Capítulo 3 (Despertando del castigo eterno)
- Ante todo esto ¿Cuál es tu nombre? - Inquirió curiosa la diosa de la Luna observando fascinada cada movimiento de la joven.
- Me llamo Lin, vivo en una cabaña que se ubica más allá de aquellos árboles, aunque antes solía vivir con mi abuelo, sin embargo hace unos cuantos meses falleció y me quedé sola - Respondió cabizbaja con la voz entrecortada.
- Ya veo, pero la muerte no es solo más que otro paso a la vida - Contestó la Diosa con una sonrisa ladina - Puedo ver un poco más al fondo de tu ser, eres perfecta para esta misión. No guardas rencor, eres amable con todos los que te rodean, no tiene caso seguir buscando alguien más en este corrompido mundo.
- ¿De que habla? - Poco a poco la joven comenzó a retroceder.
Artemisa no respondió, de manera repentina una luz en tonos cían comenzaban a resplandecer a su alrededor, la túnica desapareció ante su mirada atónita revelando a una figura femenina de vestido blanco con toques azules, el cabello rubio y en su mano una especie de báculo.
Todo esto tenía asombrada a Lin, ya que esto no era algo que sucedía todos los días.
Artemisa tomó el cetro y de un movimiento repentino, lo clavó entre el cuerpo de la chica.
El movimiento fue tan rápido que sintió como una fuerza extraña invadía su interior, de pronto comenzó a perder la conciencia, cayendo en el suelo.
Aún con el sentido del oído intacto, Lin podía escuchar que sucedía a su alrededor, sentía una pesadez enorme, no podía moverse, ni podía abrir los ojos. Unas manos suaves y tersas, mucho más delicadas que cualquier tela fina que conociera le brindaban una anhelada calidez, escuchó el susurro de aquella misma voz.
- Lin, eres esa persona apta para llevar esta gran labor, en ti reside un poder especial que deberás proteger, hasta que despierte completamente dentro de tu ser. Cuando eso ocurra, tu responsabilidad será guiar a la élite dorada que alguna vez sirvió a la Diosa de la Guerra. La humanidad está en juego, de ustedes dependerá detener todo desde el fondo y creer nuevamente en nosotros... Ellos te ayudarán y tú los ayudarás. Necesitan una deidad divina para lograr una esperanza - Respondió la Diosa de la Luna mientras acariciaba los cabellos de la chica, se levantó con cuidado y le susurró - Espéralos aquí, pronto despertarán de su castigo.
La Diosa tomó nuevamente el cetro dorado, esta vez sin la esencia de Niké dentro del báculo y partió hacía el otro extremo del lago. Donde alguna vez fué el santuario de Athena, ahí se encontraban las almas de los caballeros dorados atrapados en la prisión.
Artemisa tocó aquella prisión de piedra, recordando aquel momento cuando los caballeros dorados fueron sentenciados por el castigo de los dioses, con su mismo cosmos logró hacerse una pequeña cortada en la palma de su mano permitiendo que brotara un poco de sangre, unas cuantas gotas fueron suficiente para dejarlo correr en aquella prisión de piedra.
Un fuerte estruendo se escuchó y aquella prisión comenzó a desmoronarse en pedazos.
- Increíble - Susurró Artemisa - Me sorprende que la prisión se debilitará tan rápido, aunque han pasado más de doscientos años, el sello que custodiaba la prisión se ha ido debilitando. Es hora de despertar sus cosmos.
La Diosa de la Luna elevó su poder y despertó el cosmos de cada uno de ellos, terminando de liberarlos de aquella prisión. Un resplandor cálido los rodeaba en ese momento.
Esparcidos cada uno de ellos en el suelo comenzaron a despertar, desnudos tal y como fue en el juicio ante los dioses. A lado de cada uno de ellos descansaba sus respectivos Pandora Box.
Shion fué el primero en recobrar la conciencia, cuando abrió completamente sus párpados, notó que los demás compañeros estaban despertando, frunció el ceño, no sabía que pasaba, era como si esa terrible pesadilla hubiera terminado.
- Veo que por fin han despertado valientes caballeros - Esa voz... Shion levantó su mirada rápidamente para ver de quien se trataba.
- ¡Usted! - Señalo Shion a la Diosa de la Luna con el dedo de manera amenazante.
- Tranquilo noble caballero de la constelación de Aries, antiguo patriarca del Santuario. Estoy aquí por una sola razón, me tomé el atrevimiento de poder liberarlos y cumplir con la misión que les encomendaré.
- Si no mal recuerdo, fuimos sentenciados por todos ustedes. Por revelarnos ante los Dioses cuando es nuestro deber proteger a la humanidad - Contestó Dohko quien también se incorporaba lentamente.
- Así es, pero si están aquí es por una buena razón. Nunca me ha agradado la relación entre Humanos y Dioses, sin embargo esto lo hago por la convicción que noté en Athena. Sin ella interviniendo en la Tierra, la humanidad será destruida a manos de Zeus.
- ¿Que dice?- Preguntó Aioria desconcertado, aún no asimilaba todo que estaba pasando. La cabeza le dolía al tratar de recordar, después lo que pasaron en el muro de los lamentos y en Asgard.
- Sé que es difícil para ustedes asimilar todo esto, y sobre todo para mí resulta increíble intervenir por la humanidad, pero solo quedan ustedes, han pasado más de dos siglos desde el castigo. Necesitan liberar a Athena de la prisión donde está confinada por Zeus. Sin ella, todo acabará en la Tierra y por ende, sin la raza humana, los dioses no son nada.
- A ver si entendí, estamos vivos nuevamente, con nuestros cuerpos tal y como lo fuimos alguna vez y ¿Nuestro deber será rescatar a a Diosa Athena? Vaya trabajo - Respondió Death Mask sin mucha importancia.
Afrodita quien estaba a su lado solo se concretó en darle un ligero codazo para que se comportara, después de todo estaban frente a una deidad divina y sus comentarios estaba fuera de lugar.
- Lamento el comentario de mi compañero, Diosa Artemisa, prosiga por favor - Contestó el sueco mientras miraba de manera intimidante a Death.
- Yo no entiendo algo, si somos doce caballeros de oro ¿Porqué Shion y Kanon siguen aquí? - Preguntó Saga, aún con muchas dudas, no sabía exactamente que ocurría - A lo que me refiero Diosa Artemisa, con todo respeto, cuál será su deber aquí, si mi hermano sirvió a lado de Poseidón.
- Bien, les explicaré esto rápidamente antes de que Zeus note mi ausencia en el Olimpo, presten mucha atención. Aquella chica que está por allá, será su guía - Señaló a la joven que aún seguía inconsciente en el suelo - Necesitan dejar que despierte por completo la divinidad de Niké, tuve que resguardarla en un humano porque Zeus planeaba usar el báculo a su favor. Ella sera su guía en representación de Athena, cuando esté completamente lista abrirá el paso al Olimpo y ustedes tendrán que pasar por los nueve cielos del Olimpo y derrotar a cada uno de los Dioses, así rescatarán a su Diosa y ella intervendrá en la Tierra, antes de que Zeus lo haga. La humanidad está en juego, dependerá de ustedes. El Santuario de Athena emergerá poco a poco conforme aquella chica vaya despertando el cosmos de Niké. Les recomiendo trabajar en conjunto, para garantizar la victoria. Y respondiendo a tu pregunta caballero de Géminis, Shion ocupará el puesto que tenía como patriarca y Kanon, necesitas obrar bien. Sé que Athena te ayudó cambiar pero tú deber será proteger a Lin a toda costa, serás su caballero más cercano. Después trataré de intervenir con Poseidón para que te deje usar la escama que una vez portaste. No creas que hemos olvidado que engañaste al Dios Poseidón a tu favor. Es hora de que remedies el mal que causaste.
Kanon al oír eso no le quedó más que aceptar, aunque Saori purificara su alma y levantara oraciones por él y sobre todo que Milo lo puso a prueba aquella ocasión para expiar culpas, eso no era suficiente con todo el daño que causó. No lograría tener descanso eterno hasta que remedie todo lo que causo. Es ahora o nunca.
Después de aquellas palabras comenzó a desaparecer Artemisa, dejando a los caballeros dorados un poco confundidos. Se veían unos a otros. Desnudos poco a poco se fueron metiendo al lago para llegar al otro extremo y ver a la chica que yacía desmayada después de su encuentro con la Diosa de la Luna.
- Maestro Dohko ¿Qué se supone que hagamos ahora?- Preguntó el caballero de cabellos lilas, mientras llegaban al otro extremo del lago.
- Solo nos queda esperar a que despierte aquella chica que nos encomendó Artemisa. Aún tengo muchas dudas, el sitio me resulta familiar pero está muy abandonado.
- Quizá lo mejor será esperar en el agua Dohko - Respondió el antiguo patriarca.
- ¿Porqué?
- Que pensará la chica ó cualquier persona que pase por aquí y nos vea de esta forma, todos pensarán hasta lo peor de nosotros así como estamos. Dejemos que despierte y le pediremos ayuda. Para colmo las armaduras no responden a nuestro llamado.
- Tienes razón Shion, será mejor esperar. Ya resolveremos nuestras dudas. Incluso mi cosmos es débil, puedo sentirlo - Respondió el viejo Maestro.
Todos los caballeros disgustados, no les quedó de otra más que esperar dentro del lago. Algunos se alejaban para admirar el paisaje y la manera en la que ha cambiado todo. Más de dos siglos han pasado desde que ellos fueron castigados ¿Como será la vida ahora?
- ¿Cielos, irá a tardar mucho esa chica para despertar? - Preguntó desesperado el caballero de Cáncer.
-Tu no sabes que es la paciencia ¿Verdad Death Mask?- Preguntó Afrodita mientras se acercaba a unas rosas que estaban cerca del lago.
- No, a decir verdad ya me desesperé y parece que la chica tiene el sueño pesado.
Afrodita solo movió su cabeza desaprobando las actitudes de su compañero.
Del lado derecho del lago se encontraba Camus alejado de los demás, desde que despertaron, Milo lo ignoraba por completo, cuando chocan sus miradas, sentía el desprecio por parte del caballero de la octava casa. Por el momento no era hora de tratar de arreglar aquellos problemas que puedan tener. Firme y serio como siempre había sido, no dejaba que aquellos desplantes por parte de Milo, lo doblegaran. Aunque muy en el fondo si le molestaba ser despreciado por él.
Después de unos largos minutos Lin comenzaba a despertar, se frotó sus ojos, su cabeza le dolía pero poco a poco intentaba levantarsemientras trataba de recordar todo lo que pasó. Se llevó sus manos a la cabeza y de pronto su vista se dirigió al lago... No podía creer lo que veía.
Con ojos de admiración y sin poder articular alguna palabra, miró a catorce caballeros dentro del lago... Y sin ropa.
- ¿Esto es...? - No terminó de hablar la chica mientras volvía a desmayarse por la impresión, cayendo nuevamente en el suelo.
- Esta chica si que le gusta dormir - Dijo Death Mask.
- Otro rato más para esperar, no resistió ver tanta hermosura - Se halagó así mismo Afrodita mientras cortaba una rosa que estaba cerca del lago.
- Pues como no se iba a desmayar, si miró puras miserias de Kanon- Respondió Saga de manera divertida tratando de molestar a su gemelo - Y lo peor, es que mi hermano debe protegerla.
- Cállate Saga, tendremos que esperar.
En el otro extremo del lago
- Oye Milo, desde hace rato he notado que entre Camus y tú hay muchas molestias ¿Todo está bien? - Se acercó Aioria hasta donde estaba Milo sentado, mientras arrojaba algunas piedras al agua.
El guardián de la octava casa dió un largo suspiro y miró al de cabellos castaños - Qué te digo Aioria, aún me cuesta entender porqué Camus siempre consideró a Surt como su mejor amigo, cuando estuvimos en el santuario antes de recibir nuestras armaduras, siempre estuve con él. Varios de ustedes lo molestaban por ser frío y reservado y siempre estuve ahí para apoyarlo ¿Como crees que me siento? Hice el ridículo en Asgard tratando de ir a buscarlo para que me diera una razón y terminé siendo rescatado por Saga. Cuando atacamos a Loki, unimos nuestros ataques, pero justo en ese momento que le pregunté si había logrado cumplir su objetivo, solo se concretó en responder que salvó el alma de su mejor amigo... ¿Entonces que soy yo para él? ¿Nunca signifiqué nada? - Contestó Milo mientras seguía arrojando piedras al agua.
- Hay Milo, nunca lo averiguarás si sigues alejándote de él.
- Quizá así sea mejor.
Aioria solo miro a Milo como seguía entretenido arrojando piedras, y dirigió su mirada hasta donde estaba Camus.
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