Capítulo 13: Dos mentiras y una verdad.
MEGHAN
Una vez que salgo de casa sin hacer mucho ruido, comienzo a trotar.
Inevitablemente veo hacía la casa de los Lowell mientras me alejo.
Solía creer que esa casa era habitada por una bruja y posiblemente unos cuantos duendes malos que me patearían el trasero si me atrevía a entrar sin el permiso de la señora Jones, pero en ese entonces tenía siete años y creía en aquellos seres sobrenaturales que dominaban el mercado de la fantasía y ciencia ficción. Ahora con diecisiete pude confirmar que no todo es mercadotecnia y que el mundo es más oscuro de lo que pensaba.
— Creí que ya me habrías reemplazado.
Me abstengo de sonreír cuando Blake se une a mi ejercicio matutino y me alegro de que mi plan para verlo haya funcionado.
— Ni Brid, ni Holly se levantarían a las seis para correr conmigo —le recuerdo, divertida.
— No hablaba de ellas —contesta. Arqueo una ceja— Hablaba de tus nuevos amigos.
Sonrío.
— ¿Los Lowell? —me río, bajando un poco la velocidad para que podamos hablar mejor.
— Parecen muy unidos —señala siguiendo mi ritmo.
— Son mis vecinos y además son nuevos. Tengo que ser amigable e integrarlos —me encojo de hombros.
Ahora es él quién sonríe y nuevamente las alas de las mariposas de mi estómago revolotean, causándome cosquillas.
— Sí, lo sé —dice— Siempre eres la que integra a los demás y es amigable. Te hace... especial —agrega.
— Bueno, creo que esa es la única cosa que me hace especial —bromeo para calmar mis mejillas sonrojadas.
— No estoy de acuerdo —aunque su sonrisa se mantenga, sus ojos me ven con una emoción distinta— Creo que tienes muchas cualidades que te hacen especial.
¿Eso es...?
— ¿Lo crees? —mi voz apenas se escucha.
No me di cuenta de que estábamos caminando hasta que dejamos de hacerlo.
— Lo hago.
Nos quedamos viendo. Yo, parada como una tonta, sin saber que responder y Blake siendo tan perfecto como de costumbre, hipnotizándome con sus ojos azules y sonrisa blanca, tan perfecta como la de un comercial de dentífricos.
Él es el primero en percatarse de que nos vemos como dos idiotas porque remoja sus labios, incómodo. Entonces, reacciono y vuelvo a trotar, ocupando los segundos que tarda en seguirme para cerrar mis ojos y maldecir por dejarme llevar por sus encantos.
Llevo años de entrenamiento y tips de actuación para que un par de palabras bonitas dejen los sentimientos que tanto me esforcé por ocultar en evidencia.
Debería estar avergonzada, Meghan. Creí que serías más difícil de derribar.
Consciencia, no es el momento.
— Así que, ¿Te tratan bien? ¿Son buenos contigo? —me pregunta, volviendo a alcanzarme. Le miro sin entender— Los Lowell.
— Oh, sí, claro —asiento algo confundida por la pregunta— Son agradables.
— Creo que son extraños —dice— ¿Qué pasó con la señora Jones, de todos modos?
— Murió por un ataque de algo... —contesto sin recordar la mentira que esparcieron los Lowell por el pueblo— ¿Brid no te lo contó?
Blake niega con la cabeza.
— No lo sé —contesta— Tal vez lo olvidé.
Ninguno de los dos dice nada más y corremos dos cuadras más, lo cual es inusual porque solemos correr un poco más. Al volver, a unas cuantas casas de la suya, volvemos a bajar el ritmo y caminamos.
— ¿Tienes algo que hacer después de la escuela? —pregunta de repente— Tengo la tarde libre así que pensé que podríamos hacer algo...
— ¿Nosotros dos? —casi me atraganto con mi propia saliva.
— Sí, ¿es... extraño? —pregunta algo avergonzado— Solo creí que podríamos hacer algo porque no te veo hace tiempo y además tengo algo que decirte.
Actúa normal, por favor y te expongas más.
— ¿Qué cosa? —pregunto, actuando desinteresada.
— Es sorpresa —levanta las cejas— ¿Qué dices entonces? ¿Hacemos algo después o...?
— Sí, eso suena bien —mi conciencia asiente complacida por esa respuesta— ¿Qué tienes en mente?
En realidad no debería estar preguntándole esto porque quedé en reunirme con Eleanor y Holly después de la escuela para seguir con los preparativos de la fiesta sorpresa de Brid, pero estamos hablando de Blake y estuve ausente en la vida de mis amigas por dos semanas. No creo que me extrañen por unas cuantas horas.
Blake aprieta los labios, pensativo.
— No tengo idea pero, ¿Qué te parece si te busco y vemos que surge en ese momento? —propone.
— Está bien —sonrío— Hasta entonces.
— Hasta entonces, Meghan.
Se despide de mí y lo veo caminar hasta su casa.
El regreso a la mía es más rápido y es donde mi mente se vuelve más creativa de lo usual, armando posibles escenarios que solamente vivirán en mi cabeza y jamás podrían ocurrir en la realidad.
Sé que solo me daño a mí misma al hacerme ilusiones con esta simple salida con Blake, pero es inevitable. No puedo dejar de pensar en cómo sus ojos me miraron cuando dijo que hay muchas cosas que me hacen especial o cuán nervioso estaba cuando me propuso que pasemos tiempo juntos.
Blake es mi debilidad, no puedo luchar contra él y el poder que tiene sobre mí.
Con una simple propuesta me alegró el día.
Al entrar a casa por la puerta trasera, me encuentro con mi padre desayunando y leyendo el periódico. Él quita la mirada de las noticias del pueblo para sonreírme con extrañes.
— ¿Por qué tan sonriente? —me pregunta divertido.
Me encojo de hombros.
— Presiento que va a ser un buen día —contesto sonriendo. Mi papá levanta las cejas y baja el periódico despacio— Voy a ducharme —le aviso cruzando el umbral de la cocina.
— Después baja a desayunar, chica positiva.
— ¡Lo haré! —contesto desde las escaleras.
Mi sonrisa sigue intacta de camino a mi habitación. Cierro la puerta, recostándome en ella y dejo escapar un suspiro de enamorada.
— Buenos...
Me sobresalto al escuchar la voz de Eleanor en mi habitación.
— ¡AGH! —exclamo, molesta por el susto— ¡Me asustaste! —le digo frunciendo el ceño.
Eleanor me observa desde mi cama, haciendo una mueca de lamento.
— Lo siento —por sus ganas de reír, sé que no lo dice en serio— Vine a buscarte porque debemos revisar los libros de la casa de Mendax para ver qué más podemos encontrar sobre la puerta cerrada de tus recuerdos.
— ¿Ahora? —pregunto confundida.
Ella asiente con la cabeza.
— ¿Por? ¿Tienes algo que hacer? —ella también se ve confundida.
— Sí, asistir a algo que se llama escuela —contesto con obviedad, aproximándome a mi guardarropa para ver que me voy a poner después de ducharme— Y tú también —le recuerdo.
Eleanor se pone de pie, soltando una risa.
— Cariño, tengo trescientos cuarenta y nueve años —me dice divertida, revisando entre mi ropa— No necesito ir a la escuela —saca una blusa negra y la ve con más detenimiento.
— Pero yo tengo diecisiete y tengo que graduarme —le recuerdo.
— Te ayudo a estudiar después —me dice arrojando la blusa a mi cama y poniéndose en busca de la otra parte que completara mi outfit.
Se me ocurre una idea.
— Iré contigo si me haces un favor... —le digo.
Eleanor deja una falda de jean para mirarme con los ojos entrecerrados.
— ¿Qué clase de favor? —pregunta lentamente.
***
— ¡Yo sabía que estabas enamorada de Blake!
Acepté faltar al instituto para ayudar a Eleanor a buscar información sobre la puerta de mis recuerdos a cambio de que ella me cubra con Holly esta tarde.
Obviamente voy a contarle a Holly sobre mi cita-no-cita con Blake, pero después de que pase. Mientras tanto, voy a faltar y Eleanor dirá que tuve que ayudar en unos asuntos a mi padre.
Ahora estamos sentadas en silencio en la biblioteca de la casa de Mendax con muchos libros por leer a nuestro alrededor y solo cuatro que descartamos porque terminamos hace unos minutos, después de dedicarles unas extensas horas de lectura.
Bueno, estábamos en silencio antes de que Eleanor comenzara a hablar nuevamente del asunto de Blake.
— No estoy enamorada de Blake —miento haciendo una mueca.
Ella no responde, sigue hojeando su libro mientras yo busco algo en el mío.
Es increíble tener un grimorio real en mis manos. Te inspira no solo sorpresa porque hemos escuchado sobre ellos en series y libros de fantasía, sino también respeto. Esto no es un simple libro donde predominan las hojas amarillas de antigüedad, ni donde hay bocetos desprolijos y símbolos extraños.
Este es un libro escrito por una bruja de verdad hace cientos de años. No puedo explicar el respeto que inspira con solo tocarlo, puedes sentir su poder con apenas rozar las yemas de los dedos.
— Lo sospechaba de todas formas —continua Eleanor, interrumpiendo mi momento de reflexión— Tu corazón te delata.
— ¿Mi corazón? —levanto la mirada.
— Tu ritmo cardiaco se acelera cuando lo ves —dice sin despegar la mirada de su libro, sonriendo con picardía mientras lee— y el de Blake también —agrega dando vuelta de página.
— ¿Y eso que significa? —pregunto posando el libro en el suelo.
Eleanor se encoje de hombros.
— Puede tener taquicardia pero sería extraño que solo le pase cuando te ve —contesta divertida.
La veo sorprendida, dejando pasar su broma.
— ¿Tú crees que...? —me mira esperando a que termine la pregunta— No, no creo que... —Eleanor frunce las cejas, divertida—... No, definitivamente no. Es imposible —respondo mi propia pregunta.
Eleanor suelta una risa, incapaz de aguantarla más.
— No puedo leer la mente, Meghan —me recuerda una vez que deja de reír.
— ¿Crees que va a decirme que siente algo por mí? —lo suelto en voz alta.
Se encoje de hombros manteniéndose seria durante unos segundos y luego sonríe dulcemente.
— Lamentablemente no puedo predecir el futuro tampoco —contesta con un tono suave—, pero sí puedo asegurarte que sus latidos significan algo y no solo amistad.
Me uno a su sonrisa y me abstengo de soltar un chillido. En ese momento escuchamos una puerta que se cierra y Eleanor lleva su dedo índice a sus labios.
Tardamos unos minutos en ver a River entrar en la biblioteca viéndose indignado.
— ¿Por qué no me avisaron que iban a faltar? —nos pregunta— Con Vincent en quién sabe dónde y ustedes aquí, no hay nadie que me hable en la escuela.
— Eso no es cierto. Muchas chicas quieren hablarte —le dice Eleanor.
— Porque quieren coquetear conmigo —contesta sentándose en el suelo con nosotras— Yo solo quiero un amigo o amiga.
Su hermana entorna los ojos.
— Ve a buscarte un problema real —suelta volviendo a centrarse en el grimorio que estaba revisando.
River la imita entornando los ojos y ve todos los grimorios a nuestro alrededor.
— ¿Siguen sin encontrar una respuesta a la puerta de tus recuerdos? —pregunta.
Mi celular suena con un mensaje de Blake. Dice que está esperándome fuera de mi casa, así que me pongo de pie de un salto y le entrego el grimorio que estaba leyendo a River.
— Síp, todavía no tenemos respuesta —contesto— Ahora vas a tener que reemplazarme.
— ¿Yo? —dice confundido.
Eleanor también se pone de pie.
— A mí también —deja caer su grimorio sobre las piernas de River logrando que se queje porque esta pesado— Tengo que ir con Holly.
— Podrían habérmelo pedido amablemente en vez de...—
— Te acabamos de conseguir un problema real —le interrumpe Eleanor— De nada, hermanito —palmea su hombro.
Salimos de la biblioteca antes de que River pueda quejarse.
De camino a la puerta principal mis nervios comienzan a manifestarse haciendo que mis manos suden y me cuestione en salir por la puerta. Me detengo antes de que lleguemos y Eleanor, con la mano en el pomo, me mira sin entender qué me pasa.
— ¿Me veo bien? —le pregunto haciendo una mueca.
Después de ducharme, Eleanor me eligió unos jeans negros y una blusa roja, acompañada de unos zapatos de tacón. Me pareció un outfit muy similar al suyo, pero como creí que iba a tener tiempo de cambiarme no dije nada. Ahora perdí la noción del tiempo y tendré que salir así.
— Te ves muy bien —contesta tirando de mi mano— No tienes por qué preocuparte.
Supero mis nervios y salgo con ella.
— Suerte —me guiña un ojo antes de ir al garaje por su auto.
Sigo mi camino hasta fuera de la casa. En efecto, Blake ya está esperándome. Él está recostado en un deportivo rojo, ocupando su celular y por eso no nota que vengo de la casa de los Lowell.
— ¿Te gusta? —me pregunta al descubrirme viéndolo— Después de mucho ahorrar pude comprarlo.
No puedo imaginarme cuánto tiempo tuvo que ahorrar para comprar un auto como este porque no sé ve para nada barato.
— ¿Esto es lo que querías decirme? —pregunto ocultando mi desilusión con una sonrisa.
Blake se ríe y rodea el auto para abrirme la puerta del copiloto.
— Paciencia, Meghan.
Subo al auto escuchando a la voz en mi cabeza que sigue alimentando las ilusiones de mi corazón. Blake vuelve a rodear el auto, pero por la parte trasera y se adentra en el lugar del piloto. Enciende la radio donde el locutor habla sobre el pronóstico, pero el volumen no está lo suficientemente alto para aplacar nuestro silencio.
Normalmente no me molestan los silencios con Blake, pero por alguna razón me siento incomoda y algo fuera de lugar en este auto lujoso. Tal vez solo son los nervios y que temo que escuche los latidos de mi ruidoso corazón.
— ¿A dónde vamos? —pregunto para romper un poco el silencio.
— Veo que estás muy impaciente hoy —dice mirándome durante unos segundos antes de volver la vista al frente.
— Y tú muy misterioso —señalo recostándome en el asiento.
Eso lo hace sonreír, pero no responde.
El resto del camino me dedico a mirar las casas que pasamos por la ventanilla e intentar concentrarme en la radio para evitar apretar mis dedos y olvidar mis nervios.
Miro a Blake de vez en cuando y se me escapan sonrisas. No puedo creer que estoy con él, es decir, no vamos a hacer nada malo, pero tengo la sensación —y todo lo indica— de que va a decirme que está enamorado de mí y va a ser el momento perfecto confesarle que yo también lo estoy de él si es que no lo ha notado aún.
Cuando pasamos por los puestos del puerto, avanzando hasta la zona del bosque, comienzo a sentirme extrañada. ¿Es necesario que vayamos tan lejos para que confiese sus sentimientos?
— No te asustes —dice cuando se percata de que mi ceño se frunce a cada kilómetro que damos— No es como si fuera a matarte.
Sonrío incomoda.
— No estaba pensando en eso, solo me parece extraño que nos alejemos tanto —decido confesar.
— Es que... —remoja sus labios—... estoy nervioso —confiesa ahora—... planee esta cita por semanas y esto debería parecerte especial, no un intento de secuestro —hace una mueca— Si no te sientes cómoda alejándonos tanto, podemos volver...
Ahora me siento mal por sentirme extraña. Estamos hablando de Blake, quién me conoce hace años y ha sido como un hermano mayor para mí por mucho tiempo. No tendría que sentirme así.
— No, está bien —niego rápidamente y poso una de mis manos sobre su pierna, la cual saco al instante y me avergüenzo por ese movimiento inconsciente— Quiero ver tu sorpresa.
Blake vuelve a sonreír.
Seguimos en la carretera por unos minutos más, tal vez veinte o un poco menos, hasta que finalmente nos adentramos al bosque e intento ser de mente abierta, pero parece que literalmente planea matarme. Aunque bueno, según Brid su hermano nunca ha sido un aficionado en el romance.
Blake nunca tuvo una novia de verdad o ha estado con una chica por mucho tiempo. Las relaciones no son lo suyo y por ende, las acciones románticas pueden no serlo tampoco.
Detiene el auto cuando el camino de tierra termina. A lo lejos veo una gran casa blanca, abandonada por supuesto y antigua. Si mal no recuerdo esta era otra de las casas antiguas del pueblo, además de la de Mendax.
En realidad, el pueblo solía estar más cerca del puerto. La idea era hacerlo ahí. Sin embargo, con el tiempo se dieron cuenta de que cuando llovía y el agua del mar subía, el agua llegaba hasta las casitas del pueblo que intentaba asentarse, entonces solo se movieron a kilómetros de ahí, donde actualmente es Port Belmont.
Así que ahora estamos dirigiéndonos a un pueblo fantasma. Súper romántico.
— Voy a darte un spoiler de lo que vine a decirte —me dice mientras sale del auto y comenzamos a caminar hacía lo que resta del comienzo del pueblo— Sé tú secreto.
Le miro de reojo.
— ¿Qué secreto? —pregunto sin dejar de caminar.
— Ese secreto que compartes con los Lowell.
Después de eso si dejo de caminar, pero no digo nada porque en realidad no sé qué decir.
— Eres una bruja.
Tengo el reflejo de alejarme, pero él me sostiene del brazo antes de que pueda hacer algo.
— No te asustes, ni te avergüences —me dice, preocupado por mi reacción.
— ¿Cómo lo sabes?
— Bueno, todo...
Blake no termina la oración porque comienza a reírse y lo veo desconcertada.
— No —dice dejando de reír— No puedo seguir con esta farsa.
— ¿De qué hablas? —pregunto, ahora preocupada— ¿Qué está pasando?
Blake mueve la cabeza, despejándose de su ataque de risa.
— Lo que sucede es que estuve mintiendo... —sigue siendo un poco.
— ¿De qué diablos hablas? —comienzo a enojarme.
— La verdad es que sé que eres bruja —me dice aún un poco divertido, pero centrándose más en nuestra conversación— Pero te dije dos mentiras —confiesa encogiéndose de hombros— La primera es que no soy Blake.
Frunzo el ceño.
— Aselyum —musita.
Pasa su mano libre sobre su rostro y su piel se vuelve más oscura, sus manos se vuelven más delgadas y delicadas, sus uñas rojas y cuando la quita me encuentro con una persona completamente distinta.
Una mujer morena de ojos negros me sonríe, confundiéndome por completo y dejándome paralizada.
— Y lo segundo es que... en realidad sí voy a matarte —dice con una mueca de falsa lastima.
Mi primer instinto es correr y ella me suelta sin problema, pero al instante escucho.
— Postemby.
Y todo se vuelve negro.
Las cosas van poniéndose interesantessssssss *risa malvada*
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