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20. Si juegas con fuego, terminas en cenizas

Ese viernes fuimos a celebrarlo a casa de Oliver. No teníamos dinero para gastárnoslo cada semana en pizzas y refrescos, así que nos comimos la famosísima tortilla de patatas que había preparado su madre ese mediodía. ¡Y que tortilla! Parecía que quisiera disfrazarse de bizcocho mullido. Alek arrugó la nariz cuándo vio la cebolla. En fin, no todos los chicos pueden ser perfectos, ¿no? Si no el mundo sería muy aburrido. Y menos caótico...

Alek se había ofrecido a pagarnos la cena en un fast food, pero lo habíamos rechazado. Era el único de los tres que trabajaba en ese momento, y no queríamos que se gastara sus ahorros en tacos y nachos.

Yo también había trabajado, ¡y a mucho honra! El verano pasado tuve que hacer repaso a dos monstruitos gemelos de ocho años. Estuvieron a punto de terminar las provisiones de mi paciencia. Así que, obviamente, no pensaba malgastar los míseros ahorros que había recibido gracias a intentar educar a los mismísimos diablos.

- ¡Es muy fuerte que hayas entrado en el equipo! - repitió Oliver por sexta vez. - ¡Eres buenísimo!

Y está buenísimo. De cerebro, obvio.

- Aún no me lo creo - contestó Alek a punto de dar un bocado a un trozo de tortilla.

- ¡Y Noel ha perdido la capitanía! Qué fuerte, qué fuerte...

- Qui firti, qui firti... - repetí para molestarlo. No dejaba de decirlo, soñaría con esas palabras.

Estaba claro que Oliver no sería jamás un poeta. O sí. Después de leer el famoso poema que se había hecho viral en Twitter "¿Sabes qué? ¿Qué? No lo sé", me esperaba cualquier cosa de la humanidad. ¡Bendito poema que nos había dejado con la duda a todos! Sí es que parecía un thriller.

- ¡Es que lo es, leñe! Ha estado años para llegar allí. Eso le pasa por estúpido.

Se me cerró el estómago. ¿Estúpido? Noel era estúpido, memo, engreído, cargante, idiota y tenía una deficiencia tan grande de materia gris que seguramente flotaba en el agua. Sin embargo, me sentí mal porqué yo era la única que lo había intentado conocer y sabía que él no estaba bien. Nada bien.

- Bueno, debía estar nervioso - me salió solo.

Alek levantó una ceja.

- Si consideras que estaba nervioso por quererme partir la cara, lo acepto - dijo con retintín.

Preferí no seguir por ese camino de arenas movedizas. Era más de piscina que de playa. La arena me ponía nerviosa. ¿Por qué algo tan diminuto se colaba por sitios tan extraños e incómodos?

- ¡Se ha terminado la era del terror! - sonrió Oliver, alzando sus brazos. - Adiós al período de Noel, el muñeco diabólico. ¡Saludos a la era en que los famosos pringados seremos respetados!

Era cierto. Noel no había ganado la capitanía. Su equipo había perdido en contra del equipo en el que estaba Alek. Irene, la chica que lideraba el equipo de Alek, ganó la mención de capitana.

Ella nunca había sido del grupo de los populares. De hecho, su grupo de amigos, los skaters que se pasaban la hora del patio comiendo pipas y fumando pitis repugnantes, pertenecían al grupo de los pringados. En fin, según Noel y su tropel todos los que no íbamos con su grupo de populares éramos unos fracasados.

Qué irónico, juraría que fracasado significa una persona desacreditada a causa de los fracasos padecidos en sus intentos o aspiraciones. En lengua moderna: una persona que ha fallado o no ha alcanzado su objetivo. Creo que no se necesita un letrero neón fucsia para saber que en ese mismísimo momento esa frase rezaba el nombre de alguien: NOEL MARTÍN.

Así que el arte que tenían los adolescentes para extender rumores había surtido efecto. En ese mismo instante todo estaba del revés. Algunos populares habían dejado de meterse con los deshonrados (prefiero esta palabra a la de pringados), y estos últimos comenzaban a no agachar la cabeza. Oliver se había referido a la famosa escena de la película High School Musical en la cafetería y había estado horas cantando Stick to the Statuos Quo (no hace falta confirmar que no servía ni para poeta, ni para cantante).

En fin, siempre debería haber sido así. Las personas son únicas y especiales. Algunas más especiales que únicas.

- ¡Por fin puedo descansar! - gritaron desde la puerta, sorprendiéndonos a todos.

Entró la madre de Oliver, repiqueteando con fuerza y se tiró justo en el sofá que había a nuestro lado. Se sacó los taconazos que llevaba. Carme nunca había sido una mujer vergonzosa, siempre lucía sus curvas con estilo y practicaba deporte extremo corriendo con esos tacones.

- ¡Lena, cariño! ¿Cómo estás? ¿Qué tal tu madre? - se rio mientras nos miraba. - ¡Ei, Alek!

- Sí, mamá. Sigo vivo. No he quemado el piso. Gracias - murmuró Oliver, poniendo los ojos en blanco.

- Menos mal que hoy no estabas en la tienda, Alek. De verdad, la gente.... Cómo me dijo Lena, hay gilipollas esféricos. Los mires, por dónde los mires, seguirán siendo sumamente estúpidos - comentó guiñándome un ojo. Me reí.

- No sabía que trabajabas en la lencería, Alek - lo miré. Dibujé una sonrisa ladina, divertida por la situación.

- Sí, así ayudo a mi madre a pagar las deudas - sonrió. - ¿Quieres que un día te enseñe los camisones de encaje?

Oliver escupió el refresco que estaba bebiendo, con los ojos muy abiertos. Me puse bien las gafas. Error 404 Not Found. Si seguía hiperventilando así se empañarían. No quería que Alek ganara ese asalto, avergonzándome.

- ¡Sí, Lena! Deberías pasarte un día - añadió Carme, empeorando la situación. - Ha llegado un nuevo encargo que te encantaría. ¡Las transparencias están de moda!

- Me pasaré. Será interesante ver qué camisón crees que me quedará mejor - nuestros ojos se conectaron, retándonos.

Era competitiva de nacimiento. Jaque Mate.

- ¿Qué ha pasado aquí que no me he enterado? - Oliver frunció el ceño.

Justo me llamaron en el móvil. Palidecí cuándo vi el nombre.

- Oliver, me acompañas un momento.

No fue una pregunta. Él asintió, extrañado por mi cambio de humor. Alek no dijo nada, lo agradecí. Fuimos a la habitación de mi mejor-amigo y la cerré con cuidado. Era una habitación pequeña, adornada con posters de influencers (algunas influmierders) y modelos de ropa que hacían posturas extrañísimas. ¿No les dolía la espalda arqueados de esa manera?

- ¿Qué pasa L...? - antes que pudiera terminar de preguntar le enseñé la pantalla dónde estaban las llamadas perdidas.

- ¡El padre que la parió! ¿Es ella?

- Oliver, no conocemos ninguna Ronnie más - dije disgustada.

Tenía cuatro llamas perdidas de Verónica. No le había contado a Oliver lo que había pasado porque pensé que no volvería a ocurrir. Que se volvería a olvidar de nosotros. Como siempre.

- Hace unos días me vino a ver...

- ¿Y no me lo contaste por...?

- ¿Por qué pensé que no valdría la pena? Para qué gastar las energías con una persona como ella, sería como gastar energía regando las plantas mientras llueve.

- Lo pillo, lo pillo - dijo alzando las manos. - Verónica es una cerda.

- Una cerda egoísta.

- Una cerda que se ha equivocado mucho - me pasó un brazo por el cuello y me hizo sentarse a su lado en la cama. - Lo que pasa es que ella aún no lo sabe. Está ciega, Lena. Ciega de amor y de odio a si misma. Y nosotros debemos ayudarla.

- ¿Cómo? No se puede ayudar a una persona que huye de la verdad - dije seria.

- Pareces toda una detective, como ese Hulio Potorrot de la escritora de misterio. Esa de la que tanto hablas. ¿No te gustaría estudiar criminología?

- Se llama Hércules Poirot, un personaje de Agatha Christie y... ¡Oye, no me cambies de tema!

- Perdón, perdón. Pues eso, que debemos ayudarla.

- ¿Cómo? - negué con la cabeza, viendo la causa perdida.

- Ayudándola a reencontrarse, que vea la verdad. Y ahora tú puedes hacerlo, calabacita. Con paciencia.

- El saldo de mi paciencia se agotó hace tiempo, y estoy pobre para renovarlo - puse los ojos en blanco.

Ambos pegamos un salto cuando mi móvil empezó a sonar. Volví a respirar cuando vi que se trataba de Doña Cecile, mi madre. Me había enviado un audio whatsapp.

"Bonita, he ido al centro de Barcelona a hacer unos recados y estoy volviendo a casa. ¿Quieres que te pase a buscar? Aunque si vas borracha o alguna tontería me avisas, que doy media vuelta. No quiero que vomites en mi coche, que hoy lo he limpiado. Bueno. Eso cariño, que paso a por ti. En casa de Oliver, ¿verdad?".

Le contesté con un Sí y una carita de ángel, para que no se preocupara. ¿Des de cuando se creía que yo bebía? ¡Solo fue una vez! Y nunca más. El alcohol mata a las células grises y te deja atontado.

¿En qué momento se había vuelto tan normal beber cada fin de semana hasta perder los sentidos? ¿En qué momento se había normalizado consumir una droga en los jóvenes? La verdad, es que me preocupaba (y lo sigue haciendo) que la juventud bebiera tanto y fuera un hecho tan normal.

Algunas veces, incluso mis amigos, me miraban extraño por no querer beber cervezas. ¡Qué teníamos casi 18 años! Nos creíamos adultos y no llegábamos a mocosos. El yo controlo es una utopía más grande que el campo de Oliver y Benji. Además, era obvio que las experiencias más ridículas de la vida tenían una palabra de siete letras: alcohol. El agua no solucionará tus problemas, pero el alcohol tampoco.

Mi madre me hizo una llamada perdida y me despedí de Oliver, dándole un abrazo de oso, que él correspondió. Oliver siempre fue la calma en mi vida, aunque él fuera más de crear ventiscas. Pero nos comprendíamos y nos ayudábamos. Con él podía tener mi esencia propia y sabía escuchar todo aquello que yo no decía. Le quería mucho.

- ¡Hasta luego! - grité mientras salíamos al ascensor. - Dile adiós a tu madre de mi parte.

- Ya se lo diré, a no ser que me deje traumatizado con sus cantos de ópera en la ducha.

Le di un leve golpe en el hombro, riéndome.

- ¿Y de mí no te despides? - contestó un coqueto Alek.

Se apoyó en el marco de la puerta con los brazos cruzados y las cejas levantadas.

- En fin, las hormonas. ¿Quién las entiende? - dijo Oliver mientras levantaba las manos, rindiéndose, y nos dejaba solos.

Traidor.

- No sabía que me echarías de menos - dije a la defensiva.

Se acercó y me quedé muy quieta. No me lo esperaba. Me dio un beso en la mejilla, muy cerca de mis labios. Se me formó un nudo en el estómago. ¿Ese era su jaque mate? ¿Su juego des del principio? Intentar seducirme para bajar mis defensas y conseguir superarme en el Instituto. Já. Que se lo creía. Y él sabía que la atracción mental es mucho más fuerte que la física. De una mente no te libras jamás.

Lo separé y le puse un dedo encima de sus labios. Me arriesgué. Nuestros ojos conectaron y fue más íntimo que cualquier otro movimiento. Todo mi interior tembló. Creamos el caos.

- Si juegas con fuego terminarás en cenizas. Conmigo no - susurré cerca de sus labios y me fui.

☁️ ☁️ ☁️

Mi madre esperaba abajo, en su furgoneta azul antiquísima pero que amaba como a nadie. Me subí, aun temblando por dentro, y le di un beso en la mejilla.

- ¿Cómo ha ido el partido? - sonrió mientras comenzaba a conducir el trayecto hacia casa.

- Bien, Irene Moliner ha ganado la capitanía y Alek ha entrado en el equipo.

- ¿El primo de Oliver? - dijo Doña Cecile. Asentí. - Parece un buen chico.

Sí. Un buen chico, con letras mayúsculas. Le estaba comenzando a maldecir por haber entrado en mi vida.

- Nada, nada. Un chico normal y corriente - solté de golpe. Mi madre levantó las cejas.

- ¿Así que te gusta?

Mierda. Mierda. Mierda.

- ¿Cómo me va a gustar? Lo acabo de conocer. Además, ya sabes que los científicos han hecho estudios y dicen que para enamorarse se tardan 90 minutos de conversación íntima con preguntas y respuestas sinceras. ¡Y no hemos tenido tanto tiempo! Qué estamos en segundo de Bachiller. Yo solo tengo tiempo para llorar cada noche por los exámenes que vienen, desear que la Selectividad pase rápido y rezar para que no me quiten la matrícula de honor.

- Cariño mío, ya lo hemos hablado muchas veces. Tenemos el dinero necesario para que puedas estudiar dónde quieras. ¡Así que no te sobre esfuerces! Te querré igual.

Ya, lo sabía. Pero los hijos siempre intentamos demostrar más a nuestros padres, y allí estaba yo. Compitiendo para conseguirla. Me quedé mirando a mi madre y, de repente, me puse a reír a pleno pulmón. No podía ser.

- ¡Oye! ¿Qué pasa? ¡Me has asustado?

- Disculpa, disculpa - me reí. - Pero... ¿Y esa sugilación?

- ¿Sugusqué? Por dios, Lena. Habla bien.

- Sugilación, chupetón, hematoma. El moretón que tienes en el cuello - me reí a pleno pulmón.

Nunca había visto a doña Cecile tan avergonzada, parecía un tomate. Se habían cambiado las tornas, ahora ella era la niña y yo su madre. Con un mechón de su cabello rubio se lo tapó.

- Así que, haciendo cochinadas, ¿eh? - moví las cejas arriba y abajo.

Ella y yo siempre habíamos tenido muchísima confianza. Así que me dolió que evadiera el tema y me mintiera. Sé que era mi madre, pero nunca había tenido reparos en contarme su vida privada. ¿Por qué todo el mundo parecía tener secretos? Ah, mierda. Yo también los tenía.

- Fue un golpe, nada más. - sonrió abochornada. - Ya hemos llegado.

Encontramos aparcamiento delante de casa, todo un privilegio teniendo en cuenta que era un viernes a las diez de la noche. A decir verdad, el barrio dónde vivíamos no tenía mucho movimiento nocturno. De vez en cuando, algunos descerebrados se movían por allí, intercambiando substancias extrañas.

Abrimos el portal y subimos el ascensor. Nada más salir lo vi delante de su puerta mirando el cielo abierto del patio de vecinos.

- Ahora vengo mamá, no tardaré mucho.

- ¿Así que también te gusta el vecino? - susurró divertida.

- ¡Mamá! - le lancé una mirada de advertencia que ella entendió. Asintió y se fue.

Noel tenía un cigarrillo entre los dedos, aunque a decir verdad no estaba ni encendido. Su cabello revoloteaba por el aire y la chaqueta de cuero desgastada le venía grande. De lejos parecía alguien valiente, capaz de deslumbrar a la luna y cazar todas las estrellas. Sin embargo, cuando me acerqué lo vi tan pequeño.

- Buenas noches, Noel.

- Noches, porqué para bueno ya estoy yo.

Hay millones de palabras y de expresiones, pero no era posible combinarlas para expresar lo que sentía en ese momento: lo quería noquear con una sartén. Cambié de tema.

- No sabía que fumaras.

- No lo hago - dijo pasivo.

- A ver si adivino. Ahora quieres parecerte a ese personaje de la película "Bajo la misma estrella" que vimos en clase y decir "es una metáfora: pones el objeto que te puede matar entre tus dientes, pero no le das el poder de que lo haga".

Noel bufó, pero apareció la sombra de una sonrisa irónica.

- La toca huevos de la clase lo tenía que decir. Pero siento destrozar tus fantasías, no es por eso.

- Y es por...

Él se giró de espaldas a la barandilla y se recostó en ella, mirándome con las cejas levantadas. Sus músculos estaban tensos y se mordió el labio nervioso.

- ¿Por qué tienes la necesidad de saberlo todo? Eres bastante insoportable.

Abrí los ojos. ¡No había dicho eso! ¡Mequetrefe! Fruncí los labios y arrugué la nariz.

- Paso, contigo no se puede - me giré para irme. Igual todo era mi culpa por esperar algo de él.

Noel me cogió de la muñeca, girándome y acercándome a él. Tuve que levantar la cabeza para mirarle los ojos.

- Deberías dejar de hacer esto - él me soltó y yo me crucé de brazos, esperando su explicación de por qué era tan sumamente idiota.

Él cogió aire. Sus ojos se volvieron más oscuros.

- Sé que si lo hago no habrá vuelta atrás. Pero que mata antes, ¿odiar-se o fumar?

Debería haberme esperado una respuesta así. Me volví blanda ante esa sinceridad tan aplastante.

- Dejar de odiarse tiene solución. Curar tus pulmones no. Deberías...

- Debería saber que quiero; debería conocerme a mí mismo; bla-bla-bla. Pero hoy no me apetece hacer turismo adentro mío. Hoy no.

Estábamos demasiado cerca. Su aliento acariciaba mi piel, dejando un rastro de llamaradas que se apaciguaban con el frío del invierno. Quería alejarme, correr lejos de él. Sé que era lo mejor, pero el mundo se estaba desvaneciendo. Era una noche sin estrellas dónde solo existíamos él y yo. Lo odié. Creo que él también lo hizo.

- No puedo cambiar. Mentira. No quiero cambiar. No pueden romperme si yo soy el primero en hacer daño.

- El problema es que ya estás roto, Noel. Te estás autodestruyendo. Deberías buscar ayuda.

Una carcajada agria brotó de su garganta.

- ¿Ayuda? ¿De quién? ¿Del espíritu santo o de Papá Noel?

Di un paso para atrás.

- A no ser que el espíritu santo o Papá Noel sirvan como psicólogos, que lo dudo mucho porque ambos no existen...

- ¡Me acabas de destrozar la infancia! - puso los ojos en blanco.

- ¡Deja que termine de hablar!

- No hay nada de qué hablar.

Me froté los ojos con las manos. Maldito mundano estúpido y engreído. Esa vez fui yo quién lo cogió del brazo para que no eludiera el tema y se escapara.

- No voy a permitir que te acobardes y te rindas, Noel. ¡No lo voy a permitir! Estaré loca, aunque loca significa que ha perdido la razón y yo tengo claro lo que quiero. Odio que te rindas, no seas cobarde. No huyas para no tener que lidiar con el dolor.

Una de mis frases favoritas era "si alguien pudo hacerlo yo también puedo, y si nadie lo ha hecho nunca yo seré la primera".

- ¿Y que pretendes hacer? ¿Cambiarme el cerebro y convertirme en un Frankenstein?

- Eso estaría bien. Aunque Frankenstein, Víctor Frankenstein es el científico que creo al monstruo que todo el mundo conoce. Este último se creó a partir de partes diferentes de cadáveres.

- No ayudas así.

- De acuerdo, haremos esto. Un día a la semana. Un día a la semana te ayudaré a conocerte a ti mismo. Será todo un experimento ver si realmente tienes corazón o eres un humano con tendencias idiotas.

- Qué ánimos me das - refunfuñó.

- ¿Aceptas o no?

- Eres peor que la gripe. Está bien. Nos vemos.

Entré en mi casa, sonriendo por mi pequeña victoria. Todo había sucedido deprisa y sin pausa. Sin planearlo. Me gustó. Ojalá fuera eterno todo aquello que nos hace sentir bien.

😍 Capítulo nuevo 😍

🌟 ¿Qué os ha parecido? Me encanta leer vuestros comentarios.

¿Qué os ha parecido? Ya empezamos con todas las reglas para dejar de ser idiota. 😵‍💫

🥰 Le dedico este capítulo a EFiPz0117 por comentar el capítulo anterior y leerme. ¡MIL GRACIAS! El próximo capítulo lo dedicaré a la primera persona que comente. (no repetiré dedicaciones para poder llegar a todos, jo) 😱

PREGUNTA COTILLA

→ La cosa entre Alek y Lena está un poco tensa. La fraseeeeeeeeeee... ¿Qué os ha parecido?🤫

→ Y seguimos con los secretos que... PRÓXIMAMENTE SE REVELARÁN 🌚🌚🌚

¿Os gustan los triángulos amorosos? 😏😏😏

→ ¿Nachos o patatas fritas? 🍟🍟

¿Película favorita? 🎶

Os dejo el último vídeo que subí en mi canal de YouTube! Y recordaros que me podéis seguir en mis redes sociales para saber más sobre wattpad o GPDI. 😇😇😇😇

GRACIAS POR APOYARME EN TODAS LAS REDES SOCIALES, sois lo más. 😍😍😍😍

https://youtu.be/g_86Tiij07w

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