Capítulo 39
Jugadas sucias
Collins
Las manos me temblaban, sentía la boca seca y un escalofrío recorrió mi cuerpo, anunciando el mal augurio que significaba esto.
—¿Y bien? —Tuve que elevar las cejas para dejarle en claro que tampoco iba a dar mi brazo a torcer—. Como quieras, Jayden.
Tayler me observó con media sonrisa en los labios desde el otro lado del cuarto, antes de sacar su arma y apuntar al frente.
Lancé un suspiro antes de enfrentar la maldita realidad, luego vi al cielo suplicando una señal y finalmente, volví mi vista a la mesa.
—Escalera de color —sentí como si un balde de agua fría hubiera caído sobre mi cuerpo, pero no como creí que sería, más bien, se sintió refrescante; fue todo un alivio.
—Escalera real —Lancé mis cartas sobre la mesa, mientras reía y observaba cómo el prepotente de Tayler hacía lo que mejor sabía hacer, apuntar con su arma y amenazar.
—Hemos ganado, Enio, dile a tus hombres que bajen las armas y cumple con tu parte de la apuesta —El trabajador y cómplice de Rice elevó las manos y dio una señal con los dedos para que sus hombres retrocedieran y nos dejaran solos.
Me recosté sobre el respaldo de la silla, exhalando todo el aire que estuve conteniendo durante los infernales veinte minutos que duró la partida.
Nunca dudé tanto de mi habilidad para jugar, como lo hice hoy.
—¿Qué es lo que quieren saber? ¿Cuál es el siguiente movimiento de Rice o exactamente cuando piensa venir a buscarlos? Diría que, a matarlos, pero estoy seguro que no sería capaz de darles un final tan bueno como ese —La voz rasposa de aquel hombre provocó que mi estómago se revolviera, y por la forma en que Tayler inhaló fuertemente y presionó con mayor firmeza el arma sobre la frente de aquella escoria, supe que sintió exactamente lo mismo.
—Tu opinión sigue siendo irrelevante aún cuando él te haya elevado de puesto. Yo sigo estando por encima de ti y todos sus malditos súbditos —Nunca faltaba que Tayler se elevara el ego—: dejando aquello en claro, hazme el favor de decir el nombre de la siguiente víctima.
Enio era casi la mano derecha de Rice, conocía perfectamente sus movimientos, sus hazañas e incluso su horario para ir al baño; llevaba años en la organización, y no sería una sorpresa que supiera la información que nosotros pedíamos.
—¿Qué te hace creer que voy a decirte eso, Tayler? Mi lealtad es con Rice, no contigo. ¿No que estás sobre mi en la jerarquía? ¿Cómo es que no sabes eso? —Su sarcasmo provocó que Tayler jalara el gatillo, provocando que yo cerrara los ojos del fuerte impacto de su arma, y el hombre lanzara un gruñido.
Me aterraba abrir los ojos y descubrir que había muerto, y con él, todo el maldito plan.
—¡NO ESTOY JUGANDO, HIJO DE PUTA! —rezongó con una voz diabólica—. ¡¿Quién es?!
Abrí los ojos para encontrarme con que lo tenía de la camisa y su pierna chorreaba sangre que poco a poco comenzaba a cubrir todo el suelo.
Teníamos que ser rápidos, antes de que se desangrara o sus hombres entraran de nuevo en la sala y nos mataran.
—No voy a darte esa información ni porque me quites la pierna imbécil —el hombre no parecía dispuesto a dar respuestas y Tayler tampoco parecía dispuesto a quedarse con las manos vacías así que lo jaló de nuevo del cuello de la camisa—. ¿Por qué no mejor te largas de una vez y te das cuenta que no puede estar contra tu padre?
No sabía que era peor, si estar presenciando lo que veía, o saber que estábamos perdiendo. Tayler de nuevo trato de hacer que hablara, pero el hombre parecía tan inmerso en la fidelidad que le tenía a Rice que no mostró ni siquiera miedo, al contrario, lo retó con la mirada, mientras yo esperaba porque algo nos dieron una señal.
—Allá afuera hay un hombre que tiene a tu esposa, Enio; si tú no nos das la información que te pido la voy a matar, y no estoy jugando, yo nunca juego, ¿entiendes? —me quedé helado en cuanto mencionó tal cosa. No tenía ni la menor idea si lo que decía era real o no, porque nunca lo acordamos, ni llegamos a hablar de hacer este tipo de amenazas, pero por la cara que me hizo y por la forma en la que luego chasqueó los dedos y Vincent entró con una mujer, supe que no bromeaba.
Esto se nos estaba saliendo de control. Nos estábamos convirtiendo justo en algo que decíamos odiar.
El hombre trató de hacerse el fuerte una última vez, pero al percatarse que Vincent apuntaba a la mujer con un arma y él también corría el riesgo de morir en este lugar, no le quedó de otra más que suspirar y comenzar a hablar como el maldito cobarde que era. Además de jurarle lealtad a Tayler, a cambio de seguridad para él y su mujer. No era cien por ciento seguro, pero nos daba un tanto de tranquilidad saber que tendríamos oídos dentro de la organización. Al menos hasta que Rice lo descubriera, o a nosotros.
Llevábamos haciendo esto desde hace más de una semana; y no teníamos ninguna otra comunicación con el exterior más que Cameron. Tayler la tenía al tanto de todo lo que hacíamos y ella nos mantenía al tanto de lo que pasaba en Washington. Se supone que volveríamos hace unos días, pero el tiempo comenzó a alargarse más de lo planeado. Y no voy a mentir, tenía miedo de lo que podría suceder en cuanto volviéramos, en especial porque ni siquiera le dije a mi familia a dónde me dirigía o porqué; por otro lado, podía estar casi seguro que ni siquiera estaban preocupados por mí, le dejé dicho a Alba que tomaría unas vacaciones, así que lo más seguro es que pensarían que estaba de eso, de vacaciones en algún lugar lejos de todos para olvidarme de mi muñeca.
¡Ay! como si acaso pudiera hacer eso.
Si lo que más hacía durante la noche o el día, cuando no estábamos apostando para sacar información que necesitábamos para destrozar a Rice, era pensar en ella, sólo podía pensar en ella.
Luego de terminar con él, salimos de la bodega y caminamos rumbo a la camioneta que nos esperaba. En ella también se encontraba Giorgia, ella era como nuestra mano derecha y nos iba diciendo a dónde y con quién ir, pues durante todo este tiempo, Rice la utilizó como carnada, pero también como parte de su equipo, no lo sabíamos, bueno, yo no lo sabía, Tayler tenía bastante presente que su padre la había tenido de rehén durante mucho tiempo, y en cierta forma me dolió saberlo; yo pude haber evitado eso, pude haber logrado que ella volviera con su familia y fuera la persona feliz que solía ser en aquellos años, pero no lo hice, al contrario, fui un cobarde que huyó de todo en cuanto pudo.
Supongo que esa era la razón por la que continuaba en esto, porque el remordimiento me mataba sabiendo que yo pude evitar muchas cosas.
Giorgia insistía en que no era mi culpa, y claro, Tayler le decía que dejara de decir mentiras, porque ambos sabíamos que si yo no me hubiera metido, posiblemente ellos estarían felices y lejos de toda esta maldita vida, y yo también, aunque también cabía la posibilidad que jamás hubiera conocido a mi muñeca, de no haber sido parte de ese maldito mundo.
El camino rumbo a la casa donde nos estábamos quedando no fue tan largo como siempre, en especial porque aún las manos me temblaban y sentía que el cuerpo entero era un manojo de nervios por haber sido testigo de como Tyler manipulaba a ese hombre; no era la primera vez, claro, durante los días que hemos estado juntos lo he visto hacer eso e incluso cosas peores, y sé que debería estarme acostumbrando, pero es imposible hacerlo.
Lo único que más deseaba era que las cosas salieran bien luego de esto, porque no sé qué haría si llegaban a empeorar. Necesitaba estar seguro que lo que estaba haciendo, porque sabía bien que esto podría llevarme a algún problema, o que bien podría ser libre al fin, así como Georgia, así como Tayler, así como todas esas mujeres a las que estábamos salvando de las manos y las garras de Rice.
Aunque había algo que aún no me dejaba conforme, como si fuera un cabo suelto, pues Cameron parecía estarme escondiendo algo cada vez que yo le preguntaba cómo estaban las cosas por allá; me ignoraba y decía que quería hablar con Tayler. Comenzaba a preguntarme si de verdad estaba de mi lado o estaba del de él porque recordaba que teníamos un trato, pero ella parecía haberlo olvidado.
Cuando llegamos a la casa, ellos bajaron primero, yo lo hice luego de algunos segundos, y en cuanto entré, sólo pude caminar hacia la cocina, para buscar un vaso de agua. Sentía la garganta seca y tenía tantas ganas de gritar que no me lo creía, aún no me creía lo que estaba siendo capaz de hacer por salvar a Giorgia.
Incluso me causaba risa, porque se la pasaba haciendo bromas, como la que hizo el primer día que nos vimos, pero eran solo eso, simples bromas a las que ya estaba acostumbrado.
Iba por el segundo vaso de agua, cuando escuché voces en la sala, con pasos sigilosos, caminé a ella para poder escuchar mejor; me escondí detrás de la pared y logré percibir que era Tayler hablando por teléfono, no tuve que tener dos dedos de frente para saber qué del otro lado se encontraba Cameron, porque no hacía más que lanzar interrogantes acerca de Washington.
Tuve que quedarme escondido porque sabía que si salía no podría averiguar qué era lo que me escondían, y necesitaba saberlo.
Pasaron varios minutos hasta que me di cuenta que en verdad me estaban ocultando algo. El muy maldito había hecho algo para que todos pensaran que yo había desaparecido, y eso consiguió enfurecerme, así que salí de las sombras y se lo reclamé.
—¡¿Qué hiciste, Tayler?! — pregunté exaltado.
Él dejó de hablar de inmediato pues pareció comprender que estuve escuchando toda la conversación.
Sentía que la respiración me faltaba y que la vena de mi frente pronto explotaría, no me podía creer lo que me había hecho, me había mantenido engañado como era su costumbre. Y no sé cómo no lo vi venir.
—¡Maldita sea! — comencé a maldecir, mientras me acercaba cada vez más a él hasta casi tenerlo a pocos centímetros de mi rostro —¡No me puedo creer lo que has hecho! ¡¿Por qué no me dijiste que las personas en Washington me creían perdido?! Eres un... un...
Gruñí. Ni siquiera tenía el valor de decirle lo que en verdad era, y lo que sentía. Fue entonces que Georgia bajo las escaleras y nos observó a ambos. Parecía confundida y cómo no estarlo; ambos parecíamos volver a estar en paz desde hace ya unos días y ahora yo le gritaba como si me hubiera enterado de lo peor. Pero, esto era grave para mí.
Y es que no era para menos, me había estado diciendo que todo estaba en orden, que no me preocupara, y ahora me vengo enterar que todos creen que estoy desaparecido, y lo peor de todo, que seguramente me han estado buscando y no hay ni un solo rastro mío, también gracias a él.
—Pero, ¿qué es lo qué pasa con ustedes? —Georgia trató de separarnos, pero yo imponía tanta fuerza, que impedí que lo consiguiera. Necesitaba la verdad, la necesitaba ya. Tomé a Tayler de la camisa y lo hice verme a los ojos para que me dijera la verdad.
No fue una sorpresa cuando se me quedó viendo y se rio de mi estado.
Era un desgraciado, no le daba pena nada, ni siquiera le daba vergüenza. Tomó al celular y lo colocó en altavoz.
—Cameron por favor dile a Jayden qué jodidos es lo que hemos hecho —del otro lado no se escucha ni un solo sonido, tal parecía que Cameron no quería decirme que era lo que estaba sucediendo y yo estaba tan alterado que lo único que quería, era obtener respuestas lo más rápido posible.
—Cameron, ¿qué es lo que ha pasado? —silencio. Ella no se atrevió a hablar, y eso me dio un asqueroso mal sabor de boca.
Tuvo que ser Tayler quien le dio la orden de hacerlo, para que soltara la lengua de una vez por todas, como si él no pudiera hacerlo.
—Le hemos hecho creer a tu familia que has desaparecido. Necesitábamos sacarte del mapa para que Rice no te buscara, ni creyera que estás con Tayler.
Haberlo escuchado en voz alta sólo hizo que retrocediera. Darme cuenta de lo mal que estaba todo esto, del mal que estaba haciendo, me hizo querer vomitar.
No me podía creer lo que había pasado, ni siquiera podía imaginarme a Corbin o a Luisa, preocupados por lo que me pasaba, o incluso a mi madre. No podía hacerles eso. Me los imaginaba llorando, creyendo que yo estaba pasando la peor de las situaciones y luego pensaba en Issia, ni siquiera sé porque pensaba en ella, tal vez ella ni siquiera pensaba en mí, pero me la imaginaba desesperada, preguntando en la delegación por mí, y eso me hacía sentir como la mierda. No podía hacerle eso a las personas que yo decía amar.
—Vamos, Collins. Esto era necesario para que pudiéramos cumplir con el plan —Tayler habló detrás de mí y no sabía si reír o darle un golpe por lo estúpido que se había escuchado.
Tuve que quedarme en silencio algunos minutos para cerciorarme de que estaba todo en calma dentro de mí, que no iba explotar por lo que sentía, y que, principalmente, no iba a salir corriendo para tomar un vuelo y llegar a casa, para decirle a todos que estaba bien.
Lancé un suspiro, antes de girarme para verla a ella y luego verlo a él.
—¿Tú sabías algo, Georgia? —ella negó y tuve que creerle, pues era la única persona dentro de esta casa en quien podía confiar.
—¿Qué más me has ocultado? —necesitaba saberlo porque me urgía saber a qué me estaba enfrentando, y necesitaba saber que más sabía mi familia.
Un suspiro salió de los labios de Tayler, no desganado, lo hizo como si estuviera cansado de que yo no lo entendiera, por supuesto que no lo entendía.
—Mi padre comenzó a sospechar que tú estabas conmigo, cuando se enteró que habías desaparecido así que para quitarle las sospechas, en especial a tu familia, lancé un cuerpo fuera de las de la ciudad y he dicho que es tuyo.
—¡¿Qué?! —Mi voz salió floja y casi quebrada. Estaba sorprendido, furico, y a está enloquecido.
Quise golpearlo, pero la presencia de Georgia me lo impidió.
—¿Qué has hecho? —tuve que volver a preguntarlo para estar seguro de que no me estaba mintiendo—. ¡¿Por qué lo hiciste Tyler?! ¡Joder! ¿Por qué? Debo llamar a mi familia, a Issia. Debo decirles que estoy perfectamente bien.
—No vas a decirles nada, y tú tampoco, Cameron —colgó el celular y luego volvió su atención a mí, con aquella mirada frívola y escalofriante—. ¿Sabes por qué lo hice? Porque necesitaba mantenernos en secreto. Tenía que evitar que mi padre nos descubriera. ¿Qué hubieras hecho tú en mi lugar, Collins? Dime, ¡Qué hubieras hecho! ¿Hubieras preferido que él fuera a la policía y nos delatara con cualquier cosa? ¿qué nos amenazara con alguien de tu familia o con alguien de la mía? Ni siquiera tienes idea de qué más tuve que hacer; tuve que esconder a Amanda para que mi padre no la encontrara y le preguntara por nosotros. Tuve que pagarle a casi toda la policía para que le siguieran el juego a Cameron y nadie supiera que eras tú el que estaba conmigo y no el cuerpo que acaban de encontrar. Y no te preocupes, cuando todo esto acabe, vamos a decir que fue un error, pero por el momento hay que hacerles creer que es verdad. Hay que mantener esta mentira si no queremos que mi padre nos descubra, porque sabes que si lo hace, podemos mandar a la mierda todo lo que hemos hecho y lo que hemos conseguido. Yo puedo dar por perdida mi vida, Collins, pero tú te puedes dar por perdido todo, porque yo he traicionado a mi padre en este momento, pero tu traicionaste a la familia desde que naciste.
No tuve más que decirle, ni siquiera pude pensar en lo que yo hubiera hecho estando en su lugar. Lo que estaba diciendo era verdad, porque era un maldito traidor para los Hill, pero no era mi culpa, nunca lo fue, pero eso ellos jamás lo entenderían.
Tuve que hacerme oídos sordos y quedarme callado mientras subía a la habitación en la que me estaba quedando, para poder pensar, para poder imaginar el dolor de mi familia y lo que sentirían en cuanto volvieran a saber de mí y descubrieran que todo esto había sido una mentira.
Me recosté en la cama deseando poder viajar; poder decirles por medio de un sueño que estaba bien, que no se preocuparan, que durmieran tranquilos, pero sé que ni porque pudiera hacerlo me creerían. Todos creerían que era un maldito juego mío, y me dolía tanto, me dolía demasiado estarle mintiendo, pero luego de escuchar las palabras de Tayler, supe que no podía echarme atrás.
Era como aceptar mi destino, después de todo yo nací con la sangre de los traidores.
Issia
No podía respirar, ni siquiera sabía si lo estaba haciendo; no podía levantarme de la silla en la que estaba, mucho menos recordaba para qué quería hacerlo.
Mi corazón no latía, mi alma entera se sentía como un abismo. No recordaba cómo era estar feliz, o si existía más que color negro.
Había estado en la oscuridad muchas veces, pero nunca me imaginé que volvería tan pronto y así, sin mi luz, sin ese rayo de sol que era mi vida.
Sin él todo era tan complicado, tan doloroso, tan infernal.
No era capaz de creer una sola palabra, porque quería mantener la esperanza viva, sin embargo, de poco me servía, porque mientras más segundos pasaban, más me daba cuenta que esto era real, que no era una pesadilla, que no iba a despertar sudando sobre mi cama.
El maldito de Tayler Hill algo le había hecho; él y nadie más que él, tenía la culpa en todo esto.
—Issia, toma algo de agua —insistió Damien, en un susurro suave y tierno, mientras hacía los mechones de mi cabello hacía atrás, como si con eso fuera a conseguir que me tranquilizara, que dejara de sentirme tan hundida como ya lo hacía.
Tuve que hacer el esfuerzo para negar con mi cabeza, sin dejar de ver al suelo, aún sin poderme creer lo que había dicho.
—Debo hacer una llamada —anunció Cameron. Al principio no le tomé importancia, pero al levantar la vista y verla tan preocupada, me hizo darme cuenta de algo.
Ella sabía algo que yo no; todo el tiempo se vio serena, y mil veces insistió en que debía mantener la calma, no como el resto que parecían mantener esperanza en encontrarlo, ella lo hacía como si estuviera segura, como si pudiera meter sus manos al fuego para asegurar que así era.
—Espera —murmuré—. Quiero hablar contigo.
—No es momento, esto es importante, Issia —Me señaló su celular, y al instante se lo colocó en el oído como si le hubieran contestado. Me observó una última vez antes de casi correr hacia afuera de la delegación.
Me levanté como si tuviera un resorte pegado al cuerpo, y no sé de donde saqué cabeza para comenzar a imaginar lo peor de ella. Del impacto, Damien casi cayó al suelo, debido a que se encontraba de cuclillas frente a mí.
—¿Qué haces?
No tuve tiempo de responderle, salí a paso rápido rumbo a la misma dirección que Cameron, tratando de no levantar sospechas.
—Sí, si, por supuesto que entendí, yo me encargo de todo —parecía enfadada, gruñendo y con la espalda completamente tensa—. Hijo de...
No terminó de mencionar su impropio, cuando se giró hacía mí, a pesar de que había sido sigilosa; tal parecía que tenía un mejor oído del que creía.
—¿Qué oíste? —No lo investigó con aquella soberbia que solía caracterizarla, ni con su porte mandón y elegante, al contrario, parecía nerviosa y hasta preocupada porque la perseguí, aunque trataba de disimularlo.
Tenía que sacar ventaja si quería respuestas, y de paso, descubrir la verdad.
—¿Dónde está? —fui directa al punto, y me arriesgué a que me tratara de loca y hasta paranoica. Tenía que lucir segura, y eso fue lo que hice, aun cuando mil y un dudas revoloteaban en mi interior.
—¿Quién? —Titubeo y esa fue mi señal para seguir insistiendo hasta conseguir respuestas.
—Collins, ¡¿Dónde está?!
Cameron trató de volver a su porte altivo, pero era muy tarde, ella solita se delató.
—La policía ya fue por su cuerpo, en cualquier momento llamaran para que alguien baje a reconocerlo.
Negué frenéticamente, y no solo porque escuchar lo que dijo demolió una parte de mi ser, sabiendo que, si esto era verdad, no existiría nunca una segunda oportunidad, pero al mismo tiempo, me sentía furiosa porque ni ella estaba segura de lo que decía.
—¡No! ¡Ese no es Collins! —exploté, caminando en su dirección para demostrarle que era más importante que nunca que fuera sincera—. ¡¿Dónde está, Cameron?! ¡¿Dónde está realmente?!
La tomé de los hombros, y ella no hacía más que verse asustada, y si eso era lo que necesitaba para que me dijera la verdad, entonces tendría que recurrir a mi oscuro pasado y aprovecharme de él para que dejaran de engañarme, o para que ella soltara la lengua.
—Issia, ya te lo dije. Tienes que calmarte —incitó, con la voz al borde del llanto y la respiración más rápida que de costumbre.
Necesitaba deshacerla, y yo conocía perfectamente su talón de Aquiles.
—¡No puede ser él! ¡Maldición! ¡Él no puede estar muerto! —caí al suelo, un tanto deshecha y otro tanto desesperada por salir de este engaño—. No, no, no, no.
Cuando sentí las manos de Damien tratando de levantarme, me retorcí para que me dejara en paz, pero sólo conseguí que sus cosas se le cayeran del bolsillo del saco, mas no que me dejara en paz.
En cuanto vi sus llaves, se me ocurrió lo más estúpido que se me pudo haber ocurrido en lo que me quedaba de existencia. Y estaba cien por ciento segura que me iba a arrepentir, pero al mismo tiempo me sentía orgullosa porque también conseguiría lo que quería, obtendría la verdad de parte de Cameron.
"¿Y si ella realmente no sabe nada?"
La pregunta llegó en el mismo momento en que tomé las llaves entre mis manos, pero entre las lágrimas que se desprendían de mis ojos, conseguí observar los suyos, y encontrar algo que calmó mi alma; vi arrepentimiento y culpa.
A ella todo esto le lastimaba, no porque fuera mi amiga, sino porque podía haberme evitado este dolor. Porque Cameron me estaba ocultando algo, y tuve que llegar hasta esto para conseguirlo.
Enterré la punta de la llave en mi muñeca tan rápido, que ninguno de los dos consiguió detenerme. Pronto la sangre comenzó a brotar y ambos buscaron la forma de detenerlo, de hacer algo para salvarme.
Por experiencia propia sabía que algo así no me mataría, solo conseguiría que en cualquier momento me desmayara, pero eso ellos dos no lo tenían presente. Ambos creían que me desangraría y moriría en cualquier instante.
—¡Carajo! ¡Llama a un doctor, Cameron! RÁPIDO —escuchar a Damien tan preocupado, me sorprendió, pero ver el rostro desmoronado y en shock de mi ex amiga, me dio buena espina.
Me sentía débil y cansada, probablemente terminaría por desmayarme, pero algo dentro de mí gritaba que en cuanto abriera los ojos, tendría la verdad en mis manos.
Estaba segura.
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¿Quién más está así?
Vayas emociones las de este capítulo, ¿no?
Por cierto, ¿verdad que las engañé? Collins anda feliz de la vida apostando con su nuevo mejor amigo 🌚
¿Creen que Issia lo descubra?
¿Funcionará su plan? ¿Cameron le dirá la verdad?
¿Funcionará el plan de Collins y Tayler?
Hagan sus apuestas, yo las leo desde la comodidad de mi cama.
Las amo mucho, espero que estén de lo mejor. Cuídense mucho, y a su familia.
Nos leemos pronto.
Mz
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