15. Al Calor del Momento
YOON BO-MI
Un año después...
Click.
Flash.
Parpadeé.
—Señorita, por aquí.
Los destellos de las cámaras fotográficas y las luces cegadoras de los dispositivos de video perturbaron mi visión. Los demás actores desfilaban por la alfombra y posaban para las fotos de los reporteros. El productor se paseó orgulloso con su esposa por toda la línea de prensa, su mujer me recordó a la actriz que tanto solía imitar cuando era pequeña; miraba su programa todas las noches en la vieja televisión de bulbos en casa mientras mi madre salía con su novio en turno. Recuerdo que quería ser como ella, toda elegante y empoderada. Mientras su personaje bebía coñac y fumaba un cigarrillo largo, yo tomaba jugo de manzana en mi vaso rosa decorado y mordisqueaba mi lápiz de la escuela.
Me sentía como una niña en un parque de diversiones, celebridades que había visto en las pantallas al crecer, se paseaban a mi alrededor. Kim Bum no podría con la emoción cuando llegase, Mari-na tendría que ponerlo en cintura o terminaría siendo bastante vergonzoso para todos nosotros.
Miré de nuevo mi teléfono. Nada.
—¿Dónde están? — musité.
Moví mi pierna, estaba bastante ansiosa, así que me escabullí de regreso a mi escondite en una esquina junto al letrero gigante del festival de cine.
Calor se empalmó en mi espalda, regando una corriente eléctrica en la piel desnuda de mi escote trasero. Estiré el cuello, incapaz de hablar, o gemir dada la situación de dónde, y con quién me hallaba oculta.
—Te ves hermosa. — Mi cuerpo respondió en automático ante el toque de Jang Hyuk. Con sus labios pegados a mi oreja, sentí mis piernas debilitarse.
—Lo sé. —Por puro instinto presioné mi trasero cubierto por la caída del vestido contra su entrepierna.
Gruñó por lo bajo, bajó su mano descendió entre nuestros cuerpos hasta aprisionar entre sus dedos la carne de mi nalga derecha. Me levanté sobre mis puntas como estímulo para la bragueta de su pantalón de diseñador.
—¿Qué dices si tú y yo nos fugamos? Estos eventos me aburren. —fue regando besos a lo largo de mis hombros.
Me di la vuelta, mis brazos rodearon su cuello.
—No creo que sea buena idea que el director del filme que está nominado a mejor película desaparezca en medio del festival la noche de su proyección.
—Viviré con las críticas si eso significa que estarás conmigo. —Se inclinó por un beso, el cual yo rechacé. Él alejó sus manos de mi cuerpo en señal de rendición en cuanto lo miré mal. —Lo siento. Nada de cosas románticas. —citó mis palabras.
—Lo tienes claro, ¿cierto? Porque de lo contrario, esto no va a funcionar.
—Sí. —Su voz se perdió entre el barullo del exterior y sus ojos se negaron a mirarme.
Felicidades, Bo-mi. Lo has hecho enojar.
Resoplé un tanto frustrada, debería admitir. Había aceptado ser su pareja para el evento luego de que él rotundamente renegara mi sugerencia de llevar asu asistente.
Le dije que sí sólo para que olvidara su enojo por lo de la otra noche cuando abandoné su cama para ir a casa de Kim Taehyung a charlar. No ocurrió nada, pero Jang Hyuk dramatizó y escupió mierda sobre ser exclusivos y nunca volver a abandonarlo a la mitad de la noche para irme a meter con otro sujeto.
Lo amenacé diciendo que si no cerraba la boca, no le quedaría mucha Bo-mi para rato.
Pasamos dos días enteros sin hablarnos, luego llamó, lo invité al departamento, tuvimos es mejor sexo de reconciliación de las últimas semanas y jamás volvimos a hablar del tema. Sencillamente acordé ser su pareja para esta noche.
Inspeccionando rápidamente las salidas, hallé una puerta detrás del muro de enredaderas. Nos guie hasta ahí cuidando que nadie nos siguiera. Para mi fortuna estaba abierta, cubriéndonos a ambos de los ojos de los demás, mis dedos hurgaron por su esmoquin hasta que lograron engancharse en el resorte de su ropa interior, y entonces me dejé caer de rodillas mientras desabotonaba el pantalón.
—Bo-mi, ¿qué haces?
—Voy a hacerte sentir bien.
Me sujetó de los brazos y de un movimiento de puso de pie. —No aquí, no así.
Retrocedí. — ¿Me estás rechazando?
Acarició mi rostro.
— No, no pienses eso, por favor. Sólo..., no quiero que pienses que así se pueden arreglar las cosas.
—Como quieras. — Me sentía como a una cría a la que estaban reprendiendo por hacer algo incorrecto. Mi mano cubrió la manija metálica, pero la palma grande de Jang Hyuk se estampó en la puerta cerrándola de nuevo.
—Te quiero. No estés molesta conmigo. — Susurró por encima de mi cabeza, su aliento sopló en mi cabello.
—Demuéstralo.
Él aspiró mi aroma. Sus adiestrados dedos arrastraron el vestido por encima de mis muslos y caderas hasta arremolinarlo entorno a mi cintura, dejando así que mi fina ropa interior destacara alrededor de mi piel.
—Yoon Bo-mi. —Exhaló dulcemente luego de besar mi nuca. —Lo que me haces hacer.
Con el dedo índice apartó a un lado la línea de tela para abrirse espacio. Lo oí maniobrar con la presilla de sus pantalones y pestañé por tener una primacía de lo que vendría al sentir su mano izquierda aprisionar con rudeza mi cadera. Tendría sus dedos marcados en mi piel durante tres días.
Lamió el lunar en mi espalda, luego, casi de inmediato, me embistió con fuerza.
—Oh, Dios. —Presioné mis piernas juntas.
—No te muevas. —Reprendió.
Curvé la espalda para poder inclinar mi trasero más hacia él. Mientras me daba estocadas firmes, hizo a un lado mi cabello y mordió mi hombro, después succionó con fuerza.
¡Está marcándote! Me advertí.
No importa. Atesté.
No te gustará cuando lo veas ponerse morado y todo el mundo pregunte.
¡Cállate!
Gruñí.
—¿En qué piensas?
La vibración de su voz zanjando en mi cuello estremeció mis entrañas.
—Nada. —Alcé el brazo para tomarlo del cabello desde atrás. —Más rápido.
—¿Qué tanto?
—¡Más fuerte!
Azotó mi trasero.—Hasta mi último aliento.
Sus caderas bombearon sin piedad, podía sentirlo hasta lo más profundo de mi ser. Las paredes internas de mi sexo apretaron tanto hasta que la fricción se volvió dolorosa para ambos.
—Vas a matarme.
Fue como darle una nueva dosis de adrenalina, empujó más rudo cada vez, más áspero a cada segundo.
Gotas de sudor humedecieron mi rostro cubierto de maquillaje, el calor humano rizó mi cabello ahora alborotado. La barbilla de Jang Hyuk hizo cosquillas en mi columna. La brusquedad de nuestro encuentro provocó que sus movimientos hicieran a mis piernas flaquear. Literalmente me cogió en su brazo para evitar que cayera al suelo. Una contracción deliciosa azoró mi cuerpo cuando él metió sus dedos por el interior de la fina tela que cubría mi parte baja, agasajando sin piedad.
Me sacudí de pies a cabeza. Y Grité. Grité tan fuerte por la serie de espasmos que me obsequió, que por un instante juré que las paredes caerían a pedazos, descubriendo nuestra caliente travesura ante los demás.
—Te necesito conmigo.
—Estoy aquí.
—¿Eres mía? —Empuñó mi cabello. Yo estaba tan cerca de culminar.
—No seré tu posesión.
—Estoy llenándote, ¿puedes sentirlo?
Asentí como pude.
—¡Dilo!
—Sí.
—¡¿Eres mía?!
Me ahogué en placer. —¡Sí!
Exploté en un sinfín de convulsiones maravillosas, estrellas llovieron a nuestro alrededor; mis ojos se perdieron en los puntos de colores que vi provocados por el mareo.
—Te amo. —Me pareció haberlo escuchado musitar, pero preferí no creerlo.
Nos ayudamos mutuamente a arreglarnos las ropas. Colocó de vuelta las horquillas caídas a mi cabello, intentando devolverse su pulcra presentación. El nudo de su corbatín perdió firmeza, y afortunadamente en su camisa blanca no se remarcó la mancha de transpiración.
Él salió primero del cuarto desconocido, todavía había movimiento de camarógrafos cuando me incorporé a la fila de recepción.
Jang Hyuk apenas y me permitió avanzar dos pasos antes de entrelazar nuestras manos a la fuerza y pegarme a su cuerpo.
—Voy a presentarte como mi novia. — Susurró en mi pómulo.
—No siquiera lo intentes.
Hice presión con mis dedos para que me soltase, amonestándome con la mirada y la otra mano en mi espalda baja, nos llevó hacia la parte principal de la pasarela. La prensa comenzó a tomarnos fotografías, la peor parte fue cuando algunos reporteros le solicitaron un momento para entrevistarlo.
—Director Jang, lo vemos muy bien acompañado esta tarde. — el hombre hizo alusión a mí. —¿Quizá sea esta la musa que inspiró el filme que esperemos, se lleve el premio a casa?
Él sonrió, seguro de sí mismo. Negó con simpleza y dejó ir mis dedos para colocar su mano en el hombro del sujeto amistosamente.
—La señorita Yoon Bo-mi y yo sólo somos compañeros de trabajo, no hay absolutamente nada romántico entre nosotros.
Curiosamente me sentí decepcionada.
¿Qué había ocurrido entonces en la habitación oscura que dejamos atrás, específicamente hace cinco minutos?
Mi cabeza, y lo más grave, mi corazón, estaban consternados. No existía una forma de explicar lo que sentía; Yo había impuesto las reglas, fui yo la que había decidido no llevar más lejos lo que sea que nosotros tuviésemos, era yo quien nos ocultaba y mantenía en secreto. Entonces, ¿por qué me sentía de esta manera?
Dejé de escucharlos el resto de la entrevista, sólo saludé a la cámara cuando nos retiramos. Sin volver a tomar mi mano ni sujetarme, Jang Hyuk me invitó a entrar a la sala. Una vez en mi butaca reservada miré hacia la parte de arriba, la más alejada a la pantalla, tratando de encontrar a mis invitados.
—¿Qué haces? —Preguntó curiosa MinYoung antes de tomar asiento a mi lado.
—Busco a una amiga. La invité, pero no sé si vendrá.
—¿Por qué?
—Es un día difícil, se cumple un año de que perdió a su bebé. Fue un aborto espontáneo.
Min Yooung bajó la cabeza sin saber qué decir.
—Lo siento.
—Yo también. — Por alguna razón busqué su mano para encontrar conforte.
La ceremonia comenzó, y para los siguientes ochenta minutos, Jang Hyuk ya había ganado un ostentoso premio por la realización de la mejor película del festival nacional. Me sentí tan orgullosa por él; Min Young, nuestro productor y yo, lo vitoreamos hasta quedarnos sin voz. Fue un momento realmente mágico el verlo de pie frente a tantas personas que él admiraba, siendo elogiado por quienes consideró como sus maestros y principales inspiraciones.
A Jang Hyuk se le permitió dar un pequeño discurso antes de presentar la proyección de su cinta.
—Buenas noches. —sostuvo el micrófono frente a sus labios. — No soy muy bueno hablando, pero...aquí vamos. Ya veremos cómo sale.
Se escucharon algunas risas.
—Está demasiado nervioso—señaló su asistente —, se hará quedar en vergüenza.
Silenciosamente estuve de acuerdo.
—No puedo creer que esté aquí, el niño que solía ser, aquel que jugaba con las muñecas de su vecina y fingía estar filmándolas con un vaso de plástico pegado a una caja de cartón, está llorando de felicidad.
Sonreí demasiado al imaginarme esa etapa de su vida.
—Quisiera dedicar este premio a mi maestro por haber creído en el joven que era cuando llegué a su oficina con mi primer libreto en las manos. Es usted el mejor. — hizo un gesto hacia el productor que estaba sentado una fila delante de la mía. — A la señorita Min Young, que más que un agradecimiento, debería darle una disculpa por haber sido el jefe gruñón que soy. Lo digo de corazón, gracias por soportarme.
Por el rabillo del ojo vi a Min Young llevarse las manos al corazón.
— A todo mi equipo de post-producción. Y sobre todo, a la mujer cuya presencia me forzó a dar lo mejor de mí en cada escena: Yoon Bo-mi. —Jang Hyuk encontró mi mirada entre la audiencia. — Bo-mi, nada de esto sería lo mismo sin ti. Muchas gracias, disfruten la película.
Todos en la sala aplaudieron sus palabras excepto yo. La amable Min young fue la única en prestarme atención.
—¿Te encuentras bien? Te ves un poco enferma.
—Estoy bien. —Mentí. — Es sólo la emoción.
El hombre del momento regresó a tomar su lugar, evité su mirada.
—¿Y bien? ¿Cómo ha salido?
Su asistente saltó de alegría lanzándose a sus brazos. —¡No puedo creer que ganaste! —Él la acogió en un amable y fraternal mimo.
Luché tanto con las ganas de arrancarle la cabeza a la dulce Min Young.
Durante la proyección hice mi mayor esfuerzo por centrar la atención en la película y no en el calor que emitía ahora la mano de Jang Hyuk envolviendo la mía.
Al parecer no había una sola persona en ese festival que no estuviera encantada con la trama. La escena en la que el protagonista le pide matrimonio a su supuesto amor estaba pasando frente a nuestros ojos. la pierna derecha de Jang Hyuk empezó a moverse de arriba para abajo con impaciencia cuando el personaje femenino rechazó al hombre en la pantalla.
A cada minuto, su movimiento iba acreciendo.
—Si quieres ir al baño, sólo sal.—susurré.
—Estoy nervioso.
—Ya ganaste el tonto premio, nada después de esto podría salir mal.
Que jodidamente equivocada que estaba.
En cuanto la secuencia final del filme estuvo por concluir, Jang Yoo apretó mi mano y lanzó un largo suspiro. Los nombres de los actores, director y de todo el equipo de producción, aparecieron en columnas a color blanco sobre el fondo negro. Todo se vino abajo cuando al terminar los créditos, un gran mensaje apareció en toda la pantalla.
Yoon Bo-mi, cásate conmigo.
Fue uno de los peores momentos de mi vida.
Me quedé helada.
Estuve muerta por una centésima de segundo.
La sala entera guardó silencio, entonces Jang Hyuk se puso de pie para luego hincarse ante mí. Las personas cercanas jadearon a nuestro alrededor, incluso me pareció ver a Min Young tragar el nudo de su garganta.
—Bo-mi, sé que nunca le pusimos etiqueta a lo que teníamos, pero en el fondo ambos sabemos que la tormenta en nuestros corazones pertenece al mismo huracán. — y con un inmenso terror en sus ojos, se atrevió a preguntar: — Ni todos los premios del mundo podrían hacerme sentir igual de vivo que el escuchar tu voz. Sácame de esta miseria. Cásate conmigo.
Silencio.
Silencio absoluto; excepto por el agudo gimoteo de Min Young que se escuchó cuando abandonó la sala de proyección.
—¿Bo-mi?
Detrás de los añorantes ojos del hombre a mis pies, pude escuchar la voz embriagada de mi madre el día que firmó su tercer divorcio: "No te cases nuca, Bo-mi, a menos que un día amanezcas aburrida".
No quería casarme, era una pérdida de tiempo. No quería un papel que nos uniera, ni siquiera quería nombrarlo mi novio, pero sin duda necesitaba llamarlo mío.
Tenía que haber otra forma. Fuera cual fuera, nos estaba volviendo locos a los dos con mi silencio. La situación de repente se volvió peligrosa.
¡Contesta la pregunta!
—Prometo abrazar tus miedos e impulsar tus sueños. — mantuvo la voz en calma.
Contesta la maldita pregunta, Bo-mi. Dile que tienes miedo, que no estás lista, que el matrimonio te aterra. Dile que no puedes hacerlo...que no puedes casarte. Dile que no. Te perdonará, estoy segura. Dile que no, dile que....
—Te amo. —Escuché su voz susurrarme en un recuerdo no tan pasado.
—Sí.
Por un momento nadie me creyó. Jang Hyuk lucía sumamente sorprendido, lo miré temerosa. Sacudió su cabeza sin poder creerlo, había sido demasiado fácil, ambos estábamos consientes de ellos; pero se levantó para después besarme con tanta pasión como no lo había hecho nunca.
Todo el mundo empezó a aplaudir y gritar.
Esto no se sentía real, yo no me sentía real. Pensaba que era sólo un mal sueño del que iba a despertar en cualquier momento, entonces miraría a mi lado y estaría sola.
Sola, sin él.
Una vez con el anillo puesto supe que no habría marcha atrás. No a menos de que usara a un alma buena para cumplir mi objetivo y rompiera un corazón en el proceso.
El problema fue, que se rompieron más corazones de los que yo esperaba. Muchos más de los que pude manejar.
En retrospectiva, si se pudiera culpar a alguien por el giro drástico de cómo se dieron las cosas a partir de lo que mis acciones causaron, dirían que fue mía.
Yo, Bo-mi, tuve la culpa.
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