Capítulo 14: No soy como las otras.
ELEANOR
Según el mensaje que Holly envió en el grupo que compartimos para la organización, nos avisa que debemos encontrarla en la tienda que trabaja su amiga Brid porque está haciéndole compañía. Además le parece apropiado que la conozca antes de involucrarme en la fiesta sorpresa de su cumpleaños.
Estoy sentada en la plaza principal en una de las bancas que la rodean, viendo a Holly conversar con Brid. Se supone que debería escuchar su conversación gracias a mis audición vampírica y digo se supone porque no logro oír ni un suspiro.
Me pongo de pie y cruzo la calle, intentando escuchar pero solo puedo ver sus bocas moverse. Incluso parándome justo frente a la tienda sigo sin escuchar nada.
Esto solo significa una cosa...
En cuanto me adentro en la tienda, no solo escucho que Holly susurra: "¿Por qué está sola?" con un leve toque de desprecio en la voz, sino que también puedo sentir una oleada mágica recorrer todo mi cuerpo.
Estoy en lo correcto. La tienda está impregnada con un hechizo de barrera mágica. Esto impide que los vampiros escuchen lo que pasa dentro y obviamente deja en evidencia que la dueña es una bruja o conoce a alguien del mundo sobrenatural.
— ¿Y dónde está tu sombra? —me pregunta Holly con una pequeña sonrisa— Ya sabes, Meghan y tú han sido inseparables desde que volvió.
— Tuvo un problema con su padre, ella les explicara después —hago un gesto desinteresado y dejo pasar su falsedad— Soy Eleanor, es un placer —le digo a su amiga.
En realidad ya conozco a Brid. Somos compañeras en la clase de ciencias aunque no hablamos en ningún momento.
— Te conozco. Somos compañeras en ciencias —asiento con la cabeza— Soy Brid, por cierto. También es un placer conocerte formalmente.
Brid a diferencia de su amiga, no me regala sonrisas falsas. Su simpatía es honesta.
Por otro lado Holly, quién ha estado pensativa desde que mencioné la excusa de Meghan, vuelve a hablar.
— ¿Qué pasó con el director Holloway? Lo vi en la escuela y estaba bien —arquea una ceja.
— No lo sé. Meghan no me dio más detalles —me encojo de hombros, vuelvo a dirigirme a Brid— Pregunta rara, ¿Quién es la dueña de este lugar?
— Sienna Riley —contesta— ¿Por?
Me encojo de hombros.
— Por nada. Solo que este lugar se ve genial —miento dándole otra mirada al lugar.
Sienna Riley... su nombre no me suena para nada.
En ese momento unas chicas entran a la tienda haciendo sonar la campanita de la puerta.
— Nos vemos después, B —Holly le lanza un beso a su amiga antes de pasar a un lado de mí— Vamos, El.
Me despido de Brid con la mano y ella con una pequeña sonrisa.
Al cruzar la puerta vuelvo a sentir la oleada mágica recorrer mi cuerpo y me apunto mentalmente volver a la tienda para conocer a la tal Sienna Riley.
— Ella es tan dulce —comenta Holly llamando mi atención y le miro confundida durante unos segundos, así que aclara— Brid.
— Parece una chica genial —contesto sin darle mucha importancia al comentario— ¿Son amigas hace mucho? —pregunto para no tener un trayecto silencioso hasta el bar de West.
— Sí, hace unos años —se encoje de hombros.
Unos niños pasan corriendo a nuestro lado mientras persiguen a un caniche.
— Aunque al principio no la quería para nada —confiesa con la mirada al frente— No me agradaba la idea de que se uniera a Meghan y a mí.
Mi celular comienza a sonar con una llamada de River, pero lo mando al buzón. Seguramente quiere quejarse por dejarlo con los grimorios de Mendax.
— Ahora la adoro con todo mi corazón —suelta una pequeña risa— Digamos que me cuesta integrar a las personas. Divertido, ¿no? —agrega con sarcasmo.
No me da la opción de responder porque procede a cruzar la calle, aunque de haber podido responder diría que tiene serios problemas de posesividad, pero no quiero ganarme su completo desprecio.
En cuanto entramos al bar de West nos sentamos en una de las mesas cerca de la barra, como aún es temprano hay pocas personas. Pedimos cada una lo que vamos a tomar y aunque me encantaría un poco de whisky en estos momentos, debo actuar como una adolescente de diecisiete años más.
— Sobre la familia Riley... —digo en cuando el mesero de aleja.
— ¿Qué familia Riley? —pregunta extrañada.
— La familia de Sienna...
Holly niega con la cabeza y hace un sonido nasal.
— Sus padres murieron en un incendio en Connecticut. Creo que no tiene más familiares —me cuenta apoyando los codos sobre la mesa— Se mudó a Port Belmont hace unos años para comenzar de nuevo.
Así que... la tal Sienna no es de aquí y tampoco tiene padres. Sospechoso pero también relativamente normal. Es decir, todo el mundo pierde a sus seres queridos en algún momento.
Un hombre de unos treinta años y camisa arremangada a cuadros se acerca a nosotros. Holly lo reconoce porque al instante sonríe y él, aunque algo incómodo, también le devuelve la sonrisa.
— Lamento interrumpir su charla, chicas —junta las manos durante unos instantes y luego las baja a cada lado de su cuerpo.
— No te preocupes, West. ¿Qué sucede?
Así que este hombre es el tío de Meghan.
El cabello marrón de West cae a cada lado de su rostro cubierto por una leve barba. Sus cejas delgadas se fruncen y aunque sus ojos muestren preocupación, sigue viéndose jovial.
Es una pena estar atrapada visualmente en la edad de una adolescente de diecisiete y que West tenga pinta de ser un hombre decente, de lo contrario podríamos habernos divertido.
— ¿Saben algo de Blake? Se supone que tenía que venir a trabajar hoy, pero no apareció.
Según Meghan, Blake tenía el día libre por eso no vino a trabajar y la invitó a una cita-no-cita.
— ¿Lo llamaste o algo? —cuestiona Holly, frunciendo el ceño.
West arruga la nariz unos segundos y asiente con la cabeza.
— No contestó —hace una pausa— Y sigue sin contestar.
— Qué extraño. Estuve con Brid hace unos minutos y no mencionó nada —le cuenta, poniéndose de pie— Voy a preguntarle, ¿Quieres?
— No te preocupes...—
— Nosotras nos encargamos —le interrumpe y me mira— Vamos, El.
Me pongo de pie, aún extrañada por lo que está pasando. Comienzo a sentir una mala sensación de todo esto.
Cuando salimos de ahí, mi hermano vuelve a llamar y Holly está demasiado apresurada para notar que me detuve, así que ella cruza la calle y yo me detengo en la acera para contestar la llamada.
— ¿Qué?
— Tenemos un problema.
Eso solo confirma mis sospechas.
— Ven a la tienda Le Blac Rosé frente a la plaza principal —le digo— Sé quién puede ayudarnos.
River dice que en cinco minutos va a estar aquí. Así que, mientras espero que aparezca sigo a Holly, a quién ya perdí de vista pero que debe estar en la tienda o llegando.
Una vez que llego a la tienda me encuentro con Holly, Brid y una rubia que se ve igual de preocupada que las demás. Ella no nota mi presencia por estar escuchando lo que dice la castaña.
— Lo vi antes de ir a la escuela, pero se veía normal —le dice Brid. Pasa una de sus manos por su frente mientras que con la otra busca el número de su hermano en el celular.
— Tal vez solo necesitaba un poco de espacio... —sugiere la rubia desconocida que sospecho es Sienna.
— Blake avisaría —le interrumpe negando con la cabeza— Y él siempre me contesta las llamadas.
Holly se dirige a la rubia con una mirada afligida.
— Sienna, ¿Brid puede irse por hoy para buscar a Blake?
Tenía razón. Ella es Sienna.
— Claro que sí. No hay ningún problema —contesta al instante Sienna.
— Yo puedo quedarme a ayudar en su lugar —me ofrezco captando la atención de las tres chicas— Así tampoco te retrasas —agrego una excusa más.
Sienna me observa extrañada, pero no dice nada más.
— Vámonos entonces —dice Holly tirando de la mano de Brid.
Brid nos agradece a Sienna y a mí con un tono desganado antes de salir apresurada con Holly de la tienda.
Mientras ellas van saliendo, River y Vincent esperan afuera para entrar. Mi hermano intercambia una mirada con Holly, pero no se dicen nada y tan pronto como cada uno sigue su camino.
Me sorprendo al ver a Vincent junto a River. Lo último que supe de él fue que estaba en Seattle tomándose un descanso del aburrido pueblucho —así lo llama— y en parte también se fue porque estaba molesto con Meghan por casi matarse.
Digamos que es muy impaciente y las brujas adolescentes primerizas con poderes más antiguos que ella requieren de mucha paciencia.
En el momento que River cruza la entrada, puedo ver en sus ojos que comprendió porqué lo hice venir hasta acá. Vincent también nota la barrera mágica.
— ¿Puedo ayudarte en algo? —les pregunta Sienna, disfrazando su desconfianza con una tímida sonrisa y gentileza.
— En realidad, puedes ayudarnos en algo —contesta Vincent parándose junto a mí— Bruja.
Sienna detrás del escritorio, traga duramente.
— Disculpa, ¿Eso debe significar algo...? No estoy entendiendo —contesta riendo de los nervios.
— Sabemos que eres bruja —le digo con un tono más serio que Vincent— Necesitamos tu ayuda.
River en el otro extremo de la tienda da vuelta el cartel que dice «abierto» dejando el «cerrado» a la vista. Lo cual nos ahorra futuras escenas incomodas seguramente.
— No sé de qué hablan —dice manteniéndose quieta, pero puedo escuchar sus manos moverse debajo del mostrador— Y creo que deberían irse ahora.
Vincent da un paso adelante, acercándose al mostrador.
— Creo que mi hermana no se expresó bien —le dice manteniendo una sonrisa— No estamos pidiendo que nos ayudes, te estamos diciendo que vas a ayudarnos.
Entonces el rostro de Sienna se vuelve menos amigable.
— Debieron irse en cuando lo dije —espeta.
Sienna le lanza un cuchillo a Vincent. Eso era lo que estaba buscando con tanta desesperación debajo del mostrador. Muy a su pesar, los reflejos de mi hermano se han perfeccionado con los años y logra atrapar el cuchillo antes de que atraviese su hombro.
Vincent deja caer el cuchillo y gira su rostro a Sienna con una sonrisa maliciosa.
— Oh, esto va a ponerse divertido...
Pero Vincent no es capaz de atacar devuelta. Antes de que él de un paso Sienna levanta las manos y los tres somos incapaces de hacer cualquier movimiento en su contra.
Comienzo a sentir que mi cuero cabelludo arde y que mi cerebro se incendia. Llevo ambas manos a mi cabeza, como si pudiera detener el dolor de esta forma, pero a medida que pasan los segundos el dolor solamente aumenta.
Sienna nos está fritando el cerebro.
De reojo veo que mis hermanos también sufren las consecuencias de molestar a una bruja e intentan ponerse de pie a pesar del dolor, pero es en vano. Ella no va a parar hasta vernos morir y no podremos ayudar a Meghan así.
— ¡AYUDANOS A ENCONTRAR A MEGHAN Y BLAKE! —grito en un intento desesperado por clemencia.
Sienna se detiene, sorprendida por mis palabras.
— ¿Qué dijiste? —murmura.
— Meghan está con Blake. Necesitamos... hallarlos —digo con el poco aliento que me queda.
— No está con Blake —dice River, poniéndose de pie, viéndonos con cara malhumorada— Cuando se fueron, yo estaba viendo por la ventana y cuando pasó frente a la ventanilla del auto, no se reflejó Blake, sino otra persona.
— Es un hechizo de apariencia —dice Sienna— ¿Quién haría algo así y por qué con Meghan?
— Porque Meghan es una bruja —contesto poniéndome de pie.
Meghan es una bruja muy poderosa y cualquiera llegaría hasta ella por sus poderes con la intención de quitárselos. La única forma de hacer eso es asesinándola.
— ¿Desde cuándo? —pregunta extrañada.
— ¿Vas a ayudarnos o no? —pregunta Vincent, molesto— Porque cada minuto que pasamos charlando contigo, es un minuto más que Meghan está en peligro.
Por la expresión de Sienna puedo deducir que no iba a decirle algo bueno a Vincent, pero al instante su semblante se vuelve más suave y asiente con la cabeza, dirigiéndose a mí.
— Voy a ayudar —dice— Voy a buscar lo que necesito. Espérenme aquí —esta vez no se abstiene de darle una mala mirada a mi hermano.
Una vez que nos quedamos solos, regaño a Vincent.
— ¿Podrías ser un poco menos odioso? —le pregunto cruzándome de brazos.
— Ella nos fritó el cerebro —contesta, indignado por mis palabras.
— Tú ibas a hacerle daño primero —levanto una ceja.
— Estaba bromeando —frunce el ceño.
— Nunca bromeas —suelta River, poniéndose de mi lado.
Vincent entorna los ojos.
— ¿Cómo pasó esto en primer lugar? Se supone que debían cuidarla.
Suelto una risa seca.
— No sabía que me gané el puesto de niñera —me cruzo de brazos.
— Viendo como la secuestraron bajo tu cuidado, no creas que ganaras un puesto como ese en la vida —responde sarcástico.
Esto es el colmo.
— ¡Ella no tiene cinco años, Vincent! —contesto.
— ¡Pero tiene poderes que podrían matarla, Eleanor!
— Creo que debemos calmarnos... —murmura River poniéndose en medio de los dos para evitar que alguno de los dos salte a atacar al otro.
Lamentablemente Vincent tiene un punto.
En el mundo de la brujería, el poder que tienes debe adecuarse a la edad de tu cuerpo. Mendax fue una bruja muy poderosa y con un cuerpo que la acompañó cientos de años.
Meghan es solo una joven de diecisiete años cargando con los poderes de una bruja que le llevaba siglos y siglos de vida. Debe aprender a controlarlos o ellos van a controlarla a ella, llevándola a la locura.
Me apena decir que sabía esto desde un principio, pero mis deseos de volver a tener el mis poderes y obtener el perdón de las brujas me cegaron por completo. No pensé en la vida de Meghan y lo que tener los poderes de Mendax significaría para ella.
Ahora ni siquiera sé si las brujas solo estaban jugando conmigo o era una prueba porque no he sabido nada de ellas, ni de mis poderes tampoco.
— Pensé que Blake la invitó a salir, no que una extraña bruja iba a secuestrarla —digo más calmada— Jamás dejaría que nada le pase, no a propósito al menos y lo sabes.
Cuando abrí los ojos y entendí en la situación que metí a Meghan por mi egoísmo juré que haría todo a mi alcance para protegerla.
En ese momento, Sienna vuelve a aparecer con un mapa de Port Belmont y un frasco de hierbas negras trituradas. Mueve algunas cosas del mostrador para abrir el mapa por completo.
— Gracias por ayudarnos —suelto viendo que Vincent es incapaz de decir algo amigable hoy— Sobre todo porque...
— Las brujas no trabajan con vampiros —termina mi oración y sonríe— Bueno, yo no soy como las otras. Creo en el libre albedrío.
Sonrío. Es agradable oír eso viniendo de una bruja.
— Esto solo va a ayudar si se encuentran en el pueblo —nos advierte mientras abre el frasco y vierte un poco de las hierbas en medio del mapa— Roguemos que sí —agrega viéndome.
Sienna comienza a susurrar el hechizo y al principio no sucede nada, pero con el pasar de los segundos tres velas que tiene en el estante detrás de ella, se encienden y la hierba comienza a moverse.
Vincent se acerca más al mostrador.
— Ethelphe atmosthum invoctus phesto —susurra mientras la hierba sigue moviéndose— Ethelphe atmosthum invoctus phesto.
Las velas se apagan y los ojos de Sienna se abren, centrándose en donde la hierba se detuvo.
Frunce el ceño.
— ¿En el bosque? —pregunta extrañada.
— Creo que es en la parte donde están las ruinas del pueblo, ¿no?
Vincent ignora mi pregunta, en su lugar mira a River y no de una forma amigable.
— Es también donde enterré los restos de Mendax —suelta River cerrando los ojos como si la confesión le doliera.
Los ojos de Sienna casi se le salen de la sorpresa.
— Esperen, ¿Mendax? ¿Hablas de una de las siete brujas?
Y Vincent entorna los ojos, mientras introduce una de sus manos en el bolsillo de sus pantalones.
— No tengo tiempo para esto...
De un momento a otro, se acerca a Sienna utilizando su velocidad vampírica y antes de que ella pueda reaccionar, le inyecta algo en el brazo. La rubia queda inconsciente al instante, cayendo sobre el pecho de Vincent, pero él no se molesta mucho en sostenerla y la empuja hacía el frente, donde River se apresura a sostenerla para que no caiga al suelo.
— ¡¿Y ahora por qué hiciste eso?! —le pregunto molesta y confundida.
No sé qué diablos le pasa a Vincent porque usualmente no es tan malhumorado e idiota, pero si sigue comportándose así voy a romperle el cuello.
— Ya nos dio la ubicación —contesta encogiéndose de hombros— Estaba estorbando.
River deja a Sienna en el suelo utilizando toda la delicadeza y cuidado que puede.
— Andando —espeta Vincent girando sobre sus talones— Hay una bruja que tengo que salvar y otra que matar.
Holiiiiiiiiis, ¿Qué les pareció el capítulo?
Estoy terminando un capítulo más, así que posiblemente lo publique mañana.
¡Gracias por leer!
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