Capituló 20
•• Reinas Piadosas ••
Desperté completamente sola en la habitación, sin duda se sintió nuevo tomando en cuenta que estos últimos días he tenido a Grace a mi lado y siempre despierto antes que ella. Ayer después de nuestra sesión sexual vespertina, me encerré en la biblioteca el resto del día y salí cuando la rubia ya se encontraba dormida así que se podría decir que ya no pude verla y es por eso que el día de hoy decidí que iremos a comprar el vestido de novia que usará ella y tal vez también el que usaré yo.
Buenos días -dijo su vocecita alegremente-
Hola -sonrei instintivamente-
Me senté sobre la cama notando rápidamente su bata de color rosa, su cabello está recogido en una coleta y rostro libre de maquillaje, es hermosa, pero mi atención se quedó fija en la comida que traía sobre una bandeja y me di cuenta de que ayer solo comí el almuerzo.
Ayer ya no comiste nada, ¿Verdad? -negue y ella me miró de forma incriminatoria- ¿Tenías mucho trabajo?
Si, unos planos y otras cosas que no quieres saber -la rubia suspiro mientras ponía la bandeja en mis piernas- hablando de eso, los cinco chicos que te quedaste ya están instalados en la mansión...
¡Genial! -sonrio- me hace mucha ilusión haberlos salvado de la mierda de futuro que les impusiste
Yo no les impuse nada, Grace -tome un poco de mi desayuno y lo meti en mi boca-
¿Y entonces quien lo hizo? -enarco una ceja-
Por lo que me digo Stephen la mayor parte de las personas que viste ese día fueron dados como pago de una deuda que tenían unos italianos con nosotros -respondi seria-
¿Por que usar personas como pago? -dijo con un destello de furia en la voz-
Dinero no me hace falta, tengo más del que gastaré en toda mi vida... -admiti- además, tengo proveedores de droga y armas de sobra así que no me hacen falta más, las personas nunca están de más
Una vez más suenas como una perra desalmada -afirmo-
Eso soy -sonrei- deberías irte acostumbrando...
No, prefiero a la arquitecta sería y elegante que conocí en Sapphire, la mafiosa maldita de Savagge me da un poco de miedo -dijo con seriedad-
Somos las misma persona, ángel -rei ligeramente-
Para mí no lo son -suspiro- en fin, ¿No tienes que ir a trabajar hoy?
No, anoche terminé los planos y ya solo queda enviárselos a mi jefa -afirme para después darle un sorbo a el café que trajo ella para mi- ¿Por qué?
No, nada en especial -afirmo-
Deberías arreglarte, saldremos en un rato -ella me miró curiosa-
¿Ah, si? -asenti- ¿Y a dónde piensa llevarme, señorita Harrington?
Confidencial -sonrei divertida-
¿Cómo debería vestirme? -enarco una ceja-
Con lo que quieras -afirme-
De acuerdo, iré a tomar una ducha... ¿Quieres tomarla conmigo? -me miró con malicia-
No, si la tomamos juntas no habrá poder humano que nos haga salir de está habitación -dije divertida-
Esta bien -se acerco a besar mi mejilla y luego se dirigió a la ducha-
Deje la bandeja de lado y me levanté de la cama, envolví mi cuerpo en una bata para tomar mi laptop y mandar los planos a Ashley, después de enviarlos por correo decidí llamarla para informarle que ya los envié. La castaña contesto casi de inmediato.
Hola, Nicole -dijo la castaña-
Hola, solo te llamaba para avisarte que ya te envié los planos -fui directo al punto-
Ah, si... Gracias -dijo de forma rara- ¿Te puedo hacer una pregunta?
Puedes hacerla, pero no te garantizo que vaya a responderla -dije seria-
¿Dónde conociste a tu prometida? -pregunto-
¿Por qué lo preguntas? -cuestione brusca-
En tu fiesta de compromiso escuchamos a tu primo decir que ella es una prostituta que contrataste y Ana está empeñada en saber si eso es cierto... -suspire-
Te agradecería que no difundieras los comentarios estúpidos de mi celoso primo y en cuanto a Ana, yo me haré cargo -dije exasperada para después cortar la llamada-
Sin duda Anastasia se está metiendo en un terreno al que no debería siquiera acercarse, por qué no me interesa lo que digan de mi, pero con Grace nadie va a meterse y eso es algo que también debo dejarle bien claro a mi primo. Marqué el número de Stephan y el contestó casi de inmediato.
Hola, Nicky -dijo con total normalidad-
Trae tu puto culo a mi casa -espete molesta- te quiero aquí en media hora
¿Por qué? ¿Pasa algo? -pregunto confundido-
Problemas con un negoció -sin más corte la llamada-
En cuanto la rubia salió de la ducha fue mi turno de tomar una, en cuanto salí me vestí lo más rápido que pude, pero vinieron avisarnos que Stephen ya está abajo.
El no me agrada -admitio la rubia-
Tampoco le agradas, pero vamos a enseñarle que no puede meterse contigo -sonrei-
Terminé de ponerme las botas que decidí usar y me dirigí a mi armario, abrí uno de los cajones y de ahí saque un arma, no es nada impresionante, simplemente es por cuestión de defensa propia, mire a la rubia que me miró nerviosa.
Iremos a darle una lección -extendi mi mano y ella la tomó-
No hagas nada imprudente, cariño -dijo sonriente-
Bajamos las escaleras, el castaño está sentado en la sala y nos miró de inmediato.
¿Para que querías verme? ¿Cuál es el negocio que está saliendo mal? -pregunto serio-
Soy una persona con muy poca paciencia, Stephen -solte la mano de Grace y me acerque lentamente a el- a ti te tengo un poco más de paciencia de lo usual por qué después de todo eres útil en mi vida... Pero todo tiene un límite -sonrei una vez que estuve frente a el- puedo encontrarte un reemplazo muy fácilmente y por eso no voy a soportar todas tus pendejadas... -saque el arma y la puse bajo su barbilla-
¿Que haces, Nicole? -pregunto entre dientes-
¿Ves a esa chica de ahí? -asintio de forma casi imperceptible- ¡Ella es más valiosa que tú! ¡Gracias a ella estás vivo y lo sabes, mierda! ¡Te advertí que tenías que respetarla! -presione más el arma contra su piel-
Cálmate... No volveré a decir nada de ella -afirmo-
Grace, ven aquí -escuche los tacones de la rubia resonar contra el suelo y en segundos ya la tenía a mi lado- te quiero de rodillas... -dije hacia el castaño, el me miró sorprendido- ¡De rodillas, cabron!
El hizo lo que le ordené a regañadientes, nos miró desde abajo con evidente vergüenza.
Ella es superior a ti, es mejor que tú en todos los putos aspectos y al ser mi mujer, se convierte en tu reina... Así que quiero que supliques por su perdón -dije con absoluta seriedad- ruega por qué ella perdoné tu vida... De su decisión depende si vives o mueres -sonrei-
Me aleje un poco de ellos notando la sonrisa engreída que brota de los labios de mi prometida, sin duda es digna de el lugar que le he dado.
No te escucho, Stephen -dije burlona-
Lamentó lo que dije de ti, Grace... -susurro-
¿Que dices? -cuestiono la rubia- no es escuché...
Lo siento, jamás voy a volver a ofenderte, eres mi jefa y te debo respeto -dijo más fuerte está vez-
Suplica por tu vida -dijo Grace-
Te... lo suplicó... Déjame vivir -dijo con una mueca de furia en el rostro-
Perdonaré tu vida, pero quiero que reciba un castigo... -me miro-
Lo que desees -tome mi móvil y rápidamente marqué el número de mi jefe de seguridad aquí en mi casa- hola... Quiero que vengan por Stephen, necesita una lección de modales... -corte la llamada- tienes suerte, primo... Te toco lidiar con dos reinas piadosas
El no dijo nada, se quedó en el mismo lugar hasta de mis hombres entraron por el y luego se lo llevaron.
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