Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 18: Good Vibes

Daren

—Lo siento mucho —dijo por quinta vez mientras la ayudaba a subir las escaleras.

No sabía cuánto había bebido para terminar vomitando la entrada, mis zapatos, y sobre todo su vestido, pero el olor repugnante que emanaba su ropa me decía que lo suficiente para no poder caminar.

—¡Oye que estás haciendo!

La sorpresa de Gabi hizo que la borrachera se disipara un poco.

—Necesito que te cambies para bajar y tus pasitos tambaleantes por la escalera no ayudan.

Sin objetar nada, dejó que la cargara por los pasillos de la mansión, pero al ver que la llevé hasta una de las habitaciones más lejanas se tensó en mis brazos.

—¿Qué hay ahí? —preguntó con desconfianza.

—Mi habitación —con cuidado la dejé en el suelo y empujé la puerta—. Entra para que te cambies.

Al igual que una niña pequeña Gabi entró con timidez y se instaló en un rincón con las manos entrelazadas detrás de su espalda.

—¿Qué esperas? Quítate la ropa.

Con los ojos abiertos se volteó a mirarme.

—¡Degenerado! No me voy a desnudar frente a ti.

Cerré la puerta sonriendo, es una mal pensada.

—No digas tonterías Bambi, detrás de ti hay un baño —apunté la puerta que estaba a su espalda y busqué entre el closet la caja blanca que llevaba tiempo ahí y una toalla. Tenía que sacar ese mal olor antes de bajar—. Ten esto

—Gracias —dijo dándose la vuelta—. ¡Ni se te ocurra espiar!

—No haría eso —me quité los zapatos y con asco los arrojé lejos—. Aunque... no vería nada que no haya visto antes.

Gabriela con rabia azotó la puerta y le echó el seguro tantas veces como pudo, hasta zamarreo la puerta asegurándose que no podría entrar.

—¡Pervertido! —gritó a través de la puerta.

Sonriendo avancé hasta el armario, busqué ropa y zapatos nuevos, pero antes de irme a la habitación de Alex, escuché como el agua chocaba en el suelo de la ducha. Mi imaginación voló pensando en cómo el agua y el jabón recorrerían la redondez de sus pechos y la curva de su cintura hasta su cadera.

Sacudí la cabeza y me alejé de la habitación en donde Gabriela estaba desnuda a unos pasos de mí.




Cuando volví, ella aún no salía y comencé a darme vueltas como un león enjaulado, ya nos habíamos perdido demasiado tiempo y de seguro los demás se estaban preguntando en donde estábamos.

—¿Cómo me veo?

Santo Cristo Redentor.

Había valido la pena cada maldito minuto que esperé, se veía bellísima.

—Te ves... —la lengua la tenía pegada al paladar y los ojos de Gabi brillaban por una respuesta—. Limpia.

¡Por el amor de dios!

Solo es una mujer en un vestido de alta costura, veo cientos de ellas en la oficina, estaba acostumbrado a ver bellezas, pero había algo en ella que era absolutamente diferente, y ese algo me tenía atornillado al suelo mirándola.

—Ahora dígame, señor De Villiers —dijo avanzando al espejo—. Qué hace un hombre como usted, con un vestido tan fino escondido en su armario, ¿No me diga que por las noches se transforma?

Estaba loca.

—Claro que no —digo sin perder detalle de como Gabi se mira a detalle el vestido rojo.

Creo que voy a quedar sin ojos.

—¿Es de alguna exnovia?

Había dado justo en el clavo, ese vestido lo había hecho para Teresa, quería dárselo como regalo de cumpleaños, pero cuando planeaba entregárselo, descubrí la verdad de mi supuesta novia.

—Era para... tú sabes —me acerqué hasta ella y tomé los cordones del corsé a su espalda y comencé a jalarlos con fuerza para que quedara mejor. Gabi a pesar de tener medidas diferentes a las de Teresa, se había adaptado muy bien a la tela.

—Es bellísimo —sus ojos me miraban con atención a través del espejo—. Benditas las manos que fabricaron este vestido.

—Así es, tengo manos benditas.

—¿Tú lo hiciste? —dijo girándose a verme. Solo asentí.

—¡Diablos! Sabía que Atenea y tú se dedican al diseño de alta costura, pero esto es más de lo que imaginé.

—Debo reconocer que soy bueno en lo que hago, pero mi madre es brillante —volví a tirar de los cordones haciendo que Gabi volviera a su postura de antes.

Yo no era ni la cuarta parte de lo que era Atenea en diseño, aún tenía mucho que aprender de ella.

—El vestido de novia que elegiste lo diseñó mi padre hace unos años atrás, por eso estaba tan contenta cuando te vio salir con él en la boutique —me quedaban dos agujeros para terminar y el vestido ya se veía mejor, de reojo vi como su cara de felicidad se hacía más grande al ver su reflejo.

Parecía una diosa.

—Teresa es una tonta al haber dejado a un hombre como tú.

—¿A qué te refieres con eso? —até un nudo que se viera bien, y aparté el cabello ondulado de su cuello.

—Me refiero a un hombre con...

—¿Con?

En este corto tiempo había aprendido algunas cosas de mi futura esposa. Ella se ponía nerviosa con facilidad cuando se veía atrapada, se pellizcaba los dedos y tartamudeaba, y ahora lo estaba haciendo.

—Talento —dijo casi inaudible.

—Eres muy mala para mentir, sabes —le toqué la nariz con la punta del dedo.

—¿Por qué debería decirte mentiras? —instintivamente retrocedió y yo seguí sus pasos hasta que se detuvo contra el cristal del espejo.

—Dímelo tú.

—No tengo nada que decir.

Me acerqué un poco más, solo para molestarla.

—Aléjate —dijo haciendo todo lo contrario a lo que decía, nuestras respiraciones cada vez se sentían más cerca y agitadas.

—¿Y si no quiero hacerlo?

—No te atreverías.

—Pruébame —dije a escasos centímetros de su boca.

—¡Oh! ¡Cuánto lo lamento! ¡No he visto nada! —mamá hizo su entrada abriendo la puerta de par a par—. ¡Sigan haciendo a mi nieto, adiós!

El portazo de mi madre logró salvarme de lo que estaba haciendo, debía respetar los límites.

—Bajemos, papá debe sentirse solo entre tanta gente extraña.

Gabriela pasó como un rayo por mi lado, y salió tan rápido que casi no pude alcanzarla. Como si ella fuera un imán la seguí y la tomé de la mano justo antes de que saliera al jardín.

—Demos la bienvenida a los futuros novios —dijo Alex parado en el escenario.

Los aplausos no tardaron en llegar y toda la atención cayó sobre nosotros.

Se acercaron amigos y socios que había visto un par de veces a felicitarnos, pero Gabi parecía no prestar atención, buscaba a su padre con la mirada entre la gente y se tranquilizó cuando lo vio sentado con Abigail y la abuela pilar riéndose.

—Muchas gracias por sus palabras, les agradezco enormemente que hayan venido a acompañarnos —le dijo finalmente a Guillermo que abrazaba a su esposa. Este asintió y nos dejó solos.

Abracé a Gabi por la cintura y la guie hasta la mesa en donde estaba la familia reunida.

—¡Gabi qué bueno que llegas! La abuela me está platicando acerca de mi futuro novio, y según las cartas, está muy cerca.

Mi abuela siempre hacía eso con la gente que le agradaba, les predecía el supuesto futuro y la fortuna que se venía para ellos en los próximos meses.

—Siento la tardanza, un inconveniente con el vestido.

Mi madre nos miraba con una sonrisa cómplice, ella pensaba que me había llevado a la novia a juguetear. Gabriela se sentó a un lado de mi madre y escuchaba atentamente todo lo que le decía, estoy seguro de que ellas serán muy cercanas en este año.

Al levantar la vista mi alegría se esfumó, pensé que esta noche no vendrían.

—Mis felicitaciones a los novios —dijo Teresa sujetando la mano de Hansel.

—Gracias Teresa.

Si mi matrimonio con Gabi fuera real, dudo que ellas dos pudieran compartir el mismo espacio sin pelear. Teresa le mostraba abiertamente lo que le desagradaba la idea de nuestro matrimonio, y Gabriela se encargaba de recordarle a cada segundo que yo era suyo.

En pocas palabras no se soportan.

—Te ves muy elegante esta noche, te las arreglaste muy bien para ponerte mi vestido —dijo sirviéndose una copa de vino.

Teresa había visto el vestido cuando lo estaba diseñando, lo conocía a la perfección, debería haber visto venir que diría algún comentario fuera de lugar cuando se diera cuenta.

—Teresa no vuelvas a decir algo así —mi madre la miraba con el ceño fruncido. Nunca la había visto regañarla antes, creo que tiene una nueva favorita—. Incomodas a mi nuera.

Agradecía a mi madre por defender a Gabi, pero el escarmiento que le tenía a Teresa era mucho mejor.

Sin decir una palabra, me fui directo al escenario y toqué el micrófono para ver si estaba funcionando.

—Un poco de atención —dije llamando la atención de todos—. Primero que nada, les agradezco a todos por estar aquí esta noche, y presenciar el anuncio de mi matrimonio con la mujer más maravillosa que pudo mandarme el destino.

Los gritos emocionados de todos me daban ánimo para seguir con mi discurso.

—Gabriela, mi amor —mamá al escucharme estaba llorando a un lado de Gabi—. Llegaste a mi vida cuando más te necesitaba, alegraste mis días, y no me imagino cómo sería mi vida sin ti. No sabes cuanto deseo que termine esta semana para al fin ser tu esposo, y pasar el resto de mi vida a tu lado, linda, te amo.

Podía ver como una cabeza pelirroja hervía, estaba a punto de romper la copa que sostenía. Esto le enseñaría a cerrar la boca, y meterse en esa cabeza que no tiene lugar en mi vida.

La música romántica llenó el jardín, y todos esperaban expectante a que Gabi se levantara. Gracias a dios, captó mi plan y se acercó hasta la pista y con cariño sostuvo mis hombros y bailó conmigo Can't Help Falling In Love.

Todo fue muy romántico, Gabi me miraba como si realmente estuviera enamorada y yo de ella. Pero mi parte favorita era ver la rabia en Teresa cada vez que la besaba.

Debía admitir que una parte de mí, solo lo hacía para atormentar a teresa, pero la otra parte lo hacía con gusto, me estaba aprovechando descaradamente de nuestro acuerdo.




Me reía a carcajadas de Gabriela que bailaba como una loca con Abi, me alegraba que se lo estuviera pasando bien, y que no viera todo esto como si fuera una tortura.

—Me recuerda mucho a mi esposa —dijo David sentado a mi lado.

—¿Estaba igual de loca que Gabi? —el hombre asintió y ambos nos reímos mirando a su hija.

—Así es, era luz y alegría por donde pasara —pude ver unas pequeñas lágrimas que se le escapaban.

—Lo siento mucho.

Entendía su dolor, nuestra familia había pasado por algo similar, la única diferencia es que a su esposa se la había llevado una enfermedad, y mi padre había tenido un accidente automovilístico.

—¿Por qué no bailas con ellas? —preguntó girándose en la silla.

Eso nunca, me hacía falta una buena aceitada para bailar lo que ellas.

—No sirvo para eso —dije viendo como Gabi, Atenea y Abi bailaban conga con los demás invitados.

Cuando dieron alrededor de las 04:00 a.m. nos despedimos de todos los invitados, algunos se marchaban cansados y borrachos, pero todos decían que la habían pasado muy bien gracias a la novia que no le faltó con que entretener a los invitados.

Alex se llevó arrastrando a mamá a la cama, hace tiempo que no se emborrachaba al grado de no poder caminar. La abuela pilar y David se habían acostado mucho antes de que los invitados se fueran, y Abi estaba en una mesa hablando tranquilamente con uno de los socios.

Pero había alguien a quien no veía por ninguna parte del jardín.

¿Dónde te metiste señora De Villiers?

Me di media vuelta y entré en la casa buscándola, quizá está tirada en el sofá descansando un momento, había bailado toda la noche.

—¿Gabi? —nadie respondió.

Avancé hasta las escaleras, pero los murmullos que provenían de la cocina llamaron mi atención. Al acercarme un poco más distinguí mejor las voces, y me llenaba de rabia que fuera precisamente Hansel el que hablaba con mi futura esposa.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro