Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

16. El Corazón se Acostumbra.

WOORI

La más fehaciente prueba de amor verdadero se estaba besando frente a nosotros.

Kim Bum y Mari-na estaban ahora oficialmente casados; su sorpresivo embarazo no había retrasado los planes.

El enorme jardín adornado con las luces de colores, daban la sensación de algo afrodisiaco. La briza de la noche de los últimos días de Marzo había dejado de ser tan fría, así la alegría del momento hacía que todas las tristezas desaparecieran.

Eché un vistazo a la derecha, Kim Seokjin, que había estado últimamente demasiado distraído y lejano de todo, no prestaba atención al brindis de los novios.

—Te amo, ¿lo sabías? —Recargué mi mentón en la palma de mi mano.

Jin brincó en su asiento, me miró al tiempo que ocultaba su teléfono por debajo de la mesa; tardó en contestar

—Sí, yo también.— besó mi hombro. Yo sonreí por compromiso.

Desde el incidente de la pérdida del bebé, hace poco más de un año, las cosas entre Seokjin y yo no habían vuelto a ser las mismas. Nos habíamos distanciado de sobremanera, todavía estando juntos por temor a despertarnos solos un día.

Luego de que el médico nos diera las malas noticias, no volvimos a tocar el tema; tiramos todas las cosas que habíamos comprado sin darnos oportunidad de pensarlo dos veces. La ropa nueva se fue oliendo a un bebé que jamás nació.

Supongo que desmontar la cuna fue la parte más difícil, tardamos dos días y muchas rondas mías de llanto en poder desarmarla. Taehyung estuvo ausente por varias semanas, nadie nos ayudó; básicamente conservamos el luto para nosotros.

La vida siguió, y tanto Jin como yo nos vimos obligados a seguirla también. Él comenzó a hacerse cargo de los proyectos en el extranjero y yo a trabajar turnos extras, así no coincidiríamos en casa.

La notica del compromiso de Bo-mi y el embarazo de Mari-na no fueron de mucha ayuda en realidad. Como todo lo demás, Jin y yo no hablamos sobre postergar nuestra boda, sólo pasó, aunque no se lo informamos a nadie. En el fondo aún podía sentir lo mucho que nos queríamos, pero la pérdida de esto que se supone debía haber venido a culminar nuestra felicidad, terminó por matar algo en nuestros corazones.

Estábamos rotos, necesitábamos un respiro.

—¿Quieres bailar?

De pronto, la mano dudosa de Kim Taehyung apareció frente a mis ojos, asiéndome salir de mis pensamientos.

Jin le restó atención a lo que estaba haciendo en el teléfono y pasó su brazo alrededor de mis hombros. Con una mirada fría, amenazó a su mejor amigo.

Tae alzó ambas manos en señal de rendición. —No estoy pidiendo que me dejes besarla, sólo quiero bailar.

Al final, Seokjin accedió. Taehyung y yo nos encaminamos a la pista del centro. Una pieza de música moderna llenó el espacio.

—¿Cómo has estado? — preguntó con voz fuerte encima del ruido apenas tocándome.

—¿Hoy? —lo miré.

—¿Cómo estás?

— Hoy ha estado bien. — respondí sin más.

Agachó la cabeza. —Lo siento.

—¿Por qué?

—Pude haber hecho más. Si tan sólo hubiera actuado más rápido...

Cuando su voz se apagó, juro que sentí una opresión en el corazón.

—Tae, no fue tu culpa —Me apresuré a decir.—. Fue un accidente. El feto estaba débil, yo no seguí al pie de la letra las instrucciones. Mi cuerpo no lo pudo retener.

—Creo que nuca he tenido tanto miedo como en esa ocasión.

Aún recordaba su rostro de preocupación cuando desperté en el cuarto de hospital. Él sostenía mi mano mientras Seokjin se paseaba por la habitación. Su rostro se había vuelto pálido; nunca lo había visto tan asustado. El único momento en el que se apartó de mi lado fue justo cuando el doctor nos informaba del desprendimiento del embrión, y recalcaba el verdadero milagro que fue el que no muriera dada la cantidad de sangre que perdí.

—No hablemos ya de eso, por favor. —pedí.

Una música mucho más lenta sustituyó a la anterior. Taehyung colocó sus manos en mi cintura con más confianza esta vez, yo crucé los brazos por detrás de su cuello.

—Te ves hermosa. — dijo, pocos segundos después de que empezáramos a bailar.

—Gracias. —Un ligero sonrojo apareció en mi rostro, así que quise aligerar la conversación. —Espera a verme vestida de novia.

Inconscientemente él miró en dirección a la mesa donde Jin aún tecleaba al teléfono.

—Creo que nunca lo había visto tan feliz.

—Estás de broma, ¿cierto?

Arqueó una ceja. —Sabes a lo que me refiero.

—Ya no peleamos, así que quiero suponer que las cosas están mejorando. Ojalá algún día podamos resarcir lo que sucedió, creo que entonces él podrá volver a sonreír.

—Dale tiempo, lo ha estado pasado muy mal también.

—Lo sé—me encogí de hombros. —, lo he visto llorar en las noches cuando se oculta en el cuarto del bebé. Ya no sé qué hacer, Taehyung, siento que mi amor ya no es suficiente.

Sus ojos se elevaron a mi rostro como un latigazo, me observó como si no me conociera, como si fuese la primera vez que me veía en su vida.

—Él no podría de ningún modo dejar de quererte, WooRi.

—Taehyung.

—Tienes un alma... de la que pocos somos merecedores.

—Basta, no digas esas cosas. —porque mi estabilidad emocional se hallaba en los suelos y cualquier gesto de bondad hacia mi persona me rompía en llanto.

—Todo va a estar bien.

—Qué tal que no. ¿Y si nunca puedo quedar embarazada de nuevo? ¿Y si nunca me convierto en mamá? —Me aferré a sus hombros porque de lo contrario sentí que caería y me desmoronaría a sus pies.

—Hay otras formas en las que puedes tener un hijo. Y cuando lo tengas, vas a amarlo por sobre todas las cosas. — Apartó el cabello de mi rostro, besó mi frente. —Tienes tanto amor para dar, WooRi, que yo sólo puedo rezar y esperar por el día en que una mujer como tú decida amarme.

—Tae...

—Lo digo con el corazón en la mano. Para ser correspondido por un amor como el tuyo, se debió haber sido un héroe de guerra en la otra vida.

No supe que otra cosa hacer más que darle un corto abrazo; luego mis dedos hicieron pequeños círculos sobre la piel de su nuca.

—Esa persona pronto llegará.

—No lo creo. La mujer que amo...—él se lamió los labios—, jamás podrá ser mía.

—¿Por qué?

Ella no me ve, soy invisible. Está cegada por el amor que le tiene a otro hombre.

—¿Cegada? — Estreché los ojos. —¿Es un mal hombre?

Taehyung dijo que no con la cabeza.

—Nada de eso. Es una gran persona; con sus secretos y problemas propios, pero sé que la ama.

—Si crees que puedes hacerla más feliz, róbala para ti.

—WooRi—pícaro, entrecerró los ojos y frunció una sonrisa—, ¿me estás pidiendo que robe a la chica?

—Claro. Ante la primera muestra de titubeo por su parte, bésala. Necesita saber que estás ahí.

—Jamás cederá. Ella lo ama demasiado.

—Debe haber algo que puedas hacer.

—No. No puedo ser tan egoísta. —sacudió la cabeza poniendo distancia entre ambos. — Tú... tú... Tú, por ejemplo, sí, amas a Seokjin. No voltearías a ver a otro hombre ni aunque te comprara un castillo.

Revoloteé los ojos como si él hubiese dicho una broma de mal gusto.

—No. Porque un castillo no es lo que quiero. Una mujer como yo no necesita de mucho para poder sentirse enamorada. —bufé una risa, leyendo la lista invisible bajo mis pies. —Escoge una buena frase, hazme reír, escucha todas las tonterías que yo diga. Si me ves con un libro pregúntame por él, pregúntame de quién me enamoré. Si estoy llorando, escúchame y se me pasará. Mírame: no necesito joyas, ni flores. Necesito un amigo, un amigo que conozca mis gestos, que lea entre mis líneas, que sepa avergonzarme sin humillarme. Alguien que me haga enojar y al momento me haga reír.

Al levantar la mirada lo encontré observándome como si yo acabase de descubrir su secreto.

—Suena como algo muy bueno.

—La clave está en encontrar a alguien con quien aburrirse, también sea divertido.

— Yo no puedo hacer eso. —susurró de manera inconsciente. —No sé hacerlo.

—Jin está aprendiendo a resolverlo, yo no quiero que tú lo hagas por él para hacerme feliz a mí. Pero sé que algún día lo harás por alguien más; y... te aseguro que esa mujer se habrá ganado la gloria.

Sus dedos rozaron mi pómulo, sus ojos me pidieron disculpas por lo que habría de decir.

—Estoy enamorado. —Confesó, sacando todo el aire que había estado conteniendo.

—Puedo verlo en tus ojos de niño.

—Ella no me ama, WooRi.

—Entonces no es la indicada.

—Lo es. Maldita sea, lo es. — Cerró los ojos y respiró hondo.— He estado rogándole al cielo que cuando llegue el inevitable momento en que le rompan el corazón, ella aún tenga algo de amor que pueda rescatar.

—¿Por qué desear algo así?

—La amo. La amo cien veces más de lo que el otro cree hacerlo. Va arruinarla, lo sé. Pero no hay nada que pueda hacer al respecto, ella no corresponde mis sentimientos.

—¿Cómo estás tan seguro? ¿Le has dicho lo que sientes?

Kim Taehyung suspiro, murmurando algo que no alcance a escuchar.

Volvió a mirarme directamente a los ojos y esbozo una triste sonrisa. Él volvió acortar la distancia entre nosotros al abrazarme, y juntó su mejilla contra la mía.

Maldijo.

—Ella ahora lo sabe.

Me separé un poco.

La lucha interna entre su corazón y mente se reflejaron a través de su duro rostro sintiendo que me ahogaba en el lodazal de sus ojos si no dejaba de mirarlo. Sin embargo, no podía renunciar a hacerlo.

Rápidamente sostuvo mi nuca en su mano y acercó su boca a mi cabeza.

—No se lo digas— suplicó en voz baja. Depositó un pequeño beso en mi sien.

—¿No decirle qué a quién? — Miré a Taehyung, suspicaz.

—Devuélveme a mi mujer.

Jin apareció a nuestro lado, sonaba molesto. Los dos fijamos la vista hacia él con idénticas expresiones en el rostro. —Allí en la barra están las solteras. Si te das prisa, llegarás a conquistar a una.

Taehyung me miró y luego de tres segundos nos sonrió a ambos con una gran alegría, como si el diálogo que habíamos tenido hace unos instantes, jamás hubiese ocurrido. Dio media vuelta y se alejó.

—Y con algo de suerte, te tendrá demasiado ocupado como para que intentes seducir a mi mujer. — añadió Jin entre dientes.

Me giré hacia él. —No serás uno de eso insoportables maridos celosos, ¿verdad?

Él me abrazó y comenzó a moverse al ritmo de la música. El primer gesto cariñoso que había tenido conmigo en meses.

—Para eso tenemos que casarnos primero. —Me recordó.

Aunque ahora que lo pienso, ya sonaba como una advertencia.

KIM TAEHYUNG

Verla moverse, agitar el cuerpo y sacudir la cabeza mientras bailaba, era mi deleite. El olor que su cabello desprendía era sin duda mi aroma preferido. El brillo de felicidad en sus ojos y la sonrisa que enmarcaba su rostro, era para mí la imagen más hermosa que hubiese existido jamás.

Pero la situación me estaba matando.

Sentí la sangre de mi cuerpo hervir cuando el hombre que no era yo, ciñó con sus manos las caderas de ella y juntos se movieron al ritmo de la música. Sus preciosas y pequeñas manos pasaron acariciando por el ancho pecho de él, después ella apoyó la mejilla en el hombro de su acompañante.

Por un breve instante sus ojos se encontraron con los míos y en automático bajé la cabeza.

Mierda. Mierda.

Necesitaba encontrar una novia o una distracción. Cualquier cosa. Estaba cerca, tan estúpidamente cerca de arruinarlo todo, porque todo respecto a esa mujer me asustaba como el infierno. Y ella no tenía ni idea del poder que tenía sobre mí.

La siguiente canción resonó en el lugar, y en la pista hubo un masivo cambio de parejas. Varias personas transitaron a mi alrededor sin inmutarse de mi presencia. Unos tacones en particular golpetearon el pasaje empedrado.

—Nos hubieras tomado una foto, duran más.

Distinguí la voz por encima del ruido. Sabía exactamente quién era.

Le di un vistazo por encima del hombro siguiendo el camino hacia arriba por sus piernas y descansando la vista un segundo por sus muslos, caderas y pechos enfundados en un bonito vestido azul petróleo. Tratando de evitar su rostro a toda costa, regresé la mirada a la pista de baile inclinando mi torso hacia adelante y recargando mi antebrazo en las rodillas mientras que del bolsillo de la camisa sacaba un cigarrillo.

—¿Y tu novio? — pregunté con fastidio al sentirla tan cerca. —Disculpa, se me olvida que es tu prometido ahora.

Se sentó a mi lado y tendió su encendedor en mi dirección, lo tomé. Encendí el cigarro.

—Está terminando la gira de promoción. —Respondió, llevándose la copa de vino blanco a los labios al mismo tiempo que yo daba una calada.

Uno de los tantos meseros pasó frente a nosotros con una charola de bebidas en sus manos, Yoon Bo-mi lo detuvo.

—¿Quieres un trago? —Preguntó. Yo negué con la cabeza. Bo-mi despidió al chico después de agarrar dos copas más. — ¿Te sientes bien?

Resoplé. Yo estaba lejos de estar bien.

—Sí

Permanecimos sentados a la mesa unos minutos, contemplando el ir y venir de camareros e invitados por el jardín.

—Él no la merece. —Bo-mi habló al aire, con la mirada fija en Jin y WooRi.

Dejé que la nicotina entrara a mi cuerpo y me matara un poco más, y aún así, un fututo cáncer pulmonar no sería nada comparado con tener que amarla desde lejos; porque había pasado muy poco tiempo antes de que supiera de lo que me estaría perdiendo, y en cuanto lo supe, tuve que reprimir los impulsos para dejarla en paz.

Le pasé el cigarro a mi compañera y ella dio la última calada. Me inspeccionó de arriba para abajo antes de aventar el sobrante del tabaco al suelo.

—Seokjin es demasiado formal. Y aburrido. WooRi lo que necesita es un compañero de aventuras, no un esposo. Alguien más...no sé, como tú. — cruzó su brazo por encima de mi cabeza para dejar la copa vacía en la mesa y agarrar la siguiente.

—¿Como yo?— pregunté con sorpresa.

—Sí. Alguien con chispa y gracia. Alguien que sepa vivir y divertirse. Tú deberías estar ahí en lugar de SeokJin.

Examiné su rostro y evalué su expresión. Había dos posibilidades: Ella hablaba totalmente enserio, o estaba demasiado borracha.

Por mi bien y el de mi cabeza, esperaba que fuera lo segundo.

—¿Cuántas copas has tomado? — la miré con cautela.

Ella encogió los hombros. —Perdí la cuenta después de la décima. Eso fue hace media hora más o menos.

Volví a mirar a WooRi. Ella se veía feliz, mi mejor amigo también. Sacudí la cabeza.

—Estás diciendo incoherencias.

—Es la verdad. Además, a cualquier mujer le gustaría tener un hombre como tú a su lado.

—¿Incluso a una como la gran Yoon Bo-mi?

Me lanzó una mirada cargada de reproche. —Malditamente bien jugado, imbécil.

—Pregunto, porque a mi parecer, Jang Hyuk tampoco es hombre para ti.

—Tú qué sabes. — su voz se endureció.

—Bo-mi, eres demasiado liberal, ese hombre no podrá seguirte el paso. La diferencia radica en que él te ama, por eso lo soporta. ¿Tú lo amas?

Contemplando su segunda copa de vino, sonrió con cierta tristeza.

—No lo sé, tal vez.

—¿Tal vez?

—Creo que a mi manera lo hago.

—¿De verdad?

—No sé, Taehyung, no lo sé. — agitó la cabeza. — No lo amo, pero amo que me ame. Él pretende que yo cambie por algo que no soy y no estoy dispuesta a hacerlo.

Resopló con enardecimiento.

La observé beberse la copa hasta el fondo. Y creo, sólo creo haberlo entendido: El alcohol es uno de los peores enemigos del hombre. El alcohol te obliga a hacer y decir cosas inimaginables. El alcohol te impulsa a dejarlo todo por la debilidad. El alcohol siempre gana. Siempre.

Era nuestro veneno. Nos hacía lo suficiente dóciles para estar juntos.

Yoon Bo-mi se inclinó sobre mi cuerpo. Lentamente sus dedos pasaron por mi cabello, nuca, y la curva de mi cuello. Mi cuerpo respondió a sus dedos aventureros arañando sutilmente mi garganta.

—¿Bo-mi?— tragué saliva, sintiendo sus uñas encajarse en mi manzana de Adán.

—Taehyung. — Sus labios rozaron mi piel y su lengua húmeda hizo círculos detrás de mi oreja.

Se me cortó la respiración. Algo allá abajo se sacudió. ¡Pequeño Traidor!

Bo-mi sonrió victoriosa. Sujetó mi cabeza entre sus manos para que no pudiera escapar de nuestro beso. Sus labios succionaron los míos y sus muslos le dieron entrada a mi rodilla. Se frotó a sí misma contra mi pierna. Todo un jodido espectáculo.

—Espera— mi voz se escuchaba agitada. —, esto no está bien

—¿Por qué? Es sólo un beso. —Lujuria pura iluminó sus ojos.

—No quiero esto, ¿entiendes? Tú tampoco. Estás comprometida y yo...—cerré la boca, arrepintiéndome de lo que iba a decir.

—Tú, ¿qué? —Con un coqueto movimiento de cabeza, su cabello pasó hacia su espalda.

—No creo que esta sea nuestra mejor idea.

—Dame una buena razón.

—Tú sabes por qué. Lo sabes perfectamente. —llevé mi mano directo a su cuello, la sujeté por la nuca forzándola a mirarme. — Sabes por qué no puedo acostarme contigo, hacerlo significaría perder cualquier oportunidad. Y créeme, en otra situación, o en otra vida, nada me gustaría más que llevarte a mi cama. — bajé la cabeza sintiéndome derrotado. — Pero no puedo.

Advertí cómo sus ojos brillosos por el alcohol y la libido poco a poco se inundaron de reconocimiento, dejando ver el auténtico asombro que le provocaba todo este lío.

—Es WooRi. —jadeó casi en secreto. — Todo esto es sobre ella. Siempre supe que se trataba de ella.

Ding, ding, ding... Tenemos una ganadora.

—¿Cómo lo supiste? —pregunté con normalidad, sin tratar de fingir que sus sospechas eran eso, falsas. Porque no lo eran.

Se volvió para mirarla, para mirar a WooRi que estaba sonriéndole a Jin mientras él la apretaba contra su cuerpo.

Un hombre que no soy yo...

—Basta con ver cómo la miras, cómo le hablas, o lo nervioso que te pones cuando está cerca. — Pasó su mano por mi cabello suavemente. —Pero también puedo ver tu lucha por la admiración y los celos que sientes hacia él.

Tan claro como el agua.

—Es mi mejor amigo, Bo-mi, es como mi hermano.

—Pero WooRi es la mujer que amas.

Mi corazón martilleó en mi pecho cuando la miré y dije: —Y por eso mismo sé que su felicidad no estará completa si no es con él. Prefiero hacerme a un lado y desde lejos verla sonreír y amar a un hombre que no soy yo. —Mis labios temblaron. —Aunque duele, duele ver cómo él disfruta de algo que llevo tanto tiempo añorando.

— El amar a alguien... ¿es tan duro como todos dicen? — Sus ojos chispearon con algo parecido a la desesperación.

— Amar no es la parte difícil. El corazón se acostumbra al hecho de latir por el de alguien más. Se acostumbra al dolor de pertenecer, se acostumbra a la idea de vivir mediante la felicidad de otro. El amar es tan fácil y llevadero que ni siquiera te das cuenta de cuando has dado demasiado. Amar es sentir el alivio de tener a esa persona cerca. Cuando amas tanto a alguien, te das cuenta de que a pesar de no recibir nada, tú te sentirás satisfecho.

—¿Cómo sabes que eso es el amor?

—Sólo lo sé. —Me encogí de hombros.

Yoon Bo-mi dejó caer su cabeza y negó.

—En verdad estás enamorado de ella. —confirmó, sin poder creerlo.

Mi mente elaboró una lista detallada de cada cosa insignificante que me hacía enamorarme de WooRi cada día, de cuántas veces sus sonrisas me dejaron sin respiración, de cómo mi cuerpo se sacude ante su contacto. Maldición, de cómo mi corazón palpita con una fuerza violenta cada vez que me mira a los ojos.

Go WooRi.

Podría dar cientos de razones de por qué la amaba y no me cansaría nunca. Y aun así, jamás serían suficientes.

—Con ella me he sobrepasado. —le respondí a Bo-mi. — Le amo tanto que simplemente le pertenezco. Puede un día pedirme que me arroje de un puente y sin dudarlo lo haré, porque el amor que siento por ella me ciega y me atormenta hasta el punto en que se apodera de mi alma. Lo que siento por WooRi es demasiado fuerte, lo suficientemente oscuro para permanecer denso. No puedo ver más allá de donde ella está. Haga lo que haga y diga lo que diga, yo le seguiré detrás; sirviéndole, cuidándola, amándola.

—¿Siquiera te escuchas? Lo tuyo no es más que un enamoramiento enfermizo.

—De esto se trata la vida, de amar sin recibir nada a cambio y al mismo tiempo odiar a esa persona por obligarte a amarla tanto.

—¿Y si ella no te corresponde? ¿Qué si te rechaza? —preguntó agitada.

Tuve que reírme.

— Ella no me corresponde, eso es obvio. Éste es el lado oscuro del amor.

Yoon Bo-mi se puso de pie, con una actitud mordaz y una expresión igualmente irónica. —Eres patético.

—Ya lo sabía, gracias.

Un solitario cigarrillo, como solitaria es la vida, era lo único que el bolsillo de la camisa conservaba. Lo encendí y fumé. Fumé tanto tratando de deshacerme de todo lo que a mi cabeza abrumaba.

—Y masoquista también.

Su comentario insidioso me hizo enfurecer. Me levanté del asiento, echando hacia atrás la silla de una sola patada.

—¿Por qué? ¿Porque amo a una mujer?

Ella gritó: —Porque no eres capaz de afrontar tu realidad. WooRi no te ama, Taehyung. Ella va casarse con tu mejor amigo, nos guste o no. Así que en lugar de lloriquear y quejarte de lo bueno y malo que es amarla, deberías abrir los ojos, aceptar que WooRi nunca será tuya y llevarme... — sacudió la cabeza— llevarte a otra mujer a casa. Busca a esa tal Lee Ji-Hyo, alguna exnovia, o ve por una prostituta. Pero déjala ir. Vive por ti y para ti, no por ella.

Dando por terminado su discurso, pasó junto a mí empujando mi cuerpo hacia un lado como si ella tuviera la fuerza suficiente como para derribarme. La observé todo el camino hasta la barra, la miré y esperé por algo: Alguna señal.

Nada.

No pasó nada, no sentía nada.

Ella tenía que ser la respuesta, el desahogue y el choque de realidad.

Coloqué el filtro entre mis labios y aspiré, el humo medio caliente en mi boca prosiguió su camino hasta llenar mis pulmones, finalmente exhalé dejando salir el humo grisáceo y también mi cordura. Dejé el cigarro dentro de un vaso y a paso rápido alcancé a la única salida que tenía.

—Yoon Bo-mi.

Ella dio la vuelta lentamente.

—¿Qué quieres?

Me coloqué justo frente a ella, con mis labios a centímetros de los suyos.

—No vamos a arrepentir por esto. Lo sabes, ¿cierto?

Metió la mano entre su escote, de ahí sacó un condón sellado.

Sonrió con malevolencia. —¿Tu casa o la mía?

Fue entonces que la besé. Y lo hice porque me di por vencido; no por otra cosa le entregué mi alma al diablo.

Con ella por delante y su mano enganchada a la mía, miré hacia atrás una última vez.

Me sentí la peor mierda del mundo.

Lo último que vi, fue a WooRi siendo iluminada por la luz multicolor, observándonos atenta conteniendo la respiración. Incluso, creo haberla visto palidecer.

No importa cuántas veces suba y resuba este capítulo, mi corazón no se acostumbra. ¿Comentarios?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro