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Capítulo diecisiete

Hoy... se cumplía un mes...

Un mes desde que me enteré de la verdad y... al fin había llegado el día en el que todo acabaría. 

Cada día que pasé a su lado, cada día en que el mantuvo sus mentiras, me hicieron ver que había dejado de amar a Leon. Los ojos que en algun momento lo vieron cariñosamente, ahora me hacían ver la realidad en su corazón. Porque una persona que es capaz de mantener un mentira por tantos años y que puede esconder tan fácilmente la culpa, definitivamente era alguien en quien nunca podría volver a confiar. 

Mis emociones estuvieron dentro de una montaña rusa desde esa noche en que todo salió a la luz. Y sé que sufrí, que lloré, que él rompió mi corazón, porque Leon quemó mi mundo en el instante en que la realidad me abofeteó en la cara. Pero aún así, puse mi corazón en convertirme en una buena persona, porque no quería guardar el dolor o resentimiento dentro de mí...

Después de este día, yo podría comenzar a vivir otra vez, lejos de las ataduras que me unían a él. Abandonaría cualquier sentimiento e incluso dejaría atrás mis recuerdos, porque no quería llevar en mi pecho la herida de una traición.

Decidí que no asistiría al juego, así que, durante toda la mañana preparé las palabras que diría cuando estuviese frente a él, y que por tanto tiempo quise dejar escapar. 

El viento frío chocó contra mis mejillas, mientras avanzaba en una sola dirección. Sabía que iba a necesitar apoyo esta noche y... la única persona que quería que me sostuviera una vez que el caos se aproximara, era Josh. 

En cuanto él abrió la puerta de su apartamento, sonreí levemente, encontrando al fin el lugar en el que realmente me sentía segura. 

La expresión en su rostro demostró sorpresa al verme, e inmediatamente curvó sus labios.

—Vaya... no me esperaba esta visita —sonrió de lado. —¿Será que es mi día de suerte?

Sonreí por inercia, mientras un sentimiento cálido embargaba mi pecho. Incluso en un día tan oscuro como este, Josh era capaz de hacerme sentir mejor. 

—Quería... pedirte un favor... —murmuré, viéndolo a los ojos.

—¿Un favor? —me observó con curiosidad, mientras sus ojos se encargaban de detallar mi rostro. 

No sabía por donde comenzar, ya que habían demasiadas cosas dentro de mi mente y mis emociones se arremolinaron en mi interior al ver que el tiempo ya estaba en conteo regresivo. Así que tomé un gran respiro para poder aclarar mis pensamientos antes de continuar.

—Todos están muy seguros de que los Huskies ganarán el juego de hoy, así que... darán una fiesta...

—Sí, Roxy me invitó esta mañana, pero le dije que no iría... —contestó. —, pero... ¿tú irás?

Asentí con lentitud, preparándome para contarle la verdad.

—Sí —asentí, sintiendo que mi corazón comenzaba a galopar dentro de mi pecho. —. Hay algo muy importante que debo hacer hoy... y, no creo poder estar allí sola...

Probablemente me sentiría atrapada entre todas esas miradas, porque las multitudes siempre serían una de mis más grandes angustias. Pero Josh me había demostrado que si permanecía a su lado, podría enfrentar a todas esas personas, incluso aunque mi corazón estuviese a punto de estallar. 

—Hoy... voy a terminar con Leon... —confesé por primera vez en voz alta y decirlo, hizo que un nudo se formara en mi garganta.

No estaba sufriendo por Leon, porque eso no volvería a ocurrir nunca más. Pero el nudo en mi garganta era el símbolo de todas las palabras que aún deseaba dejar salir, porque durante todo este tiempo guardé mis sentimientos para protegerme...

Sin embargo, justo ahora podría dejarlos ir... 

—¿Qué...? —Josh susurró casi sin aliento. 

Su expresión cambió radicalmente en ese momento, mientras sus ojos se profundizaban en mi rostro. 

—¿Él te hizo algo? —preguntó preocupado. 

Creo que Josh siempre supo que algo andaba mal y por eso intentaba animarme y cuidar de mí. Sin embargo, no había sido capaz de contarle el mártir que significó pasar cada día soportando una infidelidad, las mentiras y también, lo difícil que era sobrevivir a un amor que arrasó conmigo. 

—Te lo diré todo esta noche... —murmuré, prometiéndome a mí misma hablar con sinceridad, incluso aunque los recuerdos amargos arruinaran mi noche. 

Se había cumplido el mes...

El mes en el que dejaría de amarlo. 

Por eso, debía seguir adelante.

****

El partido había finalizado y, como pensé, los Huskies ganaron. 

Mi celular había recibido algunos mensajes y llamadas de Leon, pero ignoré cada una de ellas. Sabía que su orgullo se sentiría herido al no verme allí, porque para Leon siempre había sido importante tener toda la atención sobre él. Sin embargo, se sentiría lastimado, despreciado y decepcionado al no tenerme y su orgullo herido provocaría que él buscara la forma de volver a ponerse por encima de los demás. 

Dios... lo conocía tan bien...

Josh y yo nos movimos hacia el lugar de la fiesta y podía verlo preocupado por mí, incluso más que yo misma. Él era el tipo de persona que es capaz de sentir lo mismo que yo, porque nuestras emociones parecían estar conectadas en este momento.

Josh sentía tanto miedo como yo, pero también... sabía que después de esta noche, ambos podríamos huir juntos de las mentiras que por tanto tiempo ellos nos quisieron hacer creer.

Roxy, quien intentó desesperadamente por estar con Josh, ahora se delataría a sí misma.

Y Leon, el hombre que intentaba aparentar frente a mí para tenerme a su lado, ahora me perdería para siempre. 

En el momento en que llegamos al lugar, pude sentir cada fibra de mi ser estremecerse al ver el número de autos que rodeaban el perímetro. Era una fiesta masiva en la que tendría que verme expuesta, y el pánico me embargó por completo.

Pero no podía retractarme ahora que estaba tan cerca...

A pesar de que mis piernas flaquearon y que mi cuerpo no dejaba de temblar, me armé de valor para avanzar hacia la casa, mientras Josh me seguía a mi derecha, muy cerca de mí, como si estuviese preparándose para recibir el impacto. 

Mi corazón golpeaba fuertemente dentro de mi pecho, porque allí, al otro lado de la puerta, estaría él...

La música llenó mis oídos al dar un pie dentro de la casa. Habían tantas personas, que incluso tuve muchas dificultades para poder avanzar, y Josh se aseguró de no perderme, aferrando sus dedos a los míos. 

—Ahora recuerdo por qué no me gustan las fiestas... —murmuró agobiado por las multitudes aplastantes, que nos empujaban al caminar. 

—Tranquilo... —me giré hacia él. —. Esto va a terminar pronto, te lo prometo. 

Mis dedos se aferraron a los suyos, ya que era su roce el que me brindaba la tranquilidad en medio del desastre. Los gritos que resonaban en mis oídos y las luces de colores, volvían este escenario en algun tipo de limbo a punto de cruzar hacia el infierno. 

A lo lejos, divisé el rostro de los amigos de Leon, quienes festejaban junto a la barra. A todos ellos los conocía desde que comencé a salir con él, y todos ellos, siempre me habían hecho sentir como si no mereciera estar a su lado. 

Los tontos merecen estar juntos. Por eso, eran tan buenos amigos de Leon... Todos cortados por la misma tijera. 

Mi mirada se detuvo en ese instante en las dos figuras en medio del grupo. Y como pensé, solo bastaba que yo estuviese lejos para que ambos continuaran traicionándome, incluso en frente de los demás. 

Pero ya nada me sorprendía ni tampoco me sentí dolida cuando los vi besándose, porque mi corazón se había adormecido desde hace mucho para dejar de sentirse herido al verlos juntos. 

Agradecí al cielo el haberme enterado hace ya bastante tiempo, porque de haberlos encontrado esta noche por primera vez, probablemente mi reacción habría sido un completo desastre. Todas las cosas pasan por algo, y después de todo el sufrimiento, al fin pude detenerme a verlos sin pestañear, sin sentir las punzadas cruzando mi pecho, y sin temor a lo que los demás dirían. 

Leon repentinamente se giró en nuestra dirección y fue entonces... cuando todo se acabó. 

Pude ver el pánico en su expresión, mientras soltaba a Roxy de sopetón y se quedaba viéndome como si fuese un fantasma. Parpadeó varias veces para asegurarse de que realmente era yo, y una vez que pudo asimilarlo, corrió hacia mí, empujando a las personas que se cruzaban en el camino. 

—No puedo creerlo... —susurró Josh, tensando su agarre y noté cómo su mirada se había vuelto más oscura en ese instante. 

Ambos habíamos presenciado el espectáculo y ya no había nada qué ocultar. Porque una infidelidad por parte de ambos,  debía terminar con una traición más, y ya me lo esperaba...

No haría un escandalo, no me permitiría humillarme, porque ya todos allí dentro sabían que él me engañaba... así que, ¿por qué fingir sorpresa? 

Así que en cuanto Leon se acercó lo suficiente para tenerlo en frente de mí, esperé a que soltara las últimas mentiras que oiría de él antes de alejarme para siempre. 

No iba a huir con lagrimas en los ojos ni gritaría en su contra palabras llenas de resentimiento. Simplemente contuve el nudo en mi garganta y me permití mirarlo a los ojos.

—P-Puedo explicarlo, mi amor... 

Mi amor...

¿Cómo podía seguir llamándome de esa forma? Todo había sido demasiado claro frente a mis ojos como para permitirme dudar... pero aún así, él lo intentó desesperadamente. 

Pretendió acercarse a mí para detenerme, pero esquive el roce de sus manos y observé el quiebre en su expresión. Su rostro palideció en ese instante y sus labios temblaron al igual que el resto de su cuerpo. 

Podía ver el miedo cruzar sus ojos al ser descubierto, porque jamás esperó que pudiese atraparlo. Cuando intentó acercarse una vez más, hice lo que por tanto tiempo deseé hacer y no me contuve por ello. 

Alcé mi mano en el aire, chocando contra su mejilla en una sonora bofetada que hizo que todo el mundo se centrara en nosotros.

Y entonces, las palabras que tanto anhelé decir, salieron de mis labios. 

—Terminamos... —dije fuerte y claro, mientras mis dedos picaban por el golpe y mi pecho ardía lleno de adrenalina. 

Por tanto tiempo quise decirselo y nunca se habían sentido tan satisfactorias como en ese preciso momento. Y ver a Leon romperse fue suficiente para saber que la espera valió la pena. 

—¡No! —gritó, negándose a dejarme ir. 

La desesperación llenó su mirada, mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos y su respiración se agitaba. Pero no sentí lastima por él esta vez, ni siquiera tuve un ápice de compasión por el quiebre en su voz. 

Ahora que ya sabía la verdad, él se arrepentía, pero no lo hizo durante estos tres años, y ni siquiera en el último mes fue capaz de ser sincero...

En cuanto vi quien era en realidad, todo lo que alguna vez sentí por él se desvaneció; desde las promesas hasta cada una de las caricias que en algun momento necesité casi tanto como respirar. 

Pero el amor de Leon era inexistente, y su presencia me ahogaba en un mar oscuro en el que solía querer hundirme. 

Él jamás se había humillado ante nadie, pero en ese momento, no le importó dejar entrever frente a todos las grietas dentro de él. 

—Déjame explicártelo todo, mi amor, te juro que esto no es lo que piensas...

Leon habló con rapidez, como si el tiempo se estuviera acabando, pero lo cierto era, que lo nuestro había terminado hace mucho tiempo.

—... eres todo lo que quiero, Mimi... por favor... —suplicó, derramando la primera lágrima. 

Mi corazón se endureció aún más y supe que ya nada de lo que dijera podría afectarme. 

—Vámonos... —Josh me abrazó con la intención de alejarme de Leon, dispuestos en salir de aquel tormentoso lugar.

Leon nos siguió detrás, mientras suplicaba una y otra vez por mi regreso, pero dejé de oírlo y simplemente, continué avanzando hasta salir de allí.

—¡Espera, Mimi, solucionemos esto! —la voz desgarradora de Leon resonaba en el estacionamiento. 

Nuevamente sentí ese nudo en mi garganta y apreté mis ojos con fuerza, conteniendo las lágrimas. No iba a llorar frente a él, me lo prometí desde el primer instante en que me di cuenta de que él no merecía ni una sola de ellas...

—¡Mimi! —mi nombre seguía escapando de sus labios con desesperación, mezclado entre sollozos.

Me metí dentro de la camioneta y Josh se aseguró de que Leon no pudiese acercarse a mí. No volví a cruzar mi mirada con la de él, y simplemente esperé a que Josh regresara a mi lado para poder marcharnos. 

Subió al asiento detrás del volante luego de decirle sus últimas palabras a Leon, y una vez dentro, pude ver el enojo en su expresión. Sus manos rodearon el volante con fuerza, encendiendo el motor para salir de ahí lo antes posible.

Ya todo había pasado...

Al fin esto se había acabado y una parte de mí quiso soltar lo que por tanto tiempo escondí dentro de mí. Sin querer dejé escapar un primer sollozo y mi mente regresó a aquella noche en que lloré desconsolada en esta misma camioneta...

—Lo lamento, Mimi... —Josh murmuró con voz dura, pero pude oír el dolor en él. —. No sabes cuanto lamento lo que te hicieron...

Dejé que las lágrimas corrieran por mis mejillas con libertad, soltándolo todo por última vez.

—No quería llorar... —me disculpé con Josh por repetir la escena.

—No lo estás haciendo en frente de él... —murmuró, deteniendo el vehículo para centrarse en mí. —¿Hace cuánto lo sabías? —preguntó.

—Desde hace un mes... —confesé y su mente pareció hilar cada cosa. 

—¿Por eso llorabas ese día? —preguntó, cambiando el tono de su voz a uno más suave. 

—Sí... —asentí, secando mis mejillas. —. Cuando nos reencontramos esa noche en el bar, fue cuando descubrí su engaño... —revelé, siendo presa de los recuerdos amargos. 

—Ahora entiendo... —susurró como si estuviese regresando a ese día. —, pero... ¿por qué esperaste tanto tiempo para terminar con él?

Como siempre, Josh no dudó en demostrar su preocupación por mí. 

—¿Por qué soportaste tanto, Mimi? —su cejas se arrugaron y su mirada me observó con tristeza. —¿Pensabas perdonarlo?

—No —negué, respirando hondo. —. Esperé todo ese tiempo no solo para ver por cuanto más él sería capaz de  fingir, sino... para poder desenamorarme de Leon... —contesté, viéndolo a los ojos para que supiera que estaba siendo sincera. —. No esperaba que me dijera la verdad, así que, ya no puedo sentirme decepcionada. Los dos me engañaron por tres años sin remordimiento alguno y, sé que jamás van a lamentarlo...

Su expresión se endureció al escuchar eso último.

—¿Tres años...? 

Josh lucía tan abatido al oír cada palabra que salía de mis labios. Sin embargo, quería transmitirle con seguridad que esto no me había derrumbado en lo absoluto...

—Ahora que ya todo ha terminado, siento que mi corazón al fin es libre... —sonreí entre lágrimas. —¿No me veo mejor ahora? —pregunté y la mirada tierna que Josh me dedicó en ese momento, hizo que volviese a quebrarme, pero ya no había dolor dentro de mí. 

Sus brazos me rodearon con tanta fuerza, como si quisiera esconderme de todo lo malo que había allá afuera, mientras ambos buscábamos un nuevo lugar en donde cuidarnos el uno al otro. 

Aún había mucho que quería decir, pero debía hacerlo correctamente, cuando mi mente se aclarara y mis sentimientos dejasen de aflorar.

Al final, encontré paz en los brazos de Josh una vez más y su corazón que golpeaba fuertemente contra su pecho, se acopló al latir acelerado del mío, como si fuesen uno solo. 

****

Cuando llegué a mi apartamento, Dana supo de inmediato lo que había ocurrido. Pudo verlo en mi expresión, y rápidamente saltó de su cama para poder abrazarme. 

—Hiciste lo correcto, Mimi. Al fin acabaste con ese patán... —susurró contra mi oído. —. Estoy muy orgullosa de ti...

—Sé que esta noche aún no acaba y probablemente, él querrá recuperar algo de su dignidad. Pero ya estoy bien y sé qué es lo que debo hacer. Así que... —me giré hacia Josh para verle a los ojos. —, ya no te preocupes. Voy a estar bien...

—No me pidas que no me preocupe por ti... —murmuró, viéndome con profundidad. —. Porque jamás dejaré de hacerlo...

Me pregunté en ese instante  si las cosas hubiesen sido diferentes si el nunca se hubiese ido. Pero ya no servía de nada detenerme en algo que no podría cambiar, lo importante ahora era que Josh había regresado y estaba conmigo otra vez. 

Sonreí y corrí a abrazarlo también. Gracias a él tuve la seguridad de ir a enfrentarme a Leon y pude salir sin quebrarme frente a todos. 

—La próxima vez, prometo contarte todo desde el principio... —murmuré.

—No habrá próxima vez, Mimi —susurró contra mi oído. —. Porque no dejaré que nadie vuelva a herir tu corazón...

Su cuerpo me envolvió y quise quedarme allí por siempre... Hasta que las estrellas se ocultaran, y el sol saliera en el cielo...

Sin embargo, ocurrió lo que me temía. Leon llegó al edificio esperando rescatar lo nuestro y ni siquiera le importó estacionarse a mitad de la acera. 

Josh rápidamente quiso ponerse a la defensiva, pero supe que si debíamos tener un final que rompiera cualquier lazo que nos uniera, entonces era este el momento. Porque después de esta noche, ya no debía quedar nada entre nosotros...

—Volveré enseguida... —le susurré, acariciando su mejilla. 

—Mimi... —murmuró con pesar, queriendo detenerme. 

—Tranquilo... esta vez, te prometo que las cosas serán diferentes —dije, mostrando una expresión gentil hacia él. 

Leon corrió hacia mí y supe que sus manos querrían tocarme, pero antes de que lo hiciera, dejé en claro que no quería que me tocara. 

—Mimi... escúchame, te lo ruego... —respiró agitado, con los ojos completamente rojos por el llanto. 

Iba a escucharlo, con la certeza de que sus palabras no me volverían a herir. 

—Me equivoqué... —sollozó, viéndose más vulnerable que nunca. —, fue un error...

Nuestras miradas se encontraron y mientras sus ojos cristalizados buscaban una oportunidad, yo me encargué de encarar cada uno de sus engaños. 

—¿En qué momento te diste cuenta de que te equivocaste? —pregunté. —¿Cuando te acostabas con Roxy, mientras decías que me amabas? ¿cuando le dijiste que yo te aburría y que querías estar con ella? ¿cuando incluso estando los dos juntos, le mensajeabas para decirle que era a ella a quien deseabas? o ¿simplemente esta noche porque te atrapé?

Sus labios temblaron en ese instante y sus ojos se abrieron a tope, mientras cada acusación parecía ser un puñal justo en su pecho. 

—Tú no te equivocaste, Leon. La que lo hizo fui yo al creer ciegamente en ti...

Se quedó completamente mudo, sin poder refutar nada de lo que dije. Se cayeron cada una de sus mentiras, deformando su expresión al verse arrinconado. 

—¿Desde hace cuánto lo sabes? —preguntó con voz temblorosa. 

—Desde hace un mes... —confesé y su rostro palideció aún más. —. Esperé cada día desde que me enteré a que en algun momento fueses sincero conmigo, pero en vez de eso, decidiste continuar engañándome, riéndote en mi cara y fingiendo que te importaba...

—No, Mimi. Tú sí me importas. Eres todo lo que he querido en mi jodida vida y sin ti... no soy nada....

Mentiras y más mentiras, que escupió una vez más. 

—Antes de que me engañaras con ella, confiaba en ti hasta el punto en que no me importaba lo que los demás dijeran de ti. Ahora que puedo escucharte y ver tu verdadero rostro, me doy cuenta de que no hay nada que me haga volver a creerte. 

—No... —otro sollozo escapó de sus labios. —. Lo que te estoy diciendo es cierto, mi amor. 

—No me llames de esa forma nunca más —lo corté, mientras negaba con la cabeza. —. No soy tu amor, ni seré nada de ti, porque lo nuestro se acabó, Leon. 

—No digas eso... sabes que lo nuestro es real. Nosotros íbamos a comenzar una vida juntos, lejos de aquí... ¿recuerdas? Nosotros nos amamos, Mimi, y sé que aún me quieres a pesar de todo. Y te prometo que nunca más volveré a hacerlo...

—Es cierto que te amaba más que a nada. Pero lo hacía, porque pensaba que eras honesto y por eso, te abrí mi corazón. Pero entendí que ni siquiera pudiste ser honesto contigo mismo, porque pensabas mantener esta mentira hasta el último momento sin sentir remordimiento alguno. Tú no eres nada de lo que yo pensaba...

—No, Mimi... —sus dedos me tomaron de los hombros y me abrazó con tanta fuerza, que sentí cada temblor de su cuerpo al verse derrotado. —. Escucha, te lo diré todo... —respiró agitado, derramando las lágrimas que caían con fuerza por sus mejillas. —. Roxy estaba sola, necesitaba ayuda. Pensé que estaba siendo bueno al estar a su lado porque era mi mejor amiga, y porque ella estaba sufriendo por Josh. Roxy me necesitaba...

Las palabras que salían atropelladas de sus labios, eran difíciles de comprender. Pero tenía claro una cosa y era que él siempre puso a Roxy por encima de mí. 

—¿Dónde estabas cuando yo te necesitaba? —pregunté, cortando su discurso. —. No era a ella a quien debías serle leal, porque era a mí a quien debías respetar...

Alejé su agarré de mí, porque su toque quemaba sobre mi piel. 

—Siempre pensé que me protegerías...

—Lo hice, Mimi... en verdad no quería hacerte daño...

—No, no lo hiciste, porque protegerme no significaba ocultar la verdad. Pudiste elegir alejarte, pero no lo hiciste. Pudiste ser sincero conmigo, pero preferiste traicionarme. Tuviste tantas opciones y escogiste la que más me lastimaría...

Si hubiese sido tan solo una vez su prioridad, entonces quizás podría aceptar su perdón, más no su engaño. 

Pero incluso ahora en medio del llanto, él seguía pensando en sí mismo. Y ya era momento de que yo hiciera lo mismo por mí. 

—Ya no te amo, Leon —confesé y pude ver como cada parte de él se rompía al escucharme. —. No siento absolutamente nada por ti y nada hará que mis sentimientos cambien. No te quiero en mi vida nunca más... así que vete. 

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