P R Ó L O G O (n.v.)
Seokjin
Con sutileza retiré la aguja, para después tomar el algodón que había esterilizado previamente con alcohol y así presionarlo de manera suave sobre la piel del infante que ahora se encontraba acostado boca abajo en una camilla, mientras movía sus piecitos con alegría, al darse cuenta de que el sufrimiento había acabado más pronto de lo que se hubiese imaginado.
— Listo, ya puedes levantarte —avisé con una sonrisa, retirando el algodón, para finalmente ponerle la tapa a la inyección, con mucho cuidado de no picarme también—. Fuiste muy valiente, pequeño Woo, te felicito —dije, mientras me daba la vuelta unos momentos para tirar los utensilios en el bote de basura más cercano.
— No fui solo yo, es que usted es el mejor doctor del mundo —mencionó el menor, siendo ayudado por su madre a descender de la camilla y así acomodar su ropa con facilidad—. Casi no me dolió nada, sentí solo un piquetito —continuó, haciendo énfasis con sus dedos para que entendiera que el dolor había sido diminuto.
— Bueno, muchas gracias por los méritos —contesté, soltando una leve risa ante los comentarios recibidos—, pero te recuerdo que... —alargue un poco la última palabra, mientras me ponía de cuclillas a su altura, para poder picar tiernamente su nariz con mi dedo índice—... Aún no soy doctor, soy enfermero —respondí con cierto tono de tristeza, formando un puchero con mis labios.
— Pues debería serlo, ¿Verdad, mamá? —preguntó, dirigiéndose a la mujer que miraba todo con una cálida sonrisa dibujada en su rostro. En respuesta, esta le acarició el cabello, para después fijar su mirada en mí.
— Apoyo a mi hijo, joven Kim, usted ha sido tan amable y atento con nosotros. Nunca había visto a Woo Young tan emocionado por venir al hospital —explicó con cierto tono burlón, logrando avergonzar a su retoño, quien decidió apartar su mirada de mi persona.
— Vaya, entonces, eso amerita un premio —el niño rápidamente regresó su vista hacia mí y no pude evitar reír enternecido al observar como juntaba sus manitas, llevándolas hasta su pecho en señal de emoción. Por mi parte, saqué una pequeña paleta de uno de los bolsillos de mi uniforme y se la extendí, ensanchando mi sonrisa.
— ¡Wah, muchísimas gracias, doctor Kim! —gritó eufórico, tomando el dulce entre sus dedos, apresurandose en retirar la envoltura. Sin más, me enderece, negando con mi cabeza ante la profesión con la que había sido llamado, porque no importaba cuánto deseara un mejor puesto, tendría que esforzarme más para llegar a tal nivel de conocimiento y experiencia.
— Cuídate mucho, Woo —mencioné, mientras daba unas palmaditas en su cabello—. Siempre es un placer tenerte por aquí, pero es preocupante cuando te enfermas tan seguido —dije realmente afligido, ya que sabía de antemano la impotencia que puede causar el padecimiento de un hijo, el dolor siempre era mutuo.
El niño solo asintió, mostrándome una mirada de determinación, como si me estuviese prometiendo que no volvería a ocurrir algo que ni él podía controlar, aún así asentí, confiando en su inocente compromiso de cuidarse mejor.
Y justo cuando estaba despidiendo a madre e hijo, mi alarma sonó, indicando el final de mi turno; suspiré aliviado antes de sacar mi celular para silenciar el ruido que se estaba emitiendo en la habitación, aunque para mí era más como el sonido de la libertad. Me sentía tan agotado, física y emocionalmente.
Llevé una de mis manos por detrás de mi cuello, esparciendo suaves masajes por mi nuca y una parte de mis hombros, mientras que con mi mano libre tomaba las llaves que había dejado sobre un estante de medicinas. Sin más, caminé con pesadez hacia la salida del consultorio, abrí la puerta y una vez que estuve afuera, pasé la llave por la cerradura.
Avancé sin prisa por los amplios pasillos del hospital donde pasaba la mayoría de mis días, saludé a algunos camaradas que se cruzaban en mi camino y también a uno que otro paciente que me reconocía como el "Gran enfermero Kim". A pesar del tiempo que llevaba laborando, aún no me acostumbraba a ser tratado con tanto respeto; era en esos momentos cuando me daba cuenta de lo importante que podía ser tener una profesión, esta te posicionaba, dándote un lugar en la sociedad, una función.
Este era mi lugar y por más agotador que fuese, tenía que respetarlo, aprendiendo a vivir siempre de esta manera, porque era lo que me permitía sustentar mi hogar, junto a las necesidades de mi pequeña familia.
Después de unos minutos caminando, me detuve frente al área de recepción, encontrándome con mi amiga y colega, Kim Jisoo, la cual se encontraba acomodando unos documentos que parecían importantes. Me recargue en la barra de mármol color gris, llamando su atención de inmediato.
— Hola Jin, ¿Vas de salida? —saludó animadamente, regalandome una sincera sonrisa, mientras dejaba todos los papeles a un lado, para poder ponerse de pie y así acercarse a una pared llena de lakers.
— Sí, mi turno ya terminó —respondí con simpleza—, pero tengo que regresar en la madrugada para poder completar mi tiempo extra —expliqué, tratando de reprimir un suspiro, que al final terminé soltando, haciendo más notoria mi frustración.
— Te ves cansado —mencionó con cierto tono de lastima, al tiempo que sacaba mis pertenencias de uno de los tantos casilleros.
— Lo estoy —admití rendido, viéndola regresar hacia mí para extenderme mi mochila, junto a una carpeta donde tenía que firmar y anotar mi hora de salida.
— Tal vez deberías tomarte las cosas con más calma, esto de los turnos extra no te está sentando bien —dijo, intentando que entrara en razón, pero sin importar cuáles eran sus mejores intenciones, no podía o más bien, no debía desperdiciar ninguna oportunidad para obtener un poco más de ingresos.
— Necesito el dinero, estos meses han sido complicados... —murmuré, a la vez que tomaba mi mochila de la barra, colgando uno de sus tirantes en mi hombro izquierdo, mientras que con mi mano derecha pasaba ágilmente la pluma sobre el registro que tenía que firmar todos los días—. Taehyung se ha portado demasiado berrinchudo y a veces no tengo idea de que hacer, ¿Sabes lo difícil que es escoger entre tu hijo o tu trabajo? —cuestioné y aunque hablaba más para mí, ella no dudo en escucharme con atención, negando ante mi pregunta—, quiero ahorrar un poco, para después tomarme unas debidas vacaciones y atender a mi bebé cómo se debe
— Sin duda eres un papá ejemplar —habló sin chistar, ocasionado un leve sonrojo en mis mejillas—, seguramente en unos años, el pequeño Tae entenderá todos los sacrificios que estás haciendo por él
No pude evitar sonreír ante sus palabras, porque eso era lo único que deseaba, poder hacer sentir orgulloso a mi hijo y que siempre tuviese la certeza de que lucharía por él hasta el final.
Me despedí de Jisoo, sintiendo un agradable sentimiento de alegría en mi interior, por haber hablado con ella, expresándole un poco de mis aflicciones; sabía que todo era mejor cuando tenías a alguien con quien conversar.
Retomé mi caminar, esta vez dirigiéndome hacia la salida del hospital, con una carga menos sobre mis hombros y aunque hubiese deseado que esa paz durara eternamente, esa petición parecía ser demasiado avariciosa de mi parte, ya que tan solo bastaron unos segundos para que mi tranquilidad se quebrantara por completo.
Las puertas de cristal se abrieron de forma automática frente a mis ojos y apenas pude procesar los sucesos que se desencadenaron después de eso. Un hombre había entrado, pero se veía demasiado desorientado como para decir algo, solo atinó a tomarme con fuerza de los hombros en cuanto su vista se enfocó en mí, puesto que me encontraba a unos centímetros del acceso principal.
— Está aquí... —susurró con temor, mientras sus dedos temblaban sobre mi piel, logrando transmitirme su nerviosismo. Tragué saliva antes de animarme a hablar.
— ¿A qué se refiere, señor? —pregunté con calma, en un tono de voz moderado, esperando no alterarlo.
Pero la mirada que me dirigió, me indicaba que no había conseguido mi cometido y fue cuestión de tiempo para que sus uñas se enterraran con más fuerza en mi piel, ocasionando que un quejido de dolor se escapara de mis labios, para después comenzar a ser zarandeado con brusquedad.
— ¡Está aquí! ¡Está aquí! ¿¡Acaso no lo entiende!? —empezó a gritar con intensidad y molestia, logrando intimidarme un poco, pero más allá de eso, me sentía confundido, porque no sabía que quería lograr armando un espectáculo de esa manera.
Entonces, cuando estuve apunto de empujarlo para llamar a seguridad, algo en el sujeto logró captar mi atención, algo que no había notado hasta que, con el movimiento continuo que estaba ejerciendo, una parte de sus clavículas quedó expuesta, revelando una extraña herida que parecía punzar de dolor con siquiera verla, era una herida profunda y demasiado definida, como si hubiese sido hecha con algo muy específico. Parecía una mordida.
O más bien lo era, no podía equivocarme, la forma de los dientes estaba tan bien marcada sobre la piel que sería difícil dudar de mi veredicto, pero eso no importaba, la verdadera pregunta era como se había provocado semejante dolor. Todo comenzaba a resultarme tan extraño, aunque a la vez familiar.
Fue en ese momento que, atando algunos cabos, recordé la noticia que le estaba dando vuelta al mundo y como todos los canales estaban repletos de la última actualización sobre el virus que estaba atacando a los habitantes de Estados Unidos, volviendolos agresivos y sin la capacidad de razonar.
Y por más que quería negarlo, por más que rogaba que todo fuera una vil mentira, mi mente solo se repetía una cosa...
Está aquí.
Holi, florecitas, ¿Cómo están? <3
Lamento la hora en que estoy publicando esto, realmente quería que estuviera listo para el cumpleaños de mimi, pero surgieron algunos contratiempos.
En fin, aquí está la nueva versión del prólogo, como pueden ver, decidí dejar a Seokjin como enfermero uwu (por cierto, muchas gracias por sus comentarios) y con esto podré desarrollar mejor la trama.
Muchas gracias por leer, en serio, cualquier sugerencia o crítica siempre es bien recibida, espero que este nuevo comienzo les guste. Lamento si este prólogo no es lo que esperaban o les resulta aburrido, prometo que se pondrá interesante unu
Sin más que decir, me despido, tengo sueño jiji besitos 💕✨
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