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Capítulo veinticuatro

Desde esa primera noche en que Josh y yo nos besamos, dimos paso a ese sentimiento que nació a partir de una amistad. Cada que recordaba ese momento en que acortamos cualquier distancia entre nosotros, veía su expresión; esa mirada en donde coexistía la confusión y el cariño que sentía por mí, mientras me mostraba todas las emociones reprimidas que por tanto tiempo guardó en su corazón.

Solíamos encontrarnos más seguido para cenar juntos, practicar mis clases de guitarra, o simplemente permanecer en su apartamento mientras él escribía sus canciones y yo me dedicaba a estudiar mis clases de la universidad; otras veces dormíamos juntos y nos besábamos hasta quedarnos dormidos.

Me había acostumbrado a pasar tiempo con él, a que habláramos por mensajes cuando estábamos lejos, a que me llamara al salir de clases solo para asegurarse de que nadie me hubiese hecho daño, y que pasara a recogerme cuando necesitaba verme.

Me descubrí a mí misma pensando constantemente en él, deseando pasar más tiempo a su lado. Cada día mi interés crecía y ya no era solo la necesidad de querer verlo, sino también de tocarlo...

Habíamos dado ese paso en el que podíamos coquetearnos sin impedimentos. En que podíamos tocarnos sin incomodidad. Y en que nos besábamos sin culpa. Todos los días, ese sentimiento me iba gustando más y más. Y algunas veces era tan intenso... que mi corazón parecía estar a punto de estallar.

Justo ahora estábamos en su habitación, mientras transmitían una película en la televisión. Ambos nos encontrábamos sentados sobre la cama, con su espalda recostada sobre mi pecho, y su cabello hacía cosquillear mi barbilla.

—¿Estuviste toda la noche ensayando otra vez? —le pregunté al notar que comenzaba a quedarse dormido.

—Sí... —contestó—. Tenemos un concierto pronto y debemos prepararnos para la competencia de bandas.

—¿Ya anunciaron las fechas?

—Sí, Miles me las acaba de enviar... —asintió, enseñándome la pantalla de su celular. —. De hecho... te tengo... una propuesta.

—¿Ah sí? —lo miré expectante.

—La competencia se hará en Plymouth la próxima semana —contestó, girando su rostro hacia mí—. ¿Quieres venir conmigo?

Había asumido que cuando la fecha del concierto llegara, no podría verlo por varios días, ya que la banda estaría ocupada en ensayar para la competencia. Sin embargo, no imaginé que Josh querría llevarme con él de viaje.

—...nos iríamos en mi camioneta y nos quedaríamos a pasar tres noches allá —continuó.

—¿No puedes estar sin mí, verdad? —arqueé una de mis cejas.

—Apiádate de mí —murmuró con una sonrisa coqueta en sus labios.

—Claro que sí —reí—. No me perdería ese concierto por nada.

—Ah... esa es mi chica —gruñó contra mis labios antes de robarme un beso, de esos que nublaban mi mente y me aceleraban el pulso.

Tres noches en Plymouth... 

Desde ya me causaba curiosidad saber qué cosas podían ocurrir durante ese viaje...

Con ese acuerdo entre nosotros, nos preparamos para el concierto que nos mantenía a todos muy expectantes. La banda se había reunido en casa de Josh para escoger sus mejores canciones y mientras ellos se encargaban de trabajar, yo los ayudaba preparando bocadillos durante sus descansos.

Ya casi me sentía parte de ellos y la relación con los demás miembros se fue afianzando a medida que nos veíamos más seguido. 

—Entonces, llevaremos los instrumentos en la furgoneta de Dereck y Josh se encargará de trasladar nuestro equipaje —señaló Xander.

Al viaje también se uniría la novia de Dereck, así que, no sería la única chica que estaría allí.

—El primer concierto será el viernes, tendremos que pasar a la siguiente ronda para presentarnos el sábado y llegar a la final del domingo —declaró Dereck—. Si ganamos, podremos tener la oportunidad de obtener dinero suficiente para conseguir un nuevo lugar en dónde ensayar y ahorrar para una furgoneta más grande.

—Definitivamente, tendremos que ir a por esos dólares —asintió Miles—. Ya no podemos seguir quedándonos en el sótano de Xander.

Todos asintieron de acuerdo, comprometiéndose en dar todo de sí mismos durante esas tres noches de tocata. Así que, comenzamos a embarcar todo lo necesario para quedarnos durante todo el fin de semana.

—Si tomamos la ruta de la avenida Newport demoraremos menos —avisó Dereck quien sería el encargado de conducir la furgoneta.

—Nosotros los seguiremos —asintió Josh.

Me subí en el asiento del copiloto, lista para partir. Josh se aseguró de que no faltara nada y posterior a ello, se subió detrás del volante, emprendiendo rumbo hacia la carretera.

—¿Estás nervioso? —le pregunté, observando su perfil. Llevaba unas gafas oscuras y su cabello aun conservaba la trenza que le había hecho durante la mañana.

—Sí... un poco —contestó con la vista en el frente, pero una de sus manos se encontraba puesta sobre mi muslo, acariciándome con delicadeza.

Sus manos no podían mantenerse alejadas de mí y estaba acostumbrándome a sus demostraciones de cariño las cuales implicaban sentir el roce de sus dedos sobre mí. El clima cálido me permitió usar uno de mis vestidos favoritos, así que, su toque estaba directamente sobre mi piel. Su mano se veía mucho más grande al estar sobre mí, y cada vez me parecían más atractivas.

—Estoy segura de que lo harán bien —lo animé y apoyé mi mano sobre la suya—. Esta podría ser una gran oportunidad para ustedes.

Tenía la certeza de que ellos realmente lograrían pasar a las finales y no cabía duda de que podrían ser los siguientes en ganar. Incluso si para Josh esto era solo un pasatiempo, seguía estando completamente comprometido con la banda y con su música. 

Nos restaban 16 millas para llegar a Plymouth y durante el trayecto, nos desviamos del camino para ir hacia la zona de la playa, en donde Xander se había encargado de arrendar una cabaña por tres noches para todos.

La casa tenía cuatro habitaciones, dos baños, una cocina y una sala de estar con vista hacia el mar. El patio era lo suficientemente espacioso para que la furgoneta y la camioneta pudiesen estacionarse, así que, no hubo objeciones.

—Las habitaciones grandes serán para los que tienen pareja —avisó Dereck, sujetando la mano de Meredith, su novia.

—No tengo problema con ello —asintió Josh, mientras descargaba mi bolso.

Obviamente, ninguno de los dos se sentía incómodo ante la mención de dormir juntos, ya que eso habíamos estado haciendo durante las últimas semanas. Me había acostumbrado a dormir entre sus brazos y a despertar por las mañanas viendo su lindo rostro descansar plácidamente a mi lado.

Josh solo me dedicó una sonrisa traviesa y pude sentir su mirada puesta en mí, escondida bajo sus gafas.

—Venga, vayamos a conocer la habitación —señaló, arrastrándome con él.

Nos tocó la única habitación en el primer piso y esta se encontraba unida a uno de los baños. La cama era lo suficientemente grande para ambos, con un enorme respaldo de madera y las ventanas tenían vista hacia la playa.

Rápidamente me senté sobre la cama, brincando sobre ella. Respirar otro aire definitivamente me hacía sentir mucho mejor.

—Debemos prepararnos para hacer la prueba de sonido —avisó Josh, quitándose la camiseta holgada que estaba usando, para intercambiarla por una más acorde a su estilo rockero.

Definitivamente, las camisetas musculosas eran mi debilidad, sobre todo cuando él las usaba, enseñando sus músculos marcados, los brazos firmes y los hombros anchos. Era un placer visual que realmente disfrutaba admirar.

Se colocó un poco de esa loción que me encantaba, dejando ese aroma en el aire. Olía tan bien y cerré los ojos por un instante, imaginando... tonterías. 

—Creo que... necesito una ducha —dije, levantándome de la cama de un brinco. 

Fui directo hacia donde se encontraba mi maleta, abriéndola para poder sacar el atuendo que usaría para el concierto, sin embargo, lo primero que saltó a la vista fue mi ropa interior. Rápidamente, intenté ocultarla, pero Josh ya tenía sus ojos puestos en mí.

—Lindo... —sonrió de lado.

Me guiñó un ojo y mis mejillas ardieron en ese preciso instante. Intenté ignorar mi vergüenza, dispuesta en encerrarme en el baño para tomar la bendita ducha, así que, me metí debajo de la regadera, dejando el agua cayera sobre mí. 

Había escogido mi mejor conjunto para poder venir a Plymouth con él. Sabía que esa tensión entre nosotros se estaba volviendo insoportable y hasta los roces más delicados provocaban que ese interruptor se encendiera en mi cuerpo.

Respiré hondo, intentando calmar esas sensaciones que me embargaban. Cuando estaba con Josh, mi cuerpo y mis pensamientos se sentían ajenos, como si él fuese el dueño de cada parte de mí.

Cuando salí del cuarto de baño, Josh ya estaba listo para marcharse. Sus pupilas rápidamente recorrieron mi figura, detallando el vestido que había escogido para esta noche y otra vez, esa mirada lobuna apareció para acecharme. 

—Será difícil despegar mis ojos de ti durante el concierto —murmuró acercándose peligrosamente a mi rostro.

Cuando sacaba ese lado atrevido, mi corazón latía con desenfreno. La punta de su nariz se hundió sobre mi cuello, subiendo lentamente por mi piel, frotándose entre el lóbulo de mi oreja y mi mejilla.

Solo con ese simple gesto, todo mi cuerpo se estremeció. Su aliento caliente rozó mis labios al inclinarse para besarme y mi corazón comenzó a bombear con fuerza. Estaba a punto de recibir uno de esos besos profundos que arrasaban conmigo y con mi cordura.

Sus dientes presionaron mi labio inferior antes de aplastar mi boca, comenzando con el vaivén de nuestros cuerpos al estar junto al otro. Su lengua húmeda rozó la mía y sus manos rodearon mi cintura, atrayéndome hacia él para que ninguna corriente de aire pasara entre nosotros. Su pecho firme chocó contra el mío, sus manos me sujetaron sin esfuerzo, y ambos caímos sobre la cama dejándonos en una posición comprometedora.

Sin embargo, el grito desde el otro lado de la puerta hizo que el hechizo se rompiera y que ambos nos sobresaltáramos. 

—¡Los estamos esperando! —avisó Xander, dando golpes sobre la madera.

Mi mirada se posó sobre él, observando que se había llevado mi labial y que su boca lucía más hinchada y roja. Demasiado apetecible como para volver a comérmelo a besos. Pero el resto del grupo nos esperaba para marcharnos y no podíamos hacerles perder más tiempo.

—Subieron una foto del evento hace una hora y el lugar ya está lleno —avisó Dereck. 

—Eso significa que tendremos que luchar por conseguir un buen lugar para verles —comentó Meredith. 

—Quizás podamos conseguir algún tipo de pase a la zona VIP. Así no tendrían que estar aplastadas por la multitud.

Tal y como Dereck había dicho, el lugar del concierto estaba atestado de personas. Tuvimos suerte al poder conseguir estacionamiento, ya que la banda debía bajar sus instrumentos, sin embargo, veía imposible llegar hasta delante del escenario con toda esa multitud instalada. 

Josh colgó el bolso de su guitarra en su hombro y con el otro brazo, rodeó mi cintura.

Avanzamos hacia el interior del lugar, siendo recibidos por el guardia de seguridad quien nos guio hacia la zona en donde se estaban preparando el resto de las bandas competidoras. Varios de ellas ya contaban con su propio club de fanáticos, mientras que Meredith y yo éramos las únicas aquí, apoyando a los chicos. Me arrepentí de no haber hecho una pancarta con su nombre y creo que ella pensó lo mismo.

—Tendremos que gritar muy fuerte cuando ellos se presenten —señaló, uniéndose a mí. 

—No me importa perder la voz esta noche —asentí de acuerdo. 

Al menos habíamos conseguido un buen lugar para ver el escenario al ser consideradas como parte del equipo que los acompañaba. 

La primera banda que se presentaría eran de la Universidad Tufts en Medford. Así que, había un gran número de universitarios apoyándolos. A pesar de que eran buenos, sus canciones no eran autenticas y muchas de ellas pertenecían a otras bandas conocidas. Supongo que eso les restaba puntaje en originalidad, por lo tanto, podíamos ir a la cabeza después de ellos. 

Posteriormente, se presentaron otras tres bandas antes de que nuestros chicos salieran al escenario tras la mención del presentador. Cada uno de ellos tomó su lugar, siendo iluminados por las luces de colores enfocadas en sus rostros. 

Por su puesto, toda mi atención se la llevó Josh. Lucía mucho mejor que cuando salió de la cabaña o quizás, era a causa de ese magnetismo hipnótico que me envolvía cuando él estaba detrás de un micrófono. Lo cierto era que me encantaba.

Josh alzó la mirada, buscando entre el público con una expresión neutral en su rostro. Sin embargo, en cuanto sus ojos se cruzaron con los míos, sus labios se curvaron en una sonrisa amplia que encendió mi corazón.

Se quedó observando en mi dirección, atrayendo la atención de varias personas. No pude evitar sonrojarme, pero, aun así, me sentí emocionada. 

—¡Les damos la bienvenida a West Coast! —anunció el presentador, provocando la ovación del público.

Meredith y yo gritamos y aplaudimos con fuerza, uniéndonos para convertirnos en sus más grandes fans. El concierto inició y los jueces comenzaron a evaluar su presentación. 

Josh desbordaba confianza al moverse por el escenario, sujetando su guitarra al hacer sus solos. El movimiento de sus dedos era simplemente magnético, deslizándose rápidamente sobre las cuerdas de la guitarra, tocando con agilidad. Su cabello peinado hacia atrás, despejaba su rostro, dejando ver esa expresión llena de éxtasis que entumecía mis sentidos, volviéndome presa de su encanto. Su voz seguía siendo una de mis más grandes fantasías y sentí que perdía el aliento al oírlo cantar. 

Josh relamió sus labios, mi atención se perdió en el gesto, probablemente la imagen de él allí arriba no se borraría de mi mente por el resto de la noche. Y durante la siguiente canción, se vio obligado a deshacerse de la chaqueta de cuero, quedando con esa camiseta musculosa que dejó su figura al descubierto. El sudor recorría su cuello hasta perderse en su pecho. La tela se le pegaba a su cuerpo, resaltando los músculos marcados de su abdomen y las venas que sobresalían al sujetar la guitarra, seguían su camino por sus brazos. No podía explicar lo que me pasaba con él, algo en mí se encendía abruptamente, recorriendo cada fibra de mi ser al verlo.

Incluso sentí que algo había cambiado en mi mirada, todo mi cuerpo vibraba y mi piel ardía. Sentía mucho calor y ese ardor envolvente estaba nublando mis pensamientos. Josh posó sus ojos nuevamente en mí, viéndome fijamente.

Sonreí en su dirección y él me devolvió el gesto, guiñándome un ojo. 

Finalmente, fueron por la última canción en su lista para esta noche. Y en cuanto oí el inicio de ella, mi pulso se aceleró. 

Era la canción que ensayaron en el sótano de Xander. Aquella que logró hacerme fantasear con él... Y dios, mi corazón pareció derretirse en ese preciso instante. Incluso pude notar que sus ojos se oscurecieron bajo esa mirada seductora, mientras me dedicaba cada palabra.

Respiré hondo intentando calmar mi respiración, pero no pude contener el latido acelerado de mi pecho. No podía resistirme a su voz ronca al son de ese ritmo sensual, el cual se profundizaba, tomando un tinte más oscuro y... provocativo.

—Te está comiendo con la mirada... —murmuró Meredith cerca de mi oído, con una sonrisa picara en los labios. 

Mi garganta estaba seca y el ardor era casi insoportable. No podía creer que una canción causara tales sensaciones en mí, en mi cuerpo, en mi mente... El deseo y pasión que emanaba, la tensión que nos envolvía a los dos... Todo eso estaba sofocándome.

Atrápame entre tus dedos y tócame un poco más... Quiero arder en tus labios y ser tuyo una vez más... —Los ojos de Josh recorrieron mi cuerpo como si acariciara cada parte de mí a la distancia.

Ya no podía detenerlo...

No podía frenar esto que sentía por él, el anhelo de que me tocara y besara de la misma forma en que cantaba esa canción, yo... quería todo

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