontraba otra opción llegada estas circunstancias.

Yo no podía decirle a Issia quien era en verdad. Debí haberlo hecho en el pasado cuando las cosas entre ambos no eran así, pero que más daba ahora.

Al menos de algo estaba más que seguro, había una bomba de tiempo en cuenta regresiva para ambos una vez el imbécil de Tayler volviera.

***********

Las cosas se calmaron luego de algunos días, Issia comenzó a acostumbrarse a la presencia repentina y seguida de Amanda e incluso se estaban convirtiendo cada vez más cercanas (lo cual aún me asustaba), y yo estaba más que feliz con la presencia de Issia en mi departamento.

Había hablado con Amanda a solas, y de nuevo le insistí (casi rogué) porque en ningún momento se le fuera a salir su apellido frente a ella, ni tampoco nada respecto al porqué de su repentina visita a Washington, mas bien a mi, porque de una u otra forma iba a terminar llegando gracias a su expulsión del instituto en Inglaterra en que estuvo, para comenzar a estudiar en el colegio Athenas, el mismo donde yo trabajaba.

Mi madre decía que quizás no era una casualidad, porque ella también desconfiaba de porque sus padres escogieron ese colegio y no cualquier otro. Ella ya me había advertido que la verdad estaba cerca y yo no podía hacer nada para impedir que llegara.

Eso colocaba mis vellos de punta, pero estaba intentando disimular lo mejor que podía.



—¿Me veo bien? —la voz de Issia consiguió sacarme de mis ensoñaciones y devolver los pies a la tierra, aunque lo cierto es que luego de observarla ya no estaba tan seguro de estar en ella, más bien parecía que acababa de entrar al mismísimo Olimpo.

—Bien es poco —logré musitar luego de lanzar un suspiro—. Estás más que preciosa, muñeca.

Ella sonrió mientras negaba.

—No tienes porqué exagerar.

—No lo hago, hablo con completa verdad. Eres la mujer más hermosa que alguna vez haya visto.

De nuevo volvió a negar. A pesar de todo, aún le costaba aceptar los cumplidos y confiar en su belleza.

Me observó a mí de pies a cabeza y yo sonreí sin saber bien el porqué de aquello. Sinceramente algunas veces me intimidaba la forma tan profunda en que me veía.

—Siento que no voy acorde a la temática del evento —expresó de nuevo viéndose a través del espejo de mi habitación, para luego girar y observarme a mí—. Tú vas más casual y yo demasiado... ¿formal?

La observé detenidamente y luego a mí por medio del espejo, si bien tenía un poco de razón, no dejaba de verse hermosa. El azul siempre resaltaba sobre su cuerpo, en especial ese vestido que llevaba puesto.

—Vas bien —insistí, pero ella volvió a negar.

Minutos más tarde, logré convencerla de que así era y por fin, ambos salimos rumbo al salón donde se realizaba la exposición de Amanda.

El lugar estaba al otro lado de la ciudad, cerca del famoso bar de Bill, por suerte conseguimos dónde estacionarnos rápidamente. El salón estaba bastante concurrido, y no era para menos, ya que el trabajo de Amanda era en verdad asombroso.

Había que ser demasiado estúpido para no percibir las emociones dentro de cada fotografía, para no llenarte de miles de sentimientos y encontrar arte en cada una.

Caminamos por varios pasillos en los que las fotografías bien ordenadas y dispersas nos envolvían. Tenía que confesar que en verdad admiraba el esmero que Mandy había puesto en ello, porque había conseguido armar una exposición perfectamente diseñada, tanto que los pasillos estaban ordenados por distintas emociones.

El primero que pasamos fue felicidad, y aunque confieso que me impactó, no lo consiguió tanto como dolor y melancolía. Las imágenes en siluetas desnudas te dejaban sin aliento, incluso debo admitir que mi piel se enchinó mientras más las veía.

La presión de la mano de Issia sobre la mía me hizo girar mi atención a ella y descubrir cómo sus ojos se habían cristalizado. La abracé de inmediato, y ella sonrió sobre mi hombro.

—Es impresionante. Jamás creí que unas fotografías conseguirían revivir esos sentimientos en mi ser —confesó con la voz medio rota.

Sus palabras me hicieron lanzar un suspiro antes de darle un beso en la frente. No me gustaba revivir aquello, pero sabía que de no ser por esos sentimientos, ella no sería la mujer que era ahora.

—Tú me inspiraste en esto —la voz de Amanda rompió con nuestro abrazo.

Issia giró su cabeza en la dirección de la dueña de tan magnificas fotografías y su rostro lleno de confusión me dejó atónito.

—Sé que no te conocía y es posible que saber de tu pasado no haya sido correcto, pero gracias a ello, estas fotografías hoy están aquí. Espero que no te enfade saberlo —Por primera vez en todo lo que ambas llevaban de conocerse, vi a Mandy parecer nerviosa en algo que le decía.

Tan sólo esperaba porque Issia no se lo tomara a mal.

—Sinceramente es un poco perturbador, pero eres muy buena en lo qué haces, Amanda.

Respiré con mayor tranquilidad al escucharla confesar aquello. Y luego fui yo quien se dio a la tarea de felicitar a mi pequeña amiga.

Mandy nos exhortó a continuar observando la exposición, pero antes de que pudiéramos avanzar, me tomó del brazo y me llevó detrás de las fotografías, disculpándose con Issia.

—Sólo serán dos minutos, Issi-Iss. Es algo importante —Mi muñeca como muchas otras veces sonrió con ganas al escuchar el apodo que Amanda le había impuesto, y luego asintió a su petición.

—¿Qué es lo qué pasa? —investigué en cuanto llegamos allí y ni bien había terminado de preguntar, la pelinegra lanzó sus palabras.

—¿Recuerdas que te había dicho que utilizaba el apellido de mamá para estas cosas con tal de evitar que mi familia descubriera que estaba haciendo justo lo que me prohibieron? —asentí recordando que en el cartel de presentación era llamada como Amanda Simons—. De alguna forma Tayler me ha pillado y ha amenazado con decirle todo a mis padres. TODO.

Lo último consiguió helarme por completo, mientras sentía como la sangre abandonaba mi cuerpo y se asentaba en la planta de mis pies.

—¿Qué te ha pedido a cambio de su silencio?

La desesperación en mi voz era palpable.

—Venir y presentarse como lo que es: mi hermano.

—¿Acaso es estúpido? La policia lo está buscando, ¿y él piensa aparecerse así como si nada? —Amanda negó más de lo necesario—. ¿Qué piensa conseguir con ello?

—Atormentarnos a los dos. Él ya sabe que Issia ha vuelto y que es tu punto débil.

—¿Cómo jodidos es que sabe que ella está aquí? —Comencé a hiperventilar y acelerarme—. ¿Tú le dijiste, Amanda? ¡¿Por eso invitaste a Issia?!

Amanda frunció el ceño ante mi recriminación.

—¿De verdad me crees tan hipócrita? Issia me cae bien, no permitiría que el imbécil de mi hermano le pusiera una mano encima. Yo no le dije nada a Tayler —Cruzó sus brazos mientras rodaba sus ojos al cielo—. Mi hermano tiene un nuevo espía, alguien bastante cercano que sabe mucho de nosotros o al menos de mí. De otra forma, no sabría que ella y yo somos cercanas ahora gracias a ti. Ese alguien tiene que estar muy enterado de nuestra relación y también muy al tanto del daño que le causaría a Issia descubrir mi parentesco con Tayler, y lo bastante que afectaría eso en su relación.

Amanda tenía razón, pero, ¿Quién era ese alguien?

Salí de allí, luego de confesarle a Mandy que por el bien de ambos, me llevaría a Issia más rápido de lo planeado. No podía exponerme a qué ese hijo de papi arruinara las cosas antes de tiempo.

Me sorprendí en cuanto llegué a donde había dejado a Issia. Ya no estaba sola, estaba bien acompañada por un tipo que se me hacía bastante familiar, su ex compañero de trabajo, quien le decía algo al oído que no me parecía para nada correcto.

Damien, ¿a qué estabas jugando?

Mi sorpresa se desvaneció en cuanto Amanda llegó corriendo a mí y me señaló el inicio del siguiente pasillo; a través de las fotografías logré observar un hombre vestido con un traje bien planchado, que a pesar de llevar lentes oscuros y una bufanda cubriéndole medio rostro, sabía que se trataba de Tayler.

Volví mi vista a Damien, luego a Tayler y de nuevo a Damien, ¿Acaso...?

Pero dejé esa pregunta volando en el aire cuando la melena de dos tonos de castaños de Cameron fue percibida por mis ojos en el mismo pasillo que Tayler, caminando hacia él.

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¿Cómo les va, muñequitos?

¿Han pasado una buena semana? Espero que haya sido así.

¿Ya tienen una nueva idea de Amanda o la siguen detestando?

¿Quién es ese alguien? ¿Alguna teoría?

Comentario, dudas o amor:

Espero hayan disfrutado de este capitulo, y estén más que interesados en descubrir que se viene en el próximo capitulo 🌚

Los amo muchísimo, gracias por todo su apoyo. Nos leemos la siguiente semana.

Besos.

Mz

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