Cinco
La habilidad de August en esgrima era magnífica, tenía precisión y reflejos sensibles, lo que lo hacía experto en esta arte. Su pequeño sonreía orgulloso con un aire añadido de arrogancia.
En fin, la genética era inevitable.
Acomodó los lentes de sol, era habitual que los use últimamente para cubrir su identidad, sonrió amable a algunas madres que también llevaban a sus hijos a clases. Reía internamente cuando escuchó los susurros de decepción por qué su primo no asistió por esa vez, parecía que era la sensación del lugar.
Aplaudió eufórica cuando August dio una estocada acertada a su contrincante para derribarlo, no le importó si las demás asistentes la miraban raro y murmuraban por su actitud. El entrenador dio por terminada la lección y se acercó a ella rápidamente.
—Encantado de conocerla, señorita— comentó el entrenador tratando de descubrir su rostro— August está muy feliz de tenerla aquí, no deja de hablar de usted.
—Eso me hace feliz, es un niño muy bien entrenado, gracias, maestro.
—Estamos contentos de tener a August con nosotros, es muy aplicado— el hombre dejó de hablar en cuanto el pequeño niño llegó al lado de su madre reclamando su atención— espero verla de nuevo, señora.
Despidiéndose con pocas palabras, Avery centró su atención en su hijo, sonrió al ver los gestos tiernos de su hijo pidiendo por favor ir a comer en un Macdonald y luego jugar en el parque con sus compañeros.
No podía negarse a su pequeño, le dio un sí rotundo antes de hablar con las madres. Les aseguro que se encargaría de todo y que luego ella mismo llevaría a cada uno de los niños o los mandaría con su chófer, aunque no hizo falta mucha explicación, las madres aceptaron sin dudar.
Lidiar con diez niños era más difícil de lo que pensaba, aun así se sentía complacida por haber llevado a cabo una tarea cotidiana tan maternal.
Ver a August feliz lo valía todo, bajó sus lentes de sol para observar a su hijo jugar con sus amigos, su risa era una canción que ocuparía el primer lugar en su playlist. Desvió su mirada un momento, sentía la necesidad de siempre estar alerta, mucho más si estaba con su hijo.
—Lo siento, señor— la voz de su hijo hizo que se pusiera de pie rápidamente y lo buscara con la mirada— no lo vi, perdón.
Se apresuró a llegar hasta él para ver si August estaba bien, al acercarse el rostro que vio la dejó inmóvil.
El mismísimo Yoongi estaba allí, frente a su hijo.
—No pasa nada niño, solo ten cuidado la próxima vez ¿Sí?— Yoongi jugó con el cabello del pequeño, ¡Si él tan solo supiera!— ve a jugar, campeón.
El niño asintió agradecido y corrió a jugar una vez más.
—Una disculpa nuevamente, señor.
—Tranquila, no pasa nada— Yoongi le dio una media sonrisa antes de irse al sector de juegos— MinHa vámonos, tu padre está esperando.
¿Qué tan jodido podría ser el destino de entrelazarlos de tantas formas?
Notó en silencio como Yoongi llevaba una de las pequeñas con las que August jugó en el parque junto al resto de sus amigos, esperó que se marchara y luego llamó a los niños para llevarlos de regreso.
A pesar del cansancio, jugó un rato más con su hijo hasta casi el anochecer, Seokjin apareció en la puerta con tierra en su atuendo luciendo desalineado, le dio más de dos vistazos para asegurarse que estaba sin una herida o rasguño.
—Ya vuelvo— anunció Avery antes de que Seokjin le rinda contara de lo sucedido.
Un cuento de unas diez páginas y su canción de cuna favorita bastó para que August cayera profundamente dormido, acomodó las frazadas y dejó prendida la lámpara antes de cerrar la puerta.
Sirvió dos vasos de ron para ofrecerle a Seokjin antes de comenzar a hablar, ambos lo bebieron de una vez con la necesidad de otro vaso más, luego de ello, Avery pidió a su primo que le diera detalles de lo sucedido.
—La policía apareció, al parecer le siguieron la pista a Park—Seokjin dio un trago a su bebida— ¿Adivina quién estaba allí?
—Min Yoongi…
—Si hubieras visto su cara, Avy— una carcajada sumamente exagerada salió de su boca— parecía que vio un fantasma, y le di tu mensaje. Sabe que estás más cerca de lo que piensa.
—Si tú supieras— masculló Avery sintiendo todavía la piel en flor por el encuentro sorpresivo de horas antes— estuvo en frente de August y de mí, y no se dio cuenta.
—¡¿Qué?! ¡¿Los vio?!— su primo calló abruptamente cuando Avery le indicó que bajara la voz, no quería que August despertase— cuéntame ya.
—Al parecer mientras August jugaba en el parque tropezó con él, no me di cuenta hasta que llegué a ver lo que sucedía, ¡Dios! Está igual, los años no le han pasado— confesó intentando parecer calmada.
—¿Te removió algo?— cuestionó Seokjin con sutileza.
—No— ella mintió demasiado bien— solo aumentaron mis ganas de hacerle pagar cada año que estuve metida ahí.
Seokjin asintió, observó a Avery un momento sintiendo que ella estaba tratando un plan en su mente, era importante el próximo pasó.
—Llama a Stefano, que se prepare para mañana en la noche. Es hora de enfrentarme a Min Yoongi.
La mañana siguiente llegó más rápido de lo que Avery querría, se repetía así misma que estaba lista y que podría mirarlo a la cara otra vez, sin flaquear. Estudió otra vez aquella carpeta con la información del oficial para recordar algunos detalles y que el plan fuera un éxito.
Para mantenerse a escondidas, pidió a Seokjin que se encargara de buscar el atuendo que usaría esa noche, había pedido que fuera algo contundente pero no provocador, que sea lo suficientemente hermoso para dejar a Min sin hablar.
Y fue justo lo que Seokjin trajo. El vestido borravino marcaba sus curvas a la perfección, el escote resaltaba sus senos pronunciados, sonrió satisfecha ante el look logrado
Terminó su atuendo con unos zapatos negros de tacón, cepilló su cabello, se maquilló resaltando sus labios con un color rojo sangre. Cuando se sintió lista bajó a donde estaba Stefano y Seokjin esperando, se despidió de su primo con pocas palabras e indicó a su amigo que le siguiera.
El corazón le latía a prisa, trataba de distender sus pensamientos mirando por la ventanilla del coche, le sudaban las manos al recordar cada detalle de como sorprenderíaa Yoongi. Se dio cuenta de que estaba en su destino cuando el auto se detuvo, vaciló por un momento hasta que cruzó miradas con Stefano.
—Si me necesitas, llámame. Vendré yo mismo por ti— le aseguró dándole confianza— haz lo que tengas que hacer.
Con paso firme abordó el lugar, evitó cada cámara de seguridad lo mejor que pudo y se mezcló con la gente del elevador. Al llegar al cuarto piso buscó la puerta del departamento del oficial, la cerradura era con códigos. Trato de recordar fechas importantes para Yoongi poniendo dos claves incorrectas, sus dedos temblaban: un error más y la seguridad se activaría.
Una fecha cruzó por su mente: 02/07/2018.
Con fe tecleó los números en la pantalla, los segundos fueron eternos hasta que él clic de la puerta abriéndose, se escuchó, volvió a cerrar la puerta y se aventuró a pasearse con más confianza por el espacio del oficial Min.
Todo en su perfecto estado, el perfume de Yoongi seguía siendo el mismo después de siete años… y su ropa también. Miró la hora en su teléfono, faltaban cinco minutos para que Yoongi apareciera por allí, fue a la pequeña cava de vinos que se encontraba en una esquina y buscó una copa, sirvió un poco y se sentó pacientemente a esperar mientras bebía.
El sonido de la puerta la hizo sonreír, cruzó sus piernas y entró en su papel.
La luz iluminó la residencia y Yoongi se pasmó al verla.
—Buenas noches, Min Yoongi, ¿Gustas una copa?
¡Buenas, buenas!
Espero hayan disfrutado el capítulo, por qué a mí me encantó como quedó esta versión.
¿Vieron la portada nueva? Amoo😍😍
Está hecha por Gummipink una genia realmente.
Gracias por leer.
Nos vemos pronto.
Nesblack⚔️
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