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11. Propuestas

WOORI

Por encima del borde de mi libro vi a Jin pasar los dedos por su cabello y tirar de él hacia atrás, exhaló exasperado. Di vuelta a la página colocando el separador, cerré el libro y lo dejé en la orilla el sillón.

—Oye, señor socio. — le arrojé un puñado de palomitas de maíz del tazón a mi lado.

Separó la vista de la computadora y me miró parpadeando. —Perdón, ¿qué?

Reí. —Nada. Te ves sexy cuando estás estresado por el trabajo.

Me miró con la disculpa reflejada en su rostro. —Lo siento, tengo un bloqueo y realmente necesito terminar con esto.

Poniéndome de pie caminé hacia él rodeando el comedor. Mis manos hicieron contacto con su espalda y hombros masajeando las zonas rígidas a través de la ropa. Jin estiró su espalda contra mis dedos, los músculos tensos de su cuello sobresalieron como bultos de cemento de entre su perfecta piel. Presioné un nudo clave en su omóplato, gimió bruscamente.

—Justo ahí.

Soplé en su oreja.

—Deberías tomar un descanso. —Mis manos se perdieron debajo de su camiseta, mis uñas rasguñando eróticamente sus pectorales. — Mami necesita cariños.

Sujetó mis muñecas y besó mi antebrazo. —Papi está muy ocupado en estos momentos. Juro que voy a compensarlo.

—Por lo menos dame un beso. —Me senté en sus piernas.

—¡Jin!

Se escuchó un grito atronador seguido de varios golpes en la puerta principal.

—¡Seokjin!

—¿Ahora qué? —Jin me sujetó de la cintura para levantarse.

—¡Hyung!

Taehyung entro corriendo y jadeando al departamento en cuanto se le abrió la puerta, cayó en cuatro patas respirando con dificultad.

—¡Dios!—corrí hacia él pasando de largo a mi novio.— ¿Estás bien?

—Alerta roja.— hipó.

—¿Qué?— hice una mueca.

—¡Alerta roja, código 33:12!— enderezó el torso y puso las manos sobre las rodillas recuperando el aliento.

Jin maldijo.

—¿Qué es el Código 33:12?— Miré a ambos hombres buscando respuestas.

—Ex novias juntas en un mismo lugar. —Jin ayudó a su amigo a ponerse de pie— ¿Qué quieren? ¿Qué buscan?

—A mi esposa— dijo Tae con una expresión de horror.

—¿Esposa? —Arqueé una ceja. —Alguien explíqueme por favor de qué demonios están hablando.

Ambos amigos compartieron miradas secretas, luego se pasearon por la sala tarándose en responder. Finalmente Taehyung me llevó consigo hasta el sofá y explicó:

—Hace tiempo, cuando las chicas se ponían... ¿cómo podría explicarlo?

—¡Intensas! —apuntó Seokjin.

—¡Sí, intensas! Cuando veíamos que querían volverse demasiado serias, usualmente las asustábamos con un anillo falso.

Lo miré sin entender.

Seokjin rodó los ojos. —Sí, mira: Ellas de pronto querían que conociéramos a sus padres o que formalizáramos la relación, entonces nosotros usábamos el anillo al día siguiente y les rompíamos en corazón diciéndoles que las habíamos engañado todo ese tiempo y que estábamos comprometidos con otra chica.

Mi boca cayó hasta el suelo.

—Eso es crueldad.

—Como sea. —prosiguió. —Ahora quieren más evidencia y él necesita un señuelo.

Taehyung se levantó abruptamente como si le hubiese surgido la mejor de las ideas.

—Tú. —Me señaló.

—¡Claro! —Jin susurró, sus ojos brillaron con esperanza y una pizca de travesura.

Inmediatamente negué con la cabeza.

—Olvídenlo, no me van a meter en sus líos estúpidos por antiguas conquistas. —Tartamudeé. —Cuando estamos juntos las cosas nunca terminan bien. Además, si yo estuviera comprometida sería con Jin en todo caso, no contigo.

—WooRi...

—No pienso hacerlo.

Una vez más intercambiaron miradas el uno con el otro y de pronto ambos cayeron de rodillas frente a mí.

—Por favor— rogó Taehyung.— Además, la última vez no la pasaste tan mal conmigo. Ninguna ha estado con tu novio, sólo necesito que me las quites de encima.

Jin asintió. —Si te casaras conmigo, prácticamente te casarías también con él.

—Piénsalo, si no fuera por mí ustedes ni siquiera se hubieran conocido. —Taehyung guiñó un ojo.

Resoplé.

—¿Estás de acuerdo con esto?— le pregunté a mi novio.

—Creo que será divertido verte ahuyentar a las groupies de Taehyung— rió y luego miró seriamente a su amigo— Ni se te ocurra besarla o te mataré.

—Gracias, hermano. — se arrojó a sus brazos.

Seokjin me miró por encima del hombro de su mejor amigo.—Vamos, WooRi.

—Bien, acepto.

Taehyung soltó a Jin para envolverme en sus brazos. —Juro que no te arrepentirás. —Besó mi mejilla.

—Escúchame bien, si tu lengua llega a atravesar mi cavidad bucal, desearás no haber nacido nunca. Y tú— señalé a Seokjin— Me debes una grande por esto.

Me arrebató de Taehyung y me jaló hacia él, puso una mano en mi espalda y otra en mi vientre.

—No te enojes conmigo, o bebé se pondrá triste.

—¡Alto, alto, alto! ¿¡BEBÉ!?

Jin y yo nos miramos con preocupación, el grito lleno de pánico de Taehyung nos recordó que él no lo sabía aún.

—Tae...—comencé.

—Lamento que te hayas enterado así, pero...sí, WooRi está embarazada.

—¿De verdad?— Sus ojos brillaron. Taehyung posó su mirada en mí y la regresó a su amigo.

Asentí emocionada. —Serás tío.

—Si es varón, será como siempre lo planeamos. —Agregó Jin.

Al cabo de unos segundos de aceptación, Taehyung sacudió la cabeza despabilándose.

—Empecemos teniendo una gran historia que contar. Vamos, WooRi, necesito que me hagas ese favor. Y definitivamente necesitas cambiarte de ropa.

—¿No te parezco atractiva en licra y algodón?

—Pues...

Le enseñé el dedo medio, después centré mi atención en Seokjin.

— Juro que si veo a alguna colgada de tu cuello voy a darle de cenar a Taehyung tus testículos. Justo después de partirle la cara a la zorra que se te acerque— golpeé su estómago.— Eres mío, Kim Seokjin.

Se inclinó hacia adelante contrayendo el vientre y gimiendo de dolor.

—Soy tuyo. Tú eres mía, Go WooRi.

—Y yo soy Kim Taehyung, mucho gusto, ya nos presentamos. — Me tomó por los hombros y me empujó en dirección a la habitación.— Ahora muévete, mujer.

Abrí el armario buscando algo que ponerme, no había nada. Por lo menos, nada servible. ¿Qué se supone que debería usar? Inspeccioné mi ropa frunciendo los labios ante mi falta de guardarropa.

—¡Chicos! — Grité hacia afuera — ¿Cómo se supone que debe vestirse la esposa de un hombre como Taehyung?

Agudicé el oído esperando su respuesta, escuché susurros del otro lado de la puerta.

—¿Chicos?

—Algo entallado.— distinguí la divertida voz de Taehyung

Puse los ojos en blanco. —Recuerda que estoy embarazada, imbécil.

Pasó medio minuto antes de que alguien volviera a hablar.

—Algo sexy.— oí sus voces gritando al unísono desde afuera seguidas de masculinas carcajadas.

Me decidí por un pantaloncillo corto, blusa escotada, medias y botas estilo militar. El cabello lo dejé suelto para darle un toque salvaje. Regresé al espejo para pintar mis labios de color rojo pasión.

Al abrir la puerta, ambos dejaron de prestar atención a lo que estaban haciendo y me miraron boquiabiertos. Paseé a su alrededor modelando la creación de mi nuevo personaje.

— ¿Y bien? ¿Parezco la mujer de Taehyung?

Jin gesticuló algunas palabras insonoras y Taehyung sólo se quedó ahí, mirándome sin ninguna expresión aparente. Finalmente se acercó.

—Hyung, te juro que si no fuera la indicada para ti, haría lo que fuera por quitártela.

—Lástima que la vi primero.— le respondió.

—Técnicamente fui yo, entré antes que tú a la librería.

—Eso es cierto.— concordé, recargando mi brazo en el hombro de nuestro amigo.

Cada uno me colocó un anillo diferente en el dedo anular. Jin el de compromiso y Taehyung el que correspondía al matrimonio.

—Luce usted verdaderamente hermosa, esposa mía. — besó mi mano.

Un tanto después, estacionamos frente a un bar que se veía atascado de gente. Lancé un fuerte suspiro al abrir la puerta y enfrentarme al destino del cual había aceptado ser partícipe.

—Te amo.— Jin examinó mi cara de fastidio.— Estaré atrás vigilando que todo vaya bien.

Lo tomé por el cuello de la camisa y tiré de él, nos apoyamos contra el vehículo sin dejar de besarnos hasta que Taehyung tosió.

—¿Pueden dejar de engañarme en mi cara?

Jin y yo reímos. Le di un rápido beso en la mejilla y alcancé a Taehyung enlazando nuestros brazos.

—Vamos a romper corazones, esposo falso.

—¡Esa es mi chica!

Vi a mi novio siguiéndonos por detrás, le lancé un beso en el aire. — Te amo.

—WooRi— Taehyung entrelazó nuestros dedos capturando mi atención. —, no se va a la guerra, viene con nosotros.

En cuanto entramos al bar, de manera inmediata las mujeres se devoraron con los ojos a mis dos acompañantes. Nada agradable. Taehyung me llevó directo a la barra, la música era estruendosa, tanto que la gente tenía que gritarse para poder conversar. Nos encontramos con viejos compañeros de él, se pasó el rato hablando animadamente con ellos, de vez en cuando besaba mi mano o tocaba mi vientre para evidenciar que estábamos juntos y no perder el personaje. Un montón de chicas se le acercaron, pero él hacía alusión a mí, yo lo abrazaba y ellas desaparecían. Todo fluyó bien hasta que una mujer de cabellera oscura, de unos cuarenta y pico, y cuerpo de muerte, caminó hacia nosotros.

—Es hora del show.— murmuró en mi oído.

—Así que es ella.— fue lo primero que salió de la boca de la mujer.

—Así es.— dijo él con una gran sonrisa— Im YuNa, ella es WooRi, mi esposa.

—Mucho gusto.

Le di una amable sonrisa, eso no evitó que me revisara de pies a cabeza reprobándome de inmediato. En cambio, a Taehyung lo desnudó con la mirada; incluso yo me di cuenta. No me agradó la forma en la que miró, así que pasé los dedos entre mi cabello y me arriesgué al besar la mandíbula de mi amigo con un beso tronado. La piel de Tae se erizó.

La pretenciosa debió mirar su expresión, pues salió fuera de su escote y escupió con acidez:

—¿Cómo fue que atrapaste a este muchacho? No quiero sonar grosera, pero él no parecía ser el tipo de hombre que terminaría con una...—chasqueó su lengua hacia mí. — como tú.

El cuerpo entero de Taehyung se entumeció en alerta. Sus ojos chispearon de enojo.

Para tranquilizarlo, y de paso darle una buena lección a la mujerzuela frente a nosotros, descansé mi mano izquierda (la mano con el dedo de los anillos) sobre la pierna de él y la moví de arriba hacia abajo, acariciándolo. Im YuNa no perdió de vista la acción.

—Suerte supongo.— sonreí fingidamente enamorada.

—Ya veo.

Algo detrás de nosotros llamó mi atención, por encima de la multitud encontré a una mujer manoteando muy cerca de mi novio real, de la nada ella lo abofeteó y luego le lanzó su bebida a la cara.

—¿Cómo se conocieron?— volvió a preguntar Im YuNa.

Regresé la vista hacia ella.

—En la librería donde trabajo. Él y Seokjin llegaron una mañana y bueno, lo odié a primera vista, pero también me pareció muy atractivo.

—Parecías un ángel. —afirmó Taehyung con la vista fija en mis labios.

—Él dejó algo olvidado, o eso fingió. Ahí empezó todo. Ahora mírame— le mostré los anillos.

Al enderezar la postura mi espalda reconoció el calor de Jin al acercarse a nosotros secándose la cara con una servilleta.

Taehyung lo miró preocupado. —¿Todo en orden?

Asintió para calmarlo. —Viejas historias, es todo.

—¿Seguro?

Jin evadió mi pregunta. Reparó en Im YuNa y le sonrió como saludo. —Pero mira nada más qué tenemos aquí.

—Kim Seokjin. —ronroneó. — Veo que has embarnecido.

—Los años.

—¿Vienes solo? No me digas que estás soltero. — batió sus pestañas en dirección a él.

Jin alargó el brazo por detrás de mí para agarrarse de la barra.

—¿Yo? — Me miró por el rabillo del ojo.— Digamos estoy medio soltero esta noche.

—Seguro que puedo hacerte compañía por el resto de la velada.

Con sus largas uñas rojas le acarició el brazo por encima de la camisa.

¡Maldita anciana, aleja tus manos de mi hombre!

—¿No quieren un trago? ¡Yo invito!— llamé la atención de todos.

Mientras Taehyung y la mujer pidieron las bebidas, atraje a Seokjin por el cinturón del pantalón.

—Si no quieres que termine en la cárcel, sácame de aquí.— mascullé amenazante. — Estoy hastiada de este lugar, lo único que quiero es que me abraces.

En ese momento Taehyung se acercó a mí, me abrazó por detrás y puso sus labios en mi oído.

—Cariño, estás embarazada, nada de alcohol para ti.

Y sorprendentemente, movió nuestros rostros para así poderme besar. A nuestro lado, Jin se quedó quieto y tenso, su mirada se obscureció.

—Tae, no me siento bien— recargué mi cabeza en su hombro— Creo que el bebé me da agruras.

—Está bien. Vamos a casa..

Levantó mi mentón y volvió a besarme con toda confianza.

—Fue un placer conocerla, señora Im.

—Igual, querida.— sonrió con falsedad.

—Vamos, Seokjin, eres el chofer y tu sobrino me está molestando. —Acaricié mi vientre.

Salimos del lugar. La briza de la noche golpeó nuestros rostros y removió nuestros cabellos. Taehyung y yo veníamos abrazados por la cintura, él me hacía reír con sus excelentes imitaciones de Im YuNa. Seokjin se adelantó a abrir el coche, su expresión era difusa.

—¿Está todo bien? — le pregunté desde lejos.

—No— respondió. Cuando pasamos por su lado, tiró de mi brazo alejándome de su amigo — ¿Qué te dije sobre besarla? ¡Es mía!

—Jin...

Me cortó a media frase porque me sujetó con fuerza, con ambas manos por la nuca y de modo casi violento estampó sus labios con los míos. Me obligó a abrir la boca y su lengua invadió el espacio. Tomó todo lo que necesitaba y un poco más, me despojó de todo con un posesivo beso.

—Juro que quería estrellarle una botella en la cabeza. — respiró agitado.

—Me encantas cuando te pones dominante y celoso. — froté mi mano entre sus piernas.

—¿Serás una gatita traviesa esta noche?

—Llévame a casa y dame muchos besos, entonces veremos. — me levanté en puntas y mordí su labio.

Le entregué los anillos.

—Antes de que nos vayamos a casa, necesito que pasemos a la librería. La sobrina de mi jefe quiere un ejemplar de Grandes Esperanzas.

—¿Vas a hacerme ir a la una y media de la mañana?

Él asintió con la cabeza —Por favor...

Suspiré. —Está bien, vamos.— miré en dirección a Taehyung que estaba sentado sobre el cofre del auto.— ¿Nos acompañas?

—No, creo que es hora de ir a casa.— bajó de un salto.— Los veo mañana, chicos.

Me dio un último asentimiento antes se irse caminando por la acera con las manos en los bolsillos y desaparecer a la vuelta de la esquina

Al llegar a la librería, encendí las luces y el espacio se iluminó, caminé hasta el pasillo para buscar el libro. Era el último ejemplar restante, lo tomé y se lo arrojé a Jin. Tendría que hacer inventario pronto.

—Chico con suerte, era el último. —Deslicé hacia arriba el cierre de la chaqueta.— Tendré que pedir otra docena.

Seokjin lo inspeccionó, odiaba cuando su jefe se ponía exigente. En una ocasión le había pedido una edición de aniversario de Macbeth y había sido caótico conseguirlo. Aproveché para echar un vistazo y revisar que todo estuviera en orden.

—WooRi, esta página está rayada.

Dejé la lista del inventario a un lado.

— ¡¿Cómo que rayada?! —Me encontraba al borde de un paro cardiaco.

—Sí, tiene algo escrito en toda la página.

Me tendió el libro para que lo mirara, lo tomé en mis manos y revisé la hoja señalada. Una frase ocupaba todo el papel.

¿Te quieres casar conmigo?

Tenía que ser una broma.

Era la propuesta de matrimonio más original que pudiera haber imaginado; aunque en otro momento lo hubiera asesinado por violentar de tal manera un libro.

Bajé el ejemplar y me encontré con Jin hincado sobre una rodilla a mis pies.

—Antes que nada, esto no es por el bebé. — inclinó la cabeza hacia un lado. — Quizá en parte, pero ya lo tenía planeado. Quiero pasar el resto de mi vida contigo, WooRi, eso es todo. No tengo un discurso romántico preparado, ni flores y una gran cena; sólo estoy yo, un hombre de rodillas frente a la mujer que ama, dispuesto a rogarle si es necesario que pase toda su vida junto a él.

No podía ser una broma. Él me quería. De verdad me quería.

Mi corazón estalló de la buena manera.

Aprisioné su cara entre mis manos y lo besé.

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