13.
CHARLIE
La linda y acogedora casa de los Grey sigue igual a como la recordaba. Tan elegante y moderna, con todos esos grandes pinos alrededor que le dan un aspecto más privado. Aunque ahora un poco menos, por los adolescentes que evidentemente ya hay dentro, y todos los autos estacionados a lo largo de la calle y las luces de colores que se ven por la ventana.
—¿Ya hay gente? ¿No se supone que deben esperar al anfitrión?
—Leo y Ken tienen una llave.
—¿De verdad?
—Sí, se la di para alguna emergencia, son como de la familia. Andando, vayamos a ver qué desastre han montado.
Bajamos de su auto y nos dirigimos hasta la puerta principal. Jace revisa sus bolsillos y se da cuenta de que ha olvidado sus llaves, así que toca el timbre dos veces. Me sorprende lo despistado que puede llegar a ser en ocasiones. Y siempre ha sido así. Cuando éramos niños, normalmente se olvidaba sus lápices, la lonchera, incluso perdía su ropa de gimnasia.
Me sorprende cómo muchas cosas no cambian con los años. Aún recuerdo cuando en secundaria perdió su mochila con todas sus cosas dentro; la encontró un año después en el salón de Arte, donde obviamente nunca entraba. Así que esa pérdida fue todo un misterio.
En menos de un minuto la puerta se abre y vemos a Leo con un vaso rojo en las manos.
—He olvidado la llave de nuevo.
Así que por eso les da la llave a sus amigos.
—Hola Charlie, no sabía que vendrías, me alegra que estés aquí. Daphne está con Sucy y Melanie en la cocina. Los dejo, iré a jugar un poco al beer pong — dice, tan rápido que es evidente que va algo borracho.
—No han montado tanto desastre como pensé —comento.
—Aún no ha llegado toda la gente —explica. Ambos caminamos hacia las escaleras alejándonos de la puerta—. Me voy a dar una ducha, apesto a ganador.
Cuando dice eso, me rio.
—Puedes ir con Daphne y esperarme o puedes acompañarme.
¿Acompañarlo a qué? ¿Necesita ayuda?
—¿A ducharte?
—Sí, bueno no, me esperas en mi habitación mientras yo me ducho. ¿Qué piensas?
Me asusté y pensé en otra cosa, pero obviamente no se lo voy a decir.
—Eso, no te he entendido muy bien.
—Entonces ¿qué decides?
—Te esperaré con Daphne.
—La cocina está detrás de ti, cruzando esa puerta. Yo estaré arriba, por si necesitas algo.
Asiento y me doy la vuelta esquivando a las personas, sin tocarlas o hablarles. Me detengo, siento una presión en el pecho, me falta el aire. Estoy aquí por él, no pasa nada si estoy sola Entro a la cocina y no veo a Daphne por ningún lado. La gente me mira durante unos segundos y luego se giran para continuar hablando con sus amigos.
¿Hablaran de mí?
¿De mi ropa?
¿De mi forma de pararme?
Encojo mi cuerpo en un gesto de protección. Tal vez sí debí ir con Jace aunque me pusiera nerviosa la idea de estar con él mientras se ducha. Dios mío, tan solo estoy en la edad de las hormonas, no es para tanto.
Comienzo a retroceder a cortos pasos. La verdad, no sé con certeza a dónde ir, tal vez a escond
—¡Aquí estás! Leo ha dicho que habías llegado y he venido a buscarte.
¡Daphne! Uf, menos mal.
—Creí que Leo me había mentido, me ha dicho que estabas aquí en la cocina.
—Sí estaba, pero ha venido corriendo y ha soltado muy rápido que habías venido con Jace, y luego se ha ido a jugar con unos amigos. Me he emocionado y no sabía si ibas a venir a hablar conmigo, así que he tomado la iniciativa y he venido a buscarte. No te encontraba por ningún lado, ni a Jace.
—Ha ido a ducharse, espero que no te moleste que esté contigo un rato.
—Claro que no, me emociona mucho, ven. —Toma mi mano con una sonrisa—. Vayamos a sentarnos a un sofá y hablemos.
Caminamos entre la gente y muchos me saludan, para mi sorpresa; no sabía que tantos chicos conocían mi nombre. Será culpa de Chris. Finalmente encontramos un sofá totalmente libre, nos sentamos y nos ponemos cómodas. Me mantengo en silencio sin saber qué decirle o cómo comenzar una buena conversación con ella. ¿Aún le gusta tanto la moda como antes?
—Me alegra que hayas venido.
—No lo iba a hacer. Perdí una apuesta con Jace, así que aquí estoy.
—Seguro que está muy emocionado por eso. Últimamente lo veo más feliz.
—¿Y piensas que es por mí?
—Bueno, tratándose de Jace puede ser por muchas cosas: ganó algo, se ve más guapo que de costumbre, o tú le hiciste algo. Creo que es por la última, desde que habla y pasa las mañanas contigo veo un brillo más intenso en sus ojos.
Mi estómago se contrae de la emoción al escuchar sus palabras. Daphne es su mejor amiga, así que es información verdadera y confidencial.
—Bueno, hemos comenzado a ser muy buenos amigos.
—Yo también quiero eso, no hablo de él y de mí, sino de nosotras. Quiero que seamos amigas de nuevo, que hablemos como antes, que confíes en mí y yo en ti. Si no quieres, estoy bien así, pero si pudiéramos hablar de cualquier cosa importante como antes, yo sería la chica más feliz del mundo, porque de verdad te extraño tanto Extraño hablarte de chicos y cosas tontas. ¿Sabes? Tengo muchas amigas, aunque a ninguna puedo contarle cosas de mi perro como a ti, a ninguna puedo llorarle porque no siento la confianza de una mejor amiga. Y perdona que te diga todo esto ahora, porque estamos en una fiesta en medio de muchos adolescentes que no saben beber, pero necesito decírtelo ya, y esta es mi oportunidad. Solo quiero ser tu mejor amiga de nuevo Charlie. —Su pecho sube y baja mientras su rostro transmite algo de nervios y miedo.
Yo también extraño tener una amiga con la que hablar sobre jugadas del fútbol americano mientras ella se aprende solo los números de jersey de los más guapos.
—Me es complicado comenzar a confiar en alguien, pero yo también extraño lo que éramos, dos niñas con el sueño de ser mejores amigas por siempre.
—Y aún podemos lograr ese sueño. Prometo ser la persona más leal, lo he sido desde siempre, para mí nunca dejaste de ser mi mejor amiga, pero también prométeme que no te vas a ir otra vez.
Comencé de cero con Jace, también puedo comenzar con Daphne. Además, se ve muy sincera. Tal vez no vayamos a tener tanta confianza de inmediato, aunque por algo que comienza.
—Creo que sí, aún podemos lograr ese sueño, y te prometo que no me voy a ir de nuevo, tenme confianza.
Se abalanza sobre mí y me abraza con fuerza y una gran sonrisa.
—Lamento lo que ha pasado
—No te preocupes, debiste actuar así por algo muy fuerte, y podrías contármelo cuando estés lista; por el momento podemos ponernos al día. —Limpia sus lágrimas y toma un poco de aire, todo esto sin dejar de sonreír—. Ya casi nos graduamos. ¿Qué tienes en mente?
La universidad lleva tiempo sin ser mi prioridad, pero he estado investigando algunos cursos que me gustan.
—He visto algunas universidades, esta Bowling Green State University, la Academia de Arte de Cincinnati, pero, sobre todo, el Columbus College of Art and Design.
—Son muy buenos lugares. No sé si lo sabías, pero Jace irá a Columbus, varias universidades le están ofreciendo becas por su desempeño en el fútbol, y su favorita hasta el momento es Ohio State. Podrían seguir juntos después de la graduación —suelta un grito, emocionada—. ¡Qué romántico!
—No lo sabía, pero es una muy buena información. De todos modos, aún no sé si la universidad será para mí a corto plazo.
—Claro que lo será, he visto pinturas tuyas, serías la estrella de la universidad.
—Definitivamente lo pensaré. Ahora dime tus planes después de la graduación.
—Son simples, iré a la NYU y desempeñaré en la carrera de Moda. Ese ha sido mi sueño desde siempre y no creo que nadie sea tan importante como para abandonarlo.
—¿Ni siquiera tu novio?
—Claro que no, lo amo, pero también amo mi futuro, y sé que seré una diseñadora de moda fenomenal y famosa. Después me casaré con Karl y tendremos dos hijos.
—Vaya, ya tienes la mitad de tu vida planeada.
Alza los hombros con una ligera sonrisa.
—Bueno, lo primero que tengo que lograr es que me acepten, ya estoy escribiendo mi carta.
—¿Y cómo vas con eso?
—Es difícil, pero quiero lograr mi propósito. —Deja de mirarme y mira por encima de mi cabeza—. Creo que nuestro tiempo se acabó.
—¿Por qué?
Señala con su dedo a Jace, el cual está en las escaleras ya muy arreglado. Parece buscar algo o a alguien. A mí. Con ropa informal y recién peinado está guapo, pero me gusta muchísimo más despeinado y con uniforme. Al vernos, baja las escaleras casi corriendo y esquivando a la gente; cuando llega, saluda a Daphne y luego me mira con una sonrisa.
—Creo que solo te has enjabonado una vez.
—He tardado lo justo.
—De hecho, sí, lo justo como para que Charlie y yo volvamos a ser amigas.
—¿En serio? Eso es genial.
—Lo es, y voy a celebrarlo con un chupito de tequila. Te invitaría, Charlie, pero ya ha llegado tu guardián.
—Cállate, Daphne —bromea Jace con una sonrisa ladina. Ella se levanta del sofá y nos mira a ambos—. Los dejo para que disfruten de la noche. —Pone las manos en los hombros de Jace y le guia hasta que lo sienta en el sofá a mi lado—. ¡Nos vemos!
—Entonces, ya son amigas de nuevo.
—Algo así, me lo ha pedido y parecía muy sincera. Costará retomar la confianza, pero quiero comenzar de cero.
—Me parece genial, seguro que le has alegrado la noche.
Ríe un poco y luego mira al frente frotando las palmas de las manos en su pantalón. ¿Está nervioso?
—¿Quieres ir a mi cuarto? Lo digo porque ahí hay privacidad. Si prefieres estar en la fiesta, no hay ningún problema.
—Conoces la respuesta.
—Mmm ¿La fiesta?
Vuelvo los ojos, divertida, me pongo de pie y luego extiendo mi mano hacia él.
—Muy gracioso, andando, muéstrame la cueva de campeones.
Con una sonrisa toma mi mano y se levanta. Me da igual que la gente nos mire, que piensen lo que quieran. Caminamos por un pasillo muy iluminado y con varias puertas; tal vez alguna tenga un cuarto rojo, los Grey siempre guardan secretos en sus casas. ¿En esta cual será? Nos detenemos frente a una puerta blanca y me deja entrar primero. La gran habitación es de color blanco con una pared pintada de azul marino, el piso es muy brillante, en el centro hay una cama de matrimonio con un edredón del mismo color que las paredes; también, una televisión de pared frente a la cama, un escritorio desordenado, un closet muy grande y un balcón que ofrece una bonita vista del lindo patio de la casa.
—Bonita habitación —digo. Obviamente ha cambiado desde secundaria; antes era de blanca y roja, estaba llena de pósteres de videojuegos y tenía una cama con cobijas de balones de americano o personajes de dibujos animados.
—Gracias, en realidad mamá la decoró de nuevo. Yo me hubiera quedado con mis cobijas de niño pequeño. Ya sabes, Cars y Star Wars.
Suelto una risa, no lo dudo.
— ¿Quieres ir al balcón?
Asiento y nos dirigimos a las grandes puertas de cristal, él las abre y salimos. Jace me ofrece sentarme en una de las sillas de madera que hay allí. Ambos tomamos asiento y miramos el patio iluminado por pequeñas lámparas solares.
—¿Te agrada la vista? —pregunta.
Es un patio gigante, el césped está bien podado, en sus bordes hay flores y arbustos. Pese a la alberca gigante, aún queda mucho espacio.
—Sí, es muy linda.
—Es mi parte favorita de la casa. Aquí los chicos y yo venimos a comer pastel mientras vemos el patio, imaginando que estamos en una enorme fiesta. Aunque mis padres tendrían que estar locos para dejarme hacer una, así que por eso seguimos soñando.
—Sería una gran fiesta, este patio es inmenso. ¿Por qué te dejan hacerla dentro pero afuera no?
—Las flores de mamá están ahí, y a los chicos no les importan mucho. Cuando están dentro, guardo las cosas importantes para que el único daño a la casa solo sea el piso pegajoso del día siguiente.
—Pues, si yo fuera tu madre, tampoco los dejaría ir a mi patio.
—Fue la razón por la cual mis padres compraron la casa, tenía tres años, ya podía correr, saltar, andar en bici con rueditas de apoyo, querían que tuviese un lugar para mí. Entonces trabajaron duro y compraron esta casa que algún día pasará a ser mía. Y tendré lindos recuerdos.
Todo lo que dice lo hace con una sonrisa, como si
recordar esos momentos le hiciera amar más a sus padres y su casa. Eso me pone nostálgica. Aunque los primeros nueve años de mi vida fueron geniales, los siguientes no. Mis padres, durante dos años, peleaban cada día sin parar; no hay un momento que recuerde de esos tiempos en que el no peleasen, ni siquiera cuando yo estaba presente. Después se divorciaron y dejaron de discutir durante un año, aunque lo volvieron a hacer cuando comenzaron los problemas con las visitas de papá, y ahora estamos a punto de ir a juicio. Me hubiera gustado tener una familia unida y feliz. Pero estoy en el mundo real, aquí nada es perfecto ni cumple nuestras expectativas, excepto los Grey
— ¿Estás bien? —pregunta sacándome de mis pensamientos.
—Sí
Alza una ceja. Suelto un suspiro y digo:
—No, no estoy muy bien. Que tus padres te quieran, te ayudan, y en general sean la familia perfecta, me pone algo triste, porque los míos nunca hicieron todo eso.
Se levanta de su silla y me ofrece su mano. Desconcertada, la tomo y él tira de ella, me atrae hacia él para abrazarme. Paso mis brazos por debajo de los suyos y apoyo la cabeza en su pecho, logrando escuchar un corazón bastante acelerado.
—Mis padres no son el matrimonio perfecto, y mucho menos somos una familia de revista. Peleamos de vez en cuando, tenemos nuestras diferencias. Estoy seguro de que tu padre te ama y te apoya siempre; sé que tu madre también lo hace aunque está enfrascada en molestar a tu padre. —Mueve su dedo en mi espalda para motivarme—. Te prometo que el amor que sientes que te falta te lo puedo dar yo, me gusta hacerlo. Yo te quiero y te apoyaré en cada decisión que tomes, voy a estar a tu lado para darte ánimos siempre.
Me separo ligeramente de él y lo miro; la pequeña sonrisa tierna que se forma en sus labios es la que hace que yo sonría.
¿Puede existir un chico más perfecto que Jace?
—¿Quieres ir al patio?
—¿No nos mirarán raro si estamos ahí afuera solos?
—No se enterarán, bajaremos por la escalera del balcón de mis padres.
Toma mi mano, recorremos la habitación y salimos de ella. Vamos hacia otra habitación, que es mucho más grande que la de él, abre las puertas de cristal del balcón y salimos a él. Este balcón también es más grande que el suyo, tanto que tiene una escalera que conecta con el patio. Bajamos con cuidado hasta que pisamos el verde pasto del gran patio Grey. Jace jala ligeramente mi mano y vamos hacia el árbol. Nos recostamos en él, uno al lado del otro en total silencio, observando el cielo, y es muy relajante. Tengo que admitir que mi corazón está un poco acelerado, nunca había sentido esto, pero creo que Jace lo ha sacado a flote.
Pongo las manos sobre mi estómago y miro el cielo oscuro con algunas estrellas brillantes. Escucho la relajada respiración de Jace, lo que me hace saber que está tan cómodo como yo.
—¿Te puedo preguntar algo?
—Claro que sí.
Me incorporo, recargo un codo en el césped y coloco la cabeza en mi mano; todo para mirarlo como está tan sereno viendo el cielo.
—Daphne dijo que tienes varias becas para la universidad. ¿Es cierto?
Suspira pesadamente y adopta la misma postura que yo.
—Es cierto —se limita a responder.
—¿Y por qué no me lo habías contado? Es genial.
—No tiene importancia.
—Que tantas escuelas te tengan en cuenta es importate, es la universidad, el futuro. Ni siquiera sé qué es lo que quieres estudiar.
—Medicina, quiero ser doctor. Aún no sé muy bien qué tipo de doctor, pero sí. Me iré de Austin y jugaré al fútbol.
—Eso es magnífico. Daphne mencionó Columbus.
—Es la que más me gusta. Ohio State tiene un buen programa de medicina, además de un gran estadio y equipo de fútbol.
Sonrío al ver cómo sus ojos se iluminan al hablar sobre la universidad que quiere.
—No suenas muy emocionado, pero tus ojos demuestran lo contrario. ¿No estás seguro de ir allí?
—No lo sé, también tengo una beca en la universidad de Boston. Ken irá allí, y tengo una para Los Ángeles. Leo estudiará en ella. Y no tengo ninguna para Nueva York, donde estará Daphne, pero sí una en Pensilvania. Me da miedo ir a Columbus porque no estarán mis amigos, y pienso que tal vez es mejor ir a una de las universidades donde sí estarán.
—No detengas tus sueños por tus amigos. Si son verdaderos estarán felices por ti y, al final del día, seguirán a tu lado pase lo que pase.
—¿Y si no es así? No quiero que nuestra amistad acabe después de la graduación.
—No creo que eso suceda, son inseparables. Al terminar la carrera, todos volverán a Austin.
—¿Cómo sabes eso?
—Simplemente lo sé —digo en voz baja.
Ambos sonreímos durante unos segundos, pero después las sonrisas van desapareciendo y convirtiéndose en unas finas líneas en nuestros labios. Nos miramos recorriendo nuestras facciones una y otra vez. El momento es tan simple que eso lo hace perfecto.
—De verdad te ves muy bonita hoy —susurra—. Harás que me enamore de los Cowboys.
Que se enamore tal vez no solo de los Cowboys.
—¿En serio? ¿Qué tanto?
Toma aire y hace una ligera mueca.
—Hasta estar perdido.
Puedo observar sus lindos ojos, unos ligeros mechones castaños claro caen por su frente, haciéndolo lucir más atractivo que de costumbre.
—¿Y te vas a enamorar de los Cowboys a pesar de los fallos en su ofensiva?
Sonríe y asiente.
—Es que ya lo estoy, no me importan sus fallos
Trago en seco con nerviosismo, dudando de lo que pienso. Tal vez no me rechace, porque de verdad que tengo ganas de hacerlo, no quiero perder la oportunidad. Aunque me da miedo que después me sienta rara y me aleje, pero quiero asumir el riesgo de saber qué pasará después. Es como leer un libro, sospechas cómo podría terminar, pero sigues adelante con emoción y miedo.
Me pongo de rodillas a su lado, ganándome una mirada confundida por su parte, pero no se mueve ni un centímetro. Estoy segura de que no se espera lo que voy a hacer. Tomo su rostro entre mis manos y lo acerco al mío con delicadeza, juntando nuestros labios en un corto beso.
Me separo de él sintiendo mi estómago revolotear de los nervios. Mis manos no sueltan su rostro, él sigue con los labios entreabiertos y los ojos cerrados.
¿Y si no le ha gustado?
¿Lo he hecho mal? Hace miles de años que no beso a alguien. En realidad, desde mi primer beso jugando a la botella en una fiesta de niños tontos a los doce años.
Tal vez he ido muy lejos
Jace abre los ojos lentamente y sonríe, sin decir ni una sola palabra se incorpora un poco y nuestros labios se tocan de nuevo con un leve roce que me hace estremecer. Su mano se posa en mi mandíbula y me atrae hacia él, y yo lo único que puedo hacer es poner mi mano en su rodilla para que se apoye. Nuestros labios comparten un leve beso, realmente delicado. Es perfecto, no necesito uno largo. No es desesperado, ni agresivo, ni mucho menos malo, es simplemente perfecto. Estamos solos bajo la noche, juntos, con un poco de frío pero dándonos el calor suficiente para estar cómodos.
Y es Jace Grey.
¿Quién no quisiera besarlo?
Nos separamos sin que su mano se separe de mi mandíbula, que sigue acariciando para calmar mis nervios. Por un lado, me pone un poco nerviosa. Sin embargo, no quiero que deje de hacerlo. Me relaja y me hace sentir bien tan solo tenerlo cerca.
—¿Qué acaba de pasar? —pregunta con una sonrisa ladina. Sus ojos van de mis ojos a mi boca constantemente, como si no creyera lo que acaba de suceder.
—Nos besamos, eso está claro
—Ha sido el mejor beso de mi vida entera.
—Ha sido inexperto
—Ha sido perfecto, Charlie, de verdad el mejor
—No mientas. —Sonrío ligeramente poniendo mi mano sobre la suya.
—Mentir no es lo mío, me ha tomado por sorpresa, pero he reaccionado a tiempo para poder recordar el beso. Soñaré con él durante muchas noches seguidas.
—¿De verdad te gusto?
Asiente con una sonrisa.Suspira con una sonrisa y se recuesta en el pasto mirando al cielo.
—¿Y yo te gusto a ti?
—Sí.
No soy del todo buena con las palabras, y menos con el nivel de nervios que tengo justo ahora. Tal vez dice la verdad y mi beso le ha gustado. No esperaba que ocurriera, pero jamás lo olvidaré, y necesito que él lo sepa. Si se lo explico, tal vez solo me salgan palabras confusas; así que lo mejor es decírselo con una canción.
—¿Sabías que la música expresa cómo se siente una persona? —digo como si nada mientras miro a mi alrededor.
—Ah, ¿sí? ¿Tienes alguna canción que mostrarme? Porque yo tengo miles — susurra mientras se recuesta en el pasto.
—¿Como cuáles?
Piensa un poco y luego habla.
—«Wherever You Are», de Kodaline o «My Girl», de The Temptations —murmura.
—Yo tengo una especial —digo en voz baja.
Quiero escuchar una canción con él en este momento, tener algo nuestro para recordar cuando no estemos juntos, algo que nos haga sonreír.
— ¿Me prestas tu celular? —pregunto aún mirando al cielo.
Solo pasan segundos antes de tener el celular ya está frente a mí, lo tomo y entro a la aplicación de música; busco la canción perfecta que describa todo lo que hay dentro de mi corazón y le subo el volumen a tope.
Aquí estamos los dos, bajo la luz de la luna y las estrellas, recostados en el césped mientras escuchamos una bella canción.
«Creo que me volveré loco, hay algo dentro de mí, no puedo abandonar. Tengo un sentimiento dentro de mi pecho, no puedo, no puedo abandonar».
—Qué buena canción —musita.
—Sin duda alguna.
«Porque nadie me salva, baby, como lo haces tú».
—¿Sabes? Me siento identificado con la letra, de verdad
Sonrío un poco.
—Yo igual
Sus dedos rozan los míos, solo puedo escuchar nuestras respiraciones un poco aceleradas y entrelazo nuestras manos.
—Entonces puede ser nuestra canción —susurra.
Siento mi corazón aún más acelerado que antes. Tengo mi propia canción con un chico que me hace sentir querida. Con mi chico de novela romántica.
—Entonces será la canción de Jace y Charlie.
—Me agrada la idea. —Aprieta más mi mano.
Sé que está sonriendo, porque yo estoy haciendo lo mismo.
—«Fireproof», de One Direction —decimos al mismo tiempo.
Y aquí estamos los dos, recostados en el césped mientras escuchamos una bella canción. Ahora es nuestra canción, bajo la luz de la luna y las estrellas estamos juntos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro