—¿Pasable, señor? ¿Eso es un cumplido?

—Supongo. ¿Estás lista? 

Exploramos la primera cubierta, había mucha gente caminando de un lado para otro. La música, el ambiente, creaba cierta comodidad, y eso, que detesto los lugares públicos. Me trae malos recuerdos, pero no estaba dispuesto a permitir que la noche se arruinara. 

Alcancé dos copas de champagne del camarero y le extendí una a Ashley. Ella se veía fuera de ambiente. Solo podía pensar en aquella noche. Ella tampoco acostumbra visitar este tipo de lugares, así que somos dos los desencajados. 

Dejamos las copas vacías sobre la mesa y tomé su mano para sacarla a bailar en el centro. Las sillas se encontraban ocupadas, por lo que lo usé de pretexto para tenerla cerca. Tengo dos pies izquierdos, no sé bailar, pero ella tiene un buen ritmo. 

—Al parecer no es la primera vez que lo haces— descansé mis manos en su espalda baja y se enderezó. 

—Mi mamá me enseñó a bailar desde muy pequeña. 

—Pequeña sigues siendo. Querrás decir, cuando era más niña. 

—¿Por qué se burla de los demás? 

—Es divertido. 

—¿Por qué quiso bailar si ni siquiera sabe hacerlo?

—Por la misma razón que usas sostén, sin tener cómo rellenarlos. 

—Eso ha sido muy grosero de su parte, doctor. 

—Lo que quise decir es que hay cosas que no tienen explicación. Deberías aprender a no preguntar cosas innecesarias y concentrarte en lo que tienes al frente. Ya te he cogido el ritmo. No es tan difícil como pensé. Eres una gran maestra. Deberías enseñarme todos tus movimientos. Quisiera saber si en la cama tienes la misma soltura que moviendo las caderas ahora. 

—Tiende a jugar con todas así, ¿verdad? ¿Esta es su forma de coquetear para lograr su objetivo de llevarlas a la cama? No sé cómo su novia puede salir con alguien como usted. 

—Eres la segunda mujer que me habla de esa manera, y no sé por qué me enciende, si se supone que me enoje. Para tu información, soy un hombre soltero y sin compromisos. Es cierto que tuve una relación recientemente con alguien, pero ese alguien ha tomado un camino distinto al mío. No quiero amargarme la noche, así que ni vuelvas a mencionar a la administración pasada, porque esa mentirosa ya no existe para mí. 

—Lo siento, no conocía sobre su rompimiento. No quise traerle malos recuerdos. 

—Entonces disfrutemos plenamente. Estaremos aquí quince días y catorce noches. Este drástico cambio es lo que me hacía falta. Me quedaría a vivir aquí si pudiera. 

—Son muchos días. 

—¿Y eso qué? 

—Nada — en su expresión noté preocupación. 

—¿No quieres pasar ese tiempo conmigo? Dime, ¿es porque te desagrado? 

—No me haga recordarle lo que me hizo. 

—Pues en realidad no te hice nada. 

—Pero tenía planes de hacerlo. Lo vi en sus ojos y ahora mismo lo sigo viendo. 

—Cuéntame, ¿qué creíste que te haría?

—Me drogaste e intentaste violarme. ¿Cómo pretende que actúe como si nada hubiera ocurrido? 

—Porque nada ocurrió. Mis planes no eran violarte, si quisiera hacerlo, ya lo hubiera hecho, ¿no crees? Tenía otros planes contigo, pero los he cancelado. Me he portado bonito contigo. Hasta te he permitido estar cerca de mí y te he traído conmigo a este viaje. 

—¿Y cree que con hacer todo esto haré borrón y cuenta nueva? 

—Deberías. Me estoy esforzando mucho. 

—¿Esforzando en qué? Todo lo que ha hecho es amenazarme. Si estoy aquí es porque me obligó a venir, no porque quise. Se ha aprovechado de mí y de mi necesidad por el trabajo. Si callé lo que me hizo esa noche, es porque no quería perder mi empleo, porque realmente lo necesito. Pero usted ha usado eso a su favor para usarme a su antojo. Dígame la verdad, ¿qué es lo que quiere de mí? ¿Qué es lo que busca? ¿Por qué me hace todo lo que hace?