S3. Silencio
En las farmacias a las cuales asistimos, no nos despacharon nada. Todos los sedantes deben ser despachados con receta médica. Tendré que arreglármelas para conseguir otro medicamento. Explorar con somníferos no es recomendable, porque puede provocar una sobredosis. Aparte de eso, el sistema de cada persona es distinto.
—Espero que todo se solucione con tu mamá. Me alegra haber podido acompañarte.
—Gracias por haberme llevado.
—No hay de que. Nos veremos la próxima semana— con una sonrisa se marchó, dejándome frente a la clínica.
Caminé al estacionamiento de la clínica y, antes de subirme a mi auto, escuché la fastidiosa voz del profesor y negué con la cabeza. ¿Qué hace ese tipo aquí?
—¿Qué haces a esta hora todavía por aquí?
—Esa debería ser mi pregunta, señor — respondí sosegado.
—Tienes un buen auto. ¿De dónde lo sacaste? ¿Tus padres te lo regalaron por ser un niño bueno? — su sarcasmo y burla era más que notable, pero no pensaba quedarme callado esta vez.
Me ha hecho la vida imposible, y no pensaba desaprovechar esta oportunidad.
—Me lo regaló su mujer, por habermela cogido como usted no lo ha hecho por andar detrás de una chica que puede ser su hija.
Su media sonrisa se vio pasmada por mi comentario y carraspeó.
—Eres tremendo maleducado. Como se nota que tus padres no supieron educarte bien. ¿Así pretendes ser un cirujano de excelencia?
—Pensé que habíamos conectado y que responder su sarcasmo era parte del chiste. Perdóname si lo he ofendido. Verá, no acostumbro a bromear y, a veces puedo irme muy lejos — sonreí con los dientes de atrás—. Pensé que venía a preguntarme sobre Ayleen, y no por mi auto.
—¿Ayleen? ¿Por qué vendría a hablar contigo sobre mi alumna?
—Porque se nota a leguas que está bien interesado en ella. No tiene que fingir delante de mí, señor. Estamos fuera de la clínica, ahora mismo no somos profesor y alumno, solo somos dos hombres comunes y corrientes, teniendo una amena e interesante conversación. Si su inquietud es sobre Ayleen, déjame decirle que tiene el camino libre. Ella es solamente mi compañera. ¿Eso lo tranquiliza? —le quité la careta, puesto a que no se atrevió a decir palabra alguna, pero en su expresión se notaba que había dado justo en el clavo—. Qué tenga una bonita noche, señor. Nos veremos la semana que viene — me subí a mi auto y lo observé por el retrovisor mientras me alejaba.
Si eso es lo que lo tiene actuando de esa forma conmigo, espero que haya rendido sus frutos y no me siga haciendo la vida de cuadritos.
Al llegar a la casa, me encontré a Estefanía mirándose en el espejo de la sala. Por lo regular a esta hora nunca está en la casa, por lo que fue muy extraño verla. Estaba vestida de negro, con una falda y camisa corta estilo cuero, y unas botas negras que le llegaban a la altura de sus rodillas. Ni siquiera sé en qué momento adelgazó tanto. Ya casi no queda nada de la Estefanía que conocí. En su brazo tenía un corazón rodeado con espinas, no sabía si era un tatuaje real o una calcomanía. Su maquillaje se veía bastante llamativo, especialmente por sus largas pestañas. Tenía un collar de cuero negro que presionaba su cuello. Se veía muy hermosa, pero no para salir de esa forma a exhibir su cuerpo. Ha dado un cambio muy drástico. Me cuesta acostumbrarme a verla vestida de esa manera. Al final, no creo que pueda hacerlo. Es solo que ahora no puedo reclamarle nada. Esto es lo que ella quiere para su vida y está en su mejor momento. No soy quien para prohibirle hacer lo que tanto le apasiona. Aunque me retuerza por dentro, deberé tragarme esta rabia que me consume.
—¿A dónde vas?
—Hoy tengo una reunión con unas compañeras. ¿Te gusta? — se dio media vuelta y tragué grueso.
—Sí— llevé mis puños a la espalda, disfrazando la molestia—. Te ves bonita— sonreí ladeado—. Qué te vaya bien.
—¿A dónde vas? ¿No me digas que vas a encerrarte de nuevo?
—Diviértete.
—Athan… Dime, ¿qué es lo que te sucede?
—No te preocupes por mí. Solo quiero encerrarme a estudiar. Lo típico. Me faltan solo unos meses para graduarme, por eso he estado ocupado, pero pronto las cosas van a cambiar; muy pronto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro