— ¿Qué? — le susurré.

—Él me mató, JiMin, él me disparó.

Mi boca cada vez se volvía más seca, en cada segundo. Negué con la cabeza vigorosamente.

—No, estas equivocado. ¡Estas mintiendo!

—JiMin. — Dijo poniendo sus manos en signo de rendición y trató de calmarme; como un entrenador que estaba tratando de ganarse la confianza de un animal asustado. — estoy diciendo la verdad.

— ¡Él no fue! — le digo sintiendo un miedo irracional. — Él es mi novio, lo conozco mejor que nadie. Nos decimos todo.

— ¿Le dijiste que puedes ver fantasmas?

Bueno, la respuesta obviamente era no, pero, ¿Cómo podría? Me vería como un loco; si de repente salgo y le digo: «¡Hey, TaeHyung! ¿Adivina qué? Puedo ver fantasmas, de hecho en este momento tú mejor amigo está en mi habitación diciéndome que lo asesinaste. ¿Quieres algo de tomar, o debemos ir directamente a la Institución Mental? ».

—Por supuesto que no. — espeté cruzándome de brazos. — pero eso es diferente.

—Todo el mundo tiene secretos, JiMin. Si cavas lo suficiente, estoy seguro que desenterrarás algunas cosas acerca de tu novio que probarán que no es tan inocente como parece.

—No hay manera. — le dije con voz casi inaudible — Él no es un asesino.

Jungkook se acercó y me agarró de la mano — ¿Confías en mí, JiMin?

—No.

Frunció el ceño y una mirada de dolor cruzó su rostro. —Oh, bien, entonces estoy a punto de mostrarte algo.

— ¿Qué cosa?

—Cómo morí — respondió como si estuviese hablando del clima; de repente me sumergí en la oscuridad.

Nueve meses atrás.

El sonido de la música, así como el sonido de la gente hablando, risas y discusiones llenan el lugar.

Miré a mí alrededor con el ceño fruncido, preguntándome dónde demonios estaba. Nada era familiar. Vi a Yoongi de pie a un lado, su pelo estaba más corto y se veía más joven.

Me di cuenta que estaba sucediendo.

Me encontraba dentro de un flashback de la muerte de Jungkook. Él me estaba mostrando cómo murió, para probar su punto. Pero la pregunta era: ¿Estaba dispuesto a verlo o no?

Empecé dando vueltas, mirando las caras conocidas que habían cambiado desde ese tiempo, hace nueve meses. Esto fue el inicio del año escolar, tres meses antes de que llegara a Busan. Todavía vivía en casa, con mis padres pensando que necesitaba ayuda psicológica.

En ese momento, vi un destello. TaeHyung charlando con un chico.

Él gesticulaba animadamente diciéndole algún tipo de broma; de vez en cuando el chico reía, y sentí como mi estómago se apretaba. Claro, TaeHyung y yo no nos conocíamos, pero aun así era extraño ver a tu novio coqueteando con alguien más.

 —TaeHyung. — dijo Jungkook. Éste se volvió a mirar por encima de su hombro.

—Hey, amigo, ¿Qué onda?

Me acerqué más a ellos; sabiendo que no podía llamar su atención, estábamos en un flashback. No podía cambiar el transcurso de la historia.

—Tenemos que hablar.

Los ojos de TaeHyung se deslizaron con inquietud — Está bien. — se volvió hacia el chico. —Mira, tengo que ir a hablar con Jungkook, voy a volver y te encuentro aquí, ¿De acuerdo?

Él asintió con la cabeza.

TaeHyung le dirigió una sonrisa reconfortante y prometió su regreso antes de seguir a Jungkook por la puerta trasera. No se detuvo; continúo hasta la zona selvática, lejos de los adolescentes y el ruido.

— ¿El bosque? — dijo TaeHyung — Estoy empezando a sentir que esta es una película de terror. No me vas a matar, ¿Cierto?

—Vamos. — dijo Jungkook bruscamente, haciendo caso omiso a la broma de TaeHyung.

Desaparecieron entre los árboles. Yo no sé si realmente quería ir, tenía miedo de lo que pasaría. ¿De verdad quiero ver lo que está a punto de suceder?

Cuando estaban a cierta distancia de la fiesta, Jungkook giro sobre sus talones y miró con incredulidad. — ¿A qué no adivinas con quién hable?

—Con el conejo de pascua. — Contestó con sarcasmo — no sé, Jungkook, ¿Quién?

—Trenton. — Jungkook respondió, y de inmediato reconocí quién era. Un atleta con un cuello del tamaño de un tronco de árbol y las manos del tamaño de mi cara.

TaeHyung se puso tenso, pero mantuvo su actitud indiferente —Bien por ti, Kook, pero no sabía que tenemos que decir todas las personas con quienes hablamos. Hasta la fecha de hoy he hablado con Eunha, Rose, Young...

—Deja de bromear. — Jungkook resopló, cruzándose de brazos. — ¿Qué demonios estabas pensando? Drogar a nuestro equipo, ¿Estás loco?

—Jungkook, necesito esta beca, sé que está mal, pero...

— ¡Que tus padres la paguen! — Gritó. — ¡Tienes mucho dinero!

—No quieren, Jungkook. Eres un fantástico mariscal de campo y todo, pero nuestro equipo está perdiendo porque los otros son más grandes y más rápidos. Los Scouts siguen, y si ven lo mierda que es nuestro equipo perderemos la oportunidad.

— ¿Cómo puedes justificarte con algo así? Estás llevando a mi equipo a la ruina, puedes hacer otras cosas; darles proteínas, correr vueltas extras, pero pastillas para que sean más rápidos... Si alguien se entera todos perdemos.

—No nos va a atrapar. — dijo TaeHyung con calma. — No, si no le dices a nadie.

—Lo siento, Tae, eres mi mejor amigo pero no puedo hacerlo. Es incorrecto, ilegal e inmoral. Vamos a ganar porque somos buenos, no porque tomamos drogas.

—Esto es exactamente porque no te lo dije. — dijo TaeHyung. — Eres demasiado honesto. No puedes aceptar el hecho de que a veces hay que romper reglas.

—Prefiero perder honestamente que ganar en una mentira.

—Lo siento, Jungkook. Sé que está mal, pero nada funciona, y yo necesito esta beca para un futuro. Lo sabes.

—Lo sé. También sé que no es el camino a seguir. Le voy a decir al entrenador el lunes por la mañana, hasta entonces inventa alguna excusa.

—Kook, vamos a hablar de esto.

— ¿Qué hay que hablar? Tú sabes que lo que haces es ilegal.

—Entonces no digas nada. — argumentó. — Es sólo por una temporada, tenemos que ganar un par de juegos y luego lo dejamos.

Jungkook lo pensó por un segundo, finalmente negó. —No. Ellos son mi equipo y no voy a soportar verlos humillados. Le diré al entrenador.

Vi la mano de TaeHyung deslizarse por la parte trasera de sus pantalones, él sacó algo que brillaba fuertemente ante la luz de la luna. Di un grito ahogado cuando reconocí que era una pistola.

—No quiero hacer esto. — dijo en voz baja.

Para entonces Jungkook le había dado la espalda a TaeHyung, pero se detuvo y giró. Su rostro se transformó en uno de sorpresa e incredulidad; como si no entendiese muy bien el por qué o cómo su mejor amigo lo apuntaba con un arma.

—TaeHyung...

El brazo de TaeHyung temblaba, pero su mirada era firme. — Jungkook, necesito esta beca. — dijo en voz baja. — Sé que eres el chico lindo, al cual todos le creerán, pero, no voy a dejar que tu reputación destruya mis sueños.

Jungkook levantó las manos. — TaeHyung baja el arma, hablemos.

— ¡No! — Gritó. —Tú no entiendes, nunca lo harás. Siempre has tenido todo. Necesito la beca y no voy a dejar que me la quites.

—TaeHyung...

—Jungkook, lo siento. — susurró guiando la boca del arma a su pecho.

Su dedo apretó el gatillo y la bala salió disparada, pero apenas hizo ruido debido al silenciador; vi como Jungkook cayó al suelo cubierto de sangre. Su rostro estaba pálido, se quedó mirando vagamente al cielo, y yo gritaba su nombre con horror.

TaeHyung dejó caer el arma.

No pude evitar sentir un dolor en mi pecho.

No podía creer que mi novio fue capaz de esto.

En ese momento sentí algo, como un enorme vacío, y una sensación de ingravidez.

TaeHyung asesinó a Jungkook por una beca.

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2/5