••• Llamadas y Anillos •••

Tomé el teléfono de mi oficina, presioné el botón de marcado rápido y automáticamente ya estaba llamando a casa, dos tonos después respondieron.

Buenas tardes -dijo Marie- ¿Quien habla?

Hola, Marie... Por favor comunícame con Grace -pedí-

Por supuesto, señorita -susurro-

Me deje caer en mi asiento con el teléfono pegado a la oreja y sin poder dejar de darle vueltas al asunto con Ana... Ella es peligrosa, no solo para Grace sino también para mi y mi futuro.

¿Hola? -pregunto finalmente la vocecita de la rubia-

Buenas tardes, Grace -salude sería- ¿Cómo estás?

Estoy bien... Solo un poco adolorida y llena de marcas -declaro nerviosa-

Oh... -sonreí al recordar nuestra noche- lo lamentó

No importa -afirmo- ¿Estás en el trabajó?

Así es -suspire- solo llamaba para preguntar cómo estás... y pedirte que no salgas de la casa sin compañía, la prensa estará sobre ti y no quiero exponerte -mentí-

Igual no planeaba salir el día de hoy -admitió- me quedaré aquí a leer algún libro...

De acuerdo -el silenció se extendió entre nosotras- me tengo que ir... Te veré en la noche

Okey -mando un beso- ten lindo día, mi amor -solto una risita y sin más termino la llamada-

Me quedé un segundo pensativa por su extraña despedida... Supongo que esas cosas son normales en una pareja de enamorados, pero nosotras no estamos enamoradas y por eso que me llame «mi amor» me parece extraño e incluso bastante incómodo. Decidí ponerle fin a esa perdida de tiempo y marqué el número que me sé de memoria, pasaron unos segundos antes de que me contestaran.

¿Que carajos quieres, Nicole? -pregunto brusco-

A mí también me da gusto escucharte, primito -rode los ojos irritada-

Estoy follando, ¿No podrías llamar después? -cuestiono molesto-

No, es un asunto importante así que despide a tu zorra y vístete, cabron -ordene sería-

Si, lo que la jefa pida -suspiro exasperado- ya oíste, lárgate -dijo hacia quien supongo que era la chica con la que follaba- ¿Que carajos quieres?

Ya conseguí una esposa -declare feliz por eso-

¡Vaya! Eso sí es importante -celebro- ¿Quien es?

Se llama Grace Mayer, es una empleada de Andrew -lo escuché reírse-

¿Te vas a casar con una puta? -pregunto divertido-

No la llames así -dije molesta- putas son las que te cojes todos los días, imbécil... Ella será mi esposa, la segunda reina de nuestro imperio así que espero que la trates como tal y si te vuelvo a escuchar diciendo algo desagradable de ella yo misma te corto la puta garganta,  ¿Entendiste?

Uff, que carácter -susurro- si, ya entendí...

Bien -sonreí divertida- encárgate de el acuerdo, te veré esta noche en mi casa para firmarlo y no quiero errores, Stephen

Cómo diga, alteza -sin más termine la llamada-

En mi mente empecé a pensar en todo lo que tengo que hacer antes de la boda, sin duda debo comprar un anillo de compromiso para ella por qué si no lo tuviera sería extraño; además debo hablar con ella sobre lo que quiere para la boda... Honestamente es un tema que a mí no me interesa, pero puede que apesar de todo para ella sea algo importante y me gustaría complacer sus deseos así que debo hablar de eso con ella después de firmar el acuerdo esta noche.

El resto de la tarde transcurrió de forma tranquila pues Ashley no se apareció por mi oficina y Ana tampoco regreso así que eso fue fantástico. Decidí salir temprano para poder ir a comprar el anillo de compromiso que le daré a Grace y ahora mismo me encuentro en medio de esa labor aunque la verdad ninguno me parece realmente impresionante, todos son muy bonitos pero tan ordinarios que me hacen bostezar con sus colores dorados, sus piedras blancas o rosadas y sus diseños genéricos.

¿No tiene nada más... original? -pregunte exasperada-

¿Quiere algo más extravagante? ¿Mas grande? -pregunto la señorita que me atendía-

No necesito que sea más grande, solo quiero algo original que no vea en los dedos de todas las futuras novias por qué mi mujer es especial, ¿Comprende? -asintió intimidada-

¿Con algún color en particular? -pregunto casi en un susurro-

No lo sé, solo muestreme lo mejor que tenga -ella asintió y salió casi corriendo-

Me dediqué a observar otras joyas mientras ella hacia acto de presencia nuevamente, no ví nada que llamara por completo mi atención así que regrese a dónde estaba antes y la chica llegó poco después.

Tenemos esté anillo... -extendio su mano y me mostró una pequeña caja negra- Es un diseño nuevo -abrio la tapa de la caja revelando justamente lo que deseaba-

Es perfecto... -susurre embelesada por los diamantes azules que brillaban de una forma perfecta- me lo llevaré -abri mi cartera y le di la tarjeta de crédito-

Poco después ya estaba afuera de la tienda y subiendo a mi auto para dirigirme a casa. De verdad espero que le guste el anillo y que no piense que es demasiado pues ella necesita tener lo mejor de lo mejor... Después de todo, como mi esposa, se espera que Grace tenga cierto tipo de personalidad que la haga única y haga a todos saber por qué la elegí a ella de entre todas las demás, quiero que sea la viva imagen de todo lo que está bien, necesito que su nombre imponga respeto en mi mundo, que las otras mujeres la envidien y los hombres me envidien a mi por tenerla a mi lado... Necesito una reina que reine a mi lado.

Al llegar a la casa note el auto de Stephen estacionando afuera así que no perdí el tiempo, tomé la bolsa con el anillo para Grace y me adentre en mi hogar, rápidamente ubiqué a mis visitas en la sala principal. Ahí están Stephen y nuestro abogado sentados frente a Grace, mi primo observa a la rubia tratando de intimidarla, pero contrario a lo que se podría esperar... Ella se mantiene serena e incluso sonriente ante la mirada de el castaño.

Buenas noches -dije en voz alta haciendo que todos me mirarán-

Llegaste -la rubia se acercó a mí y plantó un beso efímero en mis labios- vamos a terminar con esto de una vez... ¿Si? -miro a Stephen-

Lo que órdenes -dijo el castaño entre dientes-

La rubia sonrío con suficiencia y eso fue suficiente para saber que ella es perfecta para mí.