
Capítulo nueve
Leon dormía plácidamente, descansando cómodamente sobre mi hombro. Mantenía sus parpados cerrados, con sus brazos cruzados sobre su pecho y su cuerpo completamente apoyado en el mío. Tenía los ojos hinchados de tanto llorar y tras una larga noche de espera, al fin pudo encontrar algo de tranquilidad.
Creí que su angustia jamás terminaría. Eran casi las seis de la mañana, y aún no habíamos obtenido respuestas, así que me mantuve despierta esperando a que alguna persona apareciera por el pasillo y nos dijera que la cirugía había terminado.
Decidí ir por un café para poder sobrellevar la falta de sueño, así que, me levanté de la banca, procurando no despertar a Leon. Me sentía agotada y los ojos me pesaban debido al cansancio. Supongo que, tampoco podía estar en paz sin saber si la madre de Leon estaría bien... Y mi mirada se posó nuevamente en él, quien seguía dormido...
Llené dos vasos de café, llevándole uno también. Sus ojos lentamente se entreabrieron cuando llegué a su lado y tuvo que parpadear varias veces para acostumbrarse a la luz de la mañana.
—Ten... —le extendí el vaso de café.
Se acomodó en la silla, estirándose y dando un largo bostezo antes de recibirlo.
—Muchas gracias, amor... —contestó con voz ronca, paseando sus dedos por sus ojos. —¿Qué hora es?
—Casi las seis treinta.
—¿Tienes hambre? —preguntó, girando su rostro hacia mí. —. Creo que traje efectivo, así que puedo ir por algo para desayunar mientras esperamos.
Asentí en silencio, bebiendo sorbos de mi café.
—Vale, regreso enseguida —dijo, levantándose de la banca.
Y antes de alejarse, depositó un corto beso sobre mi frente.
Me había pasado la noche en vela, preocupada por los últimos acontecimientos, mientras Leon permanecía pegado a mí, como si fuese la única capaz de mantenerlo con las pies en la tierra. Sé que hice mi mejor esfuerzo por apoyarle, susurrando palabras que lo reconfortaran para que dejara de culparse a sí mismo por el accidente de su madre.
Todavía no estaba lo suficientemente calmado como para continuar con el proceso de denuncia en contra de su padrastro. Pero por ahora, lo más importante era su madre...
Leon regresó minutos después, con los brazos cargados de golosinas.
—¿Decidiste traer todo el negocio? —arqueé una de mis cejas.
—Ayer no comí nada y hoy muero de hambre —dijo, sentándose a mi lado. —¿Qué quieres comer?
—Solo una barrita de cereal —apunté.
—Ten también el chocolate, las gomitas —murmuró, entregándomelas. —, y este rollito de canela.
—Es demasiado azúcar para mí, Leon.
—Pero debes recuperar energías, amor —señaló, dándomelas de igual manera.
Mordí un gran trozo de mi barrita nutritiva, posando mi mirada en el pasillo, esperanzada de que alguien cruzara esa puerta y nos dijera que ya estaba todo bien. Sin embargo, continuamos esperando mientras el tiempo avanzaba en silencio.
No me sentía con demasiadas fuerzas como para seguir lidiando con otra situación que no fuese estar al pendiente de las nuevas noticias, aún cuando Leon buscaba constantemente llegar a mí y buscar refugio. Quería que lo abrazara, pero me sentía tan cansada como para alzar los brazos, así que, simplemente dejé que volviese a apoyarse en mi hombro.
Él quería calidez, quería sentirse protegido, pero yo ya no tenía nada para entregarle. Solo mi compañía...
Pasaron algunas horas antes de que una de las enfermeras volviese a aparecer para indicarnos que su madre se encontraba estable tras la cirugía, así que, al fin pude soltar un suspiro de alivio.
—Pueden entrar a verla dentro de media hora —señaló y Leon rápidamente se tensó en su lugar.
—Ella va a... estar bien ¿verdad? —preguntó con voz temblorosa.
—Va a seguir necesitando cuidados intensivos, pero va a recuperarse —asintió. —. Ella no debe estar sola...
—No, yo voy a cuidarla. Me haré cargo de todo —asintió Leon sin dudar y sus ojos volvieron a brillar con fuerza, enrojeciendo su mirada.
La enfermera se alejó de nosotros y Leon rápidamente se impacientó. Quería ver a su madre lo antes posible y por eso, comenzó a moverse de un lado a otro.
De repente, una figura apareció desde el otro lado del ventanal y reconocí su rostro de inmediato. Me pregunté en ese instante si acaso él la había llamado para que viniera a verle...
Roxy entró a la sala de urgencias y corrió hacia nosotros, luciendo preocupada. Su mirada reparó mi atuendo, ya que seguía en pijama y luego se desvió hacia Leon, yendo directo hacia él para abrazarlo.
Y esta vez... realmente no sentí nada al verlos juntos.
—¿Cómo estás? ¿cómo está tu madre? —preguntó rápidamente.
—Ya salió de la cirugía y pronto podremos verla... —contestó él.
—¿Por qué no me avisaste ayer?
—No tuvimos tiempo, Roxy... Salimos tan apurados y si no fuera por Mimi, probablemente no habría podido venir hasta aquí... —suspiró con cansancio.
—Claro, y la mejor amiga es la última en enterarse —reclamó molesta. —. Si no es por Collins quien me avisó que no habías ido a entrenar ayer, yo no me habría enterado de que estaban ustedes dos aquí —acusó, cruzando sus brazos sobre su pecho. — ¿por qué no me llamaron?
—Todo ocurrió muy de repente... —murmuró Leon, pero ella lo interrumpió.
—¿Y qué? ¿acaso no tienes mi número en marcación rápida? —arqueó una de sus cejas y oír su chillona voz me causó dolor de cabeza.
—Esto no se trata de ti, Roxy —Leon la cortó de golpe. —¿Acaso crees que en medio de la preocupación me detendría a pensar en ti?
El tono de voz de Leon cambió radicalmente, mostrándose molesto. Y ella se quedó en silencio al escucharlo hablarle de esa forma.
—Como sea... —dije rompiendo la tensión entre ambos. —, que bueno que llegaste, Roxy, porque necesito volver a casa para cambiarme de ropa y dormir un poco —murmuré, dispuesta en marcharme.
Leon rápidamente se giró hacia mí, colocando una expresión triste en su rostro. Pero no podía seguir quedándome, no me sentía cómoda ni mucho menos estaba en condiciones. De todas formas, ¿no era él quien prefería la compañía de Roxy? entonces, dejaría el camino libre para que ambos volviera a unirse como "amigos".
—¿Volverás? —preguntó.
—Quiero descansar, así que... hablemos luego... —contesté.
—Espera, iré a dejarte a tu casa —se ofreció rápidamente, pero lo detuve.
—No, tú debes quedarte por si algo pasa. Tomaré el autobús.
—Pero, Mimi...
—Mimi tiene razón —Roxy se metió en la conversación. —. Debes permanecer aquí por si el doctor aparece.
—Así es... —me esforcé por sonreír y verme de la mejor manera posible. —, así que, no te preocupes por mí, Leon.
—Eso es imposible... —susurró con melancolía. —, pero, entiendo... Por favor avísame cuando llegues a casa ¿sí, amor?
Asentí y antes de despedirme, Leon me abrazó con fuerza.
—Gracias por estar conmigo, mi amor. De verdad... no sé que habría hecho sin ti... —susurró contra mi oído, besando mi mejilla.
Se alejó tras romper el abrazo y tomé mis cosas, marchándome del lugar sin mirar atrás. Estaba aprendiendo a alejarme de ambos sin importarme lo que hicieran a mis espaldas, así que, continué mi camino hasta el final de la sala.
****
Llegué a casa solo a dormir, cayendo rendida en cuanto mi cabeza se recostó sobre la almohada. Y no fue hasta que Dana regresó a la habitación cerca de las cinco, cuando al fin desperté.
—¿No fuiste a clases hoy? —preguntó, lanzando su cartera hacia su cama.
—No... —contesté. —. No dormí aquí ayer. En realidad, ni siquiera dormí... —bostecé.
—Por favor no me digas que estuviste con Leon... —suplicó, cambiando radicalmente su expresión.
—Sí, estuve con él.
—¡Michelle! —exclamó enojada.
—Tranquila, no pasó nada entre nosotros —corregí, mientras ella me miraba como si quisiese ahorcarme. —. Su madre tuvo un accidente y lo acompañé al hospital.
Entreabrió sus labios sorprendida y su rostro rápidamente se tranquilizó al comprender la situación.
—Oh... ¿Y cómo está? —preguntó, sentándose junto a mí.
—Por suerte salió bien de la cirugía y seguirá con cuidados intensivos —contesté. —. Es un asunto complicado para él, así que... lo acompañé.
—Bueno, ahora entiendo y me deja más tranquila saber que no te manipuló... —suspiró con alivio. —¿Piensas seguir con él por más tiempo, Mimi?
—Supongo que aún no es el momento correcto, mucho menos después de esto, pero... eso no significa que vaya a detener mi decisión —contesté. —. Ya decidí que... terminaré con él el día del juego final.
—¿Por qué ese día? —preguntó.
—Se habrá cumplido un mes desde que me enteré de la verdad. Un mes en qué le di la oportunidad de decirme la verdad, y también, el tiempo suficiente para olvidarlo. Si Leon supera todo ese tiempo mintiéndome, significa que será capaz de cualquier cosa después de eso. Y nunca más me permitiré confiar en él.
Para ese entonces ya no iba a sentir nada. Ni lastima, ni dolor, amor o remordimiento. Ahora solo estaba haciendo que el golpe final le doliera mucho más cuando se diese cuenta de que ya todo había terminado. Porque llegaría un día en que sus mentiras serían tan grandes, que ya no podría con el peso de ellas...
—¿Y soportarás pasar estos días que te quedan...?—preguntó.
—Poco a poco estoy cortando lazos con él. Iré desligándolo de mi vida y comenzaré a estar más ausente en la suya. Siempre me preocupé de estar ahí para él, y eso es algo que debo quitarle para que se dé cuenta de que las cosas están rotas entre nosotros. Ya no me verá corriendo a su lado, ni apoyándolo cuando más me necesite. Tampoco escucharé sus lamentos, ni le diré que lo amo, porque no volverá a escucharlo viniendo de mí.
Dana me miró preocupada, porque sabía que seguir con este plan también significaba un riesgo para mí. Pero me sentía segura de poder hacerlo, porque me había dado cuenta de que en realidad... no necesitaba a Leon.
Solo debía soportar unos días más y entonces, sería libre.
Olvidaría este fracaso amoroso, olvidaría que alguna vez amé tanto a alguien hasta el punto de romperme cuando me traicionó. Pero sé que después de esto, seré más fuerte...
Él se daría cuenta de que su traición no atenúo mi luz, sino que... brillaré mucho más sin él.
Aunque aplastó mis ideas de un primer amor, sé jamás volveré a conformarme con tan poco. Porque yo merecía mucho más... Y aunque provocó que mis expectativas bajaran por su culpa, mis estándares crecerían en el momento en que volviese a enamorarme, porque no volvería a aceptar un amor a medias.
Siempre puse todo mi corazón por convertirme en la mejor persona para estar a su lado. Ahora volvería a hacerlo, pero esta vez, no sería por él; sino por mí.
****
—¿Cómo está tu madre? —pregunté a través de la llamada.
—Pude pasar a verla y... —tomó una gran bocanada de aire antes de responder. —. Fue horrible...
Comenzó a contarme todo lo ocurrido tras el accidente y cómo su madre había logrado llegar al hospital gracias a un vecino que escuchó los gritos de auxilio desde su casa. Su padrastro la había golpeado hasta el cansancio y luego, había huido de allí antes de que la policía llegara.
—Creí que no soportaría verla así. Quise salir corriendo y buscar a ese malnacido... pero decidí quedarme a su lado, sosteniendo su mano y acompañándola durante todo el tiempo que pude. Sé que va a mejorar pronto porque ella es una mujer fuerte... Y luego de que salga de allí, me encargaré de todo lo demás. Debo protegerla y asegurarme de que ese hombre jamás vuelva a tocarla ni a dañar nuestra familia...
—Así es. Lo importante es que permanezcas cerca de ella y la cuides. Es el momento para que su relación se fortalezca y vuelvan a estar juntos... —murmuré.
Lo oí suspirar luego de un rato, como si hubiese podido desahogarse después de estar en medio de una horrible pesadilla.
—Siento mucho dolor, pero... tus palabras siempre logran reconfortarme... —murmuró con voz quebradiza. —. Cuando estoy contigo siento que todo irá mejor... y, puedo ser yo mismo sin temor a nada...—confesó.
Me quedé en silencio sin sentir nada por sus palabras. No me golpearon como las primeras veces ni me volvieron vulnerable como en el pasado. Simplemente las acepté.
—Eres... la única persona en el mundo que me hace sentir seguro... —añadió con voz profunda. —, gracias por eso, amor.
En ese momento solo tuve ganas de preguntar una sola cosa que probablemente derrumbaría todo su discurso.
¿Por qué si soy tu lugar seguro, decidiste destruirlo?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro