Prólogo.
Japón, es uno de los países que cuentan con mejor calidad de vida por sus políticas educativas y sistema de seguridad, posee las cuatro estaciones del año, es el país perfecto para cualquier estancia.
Sin embargo alguien estaba en desacuerdo con vivir una vida normal y de felicidad en este país, pues desde que fué traicionado por sus socios se vió invicto en la constante sed de deseo de venganza, construyendo conforme el pasar de los años un imperio de mafía encubierta, tomando como apodo "El oscuro" Sus movimientos nunca eran predecibles a ojos de las autoridades, ¿algún día su imperio se vería descubierto? Pues este mismo le había costado la vida a su esposa, había creado enemistad entre su hijo mayor y él, mientras su hija menor desconocía su verdadera ocupación.
[...]
Trunks.
—Salut bonne nuit, si tu venais / "hola buenas noches, sí viniste" —pronunció mi padre en idioma francés.
—Claro padre debo dejarte algunas cosas en claro.
—Mais d'abord permettez-moi de vous saluer, vous êtes très beau / "pero antes déjame saludarte estás muy guapo"
—Ya deja ese idioma e acento padre conmigo no debes fingir.
—Lo siento acabo de regresar de Francia y aún conservo el acento e idioma, fue una osadia esquivar toda la seguridad.
—No me importa lo que hagas padre, ¿Qué hacias enviando a esos matones? —suspiré mientras él soltaba una calada de humo.
Le encantaba fumar un cigarrillo de vez en cuando por las noches, ese gusto no había cambiado en él.
—Te negaste a hablar conmigo —soltó secamente.
—¿Y por eso me buscas de esa forma? —negué con la cabeza como reproche, él solo apagó su cigarrillo en un cenicero y lo dejó de lado.
—Admito que quizás no fué la mejor manera pero, quería información y tu no me la diste así que tuve que buscarla por mi mismo —apoyó la espalda en el sillón de la limusina y mostró una sonrisa insinuosa—. Sin embargo me topé con otra sorpresita —aparté la mirada fastidiado y suspiré.
—A ver papá —volví la vista a sus ojos, demostrando total seguridad ante lo que diría no le daría ni siquiera una pequeña abertura para que hiciera lo que le diera la gana—: yo no necesito que te metas en mis asuntos se perfectamente quien tomó ese dinero de la empresa y no necesité de ti para averiguarlo y tampoco tomaré replesarias en su contra yo se solucionar mis asuntos.
—Ese traidor merece la muerte —entrelazó sus dedos luego de apoyar los antebrazos sobre sus piernas inclinándose al frente.
—No papá, métete en la cabeza que yo no soy cómo tú, el tenía sus motivos para hacerlo y me pagarán todo —fruncí el cejo viéndolo y el solo sonrió por media cara.
—¿Pagarán? —cuestionó elevando una ceja, inquiriendo en una respuesta.
—Es un decir padre —desvíe la mirada, había cometido un error al generalizar, pero esperaba que me creyera.
—¿Quién es la mujer que te acompañaba? —en cuánto escuché eso volví la mirada a él observándolo con recelo mientras su semblante seguía cuestionante y su mirada seria.
—Eso no te importa a tí —suspiré aún observándolo con fastidio.
—Me importa toda la gente que te rodea, iba a investigar quién es, sin embargo fuiste muy listo al evitar a todos mis hombres
—Pues deja de meterte en mi vida casi la matas —fruncí más el cejo, no permitiría que metiera a Pan y su familia en esto.
—Eso sólo fué una advertencia...
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