Como era de esperarse, mi padre salió de su habitación, haciendo un chillido con sus chanclas.

—Estoy tratando de descansar. ¿Cuál es el alboroto ahora?

Gloria soltó a Estefanía sobre la cama y se fue del lado de mi padre, como siempre, haciéndose la víctima.

—Estaba arreglando una situación con mi hija, cuando tu hijo apareció a atacarme con sus típicos insultos.

—Ese teatro solamente te lo cree el idiota de mi padre. No solo me maltratas a mí, sino que también maltratas a tu propia hija. ¿Qué tipo de escombro eres tú?

—Tu hijo se te está saliendo de las manos, mi amor. Ya ves cómo nos trata. Nos ha perdido por completo el respeto.

—Claro, escúdate de este imbécil. Es lo único que sabes hacer, vieja bruja.

En el arranque, mi papá me agarró por el cuello de la camisa.

—Señor, no le haga nada. Mi mamá y yo solo tuvimos una pequeña diferencia, pero nosotras la arreglaremos, lo prometo— Estefanía se levantó de la cama, intercediendo por mí.

—¿A ti quién te ha dado el permiso de abrir el hocico? — Gloria le dio un empujón por la cabeza y se mantuvo cabizbaja, con todo el cabello en el rostro.

—Estos adolescentes de hoy en día se creen con la autoridad de ir por encima de sus padres. Ustedes dos van a aprender a respetar les guste o no — me empujó contra la puerta y lo miré con desprecio—. A tu cuarto y de ahí no vas a salir hasta mañana.

—Lo que digas — salí de la habitación y me encerré en el mío, dándole varios puños a la pared.

¿Cuándo va a desaparecer esa bruja de mi vida? La detesto con todo mi ser. Juro por Dios que le haré pagar por todo, así sea lo último que haga.

Me tiré en la cama, mirando cómo el tiempo pasaba lento. Moría de hambre, pero no quería toparme nuevamente con ellos, por eso esperé hasta la hora en que mi papá se va a trabajar para salir de mi habitación con cuidado. Para mí sorpresa, me topé con esa tonta en el pasillo.

—¿Qué haces aquí?  — sería el maldito colmo que le diga algo a esa bruja.

—Escuché que estabas preparando algo de comer, pero ellos lo desecharon, así que te he traído de la comida que prepararon.

—No hace falta. Podría estar envenenada.

—¿Envenenada? Yo también comí de ella y estoy bien. 

¿Es realmente tonta o es que se hace?

—Como sea, iré a buscar otra cosa— solo caminé dos pasos, cuando añadió algo más:

—Mi mamá está en la sala con unas amigas.

—Lo que faltaba… — no quiero toparme con esa bruja de nuevo—. Solo por hoy aceptaré esto, pero no creas que ya somos grandes amigos, o peor aún, buenos hermanos… — le arrebaté el plato de las manos y sonrió—. ¿De qué sonríes? ¿Tengo algo en el rostro o qué?

—Solo quería darte las gracias por haber intervenido. A pesar de que me odias y pones esa expresión de asco cada vez que me ves, me ayudaste.

—No lo hice por ti, es solo que detesto a tu madre. En ese paquete te estoy incluyendo a ti, que eres un clon de ella.

—Eso no es cierto. No me parezco en nada a esa mujer y no quiero jamás parecerme ni un poco.

«¡Ojalá se mueran! Desde el fondo de mi alma deseaba que esas palabras fueran escuchadas y ejecutadas por algún ser capaz de hacer lo que yo no podría». Esas palabras rondaron por mi cabeza, y por alguna razón vi luz verde. ¿Es acaso esta la oportunidad que había estado esperando? ¿Es acaso Estefanía la persona que concederá mi deseo?