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Capítulo 8 (Si te dijera)

Milo podía observarse  a si mismo en Asgard, se trataba de un sueño, uno del cuál quería despertar a como diera lugar pero no podía... Quizá algo se lo impedía, no sabía ni porqué estaba viendo todo eso...

Estaba frente a Camus y aquel pelirrojo que destestó desde un principio.
Extrañamente no sabía porqué se sentía molesto, después de todo aquel guerrero divino era el amigo de Camus.

De pronto su mente cambió el paisaje, y ahora miraba una cabaña  alejada del pueblo, la nieve comenzaba a caer. Con pasos sigilosos se acercó para mirar a través de la ventana y lo que  miró lo dejó sin palabras.... Ambos estaban besándose.

Una fuerte punzada sintió en el corazón en ese momento. Poco a poco fué arrodillandose  en el suelo, el dolor no lo soportaba. Sentía por dentro que su corazón comenzaba a arder, como si una llama lo fuera consumiendo por dentro... Cerró sus ojos pensando que sería su fin. En su mente comenzaba a escuchar unos murmullos:

-Todo aquello que guardas en tu interior te irá consumiendo poco a poco, tienes pocos días para descubrirlo, de lo contrario esas mismas llamas que sembré en tu corazón... Te matarán por completo- De pronto toda esa vista comenzaba a tornarse en gris.

Aquella voz se le hacía conocida... Era de ese Dios que atacaba a Camus... ¿Pero a que se refería?

El dolor no lo soportaba, comenzó a cerrar nuevamente sus ojos y con la mano derecha apretó su pecho del lado izquierdo, tratando de minimizar  esa sensación que lo consumía poco a poco.

Después de unos minutos sintió un suave aire helado que calmó su sufrimiento, esa suave brisa lo hizo reaccionar.

-¡Camus!- Pensó Milo, pero aún  no se sentía con las fuerzas para levantarse. Nuevamente cerró sus ojos y se perdió en el mismo sueño...

Camus terminó de bajar la temperatura de Milo, suspiró aliviado al ver que logró estabilizar esa sensación ardiente.

- Buen trabajo Camus - Respondió Shion tocando el hombro de acuario.

- ¿Porqué era necesario esto? ¿Qué le pasa a Milo Gran Patriarca? - Cuestionó Camus mirando a Shion y a Dohko quien también estaban frente a la cama donde descansaba Milo.

- No estoy seguro Camus, desconozco que esté pasando con Milo ¿Sabes? Tu predecesor realizaba este trabajo con uno de nuestros compañeros de combate.

- Kardia de Escorpio - Interrumpió Dohko  y se acercó a Camus para seguir explicando.

- ¿Qué era lo que sucedía con él? - Preguntó confundido el galo mirando al viejo maestro, una situación así no era algo normal.

- Kardia tenía una enfermedad que provocaba llamas en su corazón. Krest fue quien lo encontró,  con ayuda de la sangre de Athena le dio la oportunidad de vivir, cuando solo tenía un año de esperanza de vida. Después Krest desapareció y a Degel le encomendaron la tarea de ayudarle a Kardia  de la misma manera que lo hiciste tú Camus... Con la diferencia que no sabemos que es lo que pasa con Milo - Contestó Dohko alzando sus hombros.

- Perdón por interrumpir caballeros pero... Ese ataque era para mí y lo único que recuerdo es que ese Dios mencionó que podía ver todo lo guarda en su interior y eso lo irá consumiendo poco a poco - Interrumpió la chica mientras se sentaba en la orilla de la cama y tomaba la mano del caballero de Escorpio para poder sentir su temperatura estable.

- Aquí la pregunta es... ¿Que guarda Milo? - Se preguntó a si mismo Shion, llevándose su pulgar a su barbilla - No lo sabremos hasta que él despierte. Camus, gracias por venir si esto no mejora necesitaremos de tu ayuda por favor, quiero que estés alerta, ante cualquier ataque, aún no sabemos con detalle cual es nuestra labor en este lugar. Puedes regresar a tu templo.

- De acuerdo gran patriarca, me retiro. Buenas noches - Camus hizo una leve reverencia frente a Lin, Shion y Dohko, después  salió de ese lugar caminando hasta su templo.

En la casa de  Virgo:

Shaka se encontraba meditando en su templo, necesitaba saber un poco más sobre la razón del despertar, quiza un poco de meditacion para tener respuesta de Buda lo ayudaría aunque la visita inesperada de Mu lo interrumpió.

- Buenas noches Shaka, perdón por interrumpir tu hora de meditación. ¿Puedo pasar? - Preguntó el guardian de la primera casa mirando por la puerta.

- Claro Mu, adelante - Shaka se levantó para poder recibir a Mu y caminó hasta la entrada para recibirlo.

- En realidad quería platicar contigo Shaka.  No voy a quitarte mucho tiempo.

- Descuida, no tengo cosas importantes que hacer, pasemos a la sala gemela, te noto un poco preocupado - Shaka se acercó hasta el caballero de Aries y lo invitó pasar.

Ambos caminaron hasta la puerta de la sala gemela del templo y Shaka abrió lentamente esas puertas. Era un poco extraño para el rubio, porqué recordaba que ahí Saga, Camus y Shura realizaron la exclamación de Athena en contra de él para poder llegar al inframundo en la guerra contra Hades.

Tomaron asiento en aquél jardín que aún se mantenía hermoso a pesar de que han pasado muchos años, un bello lugar como si realmente no hubiera sucedido nada.

- Bien Mu, te escucho. Siento tu cosmos un poco alterado ¿Qué te preocupa? - Cuestionó Shaka mientras mantenía los ojos cerrados.

- Estoy confundido Shaka, aún no logro entender con qué propósito estamos aquí y sobre todo esto que pasó hoy es... Lamentable, no puedo sentir el cosmo de Milo ¿Acaso le sucede algo malo? - Cuestionó Mu preocupado jugando con sus manos.

- No he podido meditar como se debe Mu, pero ten por seguro que Milo está bien, solo que aún  no comprendo cual es la magnitud del daño que le causó el ataque de Apolo.

Mu estaba por preguntar algo muy personal, siempre le ha gustado esa cálida compañía de Shaka, pero Aioria llegó hasta donde estaban ellos sentados. Desde hace rato había llegado al templo de Virgo para platicar con Shaka, pero cuando notó que llegó Mu, se escondió detrás de las columnas del templo para no ser visto por ellos.

Extrañamente se sentía celoso al ver que Mu se acercaba a Shaka, salió de aquél lugar donde estaba escondido y caminó hasta la sala gemela.

- Buenas noches Shaka - Saludó el castaño.

- Aioria, ¿Qué necesitas? - Cuestionó el rubio al sentir la presencia de Leo.

- Solo vine a saludar, pero veo que estás ocupado - Respondió mirando a Mu.

- Descuida, Mu solo se siente preocupado por lo que pasó, pero podemos platicar a gusto los tres, vamos al comedor, estaba por tomar el té.

Aioria asintió pero la idea de compartir este momento con Mu no le agradaba, No sabía porqué se sentía así, pero también pronto lo descubriría.

Templo de Acuario:

Camus regresó a su templo y caminó nuevamente a la biblioteca. Necesitaba saber más sobre aquella enfermedad del caballero de Escorpio del Siglo XVIII y la ayuda que le daba su predecesor Degel. Quizá aquellos escritos que dejó, podrían ayudarle a comprender todo lo que sucedía con Milo.

Tomó otro de aquellos pergaminos y comenzó a leerlo:

Siglo XVIII

Mi maestro Krest desapareció sin dejar rastro, hoy conocí al caballero de Escorpio, se llama Kardia y me encomendaron la misión de ayudarlo a bajar su fiebre con mi aire congelado. El sufre de una enfermedad  en el corazón que hace que se encienda en llamas, también puede tomar ventaja de ello en combate pero también puede ser su debilidad si lo enciende al máximo.
De ahora en adelante seré el único que pueda ayudarlo a regular su temperatura.

Es algo arrogante, orgulloso e impulsivo. Busca cualquier cosa con tal de no aburrirse, es todo lo contrario a mi personalidad, espero que no me termine desesperando su forma de ser.

                                           Degel...

Camus dejó a un lado el pergamino y recordó que Milo suele ser un poco molesto con su personalidad. Recordó cuantas veces iba Milo solo para molestarlo a su templo, pero al final de cuentas siempre estaba haciéndole compañía.

Después tomó otro y lo leyó:

¿Sabes? Hoy Kardia regresó de su misión que le encomendaron a México, el muy idiota se había llevado a la señorita Sasha con él. Pero admiro su valentía y la forma en la que hace las cosas. Gracias a eso Sasha pudo despertar su cosmos como diosa, ahora ambos se llevan de maravilla, esa niña es un amor.

También me dijo algo que dejó pensando, ya que me alegré de verlo nuevamente sano y salvo de esa misión. Antes de caminar rumbo a su templo me susurró "Si tú eres feliz, yo también lo soy"

Ahora comprendo que sus actitudes son algo molestas, pero por dentro se esconde un ser lleno de sentimientos... Sobre todo porqué después de irse a su templo, pasó a dejarme un pequeño trozo de papel doblado en mi biblioteca que decía  "Personas como tú, no se conocen siempre"...
                                                     Degel.

Camus dejó ese pergamino nuevamente en su lugar, no eran muchos, quizá con el paso del tiempo se han perdido. Comenzó a bostezar y salió de la biblioteca, mañana seguiría buscando más respuestas y sobre todo necesitaba saber porqué Milo estaba así... ¿Qué era todo aquello que lo hacía sufrir y lo fuera consumiendo de esa manera por dentro?


Justamente el reloj del santuario marcaba que era media noche, Camus por más que intentaba conciliar el sueño no lo lograba, en su  cama buscaba distintas posiciones para poder descansar pero era en vano.
Sin pensarlo dos veces se levantó de la cama y salió de su templo  para poder observar el cielo, quizá eso lo ayudaría a relajarse.

Bajo ese hermoso cielo estrellado, se sentó en las escaleras que subían a su templo, levantó su mirada y observó que la constelación de Acuario y la de Escorpión, ambas brillaban más de lo normal.

- ¿Acaso nos unirá algo Milo? - Se preguntó sin quitar la vista del cielo.

Nunca se imaginó que aquellos diarios de Degel serían de gran ayuda para descubrir aquellos sentimientos que guardan ambos...

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