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28. Constantemente Mía

WOORI

La mañana de mi cumpleaños número 29 creo que la recordaré por siempre; y no es porque haya sido memorable de una forma materialista, sino porque se sintió tan hogareña, tan... destinada a ser. Como si el universo me gritara a la cara que justo así es como se supone que mi vida había sido pre escrita y no de ninguna otra manera.

Lo que me hizo despertar fue el rebote de las risas de JiNa y Taehyung en el primer piso; después, el sonido de la música jazz que a Taehyung tanto le gustaba; pero lo que me hizo levantarme de la cama fue el aroma a mantequilla y especias que envolvía toda la casa. Bajé despacio las escaleras, justo a tiempo para ver a mi hija correr hacia el baño siendo perseguida por su padre. Él rio en cuanto la puerta se cerró, sacudió la cabeza y limpió sus manos en el mandil que llevaba amarrado a la cintura mientras regresaba a la cocina. Me di prisa para alcanzarlo, y cuando lo hice, lo abracé por detrás.

—Buenos días. — canturreé, sujetándolo firme de la cintura.

—¿Qué haces aquí? Mi plan era llevarte el desayuno a la cama. —Torció la cabeza para lograr darme un besó rápido en los labios. — Feliz cumpleaños.

Retiró el sartén de la estufa y se dio la vuelta para tenerme de frente.

—Luces sexy cocinando.

—Por favor, yo siempre me veo sexy. Lee Ji-Hyo lo dice todo el tiempo.

—¿Lee Ji-Hyo? —enarqué una ceja cruzándome de brazos. — ¿Es en serio? — Taehyung dijo sí con la cabeza. — Jódete.

Lo empujé hacia atrás y giré sobre mis talones. Él me tomó enérgicamente por las caderas y me cargó sobre su estómago, el impulso nos hizo dar vueltas hasta que me dejó caer encima de la isleta. Intentó darme un beso en la boca, pero volteé la cara y terminó besando mi mejilla, lo intentó dos veces más.

—Anda, dame un beso.

—Que te lo dé Ji-Hyo. —golpeé su pecho con el puño y traté de bajarme de la encimera. Ágilmente abrió mis piernas y se colocó entre ellas.

—Te ves tan hermosa cuando estás celosa.

Quité sus manos de mí. —Detesto oírte hablar de tu club de fans y tus tiempos de prostituto.

Taehyung estalló en una gran carcajada.

—Nunca ha habido fans, ni épocas de prostituto.

—Mentira. ¿Y Lee Ji-Hyo? ¿Qué me dices de la anciana esa que era tu maestra?

—Era la más joven de todas. —susurró entre dientes.

—¡No me interesa! Porque la lista continúa, amigo. También está la asistente de Jang Hyuk...cuyo nombre no recuerdo, pero sí el cómo se miraban. Y tal vez ya no te acuerdas de la borracha del bar en la boda de Mari-na, o de la mujerzuela del abrigo costoso que estaba sentada junto a ti cuando fuimos a ver el ballet la otra noche. Se pasó toda la maldita función acariciando tu pierna y hasta tu número te pidió en el intermedio. —Taehyung abrió los ojos tanto que casi se le salen de la cara. — Oh sí, guapo, los vi. Todo, sin contar tus amigas de la universidad, y por favor, no hablemos de lo que pasó con Yoon Bo-mi. Y sólo para que nos quede claro a ambos, Sí, estoy celosa. Mucho. Fin.

Tae me escuchó sin interrumpir. Cuando terminé, sujetó mi cabeza con más fuerza de lo normal, pero sin lastimarme.

—¿Cómo y de cuántas maneras tengo que hacerte entender lo mucho que te amo? De aquí en adelante serás la única borracha que dejaré que se lance a mis brazos, sólo tú podrás manosearme en la oscuridad de un teatro. A partir de ahora y para siempre serás la única con la que compartiré mi cama. —prometió. — Deja todo eso atrás. Eres tú la primera, y escúchame bien, la última mujer a quien un anillo de compromiso pondré en su dedo. Somos tú y yo para siempre. Nada de lo que hicimos importa ya. Te amo más que a mi vida, WooRi. Eso es todo, no hay más.

—Te detesto. —gruñí.

—No. Me amas, y no tienes ni idea de lo feliz que eso me hace.

Puse los ojos en blanco.—Presumido.

—Celosa.

—Mujeriego.

—Celosa.

—Patán.

—Celosa.

—Idiota.

Pasó detrás de mi oreja un mechón de mi cabello y sonrió. —Preciosa.

—Coqueto.

Rio. —El amor de mi vida. —Dio un corto beso en mis labios fruncidos.

—Fastidioso.

Otro beso.

—La luz de mis días.

—Desesperante engreído.

Y otro más.

—Mía. —sentenció, arrebatando mi alma de una sola mirada.

—Tuya.

—Mía.

—Por casualidad.

Me dio un beso real esta vez, inmediatamente me miró fijamente y dijo: —Quizá, pero mía después de todo. Una hermosa obra del destino.

—¿De verdad lo crees?

Para mí la casualidad es una realidad de la vida, sin embargo, siempre he tenido una gran duda: ¿quién dice qué es obra del destino? O más bien, ¿qué es el destino?

Algunos dicen que cuando te encuentras con una misma persona repetidas veces es porque están destinados a estar juntos. Yo diría casualidad.

¿No te ha sucedido que un día simplemente te encuentras con una persona y se dan las cosas? Puede darse en un lugar determinado, en un momento especial, o incluso en uno totalmente inesperado. Nunca me había sentido así antes, nunca nadie había llegado de la nada a derribarme por completo y en ese mismo momento reconstruirme.

Los que saben dicen que los opuestos pueden atraerse, y con todo, hay veces en que las almas por más que se quieran no están destinadas a estar juntas. También dicen que en algún momento tendrás que batallar con esas personas hasta el punto en que ambos se desesperan, pero aún así seguirás ahí, a su lado, incondicionalmente. Y que por más diferencias que tengan habrá algo que los una, como una amistad o un deseo. Algo va a suceder, algo que hará que se necesiten más uno del otro, y así sucesivamente hasta que te das cuenta de que, durante todo ese tiempo, has estado enamorada o enamorado de esa persona sin saberlo. Incluso cuando se proclamaba el amor hacia a otro.

¿Se puede amar a dos personas al mismo tiempo?

Sí, sí se puede. No es funcional, pero se puede. Yo lo hice sin darme cuenta si quiera.

Eso explicaba todas mis emociones hacia Taehyung a través de los años.

—¿Qué sucede? —se preocupó de mi rostro zozobrado.

¿Has visto cuando los truenos atraviesan una noche de tormenta, dejando huellas, involucrando miles de emociones a los espectadores? Pues bien, de esa misma forma él cruzó mi vida.

—¿Qué me has hecho? —le imploré con la mirada que me diera algo con lo cual pudiera yo detener este sentimiento de oscilación en mi pecho.— ¿Cómo hiciste que mi vida cambiara tan rápido?

Escondí mi rostro en su cuello, él rápidamente me tomó entre sus manos estudiando mis facciones; hizo que lo mirara, tenía una expresión seria.

—¿En algo bueno o malo?

Lentamente moví la cabeza de un lado a otro. —No lo sé.

—WooRi, ¿No te agrada mi compañía?

—No es eso, Tae. Es..., que has provocado una tormenta de emociones en mi vida que no quiero que termine. Es simple: Te amo, pero me da miedo aceptar que te he amado prácticamente desde el principio porque eso me hace sentir que todo lo que viví con Jin fue una mentira y no, yo de verdad lo amé. —inhalé y exhalé —No quiero que pienses que es un juego de conformarse o que eres el novio de respaldo. Y...y...no sé, me pongo a pensar en cuánto debió dolerle lo que hicimos, pero luego recuerdo que él sí me dejó para serme infiel con otra mujer y entonces todo se vuelve un lío en mi cabeza.

—¿Por qué sigues pensando en eso?

—Porque tú y yo traicionamos la confianza de un hombre que nos quería demasiado. ¿Y sabes qué es lo peor? Que no me arrepiento.

—No tienes idea de lo mucho que te odié esa mañana. Ese día me di por vencido.

—No me digas eso. —toqué su cara con desesperación. — Estamos juntos ahora.

—¿Realmente lo estamos?

—Voy a casarme contigo, ¿no es así?

—Ni siquiera tus padres saben de lo nuestro. Sigues empeñada a mantenerlo en secreto.

—¿Tienes dudas sobre mí por eso? Haré un anuncio masivo si con eso estás satisfecho.

—No se trata de eso. Es que no quiero ser tu sucio secreto. Y no puedo seguir trasnochando, pensando qué hacer para no arruinar las cosas, temiendo que en cualquier momento te marches.

—Estoy contigo en cuerpo y alma.

—Odio sentir esta desesperación, WooRi. No sabemos qué pueda pasar mañana. ¿Qué si hay un cambio súbito en el universo y nuestro mundo se altera?, ¿qué si mañana despierto y ya no te amo?

Pegué su frente a la mía y empuñé su camiseta. — A estas alturas puedo soportar que Seokjin no me quiera volver a ver jamás, pero si tú me dejaras de querer, eso no podría resistirlo.

—Eso es a lo que me refiero, yo no podría dejar de quererte nunca; tan seguro estoy de eso como de que todavía sientes algo por él.

—Tae. No se puede olvidar tan fácilmente a alguien que se amó.

—¿Aún lo amas?

—Sí. —Me lamí los labios. —No igual, pero sí.

Sus ojos estaban furiosos, pero no dijo nada. Se guardó su malestar. Taehyung sujetó mis muñecas, bajé los ojos y vi que mis manos seguían agarrando su camiseta blanca. A regañadientes lo solté y lo dejé ir. Se alejó con demasiada facilidad. Dio media vuelta y empezó a caminar hacia afuera, pero de pronto se detuvo al pie de la escalera y se volvió para mirarme.

—Sabes, cuándo nos casemos le diré al que esté a cargo que no diga la típica frase de Hasta que la muerte los separe. Es frustrante porque eso implica un final, significa que no podemos estar juntos más allá de la muerte. Entonces, le pediremos que diga algo como: Hasta que la eternidad en un mundo paralelo donde las almas coexistan en una vida llena de misterio los vuelva a reunir.

Me quedé sentada en medio de la vacía cocina viéndolo seguir su camino. Ahí, con la boca entre abierta y el cuerpo rígido, pensando qué demonios acababa de suceder y cómo, maldita sea, habíamos pasado de reír y reclamarnos como propios, a admitir que yo seguía sintiendo cariño por Seokjin, y Taehyung diciéndome que en algún punto se decepcionó tanto de mí que me odió.

De la nada unos impacientes pasos se escucharon por la sala, y en cuestión de segundos, Ji Na apareció frente a mí.

—Mami, mami, mamiiiii. —Empezó a dar saltitos—¡Fediscumpeañoss!

Se elevó sobre sus puntas con los brazos estirados tratando de alcanzarme, su padre la cargó con un solo brazo y con la otra mano acercó mi cabeza a sus labios y besó mi cabello.

—Ustedes, señoritas, tienen mucha suerte de tenerme.

Con la punta de mi pie golpeé su pantorrilla. Taehyung aulló de dolor.

—Bastardo egocéntrico.

—¿Qué es bastaido? —preguntó Ji Na después de que su papá la dejara sentada a mi lado.

Tae y yo intercambiamos miradas preocupadas.

—Una palabra que...

—Bastaido. — se cubrió la boca con sus manitas y empezó a reir. — ¡Bastaido! —rió aún más agudo.

—Basta.

— Bastaido, bastaido, bastaido...

—Kim Ji Na, suficiente. —Ella obedeció.

—Es una mala palabra, diablita. —dijo Taehyung —Tu mamá merece un castigo por ser tan grosera. Tú no debes decirla nunca más, ¿bien? — ella asintió antes de que él besara su mejilla.—Bien. En la tarde después de comer te voy a llevar a casa del tío Jin, ¿estás de acuerdo? Mami y papi van a tener una cita.

La cara de nuestra hija se iluminó en un parpadeo, trepó por la encimera donde gritó de alegría

—¡Sí, a casa de tío Jin!

Después de su boda, pasaron semanas sin que supiéramos algo de Jin. Cuando por fin dio señales de vida fue porque necesitaba a su amigo. Estaba tomado y lloraba. Yong-Sun le había vuelto a romper el corazón. Hablaron durante dos horas; la versión oficial fue que habían decidido darse un tiempo, aunque lo que en realidad sucedió, fue que Yong-Sun sin decírselo a Seokjin, hizo una interrupción a su no planeado embarazo, argumentando que eran demasiado jóvenes, que deberían disfrutar de su reciente matrimonio y que un bebé se interpondría en sus planes en estos momentos. Él no lo soportó y se fue. Regresó a su antiguo apartamento y desde entonces, se atribuyó por voluntad propia, el rol de cuidador de Ji Na.

No creíamos que fuera lo más sano, pero honestamente...tampoco pudimos decirle que no.

KIM TAEHYUNG

Jamás se había sentido tan bien perder la libertad.

Ningún hombre nunca en la historia se había sentido como yo lo hacía. Ningún hombre había jamás amado a una mujer como yo amaba a WooRi. Nadie podría ninguna vez, de ningún modo, en ningún tiempo y mucho menos en esta vida, igualar mi amor por ella.

Osar a prometerme en matrimonio había sido la mejor de las aventuras al lado de la compañera perfecta, quien sería mi esposa y amante el resto de nuestras vidas. Esa, había sido la fantasía perfecta. El plan perfecto. El sueño tan malditamente añorado. Sólo que...

Venga, no nos adelantemos.

Bajé de la camioneta y entré al edificio. Al llegar al piso sólo puse el código y entré al apartamento; yo ya ni siquiera necesitaba tocar, accedía con el permiso previamente otorgado. A primera vista todo estaba vacío y en orden, los platos parecían recién lavados y todavía se distinguía el aroma a panqueques. Del otro lado del corredor se percibía el ruido de las voces de una película animada. Caminé hasta la segunda habitación, la puerta estaba entreabierta, mi mano quedó pegada a la perilla cuando escuché el murmullo de la voz de Seokjin dirigiéndose a Ji Na.

—Sabes, si tu madre no me hubiera engañado con mi mejor amigo, tal vez tú serías mi hija. Tendrías una vida mucho mejor, tu madre sería mi esposa, serías incluso la niña más mimada de todo el mundo. — ella lo miraba atenta, sin embargo, por su expresión parecía no entender del todo las palabras que su tío susurraba. — Pero tu madre me engañó, y decidió cambiarme.

Mi palma golpeó la puerta y ésta se abrió por completo, Jin de inmediato se levantó de la cama acobardado cuando me vio.

—Sal de la habitación, Seokjin —pedí, o más bien, ordené.

—¿Papi? — Preguntó mi pequeña rascándose un ojo y sosteniendo a su muñeca favorita con la otra mano. —¿Por qué le gritas a mi tío? Él me cuida bien, mira... —se estiró hacia mí mostrándome que no tenía ningún rasguño.

—No pasa nada, corazón. Quédate aquí un momento y termina de ver tu película. Tío Jin y papá —Enfaticé la palabra—, tenemos que hablar cosas de adultos.

—¿Gritarás como cuando te quemaste por tocar la olla que mami dijo que no tocaras? ¿Me tapo mis oídos? —se tumbó de espaldas en la cama cubriéndose las orejas.

Salí hecho una furia con Seokjin a mis espaldas, di la vuelta para enfrentarlo.

—"¿Si tu madre no me hubiera engañado con mi mejor amigo?"—cité. — "¿Tendrás una vida mejor?" "¿Serías mía?" "¿Tu madre me engañó?"

—Ok, déjame explicarte.

—¿Qué crees que estás haciendo? —Bramé—. ¡Tiene cuatro años! Eso no se le dice a ningún niño. ¡Es mi hija, no tienes derecho a reclamarle o contarle nada acerca de lo que pasó entre nosotros tres!

Jin cuadró la espalda y se acercó a mí tratando de amedrentarme, el aire que sacó por la nariz lo sentí en la mía, su pecho rozó contra el mío cada que subía y bajaba.

—Sabes perfectamente que todo lo que te he dicho es verdad. Esa niña no es mía por un día, Taehyung. ¡Un día! ¿Tienes idea del infierno que he vivido? Sabes que aún amo a WooRi, verte con ella y Ji Na me está matando en vida. ¿Crees que es fácil? Dime, ¿crees que lo es? Amar tanto a una niña pensando que pudo haber sido mi hija, pero es de mi mejor amigo, ¡que se acostó con la mujer que era mi prometida!

—Sí, después de hacerla reír el día de su maldito cumpleaños mientras tú llevabas semanas completas follando a otra mujer que no era tu prometida. ¿Qué te queda hacer ahora? Ella te esperó. Esperó algo de ti que nunca le diste. En vez de eso tú te casaste.

—¿Y cómo se suponía que iba a estar con ella? ¡Tú siempre quedarías en medio! Iba a ser una constante tortura para los tres y lo sabes; yo con la chica que mi mejor amigo amaba. Me casé con Yong-Sun porque necesitaba olvidarme de WooRi. Lo nuestro nunca volvería a ser lo mismo, dejó de serlo cuando durmió contigo.

—¿Por qué lo estás reprochando ahora? Hyung, fuimos mejores amigos, pero enserio, esto yo no lo planeé. Y me parece una apuñalada por la espalda que le digas a mi hija que contigo tendría una vida mejor. ¿No crees que sea un buen padre? ¿Entonces por qué nos mientes? Si no nos quieres en tu vida no tienes que seguir fingiendo que así es. A como yo lo veo, será mejor que nos alejemos.

Avancé hacia el cuarto para ir por mi hija y largarme de ahí lo más rápido posible, pero Jin me detuvo al poner su mano sobre mi hombro

—No te lo estoy reprochando, maldita sea. No te había dicho nada porque no quiero que apartes a Ji Na de mi vida, mucho menos a WooRi ahora que estamos intentando ser amigos; tampoco te quiero perder a ti. Entiéndelo.

—No estoy siguiéndote, no entiendo qué es lo quieres.

—WooRi fue y siempre será mi gran amor. Pero sé que te ama, lo veo en sus ojos. No tienes idea de cómo eso me enfurece, también sé que la haces feliz y eso me alegra. Sólo no las apartes, porque realmente no sé qué haría si pierdo a los tres.

—Jin, me estás diciendo que te duele vernos juntos, pero te destrozaría que nos fuéramos. ¿Entonces? —Pregunté desesperado. — No puedo borrar lo que hice, ya está hecho. Y sí, por supuesto que entiendo lo que sientes. Lo lamento pero...

—¿Te sentías así al verme con ella?

—¿Eso qué tiene que ver ahora?

—¿Lo hacías? —insistió. Yo hice una mueca al recordar la miseria de esos tiempos.

Soplé. —Cada maldito segundo.

Por cuatro segundos exactos nos quedamos callados.

—Ya nuestro destino está marcado. Tú tienes lo que siempre quisiste y yo debo conformarme con lo que la vida me dejó. Voy a sobrellevarlo. Aunque no lo creas, lo que sucedió con Yong-Sun me hizo ver las cosas desde otra perspectiva. Y WooRi...siempre será WooRi.

—¿Hola?

La puerta principal -que yo había dejado entreabierta- se abrió detrás de nosotros, ambos dirigimos la atención a WooRi que acababa de llegar.

—Lo siento, es que te has tardado mucho.

El rostro de Seokjin y el mío se contrajeron por la tensión.

<<—¿Quién se murió?>>

—No pasa nada. —dije con media sonrisa, luego enmarqué mi boca con las manos para llamar a nuestra hija—. ¡JiNa! ¡Tú madre está aquí! ¡Vámonos!

Ella salió corriendo de la habitación con su mochila colgada de los hombros y su abrigo rojo entre las manos, al momento en que vio a WooRi saltó a sus brazos.

—¡Mami! —chilló de alegría.

—¿Te divertiste, cielo?

—¡Mucho!

— Gracias por cuidar a la niña. —le dijo a Jin.

—No hay problema —contestó él sin atreverse a mirarla.

—Mami, ¿sabías que a tío Jin le gustas mucho?

Los ojos de WooRi se agrandaron y sus mejillas se volvieron rosas.

—Bueno...ya sabes, solo pasó. —La voz de él se fue desvaneciendo mientras se evadía; yo puse los ojos en blanco.

—Oh —gimió incomoda— Tu tío es muy lindo, pero es mi amigo y está casado. —Jin arqueó una ceja y luego ella me miró a mí.— Papá es guapo, además recuerda que lo amamos.

—Papi es muy guapo. —JiNa estiró sus manos para que yo la cargara.

—Bien, es hora de irnos.

Una vez que la tuve sostenida, WooRi se acercó a nuestro amigo y lo abrazó envolviendo los brazos detrás de su espalda.

—Dudo realmente que quiera saber por qué mi hija ha dicho tal cosa. —Sin mirarme ni titubear, le reveló: — Te quiero, Jin, pero estoy con Taehyung ahora y lo amo. Voy a casarme con él. Pronto.

SeokJin se paralizó al instante.

—WooRi, tenemos que irnos. — me acerqué a ellos cuando me di cuenta de que él no iba a soltarla. La sostuvo entre sus brazos un poco más. WooRi se despidió acariciando su cuello y besando su mejilla.

—Te quiero, WooRi.

—Yo también.

No sentí ni una pizca de celos. Fue ahí cuando entendí que había "ganado", me había quedado con la chica.

Salimos del edificio, JiNa, que estaba acurrucada en mi pecho, dio un gran bostezo y con una voz somnolienta, dijo despacio:

—No sé, tú eres mi papá. Y aunque amo a tío... —volvió a bostezar. —te amo más a ti.

Escucharla decir eso me hizo tan feliz que casi me pongo a llorar ahí mismo. La abracé con fuerza y con los dedos de WooRi entrelazados con los míos no encaminamos al auto.

—Oye...

—¿Qué pasó? — la miré de reojo mientras encendía el auto.

—Te Amo.—su voz jamás se había escuchado más auténtica.

—Gracias.

Por primera vez en mucho tiempo me sentía en paz. Ella miró confundida.

—¿Gracias? ¿Por qué?

—Por amarme, cuando fácilmente pudiste seguir queriéndolo a él.

—Quién diría que terminaríamos juntos luego de todo lo que pasó. Tenemos una niña preciosa, una casa llena de juguetes y desorden por todos lados. ¡Somos un desastre! — Rio suavemente — Pero no imagino mi vida de otra forma. Puede que una parte de mí siempre esté unida a Seokjin, y tal vez siempre le tendré un cariño especial. No obstante, pensando y analizándolo todo, creo que es notable -o al menos para mí- que siempre fuiste tú.

—No podías saberlo.

—¡Claro que sí! Al momento de conocerte fui más tuya de lo que alguna vez fui por nadie.

—WooRi, vamos...

—Lo digo enserio, ¿por qué no me crees? —Sinceramente tenía un par de buenas razones para refutar sus argumentos, pero no dije nada, porque si no hubiera estado ya enamorado de ella, la mirada que me dieron sus ojos me habría flechado en ese momento. — De verdad, aunque suene absurdo. Piénsalo; lo fácil que era estar juntos, y los ratos que compartíamos riéndonos por lo mucho que nos divertíamos.

—Fueron buenos tiempos.

—Vendrán mejores, lo prometo. Tenemos la felicidad a nuestro alcance, mi amor. —Acarició mi barbilla con sus dedos valerosos por la esperanza. —Me fascina ser la única que puede darse el lujo decir que te amó dos veces. Te conocí como un hombre sin preocupaciones y ahora eres un gran padre. Disfruto tanto cada día a tu lado.

—Deben ser exasperantes, no mientas.

Negó con la cabeza, también sonrió.

—Un día contigo es siempre algo nuevo. Desde poder admirar tu rostro mientras duermes, hasta que despiertas por las mañanas y me descubre mirándote. Me encanta cuando me abrazas fuerte. Me paso el día entero pensando: ¿Y ahora que estará haciendo? ¿En qué andas, Kim Taehyung? ¿Por qué no me has llamado? Entonces me llamas y me haces sonreír. Amo todo de ti. Amo tu risa, tu cabello, tu cuerpo, tu sonrisa de idiota también. —Tomó aire. — Amo verte jugar con nuestra hija y verte tocar el teclado. Amo la forma en que me conoces tan bien, amo todos y cada uno de tus defectos y virtudes. Te Amo a ti y cada una de tus pequeñas cosas.

Apenas terminó de hablar mi corazón llegó a su éxtasis. El instante en el que un hombre se enamora, queda condenado hasta la eternidad. Yo ya me había acostumbrado a la absoluta delicia de vivir en el infierno desde el segundo en que puse mis ojos sobre ella.

—Casémonos mañana.

WooRi me miró temerosa porque lo pedí sin pensarlo, pero es que no había nada qué pensar.

. —Eso es imposible.

—No, no lo es. Quiero casarme contigo lo más pronto posible.—tomé sus manos. —Vayamos mañana a registrar el matrimonio.

Puedo asegurar que ella estaba en shock, pero eso no evitó que se arrojara a la aventura conmigo.

—Eh...Sí. Bien. —Jadeó por la falta de aire.

—Espera. —dejé ir sus manos. —¿Y la ceremonia? ¿Y mi fiesta? Quiero que todo el mundo esté ahí para poder presumirte.

WooRi sopló una risa tierna. Sus ojos brillaron. —Qué te parece esto: Nos calmamos un poco, hacemos un recorte de presupuesto e invitados y supongo que con algo de esfuerzo podríamos estar haciéndolo en un mes, más o menos. ¿Qué dices?

—Siempre y cuando tú seas la novia.

Quien sea #TeamTaehyung o #TeamJin, favor de reportarse con un comentario. (Y agárrense fuerte, porque se viene)

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