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10. Sorpresa

WOORI

Dejé entrar a Bomi y cerré la puerta tras nosotras.

—Vine tan rápido como llamaste. Traje lo que me pediste— Elevó la bolsa de plástico y la tendió en mi dirección. —, lo demás está en el auto.

—Gracias.

—¿Y bien? —Me miró. —¿Quieres hacerlo sola, o entro contigo?

—Sola.

Tomé la bolsa en mis manos y entré al cuarto de baño asegurando la puerta. Me di la vuelta escrutando mi reflejo en el espejo con incertidumbre, me hice un moño en el cabello y luego salpiqué agua contra mi rostro. Traté de postergarlo varios minutos hasta que no pude más y saqué la caja con la prueba de embarazo.

—Muy bien, WooRi, puedes hacerlo.— me dije a mi misma.

Leí con cuidado y paciencia todas las instrucciones impresas en el empaque. Después de orinar en el palito, dejé la prueba sobre la tapa del escusado y lavé mis manos. Afuera no se escuchaba ningún ruido. Taraeé el coro de Coming Up Roses, mi canción favorita, mientras esperaba que los dos minutos pasaran para poder saber el resultado.

El cronómetro del teléfono celular se detuvo. Mi corazón empezó a palpitar a gran velocidad y mi estómago se apretó por las ansias. Hice la cuenta del uno al tres, cerca de cinco veces antes de poder atreverme a mirar la prueba. La tomé entre mis dedos, abrí los ojos y lancé una oración al cielo.

Me llevé la mano a la boca e inmediatamente solté a llorar, sujetando con fuerza el dispositivo pegué la espalda contra el azulejo dejándome caer al suelo.

—¿WooRi? ¿WooRi, estás bien? — la voz de Bo-mi se escuchó detrás de la puerta.

Apreté con más fuerza la mano en mi boca queriendo ahogar el llanto, el gimoteo continuó haciendo eco por las paredes del baño.

—¡WooRi, ábreme!

El pomo se movió hacia todos lados, Bomi golpeó la puerta como desquiciada, siguió llamándome y gritando mi nombre. La cerradura no cedía para ella, así que amenazó con tirar la puerta a patadas si no le abría.

—Voy a hacerlo, WooRi, ¿entiendes? Voy a derribar la maldita puerta. — Repitió. — ¡Abre, maldición!

Alargué la mano y con dedos temblorosos quité el seguro. Ella apareció en el baño con una expresión de preocupación. Se arrodilló a mi lado y sin decir nada, me abrazó. Me enterré en su pecho, me aferré a ella como a la vida misma, sacándolo todo mientras ella me mecía en sus brazos.

—¿Qué voy a hacer ahora?— hipé en su hombro.

—No pasa nada, WooRi. Aquí estoy. Vamos a resolverlo juntas, siempre los hacemos, ¿no es cierto?

Positivo

La estúpida prueba había dado positivo. Yo estaba embarazada. ¿Iba a ser mamá? ¡Mierda! ¡Iba a ser mamá!

Al darme cuenta de ello mi boca se abrió en una especie de sonrisa siniestra.

—Voy a ser mamá, Bo-mi.

Mi mejor amiga ayudó a que centrara mis prioridades una vez que me tranquilicé. Esa noche quedó conmigo y se marchó al día siguiente. El resto de esa mañana me la pasé frente al espejo de cuerpo entero que había en la habitación, mi camiseta levantada hasta el borde de mis pechos y mis dedos palpando los bordes de mi estómago.

—Quédate conmigo, ¿quieres? — miré mi vientre a través del reflejo.

Escuché la puerta principal abrirse y rápidamente acomodé mi ropa. Hice aparición en la estancia, Kim Seokjin me miró y yo lo miré de vuelta. No había devuelto mis llamadas. Era la primera vez que lo veía en cinco días. Se notaba cansado, exhausto. Sus ojos me recorrieron todo el cuerpo, de arriba a abajo y luego prestó atención a la maleta que estaba junto a la puerta. Su rostro se volvió pálido al instante.

Sacudió la cabeza y el lugar entero se quedó en silencio.

—No, WooRi, no puedes. No puedes irte.

Agarró la maleta azul y la llevó cargando de regreso a la habitación, la abrió, y con ambas manos sacó toda la ropa dejándola regada por la cama, tela llovió por todos lados. Aventó fuera del colchón la maleta vacía, en tres pasos se colocó frente a mí, sus gigantescas manos cubrieron el contorno de mi cara y puso su frente contra la mía.

—Estamos bien, ¿de acuerdo? — dijo él.— No pasa nada, sin remordimientos. De verdad, WooRi, prometo no volver a gritarte. Discúlpame por lo que te dije, ¿sí? Por favor, no hagas esto. Estoy aquí. No te vayas. No me hagas esto.

Respiraba como si le faltase aire, como si acabara de recibir su sentencia de muerte. Siguió balbuceando palabras de súplica hablando cada vez más rápido.

—Jin. Jin, por favor... ¡Seokjin, escúchame!— lo tomé por la cintura, mirándolo a los ojos.— No voy a dejarte.

Su boca se cerró tan rápido como la había abierto.

—¿Qué?

—No voy a irme.— acaricié su mejilla.— Bo-mi me hizo favor de traer esa maleta, es la ropa que me faltaba de traer del departamento de las chicas. Son mis últimas cosas, apenas iba a acomodar el armario. No me estoy marchando.

Su cara recuperó el color perdido, iluminándose de nuevo, dejó escapar el aire contenido y negó con la cabeza.

—WooRi, me diste un susto de muerte. — Me abrazó con fuerza.

Pasaron dos semanas más y no me atreví a decirle a Jin que estaba embarazada. El cumpleaños número veinticinco de Kim Bum se atravesó en esos días, pero como él y Mari-na estaban de viaje, no pudimos celebrarlo. Tres días después, Taehyung y yo nos encontramos a Bo-mi por la calle, iba acompañada de un hombre que a Taehyung parecía no agradarle, su nombre era Jang Hyuk. Durante el breve encuentro, Bo-mi no tuvo más remedio que presentarnos con su jefe, el director de cine; sin embargo, me pidió guardarle el secreto a Mari-na.

Yo seguí con mis clases y la librería. A Seokjin por otra parte se le presentó la oportunidad de ascender de puesto en su trabajo, tendría la posibilidad de trabajar mano a mano con el dueño de la empresa y eso lo tenía realmente emocionado. Estuvimos yendo y viniendo de reuniones en costosos restaurantes con su jefe y su esposa, los padres de Lee Ji-Hyo; quienes cabe destacar, no tenían la más mínima idea de que su hija se acostaba con el hermano mayor de la chica a la que daba tutoría.

Se volvió un poco complicado omitir ciertas verdades.

—¿Enserio tengo que ir?— hice un puchero.— Estoy agotada. Los chicos del grupo de hip-hop me dieron bastante guerra hoy.

Me senté a la orilla del colchón observando a Jin colocarse el corbatín de su esmoquin. Encontró mi mirada por el reflejo del espejo.

—Vamos, WooRi, por favor. Una más.— levantó su mano izquierda.— Es la última, lo juro. Ésta es la noche decisiva, El señor Lee va a decirme si conseguí el puesto o no. Tú mejor que nadie sabe cuánto tiempo he invertido en esto, cuántas noches me he desvelado pensando y creando ideas nuevas para los proyectos de la próxima temporada.

—Pídele a Taehyung que te acompañe.

— Te necesito conmigo hoy pase lo que pase, quiero que estés ahí.

Al final cedí.

El lugar era una especie de salón de eventos pero con más clase. Gigantescos candelabros adornaban el techo, piso de mármol recién pulido, mesas puntillosamente ordenadas distribuidas por el salón y pomposos arreglos florares en las paredes; incluso había una pequeña orquesta al fondo. Mujeres con costosos vestidos se paseaban del brazo de galantes caballeros vestidos de frac. Me sentí totalmente fuera de lugar.

—WooRi, déjate el vestido en paz. Te vez hermosa, ¿bien? Saludemos al señor Lee, prometo llevarte directo a nuestra mesa después. Ahora sonríe. — dijo entre dientes con una muy bien ensayada sonrisa en su rostro que regalaba a todo aquél que cruzara por nuestro camino.

—¿Por qué todo el mundo está tan elegante y bien vestido?

Caminamos un par de metros más hasta el centro de la pista donde la esposa del jefe de Seokjin nos recibió con una sonrisa repleta de alegría.

—WooRi, que gusto me da verte, querida. ¿Cómo has estado?

—Muy bien, muchas gracias. ¿y usted?

—¡Ay!— suspiró emocionada— Sintiéndome orgullosa de mi marido.

Ella envolvió su brazo con el de su esposo y ambos se miraron con un brillo maravilloso en los ojos.

Resultó que la fiesta era en conmemoración a los sesenta años de la fundación de la empresa y el cumpleaños número cincuenta y cinco del señor Lee.

Después de la cena, el hombre dio un discurso acerca del gran esfuerzo de su padre por crear y sacar a flote una compañía de relaciones públicas totalmente independiente, después reconoció el arduo trabajo de todas las personas que trabajaban con él. Por último, agradeció a su esposa e hija por apoyarlo en todo momento. Ellas se encontraban sentadas en la mesa junto a la nuestra, pero la verdadera sorpresa fue cuando me di cuenta de que Kim Eon Jin, la amiga de Lee Ji-Hyo y su hermano, Kim Taehyung, también se hallaban ahí. Se me aligeró el alma al ver un rostro conocido entre tanta gente pretenciosa y soberbia.

Taehyung me encontró de inmediato, desde lejos lo saludé con una expresión de alivio.

—Taehyung y Eon-Jin están aquí.— incliné la cabeza para susurrarle a Jin.

Él recorrió el salón con la mirada hasta que lo encontró, levantó la copa hacia él como especie de saludo, pasó un brazo alrededor de mis hombros y aún con sus ojos sobre él, bebió el vino blanco. 

Luego de la cena, las baladas suaves ambientaron el lugar. La mayoría de las levantaron a conversar con el hombre de la noche o con otros compañeros de trabajo. Con su mano aferrando la mía, seguí a Jin por todo el salón hasta que llegamos con un gran grupo de personas, me presentó con sus superiores y se disculpó para poder conversar con ellos. Yo me quedé con la mayoría de sus acompañantes, las cuales pusieron mala cara o una falsa sonrisa cuando se me ocurrió comentar que era bailarina y trabajaba en una librería. Las no tan sutiles miradas de las mujeres dentro del círculo inspeccionando mi atuendo, peinado y maquillaje, me llevaron casi al límite.

Instintivamente llevé la mano hasta mi vientre.

Hubo una mujer en particular, una que ya había visto antes; Alta, de piel blanca como la nieve y cabello del color del chocolate, cuya presciencia me perturbó al grado de hacerme sentir mareos y arcadas. Después de que las palabras Vengo con Kim Seokjin y soy su novia salieran de mis labios, sus ojos nunca se despegaron de mí. Alguien allá arriba debió escuchar mis desesperadas súplicas por alejarme de ahí, ya que por arte de magia, Lee Ji-Hyo apareció a mi lado acompañada de los hermanos Kim y una chica más que no conocía. Las mujeres bajaron la cabeza, se pusieron nerviosas o trataron de adular mi vestido cuando la señorita Lee me abrazó y habló conmigo como si fuésemos las mejores amigas. Ella entrelazó su brazo con el mío y con la cabeza alta les dimos la espalda a las arpías para seguir caminado.

—Odio a esas perras, lo juro. —gruñó Ji-Hyo.

—¿Estás bien? —Taehyung preguntó a mi lado.

Asentí con tranquilidad. — Gracias por sacarme de ahí.

—Creo que no nos hemos presentado. O será que la primera impresión no fue tan buena— Ella dio una rápida mirada hacia Taehyung.—. No importa. Soy Lee Ji-Hyo, me da gusto conocerte, WooRi; Jin y Taehyung no dejan de hablar de ti.

Sonreí con todos los dientes.

—Espero no sean demasiado irónicos.

—Para nada.— habló Kim Eon Jin por primera vez.— Por cierto, WooRi, ella es So Yumi. Es...

—Soy su novia. —completó la frase la bonita chica. Taehyung y yo sonreímos a la par cuando ella sostuvo con orgullo la mano de la hermana de Tae.

—¡WooRi!, Permiso, ¡WooRi! — Seokjin llegó corriendo a mi lado y envolvió mis manos con las suyas. — Me dieron el proyecto.

Parpadeé. —¡¿Qué?!

—Ahora soy socio, WooRi. ¿Puedes creerlo? ¡Lo hice!

Todo el mundo estalló en aplausos y palabras de adulación. La bella mujer que reconocí como la de las miradas incómodas, se abrió paso entre la multitud que se creó en torno a Seokjin para felicitarlo. Ella lo sujetó del antebrazo reclamando su atención.

—Vamos, Jin— Su voz era dulce y melodiosa. — Me prometiste un baile cuando el señor Lee te anunciara socio oficial.

Y sin objetar, él se fue tan rápido como había llegado.

Me quedé en medio de la aglomeración viendo a mi novio irse a bailar como celebración con una mujer que yo no conocía. Las arcadas volvieron. Sentí la mano de Taehyung hacer contacto con la parte interna de mi codo, me estremecí. A distancia, uno podía notar cierta familiaridad entre ellos dos. La burbuja de intimidad en la que Jin y su acompañante se habían adentrado, me causó preocupación mezclada con una gran y desesperante porción de celos.

—¿Quién es ella? — pregunté con voz amarga y la vista fija en la nueva pareja dentro de la pista de baile.

—Se llama Kim Yong-Sun, trabaja en la empresa. Ella es su mano derecha y vieja amiga de la escuela.

Seokjin y Yong-Sun se movieron al ritmo de la música, a veces cuando sus ojos se encontraban, ambos reían llenos de confianza para luego retomar su fluida conversación.

Tragué saliva. —Dime la verdad, Taehyung

—No me corresponde a mí decírtelo.

Volví el rostro hacia él, hacia sus ojos.

Los odiaba. Odiaba que los ojos de Kim Taehyung siempre, sin falla alguna, expresaban mejor que su rostro lo que a su cabeza torturaba. Él se aclaró la garganta y les dio la espalda a la pareja. Se colocó frente a mí, cortándome la vista más allá de él.

Me llegó un escalofrío cuando no se atrevió a mirarme.

—Fue su novia.— soltó con pesadumbre.— Él la adoraba.

—¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué terminaron?

Taehyung suspiró.

—Cuando entramos a la universidad, ella lo engañó con otro sujeto que era nuestro amigo.— explicó. — Pero no importa ya, ¿cierto? Él está contigo ahora.

El aire quedó atascado en mis pulmones oprimiendo mi pecho.

Con mi palma sobre su hombro lo hice retroceder, ampliando de nuevo mi campo visual. Yong-Sun, la exnovia, pasó sus brazos alrededor del cuello de Seokjin, y él la presionó contra su cuerpo colocando una mano sobre la espalda baja de ella. Todo dentro de mí se apagó, Jin estaba pasando el límite. La miraba como si no existiera nada más bello en el mundo; entonces la mujer inclinó su cabeza y besó más allá de la comisura de los labios del hombre que la sujetaba. Me sentí enferma. Algo en mi interior se quebró.

—WooRi...—Taehyung me miró con angustia. Con la cabeza agachada pasé de largo, golpeando mi cuerpo con el de él cuando eché a correr. Por un instante me alcanzó y trató de sujetar mi muñeca pero me alejé a pesar de que sus ojos no me querían dejar ir. Lo escuché gritar mi nombre varias veces, no me volví. 

El automóvil se orilló en la acera, pagué al conductor lo exacto y bajé del taxi. Me quedé de pie frente al enorme edificio, con mis manos apretando la cartera, sintiendo la briza y la llovizna golpear mis brazos desnudos, mirando hacia el cuarto piso y debatiendo si debía o no entrar. Ojalá me hubiera decidido por la primera opción: ir con Bo-mi.

La luz de los faros de un vehículo alumbró mi espalda, di la vuelta y vi el deportivo de Jin detenerse a mitad de la calle. Su cabeza se asomó por fuera de la ventanilla con su celular pegado a la oreja.

—La encontré— dijo a la otra persona en la línea.—. Sí, creo que lo está. Adiós. — cortó la llamada.

Salió disparado del auto y lo rodeó para poder llegar a mi lado. Negué con la cabeza y me encaminé hacia otro lado.

—¡WooRi!— gritó— ¡WooRi, espera!

Me tomó por los hombros cuando me alcanzó. Moví mis brazos con violencia para alejarme de él.

—¿Qué quieres?

—No te vayas. Existe una explicación, una muy buena, pero por favor escúchame.

Sacudí la cabeza nuevamente, levanté mis manos para marcar distancia entre nosotros. Mi garganta se cerró.

—WooRi, por favor. No sé qué es lo que viste, pero te juro que...

—Vi cómo la mirabas, Seokjin y cómo le sonreías. Nunca me has visto de esa forma. No quiero tus explicaciones, déjame en paz.

—WooRi, escúchame. Su nombre es Kim Yong-Sun, la conozco de la escuela. Claro que la veo diferente, por supuesto que sí, ella es mi amiga, tú eres mi novia.

—¡Kim Bum es mi amigo y nunca lo he visto de la forma en la que tú lo hiciste con ella!

Giré sobre mis talones y seguí caminando. Él me siguió de cerca hasta la tercera calle, caminando sin rumbo, pero con la idea de alejarme de él.

—¿Y ya?—preguntó a mis espaldas— ¿Es así como termina?

Giré a enfrentarlo. —¿Qué esperabas?

—¡Maldita sea, WooRi!— su voz enronqueció.— ¡Ella no significa nada para mí!

—¡Maldito seas tú!

—No pasó nada, créeme.

Mi sangre comenzó a hervir.

—Yo los vi.— golpeé mi pecho con la mano.— Ella te besó. Te tomó del brazo y el mundo entero desapareció para ti. ¿Te acordaste que tenías novia cuándo la envolviste en tus brazos? ¿Pensaste en mí cuando acariciaste su trasero?

—WooRi, yo...

— Te pedí exclusividad ¡¿Qué tan difícil era eso?! Te dije que te amaba y tú te fuiste. Si no lo sientes, entonces dímelo y no te molestaré más, pero no me tengas como un número más en tu lista.

Sus ojos se obscurecieron con fiereza, así como sus puños se apretaron hasta volver blancos sus nudillos.

—Tú — escupió la palabra como si fuera algo repulsivo— ¿piensas que todo esto me está divirtiendo? Estoy tratando de hacer las cosas bien contigo porque para tu información, la mujer por la cual armaste todo este maldito drama, rompió mi corazón años atrás. Ahora trabaja conmigo, no tengo nada de qué preocuparme porque tú estás en mi vida, ¿pero ahora me llevo la sorpresa de que estás sufriendo por una especie de engaño que nunca pasó?

Protegiendo mi vientre, reí. —Por favor...

—¿Crees que yo no he sufrido? ¿Acaso crees que mi vida es un lujo todo el tiempo? ¡¿Qué no ves lo solo que estoy?! Hace años que dejé de hablar con mis padres, para mi hermano estoy muerto ¿por qué? ... ¡no lo sé! Si tengo amigos fue porque me rescataron en un bar y si una mujer entró a mi cama fue porque quería mi dinero. — jadeó por la falta de aire.— Después de Yong-Sun no podía confiar en nadie que no fuera mi mejor amigo, la vida me enseñó eso. Luego llegas tú con tus sonrisas, tus rabietas, tus besos y tus estúpidas reglas. ¿Crees que no te quiero? ¿Crees que no me importas? ¿Entonces qué diablos hago aquí mojándome en medio de la noche rogándote que te quedes a mi lado? Jamás le había pedido a una mujer que se mudara conmigo, y sí, te mentí cuándo dije que nunca me había enamorado. La amé a ella, ¿de acuerdo? Pero no tanto como te amo a ti. Jamás había amado a una chica tanto como para investigar su número de cuenta y depositarle el dinero suficiente para pagar la renta de lo que para ella es su santuario.

Espera, ¿qué?

Cerró los ojos arrepintiéndose de lo que acababa de decir. — Así que aquí me tienes; rogándote, implorándote que no me dejes cuando apenas estoy aceptando el hecho de amarte más.

—¿Tú me diste ese dinero? — fruncí el ceño.— ¿Por qué? No me conocías.

— Y no me molestó hacerlo, te lo aseguro. Aunque no me lo creas, ya me importabas.

—Te odio, Seokjin. —sollocé.

—No, no me odias. —agarró mi barbilla entre las manos y me limpió los restos de maquillaje de debajo de los ojos con sus pulgares.— He amado antes, WooRi, igual que tú. Y a pesar de eso, nunca había sido tan peligroso, ni alarmante. Contigo caí y me fui directo hasta el fondo de este abismo.

Con mi cara entre sus manos, sentí su respiración chocar contra mi frente.

—Jin...—gemí.

—Amo tu sonrisa, amo tu corazón y amo tu alma. Pero, sobre todo, te amo porque me amas a mí. — Rozó sus labios con los míos. — Te amo, WooRi. Ahora cállame de la única forma que sabes hacerlo.

Lo besé con toda la pasión que había en mi corazón y también con todo el dolor que sentía por él.

—Te amo, Jin —Me sorbí las lágrimas y acaricié su rostro. —. Justo cuando pensé que lo nuestro no podía ser mejor, vienes a decirme que me amas bajo la lluvia.

Le brillaron los ojos. —Te amo tanto que me asusta, me asusta porque sé que puedo amarte aún más.

Bajé al cabeza, rogándole al cielo que después de esto, todo pudiera mejorar.

—E...estoy embarazada. —Confesé en un suspiro.

No hubo nada, ni un solo sonido salvo los truenos de la tormenta y el ruido las gotas cayendo al suelo bajo nuestros pies. Nada. Ni siquiera su respiración.

Alcé la mirada. Su rostro era pálido como el de un cadáver, sus ojos estaban tan abiertos que por un momento creí que se le saldrían de la cara, su boca estaba sellada, y claramente pude ver trabajando toda la maquinaria de su cabeza.

—¿Jin?

Parpadeó un par de veces, luego centró la vista en mi estómago. La sangre le regresó al cuerpo.

—Tenemos que comprar leche.— dijo.

Me harían  muy feliz si dejan un comentario bonito. Saludos.

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